Hace casi dos años, a partir del video de la entrevista realizada al Che por la periodista estadounidense Lisa Howard, Susana Aulet nos envió un correo electrónico gracias al cual supimos que su padre, Roberto Aulet, quien trabajaba entonces en la Dirección de Prensa e Información del MINREX, y atendió a Lisa Howard durante su estancia en Cuba, era el traductor que acompañó al Comandante Ernesto Guevara en ese encuentro que tanta resonancia tuvo cuando lo transmitimos en dos emisiones de La pupila asombrada, y nos contó aspectos poco conocidos que le relatara él sobre aquella memorable ocasión.
Ahora Susana, fiel televidente de La pupila asombrada, me envía otro correo, este con el ejemplo de de un establecimiento de trabajadores por cuenta propia que destaca por sus prácticas solidarias que opina debe ser recogido por nuestros medios de comunicación.
Iroel:
En un portal de la calle L ente 17 y 19 hay un restaurancito llamado “Doña Adela” donde cada día le agencian almuerzo gratis a personas de bajos recursos de la comunidad, principalmente a ancianos solos y enfermos. La relación calidad/precio es excelente, cocinan muy rico. La oferta no es muy amplia ni muy lujosa, pero tanto la higiene del lugar como la exquisitez de los platos sobrepasan con mucho lo que una está acostumbrada a ver en esta ciudad. El plato más caro (lo que nuestros padres llamaban “una completa”) cuesta 50 pesos CUP y la ración es abundante -“como le gusta comer a los cubanos”- me explicaron.
Pero también venden potajes, sopas, arroces, deliciosas chicharritas, jugos de frutas, etc. a precios muy asequibles.
Lo “descubrí” por casualidad la otra noche, cuando un aguacero torrencial con muchas descargas atmosféricas me retuvo bajo un techito contiguo a su portal. Enseguida percibí una calidez en sus 3 trabajadores -solo tres personas hacen posible esa excelencia del servicio-. Varias veces fui invitada por ellos a pasarme a su portal donde “el toldo te protegerá mejor”… Como no había ningún comensal y seguía lloviendo torrencialmente, su dueña (Adela) se puso a contarme cómo gestionan el lugar y sobre todo se puso a hablarme de “sus viejitos”. No eran unos viejitos, eran los suyos. “Nadie va a ser más ni menos rico por cuatro pesos más o cuatro pesos menos”, me dijo con mucha convicción. Me comentó que para trabajar allí había que ser solidario y tener buen corazón, y que lamentablemente ya había botado a algunos. Me habló de sus trabajadores con orgullo y respeto. Cuando notó mi asombro admirado y -confieso que- un tanto incrédulo, me instó a que preguntase por ellos en la comunidad. Al cabo de una hora y viendo que yo estaba un poco mojada y que aún no escampaba, Adela me convidó con mucha naturalidad a “un platico” de sopa caliente. Más tarde se asomó otra trabajadora y me invitó a entrar y sentarme en el interior de la casa. Todo allí era raigal cubanía.
Y era de verdad.
Se instalaron ahí hace unos seis meses pero la sencillez del lugar es tal que no me había percatado de su existencia a pesar de que paso por allí con mucha frecuencia. No hay estridencia en la decoración pero sí buen gusto y sencillez. Que el vaso no sea más que la flor, pensé. Abren desde las 7 de la mañana hasta muy tarde en la noche. Trabajan.
Es la otra cara de la moneda 15 mil manzanas. Creo merecen una visibilidad en nuestros medios, tal vez un reportaje donde los cubanos todos podamos MIRAR AHÍ, y entender que el cuentapropismo también puede ejercerse desde una voluntad de servir a la sociedad.
Le he preguntado a Adela si ella estaría dispuesta a contarle a un periodista todo lo que me contó aquella noche y si el periodista pudiera entrevistar a algunos de sus viejitos, y me ha dicho que sí. En su respuesta la percibí ajena al deseo de publicidad y no muy consciente de sus méritos. Después he regresado un par de veces al lugar y siempre me ha maravillado la calidad y la calidez del servicio. He visto cosas tan insólitas como un anciano de 92 años que llega con su olla arrocera vieja en los brazos para que se la miren y vean por qué no le enciende.
