De urgente lectura: Hegemonía y cultura en tiempos de contrainsurgencia soft. Por Gilberto López y Rivas

 

El último libro de Néstor Kohan, Hegemonía y cultura en tiempos de contrainsurgencia soft (Ocean Sur, 2021), es de lectura urgente para comprender a profundidad los procesos actuales que el comandante Fidel Castro consideró como batalla de ideas, en los ámbitos de la cultura y las ciencias sociales.

El libro esta precedido por fragmentos de sendos escritos de dos respetados profesores argentinos, secuestrados y desaparecidos por la dictadura militar, Daniel Hopen y Haroldo Conti, que muestran uno de los rasgos distintivos del fascismo y el terrorismo global de Estado: su odio a la intelectualidad revolucionaria. Estos epígrafes conllevan un propósito central de la obra: mostrar que, pese a represiones o cooptaciones, es posible resistir al enemigo de la humanidad y la vida en el planeta: el capitalismo y los estados imperialistas que imponen su explotación y dominación a los pueblos oprimidos y recolonizados por la vía de una contrainsurgencia letal, que ha provocado catástrofes humanitarias en numerosos países, o una contrainsurgencia soft, blanda.

Néstor Kohan no es dado a irse por las ramas. Entra directo a expresar que se embarca en una sociología de la cultura e historia intelectual con la declarada intención de desatar polémica, lo cual siempre logra, girando su trabajo en torno a tres problemas centrales: hegemonía/contrahegemonía, imperialismo y contrainsurgencia.

El libro trata un caso en particular: Cuba y su lucha contra el imperialismo estadunidense, la metáfora de David y Goliat, que ha sido una dramática realidad por más de 60 años: enfrentar con éxito las incontables incursiones militares abiertas y encubiertas, sabotajes, guerra bacteriológica, intentos de asesinato de dirigentes, actos terroristas, el bloqueo y las acciones de sus múltiples aparatos de inteligencia y contrainteligencia, que se complementan con el más notorio: la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Esta estrategia de contrainsurgencia militar ha sido acompañada de otra táctica imperialista dedicada a minar la moral y hegemonía socialista de la revolución cubana. A la denuncia sobre el papel que juegan las fundaciones fachadas de la CIA que proporcionan los fondos para la compra de conciencias, Néstor, con su ya proverbial erudición, va desbrozando la maleza ideológica de una contrarrevolución que se esfuerza por “construir una opción pretendidamente ‘democrática’ […] contra el proyecto comunista, al que sigue calificando, con escasa originalidad, de ‘totalitario’ […], donde las palabras ‘democracia’ y ‘república’ se enarbolan sin nombre ni apellido, sin referencias de clase ni determinaciones históricas, sociales ni geopolíticas”.

En torno al reciente debate cubano, Néstor afirma que revolución cultural es lucidez y es socialismo, sobre todo en el contexto de la crisis capitalista más profunda de la historia, en la que la especie humana está en peligro. Precisamente, en los momentos en que circulaba la demanda del Premio Nobel para la brigada médica cubana internacionalista Henry Reeve, y en plena emergencia sanitaria del Covid-19, estalla, ¡qué casualidad!, el Movimiento San Isidro en Cuba, el cual, como era de esperarse, recibe la cobertura mediática ­internacional.

Néstor observa, con dolor, las firmas de amigos y compañeros en un manifiesto, junto con conocidos trásfugas, y se debate entre la amistad y la necesidad ética de definirse frente a ese movimiento, optando por no perder la brújula del eje de la lucha de clases y las relaciones de fuerza, a partir del cual hace un recorrido crítico de gran envergadura teórica, sobre la línea discursiva del manifiesto. Kohan reitera su posicionamiento, con el que concordamos plenamente: “Revolución socialista, la cubana, que durante décadas ha sido y seguirá siendo la única vacuna y el único antídoto para garantizar la autodeterminación nacional y popular de Cuba frente a las pretensiones anexionistas de Estados Unidos, sea en su versión neofascista, sea en su presentación light y soft, igualmente imperialista”.

Asumiendo que los conflictos y los intentos de dominación no han desaparecido y que la guerra ideológica, fría, tibia o caliente, abierta o encubierta, simétrica o asimétrica, continua, y a propósito de la polémica sobre imperialismo, ciencias sociales y cultura, Kohan convoca a recuperar un programa antiimperialista y anticapitalista actualizado y acorde con nuestra época, como una tarea urgente y en el centro de la agenda. Exhorta a reactualizar y elaborar colectivamente nuevos planes culturales contrahegemónicos. Remontar la pendiente inclinada de las derrotas genocidas que padecimos, desmontando la avalancha asfixiante de propaganda y manipulación de la opinión pública que enfrentamos a diario.

El estudio y la discusión sobre este oportuno y excelente libro de nuestro camarada y amigo Néstor Kohan ofrecen las herramientas teóricas para estar a la altura de estos desafíos.

(La Jornada)

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