¿Socialdemocracia en Cuba? Crónica de un fracaso anunciado. (Parte 3 y final). Por Néstor Kohan

 

[Transcripción de la entrevista-diálogo de «La Manigua» con Néstor Kohan, 22/9/2021 versión revisada y aumentada por el autor entrevistado]

Parte 1: Antiimperialismo en la cultura y las ciencias sociales. Izquierda revolucionaria e “izquierda” de gelatina. El pluralismo inclusivo de la Revolución cubana

Parte 2 La historia “olvidada” de la vieja socialdemocracia proimperialista. ¿“Socialdemocracia republicana” para Cuba?

Ortodoxias, heterodoxias y pensamiento crítico

Rodrigo H.: Tengo a Joel, tengo a Rosique, y tengo a Alex. ¿Qué tal si ustedes formulan sus comentarios, sus preguntas, y después tú, Néstor, te puedas referir a esas tres preguntas, ¿te parece?

Néstor K.: ¡Me parece perfecto!

Rodrigo: Joel, tienes la palabra.

Joel Suárez: Buenas noches, hermano, ¿cómo estás? Me parece interesante después de escucharte todo este tiempo ubicarte personalmente en una zona de ortodoxia en el sentido literal de la palabra, o sea, rectitud con relación a la doxa, a la opinión, al dogma. Sin embargo tú vienes de una tradición militante e intelectual de un acceso heterodoxo al conocimiento. Y quiero que, inclusive rememorando al ya citado hermano y amigo nuestro Fernando Martínez Heredia, de esta radicalidad y rectitud con el pensamiento y la práctica revolucionaria, preguntarte ¿qué lugar le das al pensamiento crítico, y qué lugar ocupa ese pensamiento en el necesario debate y tareas de la recreación de la hegemonía de un proyecto revolucionario? Un abrazote.

Néstor K.: Abrazote grande, hermano.

Rodrigo H.: Rosique, tienes la palabra.

Iramis Rosique: Buenas noches a todas y todos, soy miembro del consejo editorial de La Tizza. Joel me acaba casi que quitar la pregunta… Yo quería primero agradecerle a Néstor por estar aquí. Y agradecerle también, porque yo era un joven comunista que me formé originariamente en el marxismo-leninismo de los manuales. Y tuve mi primer despertar antidogmático leyendo su libro Marx en su (Tercer) Mundo, y ahí accedí a una lectura crítica de los manuales.

Luego de que Néstor criticó duramente ese republicanismo socialista, mi pregunta apuntaría ¿cómo orientar los problemas teóricos? ¿qué autores leer? ¿por cual teoría irnos para entender los problemas que tienen que ver con la recomposición de la hegemonía, de la contrahegemonía socialista en Cuba, y de los problemas que tienen que ver con la democracia socialista? Porque desde un marxismo más “ortodoxo”, ahora utilizando el término en el mal sentido, un marxismo-leninismo, nos cuesta entender estos problemas del estado socialista y de la democracia socialista, y de la participación. Muchas gracias.

Rodrigo H.: Muchas gracias a a Iramis Rosique; ahora le toca intervenir a Alex.

Alex: Buenas noches a mis compañeros manigüeros y al estimado compañero Néstor. Quisiera referirme, compañero Néstor, a la opinión que usted pueda tener como intelectual, como escritor y como pensador socialista, con respecto a la serie de reformas económicas que se están llevando a cabo en Cuba. No sé si estará actualizado sobre la serie de reformas económicas que está llevando a cabo nuestro país, y quisiera saber su opinión con respecto a éstas.

Rodrigo: León, tienes la palabra. Luego le toca contestar a Néstor.

León: Gracias, Rodrigo. Agradecido de encontrarme en este espacio con Néstor Kohan, y mi pregunta va a lo siguiente. Nosotros siempre tratanos de identificar los puntos vulnerables que podemos tener. Creo que es importante como instrumento esta nueva publicación, este nuevo libro que nos da Néstor Kohan, ya que permite ampliar toda las cosas que él estaba diciendo en sus videos en YouTube que hemos podido ver, y sus análisis mediante artículos sobre Cuba. Pienso que es un instrumento de defensa de nosotros mismos como proyecto social. Néstor utliza el término “contrainsurgencia”. Entonces yo quería enfocar la pregunta en la situación de la insurgencia en América Latina. En si el enemigo imperialista nos estudia a nosotros, ve los puntos vulnerables, ve este tema de disfrazar a los capitalistas de izquierda para poder entrarnos con un discurso más llamativo, y entonces nosotros como intelectuales, como artistas, como revolucionarios, los pueblos de América ¿qué estamos haciendo para ser contrahegemónicos con el capitalismo? ¿qué estamos haciendo para activar de nuevo las fuerzas revolucionaras en el continente? ¿qué podemos hacer para que el poblador nativo de nuestros pueblos de América deje de importar una cultura extranjerizante en su comportamiento, deje de desvalorar lo positivo de su nacionalidad para asumir un comportamiento de la cultura occidental? ¿por qué nosotros no incidimos también de alguna forma en ese pensamiento occidental y capitalista y pasamos a ser proactivos en la lucha contra el capitalismo mundial? ¿qué pasa en América Latina que se dan cuasi situaciones revolucionarias y nosotros no activamos una vanguardia que pueda asumir una revolución? La Revolución cubana lleva sesenta y dos años resistiendo, y tenemos que necesariamente esperar por la revolución mundial y esperar por la rebeldía de este continente, pero nosotros debemos activar un nuevo sistema que nos permita incidir en esa gran masa de pobladores que habitan esta cultura nuestro-americana, para poder lanzar una revolución más fuerte, una revolución en bloque y una alternativa a este modo de vida que va a llevar al fin de la especie humana posiblemente. Quisiera que Néstor nos diera sus valoraciones sobre este asunto. Gracias.

Rodrigo H.: Gracias, León. Te escuchamos entonces, Néstor.

Néstor K.: ¡Buenísimas las preguntas e intervenciones! Me sorprende encontrarme a Joel, no sabía que estaba acá. Muy agradecido que estés, un gran amigo, un hermano de toda la vida, él y su papá, Raúl Suarez, del Centro Martin Luther King (CMLK) de La Habana, con quienes mantengo vínculos no sólo políticos o teóricos sino también afectivos desde varias décadas.

Las y los hermanos del Centro Martin Luther King forman parte de la Teología de la Liberación. Yo he podido compartir con esta corriente también en Brasil (además de haber trabajado unos veinte años con un sacerdote y teólogo en la liberación en la Universidad de Buenos Aires).

Pasando a la pregunta de Joel, me divierte mucho. Porque Joel toda la vida ha sido un “provocador”, por eso me simpatiza, porque creo que yo también lo soy. Entonces la pregunta de la “ortodoxia”. Joel me clasifica muy provocadoramente como “ortodoxo”. Lo cual me divierte, reitero, y me da pie para explayarme. Porque prácticamente casi lo mismo me dijo en uno de estos últimos intercambios que tuve, no orales pero sí por escrito, otro viejo amigo y compañero cubano, Jesús Arboleya, quien un día me escribió: “Bueno, Néstor, tú eres un ortodoxo”. Entonces yo le contesté a Arboleya…, y voy a reproducir ahora lo que le dije por escrito y en privado a Jesús Arboleya. Se lo voy a contestar a Joel.

En primer lugar, a mí la palabra “ortodoxia” no me molesta.

Recuerdo a un filósofo húngaro llamado György Lukács al que siempre le tuve mucho cariño y admiración. Creo que Antonio Gramsci y György Lukács, junto al Che Guevara, son a mi modesto entender, de los principales pensadores marxistas a nivel mundial. Lukács no se hizo revolucionario por hambre o necesidad, sino por los valores y la ética anticapitalista que él tenía. Nunca necesitó el dinero, nunca pasó hambre (como si le sucedió a Gramsci). Si no recuerdo mal el padre de Lukács era banquero, pero él a pesar de eso, se rebeló contra todo ese mundo de dinero y se hizo revolucionario comunista desde muy jovencito. ¡Fue el ministro de Cultura de la insurrección de los soviets de Hungría! ¡Lukács era gran admirador de Lenin! Uno de sus libros se titula Lenin, la coherencia de su pensamiento. Lo escribió en 1924, al morir el dirigente bolchevique. Tuve la oportunidad de escribir un estudio preliminar a ese libro de Lukács (Lukács, György [1924] 2014 Lenin, la coherencia de su pensamiento. La Habana, Ocean Sur. Estudio preliminar de Néstor Kohan).

