Estados Unidos y el éxodo centroamericano. Por Ángel Guerra Cabrera

 

El éxodo de centroamericanos, principalmente hacia Estados Unidos, ha sido visibilizado por la actual caravana que atraviesa México, pero es un fenómeno de larga data. El 2017 la Organización Internacional de Migraciones, agencia de la ONU, informó que 450 mil migrantes, predominantemente centroamericanos, cruzan anualmente México rumbo al país del norte. Este fenómeno comenzó a tomar auge en los años ochenta del siglo pasado a consecuencia del masivo apoyo de Washington a los ejércitos y fuerzas represivas de El Salvador y Guatemala en su cruenta guerra contra los movimientos de liberación de esos países que, junto a Honduras, fueron muy afectados. La guerra originó, sobre todo en El Salvador, un gran flujo de refugiados, entre ellos miles de jóvenes huérfanos, rumbo a la potencia norteña.

No era la primera ni la última ocasión en que el imperialismo estadounidense intervenía en los países centroamericanos.  Desde principios del siglo XX Washington envió decenas de veces los marines a imponer sus deseos a esa región de nuestra América. Es conocida la heroica gesta de Augusto César Sandino y su “pequeño ejército loco” contra la intervención militar yanqui del primer cuarto del siglo XX en Nicaragua. Décadas después, ese país y el gobierno de Frente Sandinista de Liberación sufrirían una implacable y sangrienta agresión del gobierno de Ronald Reagan. Un ejército contrarrevolucionario organizado y armado ilegalmente por Estados Unidos era abastecido por aire desde Honduras en un operativo de la CIA, el Irán-Contras, implementado desde allí por terroristas de origen cubano. Los aviones venían cargados de armas desde territorio estadounidense y regresaban con drogas a ese país. A la vez, esa agencia articuló los escuadrones de la muerte que, a costa de graves violaciones a los derechos humanos, mantuvieron a raya a los revolucionarios hondureños.  En 1989, George Bush padre ordenó la artera invasión de Panamá, que costó la vida de 3000 personas.

En 2009, desde la Base Militar de Soto Cano, en Honduras, donde radica la Fuerza de Tarea Bravo del Comando Sur de Estados Unidos, este digitó el golpe de estado contra el presidente Manuel Zelaya. Esa acción tiene mucho que ver con los hechos que han conducido a la migración masiva de centroamericanos. Zelaya ingresó al ALBA y estableció una fluida relación de cooperación con la Venezuela chavista. Logró que la OEA levantara la exclusión de Cuba en una asamblea general del organismo celebrada en su país e intentaba organizar una asamblea constituyente para transferir al pueblo hondureño el control de su soberanía nacional y de sus recursos naturales. Nada de esto era tolerable para Washington, que no solo ordenó el golpe sino hizo cuanto estuvo a su alcance para consolidarlo. Desde entonces todas las elecciones en Honduras han sido fraudulentas, incluyendo la que aupó al actual gobernante Juan Orlando Hernández. Zelaya, aliado a la Nicaragua de Daniel Ortega, habría sido un obstáculo para los planes de saqueo y expansión territorial a través de las transnacionales mineras y las llamadas Zonas Económicas Especiales.

La génesis de la actual e incontenible corriente migratoria fue la aplicación a rajatabla en Centroamérica de las políticas neoliberales diseñadas por el llamado Consenso de Washington, que se han hecho cada vez más cruentas e insostenibles. Los pueblos de América Latina y el Caribe están siendo sometidos a una segunda reconquista y recolonización, a través de las empresas trasnacionales y la militarización impulsada por Estados Unidos, que incluye la presencia de bases militares en nuestros países. Gobiernos satélites del imperialismo brindan todas las facilidades a las transnacionales en sus planes expansionistas de acelerada depredación de los recursos naturales y superexplotación de la fuerza de trabajo. Todo ello mediante el despojo de sus tierras y aguas a comunidades indígenas, afrodescendientes y campesinas, reprimidas, cuando se rebelan, no solo por los cuerpos de seguridad. También, con frecuencia, por el llamado crimen organizado, que resulta muy recompensado a cambio. Unido a esto, la ruptura de cadenas productivas que ha conducido a la desindustrialización y a la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo.

