Cada vez que leo o escucho la afirmación de que ahora – y aquí el adverbio que congela el tiempo es muy significativo – es imposible, viene a la mente de inmediato y con toda naturalidad el correlato equivalente de esa noción desalmadora y desarmadora, a fuer de aspirar a ser “realista”: hagamos hasta donde sea posible.
Si hay algún evento político humano que el común de las personas, – y el sentido común -, siempre cree imposible, es una revolución social radical, o que el asalto de un puñado de imberbes a un cuartel con unos pocos y precarios fusiles tenga, a pesar de su muy probable fracaso inmediato, un enorme éxito en términos de significado político.
En la historia de Cuba, ¿cuántas veces las condiciones “objetivas” pudieron erigirse ante los hombres como el muro más difícil (imposible!) de socavar?: pues en cada una de las circunstancias en que surgieron – y siempre tarde o temprano surgen – los hombres capaces de llevar consigo a otros hombres también dispuestos a soñar, actuar y hacer estallar los engañosos límites de lo posible.
La poesía, en Rimbaud dijo: “hay que actuar, hay que cambiar la vida”. Y la energía política revolucionaria de Lenin respondió en ¿Qué hacer? : “…hay que soñar”.
Cambiar todo lo que debe ser cambiado exige del sueño y de la acción, pero ambos revolucionarios. Si el sueño transformador es revolucionario, a la vez que está afincado firme y lúcidamente en la valoración de la realidad y las probabilidades, no ausculta ni sopesa “lo posible” para comprobar si la señal que le envía exige renunciar, convertida el ansia en una estatua de sal ante las dificultades. Sino para buscar la mejor vía para intentar lo imposible. Entre las muchas, esa es la lección superior de Fidel, que no hace más que continuar una herencia de los grandes revolucionarios que le anteceden en toda la historia.
Todo lo que se intentó en Cuba, desde el 68 acá para lograr la libertad y la autodeterminación era, a los ojos de los muchos, imposible. O mejor, le resultaba imposible a las subjetividades ancladas en la cárcel de lo inmediato, férreo, anodinamente cotidiano.
Ahora nuestro necesario cambio de mentalidad, si pretende ser revolucionario – y no otra cosa que revolucionario, comunista, pudo significar Fidel con los términos “cambiar lo que debe ser cambiado”, – no debe consistir en abandonar el sueño poético, y la acción leninista por lograr lo que se presenta imposible y no rendirse ante la normalidad impuesta.
Para justificar renunciamientos, adaptaciones y abandonar la necedad, se evoca repetidamente que los tiempos han cambiado, en un sentido desmovilizador, como si en estos tiempos no hubieran más justificaciones, peores condiciones universales y locales, para seguir intentando lo imposible.
Lo imposible, en este mundo, es no rebelarse, no indignarse, no luchar. Y sobre todo se va haciendo cada vez más imposible, abandonar el sueño del socialismo, del comunismo y de las revoluciones.
Cambiar lo que debe ser cambiado no debe leerse fuera del contexto, ni del contexto histórico, ni del contexto de todo el significado que le da la ruta de vida seguida por Fidel, ni tampoco interpretado al margen del contexto de toda la definición. Para obtener de esas palabras la justificación de un retroceso siempre habrá razones en quienes haya hecho mella el desaliento, una falta de inspiración que nunca fue fidelista. Un aparente imposible siempre estará en la acción humana capaz de romper los límites donde otros ven que nada distinto puede intentarse.
Reblogueó esto en La Covacha Roja.
Reblogueó esto en Golpeando el Yunque.
¨Cambiar lo que debe ser cambiado¨ es cierto, algunos por ahí la usan para confundir y desmovilizarnos, y ante esas retóricas engañosas hay que ser radical; desenmascarar al seudo-revolucionario y llamarlo (traidor)!!
Carlos desde hace ya algún tiempo ,sobre todo después de la muerte del comandante, han salido del closet oportunistamente, personajes con cierta o con gran relevancia mediática, intentando apropiarse de los términos de la verdadera izquierda revolucionaria y comunista cubana, algunos intelectuales comprometidos como tú nos han ido alertando de este fenómeno metamórfico, y el termino que mas cínicamente han tratado tergiversar es el de cambiar, que casualidad, cambiar no es renunciar , ni a los sueños de igualdad ni a la aspiración y construcción de la sociedad comunista, cambiar no es destruir los pilares de ética, solidaridad y humanismo que hemos construido en mas de cincuenta años, muchas veces, en nombre de ese humanismo he escuchado frases como esta,´´desde el triunfo de la Revolución hasta hoy lo que se ha hecho es cerrar, cerrar, y cerrar aún más. ¿Por qué no probamos a abrir?´´ o ´´ y la riqueza no se va a crear poniendo trabas sino permitiendo que la gente pueda buscársela, porque el que no tiene, aunque sabe que el bloqueo existe, sufre más las trabas internas y en su imaginación es el propio país el culpable´´. ¿En nombre de quien hablan estas personas?, ellos llaman a nuestra resistencia ´´ un círculo vicioso que hace mucho padecemos y que la única manera de romperlo es ser valientes y afrontar los riesgos, porque prohibiendo y recortando lo venimos haciendo desde hace más de medio siglo y creo que ya es hora de intentar, de probar otras soluciones´´, valentía y arrojo para enfrentar y vencer todos los ataques del imperio más poderoso y sanguinario de la historia, es lo que le ha sobrado a este pueblo y que no necesitamos abogados ni portadores que hablen en nuestro nombre.
