Néstor García Iturbe
Algunos analistas políticos siempre han planteado que después de los primeros dos años de una administración, muchos de los que están laborando en la misma comienzan a buscar trabajo en el sector privado, pues siempre es mejor hacer eso desde un puesto en el gobierno que desde otra posición.
Otro momento en que los funcionarios de una administración se lanzan de forma desesperada a la búsqueda de puestos de trabajo es cuando se están acercando las elecciones presidenciales y existen grandes posibilidades de que el presidente no sea reelecto.
No obstante todas esas teorías políticas, la salida de una administración de un grupo considerable de funcionarios, siempre debilita la misma y por lo regular si el grupo es muy grande, representa un síntoma que no puede pasar desapercibido por la población ni por los miembros del partido contrario.
En relación con la administración Obama, no puede negarse que muchas de las promesas realizadas no ha podido cumplirlas hasta el momento. El premio Nobel de la Paz está tratando por todos los medios de disminuir el presupuesto del Pentágono, sin tomar en consideración las funestas consecuencias que esto le trajo a Carter, lo que en su caso se pudiera reflejar en Iraq y Afganistán.
La situación económica del país no acaba de despegar y el propio Secretario del Tesoro, Timothy Geithner, ha planteado que Estados Unidos está al borde de la quiebra, por lo que los colaboradores de Obama están buscando asegurase empleo antes de que venga el cataclismo, sin esperar a los últimos meses de la administración.
Considero que Obama también está tratando de sacar partido de esta situación y aprovecha la misma para colocar en puestos claves a personas que sean más aceptables para los republicanos, con los que ha llegado a ciertos acuerdos, encaminados a no encontrar una férrea oposición a sus proyectos en los próximos dos años y tratar con eso de que no se conviertan en sus dos últimos años. Pudiera decirse que Obama ha aprovechado el momento para darle agua al dominó.
La salida del sionista Ralph Emanuel de un puesto de extraordinaria importancia, como el de Jefe de Personal de la Casa Blanca se trata de compensar con el nombramiento de William M. Daley, que fuera Secretario de Comercio en la administración Clinton. Todavía no está decidido, pero esto le daría mucho poder a Hillary, que trata de manejar el gobierno desde su cargo de Secretario de Estado.
Se ha planteado que Gene Sperling, uno de los consejeros del Secretario del Tesoro sea nombrado como Director de Consejo Económico
Nacional, encargado de dictar la política económica que debe seguir la administración. Sperling, que ocupó este mismo cargo durante la administración Clinton, sustituirá a Lawrence H Summers. Otro punto para Hillary.
Dentro de la lista de los que abandonan el barco se encuentra Robert Gibbs que estaba actuando como Secretario de Prensa de la Casa Blanca y es una persona bastante cercana a Obama. Este dijo que saldría del gobierno en Febrero, lo que puede dar tiempo para buscar un sustituto.
Otros cambios que se han anunciado son los de Jacob J. Lew que ocupará el cargo de Sub Director de Presupuesto y la salida del equipo de Ron Bloom que abandonará su cargo en la Secretaría del Tesoro.
A estos cambios deben agregarse algunos que se han llevado a cabo en las últimas semanas, como el de David Axelrod, uno de los principales asesores del presidente y el de Jim Messina que era el segundo de Emanuel, los cuales se escudaron en comenzar desde ahora la campaña de Obama para la presidencia.
Evidentemente Obama está tratando de cambiar el “look” de su equipo y sacar del mismo a los que pudieran calificarse como liberales o moderados para incluir otros que son conocidos centristas. Estos cambios y otros que pudieran suceder en los próximos días debe realizarlos antes de pronunciar a fines de enero, en el Congreso, el discurso anual sobre El Estado de la Unión, que precederá a la presentación del presupuesto de la nación.
Si el discurso sobre El Estado de la Unión verdaderamente refleja la situación en que se encuentra Estados Unidos y proyecta lo que puede pasar en los próximos meses con una Cámara de Representantes donde la mayoría está en manos de los republicanos, Obama tendrá que hacer nuevamente lo que él sabe hacer mejor, realizar promesas que nunca cumplirá.
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