Néstor García Iturbe
Tradicionalmente el discurso que pronuncia el presidente de Estados Unidos, denominado El Estado de la Unión se utiliza para explicar a la población estadounidense lo que ha sucedido durante el año que pasó y sobre todo los avances que se han logado gracias a la gestión de la administración que se encuentra en la Casa Blanca.
Es evidente que cuando los asesores de Obama comenzaron a trabajar en el que pronunció el 25 de enero tuvieron que preguntarse ¿Qué decimos? ¿Cuáles son los éxitos a que podemos referirnos? ¿Cuántas promesas del Premio Nobel de la Paz están cumplidas? ¿Mencionamos aunque sea una vez la palabra “CAMBIO”?
Realmente no resultó tarea fácil hablar y no decir nada y en algunos casos ignorar problemas existentes, o mentir sobre otros. Se acordó que al mencionar la palabra “CAMBIO”, se hablara de que este “había sido doloroso” pues de no hacerlo así ni Sarah, la abuela de Obama votaría por él. El discurso debía fundamentarse en lo que va a pasar en el futuro, eso es más cómodo que rendir cuenta de lo que ha pasado, es menos polémico y cumple con el objetivo de comenzar con el mismo la campaña para las elecciones del 2012.
En definitiva, el discurso se convirtió en una lista de buenos propósitos, que pudieran o no alcanzarse, pero que debía impresionar positivamente al electorado que debía pensar: “Bueno, hasta ahora todo ha sido un caos. Vamos a ver si algo de esto resulta y mejora la situación en Estados Unidos. De todas formas le quedan dos años, haga no haga lo que está prometiendo.”
En cuanto a solucionar el desempleo, la fórmula propuesta es muy característica :“Lo que está en juego es si se originan nuevos empleos e industrias con raíces en este país o en otro lugar; si se recompensa el arduo esfuerzo y laboriosidad de nuestro pueblo”; ¿Quién determina donde crear esos empleos? Donde convenga a la iniciativa privada, no donde convenga a la nación. Más adelante, termina el párrafo con una aseveración propia de la doctrina del Destino Manifiesto: “si podemos mantener el liderazgo que hizo de Estados Unidos no sólo un punto en el mapa, sino la luz en el mundo.”
En casi todo el discurso se contaban historias de lo que podía pasar en el futuro gracias al esfuerzo y la inventiva de los estadounidenses, pero poco se habló de las medidas que el gobierno debe tomar para ayudar a que el país salga del hueco en que se encuentra.
Muchas cosas se van a arreglar dentro de 25 años, otras dentro de cinco, en algunos casos no mencionó fecha, pero era evidente que estaba hablando de un número de años muy superior al tiempo que Obama permanecerá en la presidencia. Son unos cuantos problemas que tendrá que arreglar otro.
Los problemas con América Latina fueron mencionados en estilo “relámpago”. Panamá, Colombia, Brasil, Chile y El Salvador. Se acabó América Latina. Sobre Irak, Afganistán e Irán, todo está resuelto. Ahora es solamente esperar. Las crisis de España y otros países europeos, las situaciones en Turquía y más recientemente en Egipto son de poca gravedad, de ahí que no merezca la pena ni mencionar una línea sobre las mismas.
Algo parecido sucede con la crisis energética, la hambruna mundial, los problemas ambientales, los problemas climáticos que están afectando seriamente a distintos países y el terrorismo, por mencionar algunos que el Premio Nobel de la Paz no consideroó lo suficientemente importantes como para dedicarles al menos un párrafo.
En vez de hablar del Estado de la Unión, Obama habló de una Unión que se encuentra en estado. Un estado de gestación que amenaza con dentro de pocos meses en desembocar en una crisis para que el país se encuentre en una situación aún más crítica de la que está en estos momentos.
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