Hace dos años, el sector del aceite de oliva de Andalucía protestaba por la situación crítica de miles de familias, debido al arancel del 25% al aceite español, aprobado por el gobierno de Donald Trump.
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Un solo arancel, una sola medida, hacía chirriar a todo un gran sector económico de la Unión Europea.
Imaginen que, en vez de una medida aislada, fueran 243 sanciones, destinadas a ahogar la economía de un país mucho más pobre al que, previamente, se le ha impuesto un completo bloqueo financiero y comercial. Es lo que hizo Donald Trump con Cuba.
Pero sigan imaginando. Que fuera la Unión Europea, por ejemplo, la que impusiera ese mismo bloqueo a la economía española, prohibiendo el comercio, las transferencias, el turismo, la venta y compra de tecnología o medicamentos, y el uso del euro.
Que, mediante amenazas y procesos judiciales, impidiera la inversión extranjera, persiguiera los barcos que llevan gas natural o petróleo a la Península Ibérica y, a su vez, negara la entrada a territorio de la Unión Europea a la ciudadanía española.
Imaginen los efectos devastadores en los salarios, las pensiones y las condiciones de vida de la mayoría de la población. Ahora, multiplíquenlos por diez en el caso de un país del Sur, como Cuba.
Por eso, la operación cínica, en prensa y redes sociales, que niega este bloqueo a la Isla es, sencillamente, un crimen.
Cubainformación TV – Basado en un texto de Antonio Maestre – La Marea