Iroel Sánchez
Curiosamente, las dos sesiones más recientes del juicio por perjurio contra el terrorista Luis Posada Carriles en El Paso, Texas, han contado con extraños componentes dizque artísticos. Uno, es la polémica alrededor de si se debía presentar o no como prueba “la pintura” que el acusado obsequió a la periodista del New York Times Ann Louise Bardach, luego de que esta lo entrevistara.
Fue a Bardach a la que Posada le dijo que había sido el autor intelectual de la las bombas en instalaciones turísticas cubanas durante 1997, que costaron la vida de un ciudadano italiano, cosa que ahora niega. Los fiscales pretenden demostrar, con la dedicatoria en el cuadro: “A mi amiga Ana, que comprende nuestra causa por una Cuba libre”, que Posada quedó satisfecho con la entrevista. Por raro que parezca la periodista valora altamente el obsequio de su entrevistado, e hizo resistencia a presentarse con él ante el tribunal.
El otro, ha sido el insólito teatro montado por la defensa del terrorista para ocultar que el acusado conoce inglés y con eso argumentar que no mintió sino que entendió mal, tanto las preguntas de Bardach como su interrogatorio ante oficiales de inmigración.
Pero más sorprendente que el apego a los primitivos brochazos de Posada por una periodista que ha laborado en esa capital del arte contemporáneo que es New York y la pérdida de tiempo debida a la estrategia de la defensa empeñada en ocultar lo evidente, fue la revelación que tuvo lugar este martes. De boca de la testigo Gina Garett Jackson hemos conocido que la misma fiscal que acosó implacablemente a los cinco cubanos que recababan información sobre actos terroristas contra Cuba es la que se negó a procesar penalmente a Luis Posada Carriles, luego de su reaparición en Miami. Un hecho que, a pesar de lo escandaloso, ha sido silenciado por la gran prensa norteamericana.
Todo esto ha sido complementado por la presencia en El Paso de otros terroristas que acompañan a Posada, no en una celda, sino en un lujoso hotel, como ha resaltado el corresponsal en Estados Unidos del diario mexicano La Jornada. Uno de ellos, ha amenazado de muerte al abogado José Pertierra, que representa en Estados Unidos la solicitud de extradición contra Posada del gobierno venezolano y que por tal razón está presente en el juicio.
Explicando lo que sucede a los que no estamos familiarizados con la justicia norteamericana, Pertierra ha dicho en una de sus crónicas desde El Paso, publicadas en el sitio Cubadebate, que “en los Estados Unidos, el litigio es más teatro que evidencia”. Pero en El Paso, por obra y gracia del juego a las mentiras entre fiscales y defensa, y con perdón de los practicantes de ese antiguo arte, el teatro está deviniendo un circo donde la verdad está siendo degradada y las fieras andan sueltas. (Publicado en CubAhora)