¿Me podrías sugerir algo?
Anoche apretaron en La Pupila. Qué bien comunican ustedes contenidos tan pertinentes.
Un abracito grande, y otra vez gracias por esas batallas que libras con tanto coraje y en nombre de tantos cubanos.
Susana
Muy bien, tienes 5
Reblogueó esto en VenCuba.
Reblogueó esto en manuel pena.
El contenido de este post de Susana es casi solo para leer porque escribir un comentario hay que hacerlo con tanto esmero como el propio contenido que nos ilustras Susana y no perderse en las comas ni puntos ni acentos, sino en la calidez que nos transmites. Claro que el cuentapropismo tiene una cara buena, saludable, sana, porque en definitiva es también saludar al vecino, tomarse un buchito en una mesita mientras se conversa, se lee cualquier noticia o se debate algún artículo o párrafo de la constitución y se atiende el negocito y se contribuye a una Cuba más solidaria y prospera, porque no? No necesariamente todos los cuentapropistas tienen que tener sus viejitos como restaurancito llamado “Doña Adela” portal de la calle L ente 17 y 19 , pero qué bien que existan muchas Doña Adelas en esta sociedad porque pareciera que hay el concepto que el cuentapropismo sirve solo para enriquecerse, pero no es así exactamente, al final todo depende de las personas y del impulso que quieren dar a sus propias vidas y en Cuba también se puede ser cuentapropista para seguir siendo solidario, pagar su patente 103 CUP y el seguro social 187 CUP por ejemplo, y trabajar por una Cuba mejor, el problema comienza cuando hablamos de 15000 manzanas, de acaparamiento de riqueza, de bandidismo, de corruptela, de favoritismo, de especulación, de mafias montadas y de pérdida de valores con uno mismo y para los demás. “Doña Adela” ha sabido buscar un huequecito para sentirse revolucionaria que en definitiva es dar amor, pero que no le toquen ninguno de sus viejecitos porque entonces dará un cosquetón a quien se lo merezca. Gracias Susana, gracias “Doña Adela” y gracias Iroel.
Bravo para Adela, ejemplos que deben visibilizarse en medio de tanto atropello y falta de solidaridad, Adela es como una lucecita que ilumina al espíritu, acciones filantrópicas como las de Adela, en Cuba deben existir muchas, pero no las suficientes como para no regular y fiscalizar y dejar al libre albedrío el cuentapropismo en Cuba.
A propósito de Fernando Martínez Heredia, y la batalla cultural entre el socialismo y el capitalismo en Cuba. ´´ Para que los aguacates no tumben a la Revolución.´´
Desde que sales en la mañana de tu casa hasta el regreso en la tarde, la batalla cultural entre el socialismo y el capitalismo, está planteada por doquier, es más, no tienes ni que salir de casa, algunos de los pregoneros de barrio, soldados rasos del bando capitalista, te la anuncian y te la hacen todos los días, la guerra, con sus precios monopólicos, y a los que ellos llaman oferta y demanda, el aguacatero, el frutero, el viandero, el vendedor ambulante de pan, al que el administrador de la panadería estatal le prioriza la mercancía antes que al pueblo, mercancía que de cierta forma está subvencionada con el sudor del trabajador estatal, y quien tiene que pagar cada día mas y mas, recibiendo menos peso y mucho menos calidad. Pero la cultura cubana es cimarrona y testaruda, y estoy seguro, resistirá y vencerá.
