Iroel Sánchez
Ni al diario español El País, privilegiado por Wikileaks en el acceso a las filtraciones de los cables de las embajadas norteamericanas, y para nada simpatizante de la Revolución Cubana se le ocurrió aludir al tema. Pero El Nuevo Herald de Miami se quedaba sin noticia propia y es así que fue a sacarle más aceite al ladrillo de lo que el periódico madrileño llamó “Cable sobre la eficacia cubana sobre disidentes”.
A ese documento ya aludimos en estas páginas, explicando que se trata de un formulario de rutina sobre amenazas a su seguridad que envían a Washington las embajadas norteamericanas varias veces al año y que lo que hace es desestimar cualquier problema de ese tipo en Cuba.
Apoyándose en una línea del citado documento que dice “Tenemos informes confiables que indican la presencia de miembros del ELN (Ejército de Liberación Nacional), las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias) de Colombia y la ETA aquí en La Habana. Dicho esto, es improbable que realicen operaciones terroristas en Cuba”, el periódico de Miami ha descubierto la gran noticia. Los diplomáticos norteamericanos en La Habana, El País y El Nuevo Herald conocen muy bien que esa presencia ocurre en virtud de solicitudes de los gobiernos de Colombia y España a Cuba. Una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, de enero de este año esclarece cualquier especulación al respecto.
El Herald necesita aparecer ante su auditorio como más papista que el Papa y grita “¡Ataja!” en casa de los ladrones . Es comprensible, no es fácil hacer periodismo en la capital del terrorismo, donde sus propios colaboradores disfrutan llamando al magnicidio, mientras el nerviosismo por lo que pueden contener los restantes 2 079 cables enviados al Departamento de Estado norteamericano desde la Oficina de Intereses en La Habana no los deja dormir tranquilos.
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