Imagínense el nivel que tenía Lukács que una de las hipótesis de Lucien Goldmann, un famoso filósofo francés, apunta a que varias de las nociones centrales de Martin Heidegger en su obra célebre de su primer período Ser y tiempo [1927] constituyen “un paralelo” (por no decir directamente… una “traducción” en otro lenguaje) de las categorías fundamentales de Historia y conciencia de clase [1923] de Lukács. (Recordemos que el libro de Lukács es cuatro años anterior al de Heidegger… está claro quién pensó primero los problemas y quien “los tradujo” luego a otra jerga).

Lukács viajó a la Unión Soviética y fue “ayudante” de David Goldenbach (popularmente conocido como David Riazánov), el biógrafo y erudito principal que sacó de las sombras y la penumbra numerosos trabajos inéditos de Marx, como los Manuscritos económico-filosóficos de 1844 (que tanta influencia tuvieron en el Che Guevara); La ideología alemana, etc. Una de las personas que ayudó a Riazánov fue Lukács…

Intentando expresar en el terreno filosófico la ruptura radical que produjo en el plano social e histórico la revolución socialista de 1917 encabezada por Lenin y los bolcheviques, Lukács publicó Historia y conciencia de clase [1923]. Para mí, un libro formidable. No obstante, generó enormes polémicas en el seno de la naciente Internacional Comunista. Por ejemplo, dos filósofos de aquella época salieron a cuestionar ácidamente el intento de Lukács. Uno de ellos se llamó László Rudas y otro Abraham Deborin. En medio de las disputas por la herencia de Lenin, Lukács escribió Derrotismo y dialéctica. Una defensa de «Historia y conciencia de clase» ([1925-1926] 2015. Buenos Aires, Editorial Herramienta). Un libro que estuvo más de seis décadas “depositado en un cajón”.

La revista Pensamiento Crítico, dirigida por Fernando Martínez Heredia, publicó uno de los capítulos originales de Historia y conciencia de clase, titulado “La conciencia de clase” en el mismo número donde se publicó un trabajo de Fernando Martínez que lleva por título “Marx y el origen del marxismo” (Lukács, György [marzo de 1920] 1970 “La conciencia de clase”. En Pensamiento Crítico Nro.41, La Habana, junio de 1970. pág.148-197).

Ese mismo año, en Cuba se publica el libro completo (lamentablemente traducido del francés y cotejado con la traducción italiana, no traducido directamente del idioma alemán). Como prólogo aparece una “Nota a la edición” y por firma sólo se menciona “El editor”. Tengo entendido, si no estoy mal informado, que el prólogo lo había escrito Aurelio Alonso, otro integrante de Pensamiento Crítico, pero como le habían sugerido cortes en su texto (lo que los editores suelen llamar diplomáticamente “edición”), el compañero Aurelio Alonso no aceptó y entonces salió sin su firma. Esa edición cubana puede descargarse gratuitamente de internet (Lukács, György [1923] 1970 Historia y conciencia de clase. La Habana, Ciencias Sociales).

Muy bien. Aclarado quién es Lukács y cómo apareció esta obra en Cuba, entonces vamos al contenido.

En Historia y conciencia de clase hay un capítulo que parece escrito para contestar la pregunta de mi hermano y amigo Joel Suarez y el intercambio epistolar con Jesús Arboleya. Lukács lo tituló precisamente “¿Qué es marxismo ortodoxo?”. Allí Lukács comienza respondiendo, a partir de la interrogación del título del capítulo: “Esta cuestión, en rigor bastante simple, ha llegado a ser objeto de muchas discusiones, tanto en círculos burgueses como en círculos proletarios. Pero paulatinamente empezó a incorporarse al buen tono científico el recibir con mera burla cualquier adhesión al marxismo ortodoxo […]” (Lukács, György [1923] Historia y conciencia de clase. En Lukács, György 1982 Obras Completas. México, Grijalbo. Tomo 3, pág.1).

¿Por qué sucede eso? Porque cuando uno escucha “ortodoxia” suena a algo viejo, apolillado, con olor a naftalina. Parece que estamos frente a algo pasado de moda, antiguo y no sólo añejo, sino además “cuadrado”, cristalizado, cerrado, que se niega a dialogar…, todo lo contrario del pensamiento vivo, todo lo opuesto a lo que se percibe como atractivo y seductor, incluso me animaría a agregar, siguiendo la frivolidad posmoderna, todo lo antagónico a lo que se considera “sexy”, ¿no es cierto?

¡Genera burla!, nos advierte Lukács. ¿En el año 2021? No, ya en marzo de 1920…, hace más de un siglo generaba burla, provocaba risa, para “el buen gusto”, señala con no poco sarcasmo Lukács. ¿Ocurrirá acaso porque “el marxismo es el hazmerreír de la filosofía” y la “vergüenza de la Academia”, como ha escrito por allí, hace pocos años, uno de los sobrinos teóricos de Santiago Carrillo, admirador acrítico de la Ilustración y por supuesto, defensor del orden institucional “D-E-M-O-C-R-Á-T-I-C-O” de la España posfranquista? No lo creo. Lukács, hace más de un siglo, se explayaba largamente explicando que esas “burlas”, petulantes y altaneras, pero sobrecargadas de ideología burguesa, tenían otro origen… Sin adentrarnos en detalles, porque esta no es la ocasión, ¿cómo responde entonces Lukács a esa pregunta que, evidentemente, se sigue repitiendo hoy en día? De la siguiente manera: “En cuestiones de marxismo la ortodoxia se refiere exclusivamente al método” (Lukács, György [1923] 1982 Obra citada. Tomo 3, pág. 2).

Podríamos reprocharle a Lukács que no sólo está en juego el método, sino también una concepción del mundo y de la vida, como señalaría Antonio Gramsci en sus Cuadernos de la cárcel (respuesta que seguramente también generaría burla para esos señoritos altaneros de la Academia, herederos vergonzantes de Carrillo y por eso mismo… inmunes a las críticas de Manuel Sacristán al eurocomunismo, en el cual se han educado y de donde han extraído su “republicanismo” a toda prueba).

Pero lo que Lukács nos quiere sugerir es que no se trata de suscribir hasta el último renglón de lo que Marx escribió o dijo. Porque incluso Marx pudo haberse equivocado. Recordemos, para dar tan sólo un ejemplo, que Ernesto Che Guevara en su artículo “Notas para el estudio de la ideología de la revolución cubana” [1960] escribe: “Es por ello que reconocemos las verdades esenciales del marxismo como incorporadas al acervo cultural y científico de los pueblos”. Es decir que el Che se declara marxista y considera que la revolución cubana, con total “naturalidad”, asume el marxismo como en física se adoptan las teorías de Albert Einstein, etc.etc. Una persona poco informada podría creer, de forma apresurada, que Guevara era un fundamentalista dogmático. Pero atención, el Che agrega: “A Marx, como pensador, como investigador de las doctrinas sociales y del sistema capitalista que le tocó vivir, puede, evidentemente, objetársele ciertas incorrecciones. Nosotros, los latinoamericanos, podemos, por ejemplo, no estar de acuerdo con su interpretación de Bolívar o con el análisis que hicieran Engels y él de los mexicanos” (Guevara, Ernesto [1960] “Notas para el estudio de la ideología de la revolución cubana”. En Guevara, Ernesto 1970 Obras 1957-1967. La Habana, Casa de las Américas. Tomo 1. pág.93-94).

Este ejemplo de la forma de operar y pensar del Che Guevara muestra con mucha claridad el sentido de la afirmación de Lukács. Esa es nuestra respuesta frente a la pregunta sobre la ortodoxia. Ortodoxia no implica defender ciegamente las decenas de miles de páginas que escribió Marx. El marxismo consiste en poder emplear el método de Marx, incluso para discutir alguna observación formulada por el propio Marx, si es que éste se equivoca.

