Una de las alegrías mayores a lo largo de estos 20 años que el Centro Pablo ha venido celebrando durante este 2016 ha sido constatar, a veces de las maneras más imprevistas, cómo la amistad ha aparecido, ha crecido, se ha mantenido al calor de la imagen y la memoria de Pablo.
Por Pablo, por su historia, su vida, su carisma, sus letras, la gente del Centro que lleva su nombre en la Habana hemos encontrado admiradores de su obra que no pocas veces devinieron cómplices entusiastas de las labores que realizamos desde la casa de Muralla, en la Habana Vieja.
Puertorriqueños, europeos, gentes de América Latina en general, norteamericanos fieles a los valores de aquel país han sido y son nuestra gente amiga, nuestros cómplices declarados o encubiertos.
Así ha sucedido en estos días de la partida física de Fidel cuando nos ha llegado tanto mensaje solidario y fraterno, tanta frase de justo homenaje y recordación sentida.
También los escenarios por donde Pablo desarrolló su vertiginosa y formidable trayectoria vital –literaria, política, humana– han sido puntos de encuentro y de contacto. Entre ellos, de manera especial, la Guerra Civil Española, a donde Pablo llegó en septiembre de 1936 a ofrecer “el concurso de sus modesto esfuerzos”, como periodista, como comisario de la República agredida…
A propósito de esas amistades pablianas que tanto hemos agradecido en estos años, quiero compartir, como final de esta crónica urgente, el mensaje que recibí hoy de Vicente Alberto Serrano, desde Madrid.
En nuestro sitio digital Centropablonoticias (www.centropablonoticias.cult.cu), y en otros muchos rincones de las redes sociales difundimos hace apenas dos días el artículo de Vicente titulado “Miguel Hernández y Pablo de la Torriente Brau en Alcalá, 1936”, que une en sus páginas los nombres, las vidas y los sueños de esos dos hermanos queridos.
El mensaje de Vicente que nos acaba de llegar, trae saludos pablianos y recuerdos memorables para el que redacta esta crónica urgente y para mucha de la gente que ha acompañado al Centro Pablo en estos años azarosos e irrepetibles.
Querido Pablo:
Acabo de leer tu correo.
He estado fuera estos días.
Gracias por reciclar mi artículo para los lectores cubanos.
Ha sido todo un honor. Tenía una deuda pendiente con Pablo desde hace tiempo. Un alcalaíno me habló de él hace más de 40 años.
Incluso al documentarme sobre el asunto descubrí tu foto en un número de la revista “
Triunfo del año 1977. Esa revista está digitalizada al completo y J. A. Hormigón os dedicaba un artículo con foto incluida en la Plaza de Cervantes de Alcalá de Henares.
También he visto los videos de tus entrevistas, aparte de que tengo un gratísimo recuerdo de la Nova Trova Cubana.
En fín toda una sorpresa.
A pesar de que me dedico al diseño gráfico, libros, carteles, programas de teatro, etc… te confesaré que no tengo ni Wassapp ni facebook, ni móvil ni ninguna historia de esas, pero sí este correo electrónico y las páginas digitales de La Luna de Alcalá donde me dejan un hueco cada quince días. Antes escribía en el Diario de Alcalá que sucumbió hace unos meses. Gente de la Universidad de Alcalá me habían hablado muy gratamente de ti.
Aquí me tienes (me tenéis) siempre a vuestra disposición.
Un fuerte abrazo,
Vicente
Vicente Alberto Serrano
Bretón de los Herreros, 45-6ºd
28003 Madrid
91 442 81 56
vaserrano.c@gmail.com
http://lalunadealcala.com/tag/vicente-alberto-serrano/
En un segundo mensaje, enviado minutos después, Vicente se disculpaba innecesariamente cuando escribía: “Víctor: Perdón, en el correo anterior, en el recuerdo a Pablo, te he llamado Pablo en vez de Víctor. Perdón. Vicente.
Por todas esas cosas, por el perdón innecesario, pero sobre todo por la pasión pabliana que ya nos une –a Vicente, a la gente del Centro Pablo, a este fiel escriba que ya termina su crónica urgente– envío estas líneas a los caminos interminables y complejos de las redes de nuestros días, en homenaje, claro está, a Pablo de la Torriente Brau y a su memoria fraterna, vigente y combativa.