El otro día conversando, en un tono sereno y amigable con un aguacatero que pregona y vende en mi barrio, y a pesar de la agresividad del precio de sus aguacates, le pregunte sosegadamente, si el tenia niños, el me respondió que sí ,que tenía dos niñas chiquiticas, le dije que yo era cirujano pediatra, y que dios no lo quiera, ¿qué haría si un día el llegaba al hospital con alguna de sus niñas necesitada de una operación de urgencia, y se encontrara conmigo, y yo le preguntara si traía dinero para pagarme, el me dijo, eso es imposible porque en Cuba la salud era gratis, yo le replique, si, y gracias a la revolución, pero, tu te has puesto a pensar, le dije, que esos precios de tus aguacates y de otros productos y servicios, pudieran derrumbar la Revolución, y entonces si tendrías que pagar la salud de tus hijas, y mucho, pero mucho más caro que el precio de tus aguacates, el muchacho quedo en silencio, yo le pague sus aguacates y el siguió su camino, a los dos o tres días yo estaba en mi portal balcón, y me llama el mismo aguacatero, y me dice, medico ¿no va a comprar aguacate?, le dije que no, pero él me insistió en que bajara, y cuando baje quería regalarme dos aguacates ,yo le dije que no, que no quería aguacate, pero muy decente y diligentemente, el insistió en su intención de regalarme los aguacates, y yo ,sin ánimos de revancha le dije, mira, yo sé porque tú me quieres regalar los aguacates, pero no es justo de mi parte, porque ese es tu trabajo con el que mantienes a tus niñas, mira hacemos una cosa y quedamos en paz, tú me vendes los aguacates al precio justo del año pasado, así, yo como aguacate con el salario que me garantiza la revolución, tu garantizas el sostén de tus niñas, y la revolución no corre el riesgo de ser tumbada por tus aguacates ,y tus niñas, que dios lo quiera, siempre tendrán la salud garantizada, aunque tú , por cualquier circunstancia no puedas vender los aguacates. Después de ese día, lo espero con mucha ansiedad para pedirle disculpa por haberlo engañado, y decirle que yo no soy medico, que yo soy músico y maestro, espero me disculpe y comprenda la necesidad de la pequeña mentirilla al igual que yo comprendí, que no siempre, aunque te asista la razón, son necesarias las trifulcas, para ganar batalla a batalla, la guerra cultural entre el socialismo y el capitalismo.
Corcho,
Qué historia tan emotiva y humana nos compartiste.
Pero más aun cuántas moralejas se pueden extraer de tu relato.
Te confieso que se me aguaron los ojos.
abrazo
Voy a echar un ojo la próxima vez que pase por allí.
Felicidades a la escritora y felicidades a esos cuentapropistas.¡Viva Cuba!
Bravo Corcho, acabo de leer tu comentario y me parecía estar leyendo una de esas fabulas de Esopo que me gustan mucho pero en este caso le superas en la moraleja al mismísimo Esopo. “Para que los aguacates no tumben la revolución” muy bueno Corcho, me ha encantado.
Pero una cosa como hermano, no le digas aguacatero cuando le vuelvas a ver que no eres médico, que eres músico, no sea el caso que te mande con la música pa’ otra parte.. jajaja
Saludos para nuestro Garva también .
Toco mis saludos, nada, el muchacho que vende aguacate es muy humilde, sigue pregonando por el barrio, llegue a decirle que yo realmente era músico, pero también le dije que era maestro en el conservatorio, y lo que recibí por respuesta fue el comentario de que una de sus hijas le gusta y quiere estudiar música, por lo que no me mando con mi música a otra parte ,ja,ja,ja, le explique las edades de entrada al conservatorio y que estuviera atento a las pesquisas pre captación, el muchacho bajo un poco el precio de sus aguacates y yo orgulloso prefiero no pensar que la baja en el precio fuera producto del final de la temporada de aguacate y la presencia ya en el mercado de la col ,imagino que cuando culmine la temporada aguacatera el venda otro producto y hasta cambie su pregón, un abraso
Toco lo mas importante, yo le comente al muchacho de los aguacates sobre mi peña los sados en las noches en el patio de la uneac, le explique que el espacio se abarrotaba de jóvenes, el mucho fue y ¿t u sabes lo que me dijo al final del concierto?, que mi grupo estaba bueno pero que no toca regueton jajaja, no te preocupes toco la noche termino amigablemente sin duelos de honor jajaja
Muy bien, felicidades.
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A propósito, espero que desde Cuba algunos intenten linchar a AMLO: “El gobierno que encabezará Andrés Manuel López Obrador deberá convertir la transición en “una verdadera reforma” que acabe con la concentración de la riqueza”
http://www.jornada.com.mx/2018/10/12/politica/015n1pol