Entonces no se trata de repetir de memoria los textos de Marx sino utilizar el método de Marx de manera creadora. A mí no me interesa la burla de la Academia. Jamás escribo pensando en “el buen gusto” del mundillo académico, tantas veces servil por una beca, tantas veces cómplice frente a los horrores del capitalismo y de las instituciones políticas que le permiten funcionar y oprimir a nuestros pueblos. Si la Academia dio por entrerrado el método dialéctico, poco me importa. Creo que sigue siendo util para comprender (y actuar en consecuencia) frente a los conflictos sociales y la lucha de clases. Yo creo en consecuencia que no sólo el Che Guevara fue, en este sentido preciso, un marxista ortodoxo. También lo fue José Carlos Mariátegui quien llegó a las mismas conclusiones de Karl Marx sin haber leído los Grundrisse, sin haber conocido su correspondencia con los populistas rusos y Vera Zasulich e incluso sin haber estudiado el Cuaderno Kovalevsky [1879] de Marx, donde el autor de El Capital se explaya sobre los pueblos originarios de Nuestra América. Mariátegui llegó a las mismas conclusiones de Marx sin haber leído esos materiales, recién publicados hace menos de tres años, entre 2018 y 2019. ¿Era adivino Mariátegui? No, simplemente empleó el método de Marx. Y me animo a agregar, especialmente para mi amigo Joel y otros hermanos y hermanas de la Teología de la Liberación, que Gustavo Gutiérrez, Leonardo Boff, Frei Betto, Franz Hinkelammert, Enrique Dussel, Hugo Assmann, Reyes Mate y tantos otros compañeros y compañeras, ¿no son marxistas ortodoxos, en ese sentido, al haber utilizado el método de Marx para leer y estudiar incluso… la Biblia?

Entonces la palabra ortodoxia, aclarando que no soy cubano, a mí no me molesta. De todas maneras la pregunta de Joel la tomo mitad en serio (y por eso la contesté) y mitad en broma (ya que con Joel vivimos haciéndonos bromas). Porque la verdad es que no me considero un marxista ortodoxo, en el sentido tradicional que se le atribuye (distinto a la lectura del joven Lukács). Sobre todo porque en el Partido Comunista Argentino unos compañeros de cierta edad, tres compañeros ya mayores, escribieron un libro entero criticándome. ¡Un libro entero! ¿Qué me cuestionaban? Mi critica de los manuales de la época de Stalin que figura en el libro Marx en su (Tercer) Mundo, publicado en Cuba por mi viejo amigo Pablo Pacheco López. El libro que estos tres antiguos militantes del PCA me dedicaron es el siguiente: Luis y Julio Viaggio 2003 Volver a las fuentes. Por la reafirmación del materialismo dialéctico e histórico (Una crítica de Néstor Kohan). Buenos Aires, Asociación Héctor P.Agosti. Prólogo de Juan Azcoaga. Allí, una y otra vez –a lo largo de un libro entero- me reprochaban no ser “ortodoxo” en el sentido convencional del término. Por eso, la “clasificación” de Joel me divierte y no me molesta en lo más mínimo. Siempre me divirtió ese libro. Nunca les contesté porque, con todo respeto, no digo que me daban lástima pero digamos que me generaban ternura estos viejos militantes. A su manera, con los manuales bajo el brazo, seguían resistiendo como podían. Ellos amaban a Stalin y toda aquella cultura política. ¿Les gustaba Stalin? ¡Adelante! ¿quién soy yo para decirles que no?

Y agrego, pensando en mi amigo y compañero Joel Suarez pero también en toda la corriente de la Teología de la Liberación.

Además de algunos textos y trabajos con mayor aparato crítico y bibliografía más extensa, yo escribí algunos libros “a pedido”, o sea “por encargo”. Pero no a pedido de una empresa, ni de George Soros, ni de la Fundación Ebert, ni de la NED, con dinerillo de la CIA de por medio, con dinero del imperialismo alemán; dólares…, euros…, ¡No! Lo escribí a pedido de algunos movimientos sociales rebeldes vinculados a la Teología de la Liberación. Joel Suarez los conoce personalmente. Son compañeros de Brasil, vinculados al Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST de Brasil). Ese libro se titula Introducción al pensamiento marxista. La primera versión en castellano salió publicada en 2003 por la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo (que publicó, según creo, varias ediciones; como mínimo tres). Traducido al idioma portugués, con el agregado de algunos dibujos (para que lo entienda todo el mundo) en 2005 lo editó el CEPIS (Centro de Educação Popular do Instituto Sedes Sapientiae) de Brasil, gente muy cercana a la formación política del MST de Brasil. Cuando se inauguró la Escuela Nacional Florestan Fernandes (ENFF) del MST de aquel país, los compañeros regalaron 500 (quinientos) ejemplares junto con un bolsito negro. Ese fue el regalo “de bienvenida” para todo el movimiento campesino y de trabajadores que asistió a la inauguración de la Escuela Nacional del MST. Luego, ese mismo libro, lo publicó la Coordinadora Intersindical de la ciudad de León, en el estado español, encabezada la edición y prologada por obreros y obreras del sindicato ferroviario.

Ya aumentado, con otros textos, lo publicó Ocean Sur bajo el título Aproximaciones al marxismo. Una introducción posible (2008, México, Ocean Sur), que es la editorial que también diagramó este libro, Hegemonía y cultura en tiempos de contrainsurgencia «soft». ¿Y quién me solicitó de la Teología de la Liberación que escribiera el libro? Unos compañeros de Brasil, del ya mencionado CEPIS. Me expresaron en aquel momento: “Necesitamos una herramienta pedagógica para difundir el marxismo en los movimientos sociales, pero renovada y escrita desde Nuestra América”. ¿Porqué me aclararon eso? Porque necesitaban una introducción al marxismo diferente a los manuales soviéticos pero también distinta a los antiguos manuales de la compañera Marta Harnecker (althusserianos). ¿Cómo inicié entonces aquel trabajo? Inspirándome en una carta que el Che Guevara le envió desde Tanzania a Armando Hart Dávalos, en la cual Guevara le hace sugerencias para estudiar marxismo… mientras critica libros escritos en Francia y en la Unión Soviética.

Entonces aquel libro, Introducción al pensamiento marxista, o Aproximaciones al marxismo, según la editorial, yo lo escribí a pedido de los sacerdotes de la Teología de la Liberación de Brasil (lo utilizaron campesinos, lo editaron y utilizaron obreros y en Argentina sirvió como herramienta para hacer formación política con la clase trabajadora de las fábricas recuperadas y con el movimiento piquetero).

Cuando uno de estos sacerdotes de Brasil recibió el libro ya terminado me dijo, después de leerlo: “Pero compañero Néstor, aquí falta una consigna”. Yo levanté mis hombros con cara de interrogación. Pensé que iba a solicitarme agregar alguna consigna de las Comunidades Eclesiales de Base. Me equivoqué. Este compañero, sacerdote y marxista al mismo tiempo, me dijo, con absoluta seriedad en el rostro: “No pusiste «¡Todo el poder a los soviets!»”. Yo pensé que era una broma. ¡Me lo decía en serio! ¿Quién es el ortodoxo, entonces?

Así que cuando Joel Suarez me dice provocativamente “ortodoxo” a mí me divierte y me gusta, porque me invita a recordar estas anécdotas de la militancia que tienen que ver, también con la elaboración y “la cocina” de algunos libros que hice.

En fin. ¿Qué le contesté a su vez al compañero Jesús Arboleya cuando me preguntó por la ortodoxia, hoy debatida en la sociedad cubana? (Dicho sea de paso, Jesús Arboleya publicó un libro muy útil titulado La contrarrevolución cubana). Yo le contesté, también divirtiéndome: “Por supuesto que soy ortodoxo, ¡soy ortodoxo del Marx que vivió en Argelia!”. ¿A qué hacía referencia? A un libro que recoge las Cartas desde Argelia, porque Marx vivió en África, aunque poca gente lo sabe. Entonces ése es el Marx que a mí me gusta, el Marx que desde África le escribe a Paul Lafargue, y a su amigo Engels, y a sus hijas, que el colonialismo es una porquería, mientras ensaya una especie clasificación de todos los colonialistas europeos-occidentales, los franceses, los ingleses, los holandeses, los españoles, los portugueses, y él dice cuáles son los peores, mientras se explaya en contra del racismo etnocéntrico y con una admiración no sólo por los musulmanes sino también por los pueblos africanos.

