Mundo Nuevo. Cultura y Guerra Fría en la década del 60 (PDF). Por María Eugenia Mudrovcic

 

Entre los jurados del Premio Casa de las Américas que visitaron Cuba este año 2020 estuvo la ensayista e investigadora argentina María Eugenia Mudrovcic, profesora de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos. María Eugenia tuvo la deferencia de conceder una entrevista para nuestro programa televisivo La pupila asombrada y donar en exclusiva para nuestro blog los PDF de sus importantes libros Mundo Nuevo. Cultura y Guerra Fría en la década del 60 y Nombres en litigio. Del happening desarrollista a la pos Guerra fría.

El primero de ellos lo compartimos hoy con nuestros lectores, en él Cuba, Casa de las Américas y figuras como Guillermo Cabrera Infante, Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes, entre otros, ocupan un lugar central. A propósito traigo acá un fragmento de mi texto de 2006 “De Valencia a Babelia: ¿Un viaje en primera clase?” donde hago referencia a contenidos del libro.

Para descargar el PDF del libro Mundo Nuevo. Cultura y Guerra Fría en la década del 60 pinche aquí.

Con la represión macartista de un lado, y  del otro el Congreso por la Libertad de  la Cultura seduciendo a las izquierdas intelectuales con el dinero de la CIA, habían estrenado los Estados Unidos de la posguerra la exitosa combinación de censura y cooptación. Tal combinación les otorgaría, a la larga, la victoria en la guerra cultural del siglo XX, facilitada por los errores en la conducción de la política cultural soviética. Aunque vale recordar, como ha señalado Carol Brightman[14], que el verdadero antagonista para los oficiales de Langley estaba un tanto más al oeste, en la revista Les Temps modernes y el Jean Paul Sartre de la Rive Gauche. Pero una conmoción llegada desde el sur cambiaría las prioridades: la Revolución Cubana sorprendió desprevenido al Congreso por la Libertad de la Cultura.

La posibilidad palpable de la siempre pospuesta emancipación latinoamericana reuniría  en torno a Cuba y a sus instituciones, como el ICAIC, Prensa Latina ―con fundadores como Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh y Jorge Ricardo Massetti―, y sobre todo Casa de las Américas, a los más relevantes artistas y escritores. Su poder de convocatoria logra en la década de los años sesenta una verdadera hegemonía  cultural, vinculando la propia revista Casa a una poderosa red de publicaciones de sur a norte como Marcha, Punto Final, y Siempre. Se articula así la  difusión de una alternativa de pensamiento opuesta a la dominación norteamericana  que aboga por la vinculación de los intelectuales a los procesos liberadores del Continente. El modelo sartreano de intelectual comprometido ―realmente comprometido― alcanzaba su imagen y posibilidad en América Latina, y atraía desde Cuba la atención del mundo.

Es aquí cuando de nuevo entra en acción la vieja  mezcla de cooptación con represión, pero esta vez a sangre y fuego; entre sus víctimas más relevantes están Rodolfo Walsh, Víctor Jara, Francisco Urondo  y Haroldo Conti. Otros,  con mejor suerte, van al exilio europeo, y para alguno de ellos, la lejanía de Cuba y de Casa de las Américas supone estar cerca de la hija latinoamericana ―nacida en París― del Congreso por la Libertad de la Cultura,  apadrinada  luego por la Fundación Ford: la revista Mundo Nuevo. Esta publicación sería encargada de reclutar a  editores franceses y españoles para el lado amable de la conspiración y  de promover entre  los escritores de América Latina aquellos que deberían ser sus “verdaderos” temas y preocupaciones.

Las gestiones del primer director de Mundo Nuevo, Emir Rodríguez Monegal, ante el editor Carlos Barral para que este aceptara publicar la novela Tres tristes tigres, de Guillermo Cabrera Infante, corresponsal londinense de la revista, son un ejemplo emblemático de esta labor. El manuscrito premiado en 1964, Vista del amanecer en el trópico, terminó cambiando y publicándose como Tres tristes tigres en 1967, no solo por la muchas veces aludida censura franquista, sino sobre todo porque el mismo Cabrera Infante consideró el original  una obra “un poco sartreana” y un “libro políticamente oportunista”. Las reticencias que la  transformación del que fuera diplomático cubano  en “exiliado”, despertaban entonces en el editor catalán fueron deshechas por el director de Mundo Nuevo. Según palabras  del  propio autor, la edición española de la novela  se debió “en gran medida” a que Rodríguez Monegal  “persuadió” a Carlos Barral para que la publicara.

Una notable investigación de la escritora argentina María Eugenia Mudrovcic califica de “historia sinuosa” el modo en que Emir Rodríguez  Monegal gestionó la publicación y promoción de autores cubanos en los que Mundo Nuevo tenía especial interés.  Mudrovcic documenta de manera contundente la relación de Mundo Nuevo con la CIA, su papel en el lanzamiento de algunos de los protagonistas del llamado boom de la literatura latinoamericana y en la búsqueda de su ruptura con la Revolución Cubana, desmintiendo los pretextos que después enarbolaron quienes terminaron abrazando la tan deseada ruptura. La carta de Rodríguez Monegal al peruano Jorge Luis Recavarren, de fecha tan temprana como el 30 de Junio de 1967, sobre el futuro otorgamiento del premio Rómulo Gallegos a Mario Vargas Llosa, revela la ruptura con Cuba como un  objetivo a alcanzar paciente y calculadamente: “como es casi seguro que le den el premio Rómulo Gallegos a Mario, él va a ir a Venezuela al Congreso de Caracas que se reúne a principios de agosto  y al cual yo voy a ir también. Estoy casi seguro que si le dan el premio R.G. y si Mario acepta, los cubanos le van a escribir una de esas famosas cartas abiertas como la que le escribieron a Neruda. Este es mi cálculo y por eso te pido que no provoques ninguna colisión entre Mario y nosotros. En este juego, querido Jorge Luis, no hay más remedio que tener  paciencia.”

Oponer al compromiso social del intelectual el modelo exitoso de un Carlos Fuentes —que se confiesa en el primer número de la revista un contemporáneo de los latinoamericanos “en las mercancías y en las modas”— será otro de los superobjetivos de Mundo Nuevo.

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