Iroel permíteme reproducir aquí algo que escribí hace algunos días y creo que esta en armonía con los propósitos de Carlos con este trabajo, gracias.
´´Nunca es tarde cuando los propósitos son nobles´´. ¿Qué pretenden los que, por devoción o por ´´confusión´´, demonizan el articulo 349 ?,¿la libertad de creación? , o el libertinaje anárquico y mutilador de la cultura y la paz espiritual de nuestro pueblo, ¿enderezar la pirámide invertida, tanto en la promoción como en la comercialización con ordenamiento de las jerarquías estéticas?, o que se profundice y endémice el cambalacheo seudo artístico y oportunista de la industria de la chatarra cultural. Con los que por devoción demonizan el 349 con macabras intenciones, no amerita ni si quiera el debate, ellos han sido los más beneficiados de la anarquía, pero a los confundidos convendría recordar en primer lugar que casi todos los artistas que nacimos después de los años cincuenta del siglo XX, nos formamos en las instituciones revolucionarias, sin distinción de clases, ni de rasas, ni de credos, ni de nada, el talento era la única condición previa, y después de egresados , con una garantía casi absoluta de trabajo para todos, en instituciones que se esforzaban por funcionar, con problemas, ¿ quién no los tiene?, pero funcionaban, la ingenuidad no nos puede hacer perder el rumbo, el sálvese quien pueda y a como de lugar, no debe seguir siendo el camino ni el fin. Colegas, es cierto que algunas de nuestras instituciones la han estado dirigiendo personas con comportamientos de delincuentes comunes, con actuaciones depredarías intencionadas. Y no dudar para nada, que algunos de estos cuadros o empresarios incultos e inescrupulosos, y visiblemente articulados con las mafias de la industria cubana de la chatarra y el ocio musical , muchas veces dicen interpretar y actuar en nombre de la institución, y es ahí donde la incomunicación ha dejado nefastas consecuencias, contribuyendo a que muchos artistas, hoy, sostengan en sus imaginarios la ingenua y patética ilusión que para ellos sería mejor la ausencia institucional para la concreción de sus seducidas y trasnochadas aspiraciones de prosperidad ,si hoy, con las instituciones presentes ,con sus autismos y disfunciones, tenemos distorsiones, mañana, sin ellas, solo tendremos el caos y la anarquía cultural, gracias a nuestra fecunda ingenuidad y a las renovadas estrategias para los reiterados e históricos propósitos de nuestro nuevo´´ amigo ´´.Eliminar la institucionalidad es uno de los primeros pasos para los objetivos de reconquistarnos. Fidel decía que, en las peores de las circunstancias, lo primero que había que salvar es la cultura, y alguien piensa que el imperio no lo sabe al igual que Fidel, que es ella la que nos ha hecho resistir en más de cuatrocientos años, es por ello que nuestro nuevo amigo es a lo que más ataca, Barnet siempre ha dicho que nuestra cultura es la del cimarronaje, ¿es que ingenuamente alguien pueda pensar que existe alguna mejor alternativa que no sea la de resistir, y avanzar con nuestras propias fuerzas identitarias .Luchemos por perfeccionar nuestras instituciones, pienso que esta batalla debe comenzar por la restauración de la ética del artista, a partir de la restauración de la confianza y credibilidad en el acceso justo y equitativo al trabajo, y que parta de una jerarquización restaurada, debemos convencer al artista a que se aparte de las prácticas indignas y humilladoras, el dialogo en este sentido tiene que ser ya, hay muchos jóvenes involucrados en el sálvese quien pueda, y ha como de lugar, y se está comprometiendo el futuro, los caballos de Troya que desde dentro han contribuido a la anarquía, y que hoy permanecen en nuestro sector, deben ser sustituidos ya, el restablecimiento de la confianza no puede lograrse con parches. Nuestro presidente Diaz Canel decía :´´ Si la burocracia es funesta en todos los sectores, en el de la cultura puede ser particularmente dañina ´´ , y yo me pregunto, nos hemos detenido a revisar, lo rebuscado y complicado que resulta la interpretación de los instrumentos legales que rigen la actividad de la música en su más amplio espectro, y que muchas veces a los auditores comunes de cualquier otra actividad les cuesta trabajo o sencillamente no los comprenden, a mí me parecen excesivamente centralizadores, y que no tienen en cuenta las particularidades de cada territorio, en ocasiones resultan contradictorios unos con otros, restrictivos e invalidantes al verdadero desarrollo de los procesos musicales, y en otras circunstancias, demasiados benévolos y permisivos, con una alta dosis de subjetividad perniciosa, y que conceden grandes brechas por donde se mueve el oportunismo corrupto y articulado, que desgraciadamente a veces corroe algunos de nuestros miembros de los consejos técnicos, y daña, si es que así se pudiera llamar, la credibilidad y la transparencia de la institucionalidad, y en muchas ocasiones , lejos de funcionar como un instrumento disuasivo y de contención frente a las paradójicas y entrecomilladas ilegalidades musicales, más bien se comportan como catalizadores que estimulan lo que realmente constituye ilegalidad, y cuando surgen los conflictos por injusticias, por abusos de poder, el acoso, la mutilación de programas, de eventos, de jornadas , de unidades artísticas, y el intento de estigmatización a determinados artistas por sus posturas contestataria a la depredación burocrática, entonces aparece, la morosidad, la indiferencia y el silencio que se pinta cómplice de todas estas distorsiones. A pesar de los humanos pesares, yo estoy seguro que Nunca es tarde cuando los propósitos son nobles , destruir las instituciones no es el camino, cuando menos, eso solo servirá a los propósitos de quienes más la han dañado.