La vacuna anti-Covid para menores de entre 5 y 11 años, anunciada por la farmacéutica estadounidense Pfizer, era presentada por CNN y otros medios como “la primera vacuna” de este tipo (1) (2).
Una mentira intencionada. Porque las dos primeras vacunas para menores, no de entre 5 y 11 sino de entre 2 y 18 años, son las cubanas Abdala y Soberana 02 (3). Cuba es ya el primer país del mundo en vacunar masivamente a menores (4) y el que presenta la mayor velocidad de vacunación general de todo el mundo (5).
Nada que exista para medios hegemónicos como CNN, para quienes “la primera vacuna” no puede ser otra que la creada por una multinacional estadounidense. Silenciando, para ello, que un país del Sur, pobre y bajo guerra económica total como Cuba, se les haya adelantado, gracias al trabajo del holding BioCubaFarma, que coordina 30 institutos de investigación y empresas públicas de la Isla (6).
Así es el colonialismo informativo y la propaganda del capitalismo de vacunas (7). El que impide, por decisión de EEUU, Reino Unido y la Unión Europea, el levantamiento de patentes, que abarataría el precio de las vacunas para los países más pobres, que ahora tienen una luz de esperanza en las vacunas cubanas.
Pero no es solo la mentira y la censura contra Cuba. También el terrorismo informativo. Practicado, por ejemplo, por la prensa privada de Nicaragua que, para echar basura sobre la compra de vacunas cubanas en ese país, transforma estas en un “suero cubano”, “sin aval científico”, que despierta “temor y suspicacias entre la población”, así como “temores y dudas de los médicos” por sus “muchas lagunas oscuras” y por ser un “experimento de los cubanos” (8) (9). Palabras textuales.
Así opera la guerra mediática contra Cuba, hoy más rabiosa que nunca. Que trata de poner más y más ladrillos contra la cooperación médica en beneficio de las grandes mayorías que habitan en los países del Sur. Y que tiene en Cuba a su principal exponente internacional.