Entonces con un poquito de ironía argentina, si me permiten, contestaría frente a este tipo de preguntas. Sí, yo soy ortodoxo, ortodoxo del Marx que vivió en África, en Argelia, y que fue profundamente anticolonialista. Soy también ortodoxo del Marx que en 1851, estudiando en el Museo Británico, recién mudado a Londres, escribió un cuaderno entero sobre el colonialismo (probablemente en Cuba no estén publicadas ni las cartas desde Argelia ni el cuaderno sobre el colonialismo, ya que este último se publicó recién en el año 2019). Y soy ortodoxo del Marx que escribe el Cuaderno Kovalevsky en 1879, analizando la historia de Nuestra América previa a la conquista europea, y luego la historia de América colonial; estudiando las comunidades rurales de Argelia y analizando las comunidades rurales de la India. Prestemos atención a qué continentes dirige su estudio y su mirada Karl Marx. La India (Asia); Argelia (África) y los pueblos originarios de América (Nuestra América). Los tres continentes… ¿Qué dirigentes y pensadores de la Revolución cubana (supuestamente “no marxistas”, según los blogueros financiados por Soros) escribieron y dijeron en sus discursos que el eje de lucha antimperialista a escala mundial estaba centrado en Asia, África y Nuestra América? Fidel Castro y Ernesto Che Guevara. Y antes que ellos dos, ya lo había planteado el bolchevique Sultan Galiev, desde la Internacional Comunista, apoyado con todo entusiasmo por Lenin. El Che Guevara y Ho Chi Minh, en su estrategia revolucionaria tercermundista, son hijos de Sultan Galiev y la Internacional Comunista, como bien ya lo había planteado el marxista de Egipto (“hazmerreír de la filosofía universitaria” de Madrid, seguramente) Abdel-Malek (Abdel-Malek, Anouar 1972 La dialectique sociale [La dialéctica social]. París, Éditions du Seuil. pág: 298-299).

Esto es lo que hace horrorizar a todos estos blogueros financiados por Soros y por la Fundación Ebert… ¿Cuál es el eje de la lucha revolucionaria mundial? Asia, África y América Latina. Hasta hubo una Conferencia en La Habana en enero de 1966 que se llamó la Conferencia Tricontinental; de allí surgió una revista denominada Tricontinental.

Pero fíjense que esta perspectiva estratégica según la cual el eje de la revolución mundial pasa por Asia, África y América Latina, es decir, el Tercer Mundo, el Sur Global, no la inventaron el Che Guevara ni Fidel Castro. ¡Ya está en la propia obra de Karl Marx! Eso es lo que él investiga en el Cuaderno Kovalevsky, redactado en 1879, aunque no figura en ninguna de las llamadas Obras escogidas, ni las publicadas en la antigua URSS, ni en China ni en Francia. ¿Conocían Fidel y el Che el Cuaderno Kovalevsky de Karl Marx? No, porque recién se publicó en castellano en el año 2018. Pero siguiendo el método de Marx, llegaron a la misma conclusión. Lo mismo que le había sucedido a José Carlos Mariátegui en 1928.

Entonces si mi amigo y compañero Joel Suarez me dice: “Eres un poco ortodoxo”, sí, del Marx del Cuaderno Kovalevsky, que plantea que el eje es Asia, África y América Latina, del Marx crítico del colonialismo, del Marx que se fue a vivir a Argelia.

¿Entonces a qué nos referimos con el término ortodoxia? Esa es la pregunta que habría que formular y repensar sin dejarnos atrapar por la superficialidad y el facilismo, cuando ahora esta seudoizquierda “enjabonada y gelatinosa”, bajo un formato “republicano socialdemócrata”, financiada por los aparatos de contrainsurgencia, pretende atacar a la Revolución cubana por su supuesta ortodoxia, asociando ese término con la cerrazón…, el dogmatismo…

Según la carta del Che Guevara enviada en 1965 desde Tanzania a Armando Hart Dávalos, lo que estaba en discusión en la década de 1960 eran “los ladrillos soviéticos”. Libros “que no dejan pensar”, según el Che. Por eso nuestro amigo Fernando Martínez Heredia escribió “El ejercicio de pensar”.

Se asocia entonces ortodoxia con los ladrillos soviéticos, para usar la expresión de Guevara. En cambio, siguiendo las enseñanzas de Historia y conciencia de clase del joven Lukács, nosotros asociamos ortodoxia con el método de Marx. Pero recordemos que el método de Marx, no es un conjunto de reglas procedimentales, puramente formales. Es un método centrado en las contradicciones sociales antagónicas que además está asociado, en la obra y el pensamiento de Karl Marx, a una mirada antimperialista, anticapitalista, descolonizadora, tercermundista.

Una perspectiva que ya está en Marx. No la “inventa” el Che Guevara, no la “descubre” Fidel Castro. Y me animaría a agregar, no la inventan tampoco Gustavo Gutiérrez o Leonardo Boff, Frei Betto, Franz Hinkelammert o Enrique Dussel. ¡Ya está en Marx! Lo que sucede es que esos libros, cuadernos, cartas y textos de Marx no pasaron a las Obras Escogidas que seguramente han circulado en Cuba.

¿Dónde se produjeron y editaron las diversas versiones de las Obras Escogidas de Marx y Engels? ¿Quién escogió lo que se consideraba “fundamental” y quién decidió que otros textos quedaban fuera? Esas Obras Escogidas provienen de la Unión Soviética y China. Tengo mis serias dudas (quizás me equivoco). Pero sospecho que esos textos no se han publicado (por lo menos a nivel popular) en China y dudo que se hayan publicado en la Unión Soviética. Por lo tanto cuando se traducían al español tampoco están publicados en Cuba, tampoco están publicados en el estado español, ni en Inglaterra ni en Estados Unidos. Algunos de ellos se publicaron por primera vez en idioma castellano en la Bolivia plurinacional e indígena. ¡Herejía absoluta! Y que la Academia occidentalista y eurocéntrica siga burlándose, autosuficiente y arrogante, satisfecha con su propia ignorancia. El marxismo sigue vivo desafiando a esas burlas simiescas.

Contestándole al compañero Rosique, de La Tizza, sobre los manuales. Como no nos conocemos, yo le aclaro que tenía todos aquellos viejos manuales. Los tengo todavía. Durante años los utilicé como mi mesa de luz.

Sin embargo, aunque los he criticado, no los desprecio porque en su época jugaron un papel. El propio Antonio Gramsci explica en sus Cuadernos de la cárcel que para socializar una religión, una concepción del mundo, a veces hay que proporcionar una versión simplificada del cristianismo, por ejemplo, para que la comprenda todo el mundo. Si una persona cristiana lleva a un barrio popular las obras de san Agustín o santo Tomás difícilmente las entiendan porque son escritores de alto vuelo. Lo que haría una corriente cristiana es llevar el catecismo, ¿no es cierto? Así entiende todo el mundo, afirma Gramsci. Pues con el marxismo ha sucedido algo similar. Para que alguien del pueblo humilde, y hoy en día todavía más, ya que se va perdiendo el hábito de la lectura y todo el mundo está pendiente del teléfono celular, si uno va a un barrio humilde y lleva el tomo tres de El Capital, bueno, la verdad es que no lo va a entender nadie. En cambio, cuando nosotros hacíamos formación política en una de las villas miseria (lo que en Brasil se llama “favela”, en Uruguay “cantegril”, en Chile “población”, etc.), o sea, uno de los barrios más humildes de Argentina, con una gran población de clase obrera de origen boliviano, como muchos compañeros y compañeras no sabían leer, nosotros no íbamos con libros. Lo que hacíamos era recurrir a películas. Hacíamos formación política a partir de películas, porque la película la entiende cualquiera, y desde esa herramienta se genera el debate de la formación política en los barrios populares.

Entonces en las tradiciones de los marxismos el formato de manual ha jugado un papel. El propio Gramsci, que también los criticaba duramente, reconocía que para socializar en los sectores populares, en la clase obrera y trabajadora, los humildes y las humildes, hay que ir con una versión del marxismo a veces demasiado simplificada. A pesar de su esquematismo, esas formas simplificadas han jugado un papel a la hora de socializar y expandir la concepción del mundo inspirada en el marxismo. Ahora bien, una vez que se llegan a comprender los problemas básicos hay que dejar de lado el manual y pasar a estudiar esos mismos problemas en otro nivel, mucho más riguroso.

