La ciencia, que durante muchos años ha dedicado su tiempo a estudiar el Triángulo de la Bermudas, un día pudiera mover su sesgo de interés unos kilómetros hacia el oeste y averiguar cuáles son las condiciones, no menos especiales, que existen en el Estrecho de la Florida y estoy pensando no sólo en la superficie marina, sino en el elemento volumétrico, digamos, hasta la altura de aproximadamente dos mil metros, la cual utilizan los aviones de pasajeros para sus vuelos regulares.
¿Y cuál sería el interés?
Muy sencillo, al menos para nosotros los cubanos.
Ese espacio entre el archipiélago cubano y el borde sur de Key West, influye definitivamente en la inteligencia humana, cuando el recorrido se realiza en orientación sur-norte.
Expongo los ejemplos para mi hipótesis.
Todos los cubanos somos especialistas en tres cosas: el béisbol, la solución del transporte urbano y en cómo producir más en la agricultura.
Un cubano que se respete, puede estar horas demostrando su teoría sobre la zona de strike, la fuerza del bateo, el uso eficiente del combustible y de los vehículos del transporte urbano y cómo poner arrobas de viandas sobre la mesa de cualquier casa criolla.
Ahora, ya en el tema político, si bien el proceso revolucionario se sostiene sobre el apoyo de la inmensa mayoría del pueblo cubano, no es un tema muy llamativo. De esta forma, en algunas conversaciones, cuando ya se lleva un tiempo hablando de política, volviendo al párrafo anterior, existirá alguien que diga: ¿por qué no hablamos de pelota? Tema obvio, en el cual todos nos sentimos más cómodos.
Vuelvo entonces al amplio volumen del Estrecho de la Florida. Muchas personas que aquí sugerían hablar de béisbol, al atravesar las raras corrientes magnéticas de ese espacio del globo terráqueo, automáticamente olvidan su experticia agro-deportiva y se convierten en especialistas “suma cum laude” de la política nacional… disculpen… de su antigua nación y también de la política internacional.
Inesperadamente, luego de ese transitar aero-magnético sur-norte, comprenden y, sobre todo, se expresan y explican, cuál es el camino a seguir para la solución política de los problemas cubanos.
Comprensión básica: el bloqueo no existe.
Los casi doscientos países que durante 30 años han apoyado la resolución presentada por Cuba en la ONU, los premios Nobel, las asociaciones de amistad o cualquiera con dos dedos de frente en todo el mundo que critique esa política genocida del régimen norteño, son personas e instituciones engañadas que, al no tener la experiencia aero-magnética de haber atravesado el Estrecho de la Florida, en su transitar sur-norte, no poseen la capacidad para descubrir la adulteración.
Trump cuando firmaba las bloqueadoras órdenes imperiales, al no haber tenido esa experiencia viajera, le faltaba la inteligencia para comprender la posición manipuladora de la parte cubana, la cual desea que un día existiera algo así como “un bloqueo”.
Ileana Ross, Marcos Rubio, Lincoln Díaz, los compoteros “victoriosos” de Girón, las damas de verde, la Fundación Nacional Cubano-Americana, tampoco poseen la inteligencia para expresar en sus discursos el cambio de la política.
Nadie en el mundo, sólo ellos “illuminatta entre los illuminata”, son capaces de comprender que, mantener esa forma de política restrictiva –la palabra bloqueo no puede existir en su lenguaje—, es hacerle el juego a La Habana.
Alguien que sale en la televisión cubana, más veces que la barra de colores del patrón de pruebas, al atravesar el espacio de las casi bíblicas 90 millas, se convierte en censurado. Con sólo atravesar el mar se llega a ser una mezcla de Gershwin y Velázquez con Cervantes. De igual forma, un boxeador campeón olímpico, jonronero con Santiago o con Industriales, declara no tener nada que agradecer al deporte cubano.
Allí no se perdió el Vuelo 19, ni el avión DC3-NC16002 con una veintena de personas a bordo y mucho menos el carguero estadounidense SS Sandra en su ruta hacia Venezuela, pero sus condiciones físico-esotéricas requieren de una explicación, pues ya son demasiados los que al atravesarlo han perdido, primero la memoria y después la vergüenza.
Como les decía al principio, algo tiene que suceder en ese espacio terrestre-marítimo-aéreo y la ciencia está obligada a explicarlo.
“La pasta Manolo, la pasta !! ” (frase de dos españoles en un animado de Elpidio Valdés)
Muy bueno, la ironía es una gran herramienta.
Saludos
Excelente ironía. ¡Felicidades! ________________________________
Saludos. Desde luego que deben entrar en el juego y demostrar su amor por las “nobles “causas.Alli hay que probar todo el tiempo su lealtad.