Acabo de leer la historia de Tuyualiya Gea Zamora, una joven qom de Santa Victoria Este, Salta, que en 2003 terminó su educación secundaria. Parecía que hasta ahí llegaba, pero su madre le escribió una carta a Fidel Castro.
Al poco tiempo Tuyualiya fue aceptada en la ELAM, la escuela de medicina cubana creada hace décadas para formar médicos multiculturales e internacionalistas. Son egresados de la ELAM los médicos que integran las brigadas que desde que empezó la pandemia van hacia las zonas más desprotegidas o colapsadas del mundo: Italia, en la primera ola, fue el primer país que los visibilizó, porque allí fueron, cuando el Estado italiano todavía no reaccionaba, y los intereses del polo industrial de Bérgamo eran más fuertes que la pulsión de vida en un país del presunto primer mundo.
La joven médica qom es hoy cabeza del equipo que trabaja en Salta con la comunidad qom para palear la pandemia en una zona a la que sólo ellos (un equipo de médicos argentinos inspirados en la filosofía de la ELAM) decidieron ofrecerse a ir.
En este tiempo trastocado y delirante, en el que la miseria corporativa de la industria farmacéutica muestra sus fauces, y en el que los Estados de esa zona 1 del mundo parecen incapaces de coordinar esfuerzos y pelean, se sabotean, se rapiñan y se engañan entre sí, Cuba brilla.
Aquí tenemos que soportar que algunos cazazurdos que hasta meses parecían amigables esbocen conceptos fascistoides sobre Cuba, Rusia, China, convertidos en pro Braden tardíos y cocoliches.
Todo lo demonizado, todo lo atacado por brutales bloqueos del imperio, lo injuriado hasta el delirio por los medios que cobran pauta de todas partes, si uno hace un poco de foco, se ve con otra luz.
Esos médicos están postulados para el Nobel aunque ese premio no es signo nada más que de un termómetro del clima mundial. Se lo han dado a Obama antes de que invadiera Afganistán pero también ya se lo habían dado a Hayek y Fridman, los popes neoliberales cuyas ideas condujeron al mundo a este abismo.
Como fuere, Cuba siempre fue esa reserva, esa perla cultivada, al ayudamemoria de que otro mundo es posible, como decía Fidel. Ahora ese mundo cooperativo será la única alternativa al festival de canibalismo al que nos invita el lucro de los lavadores de dinero y conciencias. Chomsky dijo en su discurso inaugural de la Internacional Progresista que el único camino para evitar el pandemonium es el internacionalismo. Rusia hace eso cuando sondea cómo proteger a las poblaciones latinoamericanas sin capacidad de lobby ante lobos como los de Pfizer.
La ELAM ha hecho tanto por este mismo camino durante tanto tiempo, sus médicos, formados en medio del bloqueo, han grabado tan a fondo la misión, que es imposible no ver ellos un extraordinario homenaje al Che. Que los ridículos chillen mientras los heroicos hacen.