En cuanto a la segunda parte de la pregunta de Iramis Rosique, creo que ya me explayé bastante sobre la fragilidad metodológica (y las fuentes teóricas inconfesadas) de ese “republicanismo socialdemócrata”. No quiero personalizar. Podría hacer nombres, particularmente del estado español, de Madrid y Barcelona, gente específica de donde esta pretendida socialdemocracia republicana cubana ha adoptado fórmulas y esquemas. Pero no me interesa personalizar.

A lo ya dicho podría agregar algo breve. Como en 1989, año de euforia neoliberal a escala mundial (recordemos el libelo impresentable de Francis Fukuyama “El fin de la historia”, donde el entonces funcionario del Departamento de Estado y hoy asesor de la NED se equivocaba groseramente a la hora de citar libros de Hegel), se conmemoraba el bicentenario de la revolución francesa de 1789, proliferaron los panfletos antirrevolucionarios. No fue un aniversario más. Fue la fiesta de la derecha mundial. Y en ese contexto, los panfletos contra el supuesto “terror rojo” de Robespierre y los jacobinos inundaron la bibliografía del momento. Como reacción contra ese clima anti-revolución francesa, y en particular, anti-jacobinismo, se generó una corriente opuesta que con buen criterio intentó recuperar la tradición “perdida” de historiadores al estilo de Soboul (Soboul, Albert 1964 Historia de la revolución francesa. Buenos Aires, Futuro). Entonces un grupo de especialistas de Francia intentó contrarrestar esa historiografía profundamente reaccionaria. Un ejemplo de esos intentos fue la reedición de discursos del principal líder jacobino (Bosc, Yannick; Gauthier, Florence y Wahnich, Sophie [eds] Robespierre, Maximilien [1789-1794] 2005 Por la felicidad y por la libertad. Discursos [Antología]. España, El Viejo Topo).

Esa reivindicación de Robespierre (lamentablemente la figura de François-Noël Gracchus Babeuf no corrió la misma suerte), plenamente justificada frente a la historiografía revisionista, derivó en un “republicanismo” a ultranza, acrítico y en gran medida apologético, por no decir, directamente folclórico. Una ensoñación imaginaria en un reino español gobernado por una monarquía… ¡en pleno siglo XXI!

Algunos de los ensayistas catalanes (insisto, no proporciono nombres para no personalizar, además de que algunos de los más renombrados han fallecido) llegaron al extremo de sostener que… ¡nunca existieron las revoluciones burguesas! (sic). Enamorados al extremo de fetichizar su objeto de estudio (con no poca influencia del eurocomunismo de la época de Santiago Carrillo y su fusión con la socialdemocracia, así como del liberalismo estadounidense de John Rawls) trataron de defender la hipótesis de que el término “revolución burguesa” fue un producto de la “eficaz propaganda bolchevique” (sic). Un disparate insostenible que no resiste el menor análisis serio. No sólo porque la expresión figura ya en la propia obra de Karl Marx, cuando Lenin ni siquiera había nacido. Por ejemplo, Marx escribía lo siguiente: “Las revoluciones burguesas, como las del siglo XVIII, avanzan arrolladoramentede éxito en éxito, sus efectos dramáticos se atropellan, los hombres y las cosas parecen iluminados por fuegos de artificio, el éxtasis es el espíritu de cada día; pero estas revoluciones son de corta vida […] [el subrayado me pertenece. N.K.]” (Marx, Karl [1852] 1984 El 18 brumario de Luis Bonaparte. En Marx, Karl y Engels, Friedrich 1984 Obras Escogidas. Buenos Aires, Cartago. Tomo I. pág: 291). Sino porque además existe toda una abrumadora historiografía, que jamás perteneció al partido bolchevique, cuya obra así lo demuestra.

En ese intento justo pero absolutamente desorbitado por exaltar la república de Robespierre, se terminó subsumiendo el proyecto socialista y comunista como una pequeña nota al pie, subordinada y dependiente de la revolución francesa. Un siglo y medio de luchas (incluyendo desde la victoria vietnamita contra el imperialismo yanqui hasta la revolución cubana, pasando por las guerras de liberación contra el apartheid en África…), se convierte por decreto automático es un simple derivado de 1789! Una mirada eurocéntrica escasamente disimulada.

Ese republicanismo llevado hasta el paroxismo corre el riesgo de convertir el análisis historiográfico (y, ¿por qué no?, la reivindicación del jacobinismo) en una caricatura. Pero, en última instancia, las limitaciones de semejante hermenéutica, corren a cuenta y cargo de los pequeños núcleos intelectuales y editoriales de Barcelona y, en el mejor de los casos, de Madrid.

Ahora bien, trasladados mecánicamente esos esquemas explicativos a Nuestra América, el riesgo de caricatura en la España posfranquista se transforma en una muestra más de la antiquísima mentalidad colonizada que suele comprar la moda académica del momento y aplicarla con fórceps a la historia de Nuestra América. Así hubo un althusserianismo forzado, un “foquismo” inventado por Regis Debray, más tarde vino la moda Foucault, luego la de Bourdieu y sigue la miniserie con nuevos capítulos. El republicanismo reciclado en el estado español a partir de las derrotas y claudicaciones del eurocomunismo y las capitulaciones ante la socialdemocracia, trasladadas mecánicamente a Cuba, con dinero de Soros y Ebert de por medio, bueno, ¿cómo calificarlo? Que cada quien haga la cuenta y extraiga sus propias conclusiones. Endeble en el plano específico de la propia teoría, si a eso le sumamos que dicho discurso viene de la mano de “laboratorios de ideas” financiados por la NED y la Open Society Foundation (OSF) de Soros, ¿qué podemos esperar?

¿Es posible entonces una alternativa? Yo creo que hay muchas. No sólo una. Descreo de las recetas válidas para todo tiempo y lugar. Falsos universales sin tiempo ni espacio. Eso que Gramsci denominaba “metafísica” (Gramsci, Antonio [1932-1933] 2000 Cuadernos de la cárcel. [Edición crítica de Valentino Gerratana]. México, ERA. Tomo 4. pág.266).

En Nuestra América existen diversas experiencias de lucha. La mayoría de ellas son mucho más radicales que las europeas. Por eso copiar mecánicamente una fórmula cristalizada como ese “republicanismo” de dos o tres autores y revistas, una catalana, otro madrileño y ya (producto de un proceso político muy específico) y trasladarla a Cuba, violenta metodológicamente cualquier aproximación creadora a la teoría crítica. Esta es la razón por la cual pienso que ese pequeño “furor” en las redes cubanas tiene rápida fecha de vencimiento. Es una propuesta copiada, plagiada y encima que no es original, está viciada de antemano por sus vinculaciones políticas y financieras con la contrainsurgencia estadounidense. Dudo sinceramente que de allí emerja la democracia socialista anhelada. Toda copia es, por sí misma, reaccionaria. No obstante, si se tratara de copiar (algo de lo que tengo la certeza que es inviable e ilegítimo, además de no deseable) preferiría en todo caso focalizar la mirada en los procesos comunitarios del mundo indígena, en lugar de trasladar derrotas ya pasadas de horno, como las del estado español.

El compañero Alex pregunta por las reformas económicas. Debo confesar que no estoy al día. Cada determinado período de tiempo intento estudiar los documentos cubanos. En su momento, los Lineamientos del 2008 los leí completos e incluso los estudiamos colectivamente. Después de aquellos Lineamientos, voy leyendo algunos documentos que se publican en la prensa cubana y latinoamericana. Ahora bien, no leo diariamente la prensa cubana. Aunque parezca una obviedad, yo tengo que trabajar como cualquier trabajador argentino, y gran parte de mi vida tiene que ver con mi empleo, mi trabajo, como cualquiera que viva de su salario. A mí no me mantiene ninguna fundación norteamericana. No tengo el tiempo para seguir día a día qué se publica en Cuba. Sí estoy al tanto de las reformas… en términos generales.

