Segunda parte de la entrevista que los investigadores sociales Fernando Luis Rojas y Carolina García Salas me han realizado para la serie “¿Qué socialismo?” publicada en el sitio web de la revista Temas. Esta concentra los asuntos más relacionados con la sociedad civil.
FLR: ¿Cuáles crees que son los rasgos y espacios propios de una sociedad civil socialista?
IS: Yo no soy un teórico del tema y hay gente que ha estudiado y escrito sobre esto con mucha propiedad. Hay un concepto hegemónico de sociedad civil, que se ha usado desde la década del 70 del siglo pasado para imponer la lógica neoliberal, pero como yo la entiendo, no es una sociedad civil antagónica al estado socialista, es una sociedad en la que aspiramos a que no haya excluidos, donde esté todo el mundo adentro. En las sociedades civiles que nos proponen como modelo si no tienes dinero no tienes voz.
Yo diría que la nuestra es muy diversa y su heterogeneidad se ha multiplicado en los últimos años. También es muy crítica y altamente instruida y tiene una alta cultura política, lo cual se vio reflejado en el debate en torno a la nueva Constitución. No diría que es ideal, pero estas me parecen realidades indiscutibles por más que haya inconformidades.
CGS: ¿Esa relación particular que tiene la sociedad civil socialista con el estado puede ir en detrimento de su autonomía?
IS: Pensando en la realidad histórica de nuestro país, no es coherente suponer la posible perversión de la relación entre el Estado socialista y la sociedad civil cubana que en buena medida es hija de la Revolución. El estado revolucionario en manos del pueblo cubano es un instrumento de poder –el más importante–, un medio de ejercer la voluntad popular autónoma, no un fin en sí mismo; tiene en la sociedad civil su fuente de legitimidad y poder, se fundamenta sobre espacios institucionales abiertos a la participación revolucionaria de la ciudadanía. De lo que se trata entonces es de perfeccionar estos espacios de participación popular.
En los Objetivos de la Primera Conferencia del Partido, se habla de reforzar la autonomía de las organizaciones sociales y de masas, que son una parte importante de la sociedad civil cubana. Yo creo que al estado socialista le conviene una sociedad civil activa, participante, que tenga un diálogo constante con él. Creo que si se formaliza eso, si se esclerotiza eso, pierde el socialismo, el socialismo necesita eso como el aire, como el oxígeno.
FLR: Uno de los retos que mencionabas en la primera respuesta era el insuficiente control popular y la necesidad de revitalizar espacios que no están siendo funcionales ¿Cómo se relaciona esto con tu visión de la sociedad civil socialista? ¿Qué rol y alcance crees que tendría?
IS: No, no son suficientemente funcionales. Por ejemplo, nosotros le damos mucho peso a las auditorías, al control interno que se hace una vez al año a nivel nacional, pero es que hay estructuras y organizaciones que están ahí todo el tiempo y deberían ejercer de mejor manera y cotidianamente su liderazgo. Si hubiera un control popular sistemático y efectivo, las cosas funcionaran de otra manera. El Consejo popular, donde están representados los delegados electos por el pueblo, pero también las organizaciones de la sociedad civil socialista en la comunidad, es una estructura genial, pero tiene que tener autoridad y poder sobre las entidades enclavadas en su entorno, especialmente las que brindan servicios al pueblo. Si capacitas a los miembros del Consejo para ejercer ese control y les das autoridad, y los resultados de ese control influyen –como las auditorías- en los ingresos de quienes prestan esos servicios, eso puede transformar radicalmente el escenario actual en temas que afectan cotidianamente la vida del pueblo. Ya no ocurriría jamás, por ejemplo, que el administrador de una entidad de servicios se ausente a una Asamblea de rendición de cuentas. A mí me parecen muy bien las auditorías, son mecanismos universales, ¿pero qué es lo que distingue al socialismo? Lo distingue el control popular.
Se trata de respetar al pueblo, al soberano ¿qué más autoridad que la del pueblo? Yo creo que va a haber un reforzamiento de eso con la descentralización. Necesitamos un país descentralizado que no pierda la capacidad de tomar las pertinentes decisiones centralizadas y preserve su cohesión. En esa dirección van los proyectos con los municipios. Descentralizar al municipio fortalece al delegado, porque esa Asamblea donde él está va a tener un mayor poder. También hay otras potencialidades porque en qué lugar del mundo el secretario de la sección sindical o el presidente de una organización estudiantil son miembros de un Consejo de Dirección con voz y voto. Aquí, en la Constitución la Central de trabajadores tiene iniciativa legislativa, cuando hay un Congreso de estudiantes o de los artistas, los organismos corren y están allí dando explicaciones y después tienen que rendir cuentas de qué hicieron. Esa es la sociedad civil funcionando, puede ser mejor, pero tiene un poder real e influyente.
Ese es un privilegio nuestro, no del socialismo al que aspiramos, sino del de ahora, de ese “realmente existente”. El problema está en cómo eso funciona sistemáticamente y en las bases, porque a veces depende de las personas y de las organizaciones y sus mecanismos para chequear los procesos, los acuerdos, rendir cuentas, convencer, explicar. Tenemos las estructuras, pero hay que dinamizarlas.
CGS: ¿Esa sociedad civil socialista comprende y reconoce a las personas que viven fuera del país? ¿A las personas u organizaciones con intereses antagónicos a los del estado?
IS: Acaba de ocurrir, en las consultas y debates sobre la Constitución, participó la sociedad civil que no está en Cuba y la tendencia ha sido que eso haya venido ocurriendo en distintos espacios cada vez más naturalmente, aunque por supuesto haya que seguir avanzando en esa dirección. Ahora bien, si tú te integras a un aparato de otro estado para antagonizar con este, y recibes de él recursos para ese objetivo, tú perteneces a otra sociedad civil, o a otro estado, no a la de aquí. Si tú vienes, como sucede hoy con la mayoría de nuestra emigración, en igualdad de condiciones, no hay ninguna maquinaria detrás de ti, es otra cosa.
Uno de los pocos textos de la Carta Magna anterior que se mantiene en la Constitución actual y que según se reflejó en el debate y en el resumen que se informó en la Asamblea Nacional no fue objeto de cuestionamiento es el que dice que todo cubano tiene derecho a combatir, por todos los medios, incluyendo la lucha armada, contra quien intente cambiar el régimen político y social proclamado en esa Constitución, la Constitución legitima ese derecho individual. Por otra parte, la asociación con la intervención en la política nacional de organizaciones y estados extranjeros es un asunto condenado en las legislaciones de la mayoría de los países.
Reblogueó esto en La Esquina Roja .
Estimado Iroel, te escribo por el blog puesto que no tengo tu correo. Nos conocimos hace ya más de una década en las jornadas por el progreso de la humanidad en Oviedo. Estoy trabajando en un proyecto en Cuba y me resultaría muy interesante conocer tu opinión, si me pudieses enviar un email a la dirección con la que registro el comentario, te explico todos los detalles.
Un fuerte abrazo