Esta agresión neoliberal a las formas previas de organización productiva capitalista, con el consiguiente desempleo y quiebra del tejido social es la causa mayor del creciente desplazamiento y éxodo forzado de millones de personas hacia Estados Unidos. Pero la agrava considerablemente el auge imparable de las organizaciones criminales y la brutal violencia que ejercen contra pueblos y comunidades, cuyo mapa de actuación se superpone al de los megaproyectos del neoliberalismo 3.0.

No es en Caracas, es en Washington, donde hace tiempo se viene gestando la tragedia migratoria de Centroamérica y México.

Twitter: @aguerraguerra

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14 Responses to Estados Unidos y el éxodo centroamericano. Por Ángel Guerra Cabrera

  1. Antonio Gonzalez says:

    Sin embargo esta marcha surgida en pocos días como un acto de magia resulta muy necesaria para los objetivos inmediatos del actual gobierno en Washington y eso la convierte en muy sospechosa de ser una manipulación.
    Si se combina con el tambien actual show de las supuestas bombas enviadas por correo, se pone de relieve de que algo “ fu “ se esta cocinando en la antesala de la votación en las elecciones intermedias en las que esta en riesgo de perderse por los republicanos la mayoría en la Camara de Representantes, lo que complicaría bastante la situación para el actual gobierno.
    Todo estos shows pudieran buscar compensar el efecto negativo ante la actitud gubernamental frente al asesinato del “supuesto” periodista saudita en Turquia anteponiendo las ganancias por la venta de armas a los derechos humanos del que hoy se sabe que mas que simple periodista era un viejo agente de la CIA.

     
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  3. Rodolfo Garva says:

    Antonio, estoy totalmente de acuerdo con lo que comentas.
    Resulta bastante sospechoso que ese éxodo masivo de centroamericanos haya surgido de manera másiva y espontánea.
    Por ahora se habla de más de 7,000 personas pero seguramente a la caravana se unirán otros centroaméricanos varados en México que no ha podido continuar su camino a usa sobreviviendo a base de mendicidad.
    Rayó en el ridículo el energúmeno de la casa blanca cuando afirmó que esa caravana va infiltrada por terroristas de oriente medio.
    Se evidencia un fuerte tufo de oportunismo electoral.

     
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  6. Maño says:

    Todo movimiento masivo de seres humanos, sean venezolanos, cubanos, sirios, mapuches, marroquíes, mexicanos o de alguna otra parte del Mundo es una desgracia humana causada por una distribución injusta de las riquezas del planeta en manos de los oligarcas, el tema es cuando la prensa hegemonía en las manos de estos últimos utiliza la situación para atacar, un país, un sistema.
    No seriamos justos para con los seres humanos involucrados en semejante tragedia responder con la misma moneda, pero tengo una ganas inmensa de decirlo, “no me había enterado que el Socialismo había llegado a Hondura”…
    Saludos

     
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  8. juan carlos corcho vergara says:

    Totalmente coincido con Rodolfo y con Antonio González, los imperios en fase de descomposición acuden a las practicas mas aberrantes que podamos humanamente imaginar, y todavía hay quienes se dicen de izquierda pero no tienen escrúpulos en coquetear con el monstruo imperialista aunque en apariencia se solidaricen con los emigrantes, pura falacia.

     
  9. Rodolfo Garva says:

    Mis saludos hermano Corcho,
    Uno que no es de izquierda y carece de escrúpulos es el todavía presidente de México Peña Nieto al “solidarizarse” con los inmigrantes ofreciéndoles escuelas, hospitales, alimentos, etc. a condición de que se mantengan en los estados del sur mexicano Chiapas y Oaxaca. Solamente le faltó decir que no sigan para el norte.
    Es un claro sometimiento a las órdenes de su amo yanqui.
    Cuánta ignominia!
    abrazo

     
  10. mepiamo says:

    De que están siendo pagados no hay dudas. Hay vídeos en que se ve a los activistas repartiendo dinero. Lo que no se sabe es de donde viene el dinero.

     
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