Debo confesar que yo ya era crítico de los Lineamientos del 2008. Yo soy partidario, si me dieran a elegir y si razonara simplemente a partir de “lo que me gusta”, a mí me gusta el sistema presupuestario de financiamiento (SPF) del Che. Es decir, la planificación socialista. Ahora bien, me parece que en política Antonio Gramsci nos enseñó en los Cuadernos de la cárcel, en el Cuaderno 13, Tomo 5 de la Editorial Era, que el que haga política tiene que tener siempre en cuenta las relaciones de fuerza. No hay política, no hay proyecto de poder, no hay por lo tanto proyecto transformador al margen de las relaciones de fuerza. No hay que subordinarse a las relaciones de fuerzas, pero hay que tomarlas en cuenta. Lenin, un pensador y un dirigente revolucionario sumamente radical, jefe de los bolcheviques, tuvo que introducir en 1921 reformas económicas abriéndole la puerta al mercado (¡que a él no le gustaba absolutamente nada!) ¿Cómo se conoció ese proceso? Como la Nueva Política Económica, la NEP. ¿Era un camino estratégico para transformar la sociedad? No lo creo. ¿Y por qué lo hizo Lenin? ¿Era un loco? No, tomó en cuenta las relaciones de fuerza. En el caso bolchevique hacía tres años que estaban en guerra civil, ganaron esa guerra pero quedaron exhaustos. Si me permiten la comparación analógica, es como un boxeador que pelea diez rounds con un peso pesado. Gana la pelea pero queda muy, muy golpeado. Y no le queda más remedio, esa noche, en lugar de comer una gran comida (como tendría ganas), quizás tenga que tomar solamente una sopa liviana antes de ir a dormir y nada más. Porque está muy golpeado. Entonces a Lenin no le quedó más remedio, como a los bolcheviques, que implementar la Nueva Política Económica, la NEP, haciendo lo que no le gustaba.

Yo creo que las reformas económicas que está haciendo la Revolución cubana no son el camino estratégico hacia el socialismo y el comunismo. Sin conocer ese proceso a fondo y al detalle, me da la impresión, en primera instancia, que constituyen un producto de la correlación de fuerzas. En segundo lugar, se producen en un contexto de crisis mundial. Porque Cuba, aunque es una isla, está inserta en un mercado mundial y en un sistema mundial. Hoy el capitalismo vive una crisis mucho más aguda que la de 1929, que la de 1973-1974 y que la del 2007-2008. El capitalismo mundial está en crisis.

En este contexto, asistimos y padecemos una pandemia feroz que se ha llevado la vida de millones de personas. Sólo en Estados Unidos han muerto más de seiscientas mil personas. En este contexto de crisis mundial, de pandemia, donde las potencias más importantes como Alemania, en Europa, ven disminuir su su producto bruto interno de una manera abismal. Inglaterra, sociedad capialista poderosísima, está en crisis. Norteamérica está en crisis. Es decir: Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, las potencias más importantes están en crisis. Es una crisis multidimensional…, sumada a la pandemia… En este contexto y tomando en cuenta la correlación de fuerzas actuales, Cuba no tiene al lado suyo cinco revoluciones socialistas.

Les voy a contestar ante esta pregunta lo que me contestó un hermano, un compañero venezolano una vez. No recuerdo exactamente qué discusión teníamos con los hermanos de Cuba. Y este compañero venezolano, un viejo guerrillero venezolano con mucha experiencia, me dijo: “Néstor, no le reclamemos nada a Cuba, porque si Cuba no puede ir más rápido como quisiéramos, la culpa es nuestra, porque no triunfamos, no logramos hacer una revolución socialista en Venezuela, no triunfó la revolución socialista en la Argentina, no triunfó la revolución socialista en México, no triunfó la revolución socialista en Brasil, y Cuba se tuvo que quedar sola frente al imperialismo”. Otra sería la historia de la economía cubana si estuviera rodeada de cuatro o cinco revoluciones socialistas. Porque a esta altura de la vida todo el mundo sabe que ningún país grande o pequeño puede marchar de manera aislada al socialismo si no es con la compañía de otros pueblos y sociedades.

Entonces las medidas económicas de Cuba, que pueden ser incluso antipáticas ¿por qué no? El gobierno cubano tiene que hacer concesiones. Hay que decirlo clarito, es un producto de la relación de fuerza. Quien estudie el pensamiento profundo de Antonio Gramsci, sabe que para Gramsci la clave de la política revolucionaria son las relaciones de fuerza. Humildemente yo creo que uno no puede enojarse o reclamarle a Cuba que no hace todo lo que tendríamos ganas que hiciera. Porque precisamente está inserta en un sistema mundial; tiene además al imperialismo ahí no más, demasiado cerquita. Nosotros en Argentina estamos lejos, por suerte, e igual nos presionan, nos roban, nos superexplotan. ¡Demasiado hace Cuba siendo un país tan pequeño, sin grandes recursos naturales propios y estando además tan cerca de la principal potencia político-militar del planeta! Además se vive una pandemia mundial, en medio de una crisis económica mundial, peor que en 1929, 1974 y 2008. En ese contexto, ¿podemos exigirle a Cuba que marche sola, aislada, sin nadie que la acompañe, al comunismo? A mi modesto entender, sería un disparate. Es muy fácil escribirlo y publicarlo en un blog o una página de internet. Pero quien ponga eso en un blog o en una página web, en un sitio de internet, y empiece a tirar y desparramar material fecal contra la Revolución cubana porque ya, ahora mismo, este miércoles 22 de septiembre no marcha directamente al comunismo, me parece que está recibiendo dinero de una potencia imperialista. Porque cualquier persona con un mínimo de sentido común y que conozca un poquito nomás de la teoría revolucionaria, llegaría a otra conclusión. Cuba va a poder avanzar hacia el socialismo, el comunismo, cuando triunfen otros países, pueblos y sociedades que la acompañen. Demasiado hace con resistir en este contexto de pesadilla distópica a escala planetaria. Demasiado hace con vacunar a todo su pueblo. Es el único país del continente que tiene vacunas propias, cuando se supone que Brasil es una potencia, se supone que Argentina tiene un desarrollo capitalista importante, se supone que México también. Sin embargo, no hay vacunas brasileñas, argentinas, mexicanas. Las únicas vacunas que conozco propias de este continente se produjeron en Cuba.

¿Entonces qué opino de las reformas económicas? Me gustaría y me haría muy feliz que se llevara a cabo el proyecto “económico” del Che (las comillas van porque en su caso el proyecto era integral, al igual que pensaba Fidel). No debemos olvidar ¿en qué época vivimos?

Termino con la última pregunta de León. ¿Proliferan las insurgencias? ¿Qué pasa con las insurgencias de América Latina? A mí me parece que están muy débiles, existen todavía, no desaparecieron. Es mentira que se cerró el ciclo de la revolución latinoamericana como han escrito algunos ensayistas (incluso cubanos) con la firma de los tratados de paz de Guatemala y El Salvador a inicios de la década de 1990. No es cierto. No creo que se haya cerrado el ciclo de la revolución latinoamericana. Pienso que esos vaticinios no son realistas. Por algo apareció el chavismo, por algo apareció el zapatismo, ¿no es verdad? Por algo resurgieron los pueblos indígenas en Bolivia y por algo sobrevive todavía la insurgencia colombiana. Seguramente surgirán nuevas rebeliones. Las rebeldías de nuestros pueblos nunca salen de un pizarrón, no brotan de una computadora ni de un blog de internet. Cuestan mucho trabajo, cuestan incluso vidas. Por ahora estamos débiles. Lo que existe hoy es capitalismo mundial en una crisis civilizatoria agudísima. Una crisis que es de terapia intensiva. No es casual que aparezcan opciones de extrema derecha y el intento de construir artificialmente una “nueva” derecha en Argentina, en Brasil, en el estado español. En Argentina hay un loquito suelto que reivindica la dictadura militar y que sacó hace poco el catorce por ciento de votos en la Capital Federal reivindicando al general Videla y al almirante Massera, desconociendo que hubo desaparecidos en Argentina. ¡Todavía hoy, en el 2021, niegan que hayan existido desaparecidos en Argentina! Dicen que los derechos humanos de las familias de la gente desaparecida, secuestrada y torturada, “son un negocio para obtener dinero”. Insultan al marxismo y a la izquierda por la TV. Gritan “¡Zurdos de mierda!” [es decir, el viejo grito contra el pueblo de la época de la dictadura]. Miren el lenguaje que utilizan: macartista, extremista, neofascista. Hasta imitan la estética y los discursos (es una caricatura subdesarrollada) de Adolf Hitler. ¿Quién financia las campañas de estos personajes bizarros, neofascistas? Las mismas instituciones contrainsurgentes que tratan de intervenir en Cuba. En Cuba hablan de “republicanismo”. En Argentina imitan la estética y los discursos de Hitler y el fascismo español.

Hace unas semanas yo fui a recorrer, por primera vez después de tanto tiempo en que estuve encerrado, algunas librerías de libros usados. Me encontré que en muchos puestos de libros viejos, de libros usados, vendían Mi lucha de Adolf Hitler. Argentina, septiembre del año 2021: en muchos puestos de libros usados el libro de cabecera que ponían adelante era un libro de Adolf Hitler. Parece una película de hace ochenta años.

¿Por qué aparece Vox? Esta “nueva” derecha que quiere expulsar a todos los inmigrantes del estado español. ¿Por qué emerge esta “nueva” derecha en Argentina, en Chile? Pienso que porque el capitalismo está en crisis aguda.

Nosotros tenemos que seguir batallando. A largo plazo vamos a ganar. No hay que darse por vencidos ni por vencidas, nunca. Estas experiencias como las que hacen ustedes tan novedosas a mí me parece que son un granito de arena nada despreciable. Cada uno tiene que aportar su granito de arena. El libro que yo escribí es un granito de arena, esto que ustedes hacen en La Manigua es otro granito de arena. Hay que aportar granitos de arena cada uno como pueda, aunque aparentemente sea muy modesto y muy pequeño, cada uno y cada una tiene que resistir y tratar de articularse con las otras personas. Organizarse.

Aunque parezca microscópico, aportar nuestro granito de arena. Poner el hombro para resistir a este capitalismo voraz que quiere destruir el planeta. La burguesía se niega a entregarse. Pero a la larga vamos a ganar. Hay que tener paciencia. Como decía Fidel Castro, ¿quién gana las carreras, quién gana los maratones? Los que tienen la persistencia de llegar hasta el final. Si uno corre muy rápido cien metros y a continuación se cansa no sirve. Mejor tener la persistencia de seguir hasta el final. La lucha por el socialismo es mundial y es como una maratón larguísima. A la larga vamos a ganar. Desde ya muy agradecido por la invitación.

Rodrigo H.: Oye, Néstor, muchas, muchas gracias, sin dudas a la larga vamos a ganar, y tenemos que tener persistencia, mucha paciencia tenemos que tener.

Oye, para cerrar quiero invitar a dos manigüeros, a una manigüera y un manigüero que quieren hacer algunos comentarios. Yo sé que hay muchas preguntas todavía pero ya estamos cercanos a las once de la noche ya, nos pasamos las dos horas, sin dudas te extiendo desde ya una invitación para una próxima, me gustaría continuar conversando contigo, nos gustaría continuar debatiendo contigo, y por supuesto, escuchando tus análisis y tus reflexiones.

Quiero invitar entonces a Karima Oliva y a Roly, quienes van a cerrar con un par de comentarios. Vamos a continuar el chat escrito creo que hasta las doce de la noche, agradecerles a todos por su participación.

Jaime ancló el libro Hegemonía y cultura en tiempos de contrainsurgencia «soft» para aquellos que no lo han leído todavía. Entonces le damos la palabra a Karima.

Karima Oliva: Buenas noches, Néstor, buenas noches a todos los que están escuchando el audio chat. Yo no quería participar hoy porque estaba aquí tranquila disfrutando la intervención de Néstor, a quien he leído mucho en los últimos tiempos, pero vinieron los manigüeros y entonces me dicen que no había participado ninguna mujer, y ya saben que con eso me convocan y me provocan, ¿no?, y bueno, aprovechar la posibilidad que entonces me dan de participar, primero que todo para agradecer muchísimo a Néstor el acompañamiento que nos está dando en estos momentos que estamos viviendo, en que muchas y muchos de los que están aquí en La Manigua, y también de personas que no están aquí en La Manigua en estos momentos venimos dando una batalla fuerte en el escenario de guerra mediática que estamos viviendo actualmente en Cuba desde hace un tiempo ya.

Recuerdo que en mi caso particular yo me incorporaba, me incorporé a este actuar militante, por decirlo de alguna manera, con un artículo escrito junto a mi compañero que titulamos: “El progresismo en Cuba. Memorias del subdesarrollo”, y justamente poníamos “Memorias del subdesarrollo”, ¿no?, jugando un poco con un filme cubano muy conocido, emblemático, pero también apuntando a esta cuestión que tú nos has explicado de forma tan clara, Néstor, de que nos quieren vender como algo nuevo, como lo último, pues un modelo de sociedad, una forma de vida que es arcaica, ¿verdad?, y que para todo quien esté más o menos al tanto de lo que ha sido el capitalismo en el mundo en los últimos, bueno, desde hace muchísimo tiempo ya, no sólo que es arcaica sino que también es incapaz de resolver las grandes contradicciones que crea, ¿no?, y resolver los grandes problemas que está creando para la mayor parte de personas en el mundo.

Entonces yo creo que el desconocimiento que tienen las nuevas generaciones en Cuba del lado más atroz del capitalismo, ¿no?, porque realmente estamos tratando de construir el socialismo, ¿no?, en este mundo donde es hegemónico el capitalismo y lo tenemos todo en contra. La mayor parte de las generaciones jóvenes en Cuba, nacidas del ‘59 para acá, no conocen el lado atroz del capitalismo. Entonces resuena con mucha fuerza toda esta retórica “republicanista” de los derechos, de la defensa de los derechos en abstracto, entonces hay también una estigmatización muy fuerte de quienes mantenemos posturas más radicales, ¿no? En este embate que estamos viviendo, bueno, pues se nos acusa de “dogmáticos”, de intransigentes, y hay también la intención debajo de la fachada de la pluralidad, usar la pluralidad como un caballo de Troya para introducir, bueno, pues las ideas de la socialdemocracia en nuestro país, pensando que Cuba va a ser más democrática cuando todos tengan espacio por igual, pero en ese “todos”… ¡también han incluido las voces reaccionarias!

Rodrigo hacía mención de las campañas que hay para que se manifiesten y tengan derecho a manifestarse elementos que está probado que tienen vínculos con la CIA, por ejemplo, que tienen vínculos con la NED, con la USAID. Entonces uno piensa, ¿no?, o sea, Cuba no va a ser más democrática porque tenga voz la reacción en nuestra sociedad. Al contrario, pone en riesgo justamente el horizonte democrático del país. Es muy difícil, es un escenario muy complejo, porque era mucho más fácil la lucha contra esta contrarrevolución tradicional, tú lo mencionabas, de los terroristas, los que están en Miami con ese discurso ácido, ¿verdad?, contra la Revolución, contra sus líderes. Es mucho más difícil la lucha contra una contrarrevolución que se camuflajea todo el tiempo, ¿verdad?, con una retórica en nombre de “los derechos”, en nombre de “las libertades”, que en teoría uno no tiene cómo de alguna panera estar en contra de eso si no uno supiera realmente que ninguno de esos derechos son efectivos en el capitalismo, y que en definitiva el dilema más importante que tiene Cuba por delante es seguir avanzando en la construcción del socialismo o retrotraerse sesenta años al capitalismo. Un capitalismo además servil, porque no podemos ignorar la posición que nosotros ocupamos de política con Estados Unidos y el plan que ellos siempre han tenido para América Latina.

Entonces en este momento tan complejo, Néstor, que haya personas como tú, revolucionarios como tú que nos acompañen desde una postura militante…, porque hay mucho oportunismo, hay también mucho mimetismo intelectual. Entonces que de alguna manera haya muchas voces también, en esta batalla en defensa de los valores de la Revolución, de la posibilidad de ser de la Revolución… Yo creo que los que defendemos la Revolución estamos conscientes de sus limitaciones, pero estamos apostando por un camino en que siga siendo posible construir un horizonte de más justicia, y no porque estamos satisfechos con las cosas, con todas las cosas exactamente como están, ¿no?

Muchísimas gracias por la compañía que nos das, muy valiosa, todas las ideas que compartes sobre nuestro país en ese libro y en la entrevista que también diste y que salió publicada en Cubadebate. No nos pierdas de vista, síguenos acompañando en este camino que estamos llevando hacia adelante, porque realmente nos hace muchísima falta. Marca la diferencia. Yo creo que es muy importante que espacios como este se sigan repitiendo, contigo en este caso y también con otras voces diferentes de intelectuales revolucionarios militantes de América Latina, que también desde el conocimiento de otras realidades y desde el estudio también de otras realidades y de otros contextos que conoces tú mejor que nosotros, se nos puedan unir también en esta lucha. Eso es lo que quería decir, y bueno, muchísimas gracias por venir aquí, pero sobre todo por la participación.

Rodrigo H.: Muchas gracias, Karima. Roly tienes la palabra.

Roly: Buenas noches, Néstor, muchas gracias por estar por acá. Agradecido de poder escucharte, siempre es bueno para los jóvenes revolucionarios, sobre todo acá en Cuba, aprovechar el conocimiento de la intelectualidad más comprometida, más militante, nos trae y comparte con nosotros, nos enriquece, nos arma en el terreno ideológico, ¿no?, en la causa que defendemos.

Nosotros queríamos hacerle una pregunta breve a partir del contexto regional que estamos viviendo. Usted estaba abarcando muy bien en su explicación a la pregunta de León, las condiciones políticas existentes, o las causas fundamentales que han impedido un acompañamiento a la Revolución cubana, ¿no?, pero en la actualidad tenemos un México con un reimpulso a la CELAC regional, en función de la integración. Si bien no es un proceso revolucionario radical ni es un proceso social de transformaciones en sus bases económicas, etcétera, etcétera, estamos hablando de un paso que sin dudas es importante hacia la integración de la región, y un liderazgo de México que para muchos de nosotros es relevante también a partir de la alternativa que representa ante la OEA la alternativa de la CELAC. Queríamos saber su criterio al respecto. Le doy las gracias por venir, La Manigua siempre lo recibirá con agrado, y además, para nosotros es un compromiso doble que usted haya compartido con nosotros toda la información y toda sabiduría durante la noche de hoy. Un abrazo desde Cuba.

Rodrigo H.: Néstor, tienes la palabra.

Néstor K.: Bueno, muy agradecido. Me habían hablado mucho de Karima, todos me han hecho apreciaciones muy buenas, siempre me dijeron: “Tenés que escuchar a Karima, que es una nueva generación”, así que muy contento de haberla escuchado. Muchas gracias.

Roly, sobre México y la CELAC. Hoy [22/9/2021] me dio vergüenza ajena, me generó una indignación ver a los presidentes de Paraguay y de Uruguay, que son dos colonias, insultando a Cuba y a Venezuela. Me generó un enojo enorme. Pero a pesar de eso, es verdad lo que dices: la CELAC tiene que convertirse en una alternativa a la OEA. El problema no es sólo Luis Almagro. Existen películas viejas, como La hora de los hornos, un clásico, de 1966, si no recuerdo mal, en blanco y negro. Hay una versión corta de una hora y media, y la versión larga dura cuatro horas. Allí aparece un capítulo sobre la OEA: “OEA, ministerio de colonias”. Estaba releyendo hace poco la Segunda Declaración de La Habana, la lee Fidel. Y aparece también “La OEA, ministerio de colonias”. ¡Medio siglo después sigue exactamente igual la OEA! Luis Almagro apoyó de una manera vergonzosa el golpe de estado en Bolivia en 2019. La OEA no respeta ni siquiera su propia legalidad. Por eso es urgente impulsar, junto a la movilización popular en las calles, las instituiones latinoamericanistas bolivarianas y martianas que fue creando Hugo Chávez acompañado de los consejos de Fidel, a inicios del siglo xxi. la CELAC, UNASUR y un montón de instituciones integradoras de Nuestra América. No son necesariamente instituciones revolucionarias. No son iguales que la OLAS de 1967 ni la Tricontinental de 1966, menos que menos la Internacional Comunista de los primeros cuatros Congresos, cuando estaba vivo Lenin. No, son instituciones que agrupan países dirigidos por burguesías, y en ese espacio también conviven países dirigidos por movimientos populares. A pesar de esa limitación, creo que es un paso y un avance. No creo que de ahí venga el socialismo, pero es un avance en la resistencia contra el imperialismo, ¿no?, así que comparto tu preocupación.

En México hay una gran discusión al interior de la sociedad. Todos los amigos de Cuba que viven en México a mí me cuentan, que desde afuera uno lo ve de una manera y ellos de adentro lo ven de otra. Existen debates internos en el movimiento popular mexicano. Pero por lo menos hacia afuera ha tenido algunas buenas actitudes, quizás hacia adentro no tiene exactamente las mismas actitudes, depende de México, pero hacia afuera han sido solidarios, por ejemplo, con Evo Morales, para evitar que lo asesinen en el golpe de Estado.

Y ya que mencionamos a Bolivia y el golpe de estado, brevísimo, para que se den cuenta que la ofensiva del imperialismo es continental. Ese proyecto que apunta a instalar de manera artificial una izquierda “jabonosa”, “gelatinosa”, mitad socialdemócrata, mitad republicana, bueno, ese mismo proyecto se intentó implementar en Bolivia contra el movimiento indígena. Y se llevó a cabo de la mano de las mismas instituciones que están actuando en la contrarrevolución cubana. En Bolivia operan también la NED, la USAID, la Fundación Ebert… También en Bolivia apelan a un lenguaje aparentemente “progresista”… Y desde esas posiciones cuestionaban al movimiento indígena porque quería hacer carreteras. Había pueblos indígenas en Bolivia aislados que jamás han visto un hospital en su vida porque la selva les impide tener acceso a los hospitales. No tienen escuelas, no tienen asfalto. Entonces ante el solo hecho de intentar armar una carretera para integrar las regiones indígenas que están aisladas, aparecieron movimientos falsamente “ambientalistas”, atacando duramente a Evo Morales. Me puse a investigar quién estaba detrás de esos movimientos aparentemente “ambientalistas” contra el movimiento indígena en Bolivia. También aparecieron supuestas teóricas del “feminismo” postmoderno que siguen la moda de los llamados estudios postcoloniales de la Academia estadounidense. Existen intelectuales en Bolivia supuestamente “feministas” postcoloniales profundamente enemigas del gobierno de Evo Morales y de Álvaro García Linera. Entonces se mezclaba la ultraderecha racista de Santa Cruz de la Sierra, neonazi, que pretende la supremacía blanca contra el movimiento indígena, ¡oh casualidad! articuladas con movimientos seudo “progresistas” como los “ambientalistas”. Me puse a buscar en internet: ¡Todos estaban financiados por los yanquis! ¡Todos habían recibido becas Guggenheim! ¡Todos tenían financiamiento de la USAID y de Soros! Exactamente lo mismo que pasa en Cuba, donde está la extrema derecha macartista de Miami articulada, ¡oh casualidad! con estas seudo “socialdemocracias republicanas”, Articulación Plebeya, etc. Aparentemente sucede lo mismo en Cuba que en Bolivia. ¿Cuál es la diferencia? Que en la Revolución cubana hay una fortaleza que no estaba en Bolivia, por eso en Bolivia pudo triunfar el golpe de Estado. En cambio en Cuba no van a triunfar nunca.

Rodrigo: Oye, Néstor, aquí en Cuba se dice: la calle es de los revolucionarios, y creo que aquí muchos manigüeros y manigüeras que están en este chat ese día 11 de julio salimos a las calles a defender, a defender la patria, la tranquilidad.

Muchas gracias, Néstor. Dejé los micrófonos abiertos para quien quiera despedirse de Néstor. La Manigua es tu casa, es tu campamento, esperamos tenerte de regreso, deseamos que nos acompañes, como decía Karima, en esta complicidad de la militancia revolucionaria.

Muchas gracias a todos y todas quienes estuvieron presentes, a todos los que participaron. Un fuerte abrazo. Patria o Muerte.

This entry was posted in Cuba, Estados Unidos, Latinoamérica, Literatura, Mentiras y medios, Sociedad civil and tagged , , , . Bookmark the permalink.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>