En ocasión de cumplirse cincuenta años de la fundación del Instituto Cubano del Libro (ICL), la periodista Madeleine Sautié envió a varias personas que trabajamos en esa institución un cuestionario para un abarcador artículo que apareció este viernes en el diario Granma, y que por obvias razones de espacio no puede recoger todas las respuestas de los encuestados. Este es el cuestionario con mis respuestas.
¿A qué período del Instituto Cubano del Libro le entregó su mayor esfuerzo? ¿Cuál era su desempeño en el ICL en la etapa ?
Después de trabajar durante cinco años en la Editora Abril, fui presidente del ICL entre 2000 y 2009, en total 9 años. Fue una etapa donde contamos con apoyo para recuperar la producción editorial y poder impulsar muchos proyectos. El propio Fidel se implicó personalmente en la Feria del Libro y propuso la idea de llevarla a todas las provincias.
La Feria pasó de bienal a anual y de capitalina a llegar a las principales ciudades de cada provincia, los libros que en ella se comercializaban pasaron de 200 000 a más de cinco millones. Este evento se convirtió en el más relevante y de mayor alcance en el país. Se multiplicó y diversificó su programación cultural, surgieron eventos a su interior como los de editores, historiadores, de literatura infantil, entre otros. La programación para niños se fortaleció, surgieron subsedes en el Pabellón Cuba, las librerías de La Habana y la Feria de Rancho Boyeros. Aparecieron suplementos especializados en su difusión como El cañonazo y el catálogo en formato tabloide que publica Juventud rebelde.
También con el apoyo de Fidel surgieron editoriales en todas las provincias y donde ya existían se fortalecieron, con lo que llamamos Sistema de ediciones territoriales. Esto implicó una democratización del acceso a la edición y posibilitó que muchos autores dejaran de ser inéditos pero requirió ir poco a poco elevando el rigor, creando sistemas de capacitación y evaluación y hasta una colección nacional para los mejores libros del año en cada género.
Se estableció la reedición de los libros ganadores del Premio de la crítica y su identificación de cara a los lectores. Comenzaron a publicarse las obras del Premio Alejo Carpentier y surgió el Nicolás Guillén acompañados de una estrategia de promoción y presentaciones en el interior y el exterior del país.
La Feria fue el escenario para que grandes figuras de la literatura y el pensamiento visitaran el país, como Gianni Vattimo, Wole Soyinka, Alfonso Sastre, Susan Georges, Howard Zinn, Luis Britto García entre muchos destacados intelectuales.
Otros, como José Saramago y Noam Chomsky, presentaron sus libros en el Sábado del Libro, espacio que fue rescatado desde el año 2000 y se convirtió en un referente de la política editorial cubana. Se refundó la Editorial Arte y Literatura y se sistematizó la publicación de autores extranjeros clásicos y contemporáneos aún cuando no se alcanza por razones relacionadas con el acceso a los derechos de autor la actualización que deseáramos. La edición cubana de todos los volúmenes de En busca del tiempo perdido de Proust ha sido uno de los aportes realizados por Arte y Literatura de entonces acá.
Se rescataron importantes colecciones y se estructuró la mayor parte de la producción editorial a través de ellas, algo que se había perdido con el Período Especial.
En las editoriales del ICL y en muchas del país se incrementó el papel de los Consejos editoriales.
Surgieron colecciones dedicadas a grandes autores cubanos como Carpentier y Guillén y se intensificó la publicación de obras de nuestro patrimonio en la editorial Letras Cubanas. Se publicó la nueva edición del Diccionario de autores elaborado por el Instituto de Literatura y Linguística. El 50 aniversario de la Revolución fue ocasión para una colección muy abarcadora que surgió a instancias de Víctor Fowler y en la que aportaron muchas editoriales, incluso varias no adscritas al ICL bajo un diseño común. Igual sucedió con la Biblioteca familiar, otro proyecto que Fidel impulsó y que trascendió nuestras fronteras al llegar una de sus colecciones a las manos de cada alfabetizado en Venezuela.
Se estudiaron con el Consejo Técnico Asesor y se actualizaron las normas editoriales nacionales. Con el respaldo del país, se dotó a los editores en el ICL de computadoras y –a la mayoría de ellos- de correo electrónico para el trabajo en sus hogares, se renovaron los sistemas de pago. Se eliminó el sistema de tarifas para el Derecho de autor y se puso más responsabilidad en la editorial para negociar esta con los autores aunque según escuché en el Congreso de la UENAC sigue siendo un asunto que genera insatisfacciones en su vínculo con la dinámica económica del país. Se elevaron las tarifas de los lectores especializados para la evaluación de los libros.
Integrados al proyecto del ALBA cultural o por otras vías se sistematizó la presencia de autores cubanos en las principales Ferias Internacionales del Libro y se estableció que los Premios Guillén y Carpentier se presentaran en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la principal en nuestra lengua. Dentro del ALBA cultural surgieron becas y premios para la literatura y las Ciencias Sociales, incluyendo el importante y contrahegemónico ALBA de las letras. Igualmente, surgió el Concurso Pensar a Contracorriente.
Cuba fue país invitado de honor en importantes Ferias del Libro como Guadalajara, Venezuela, Santo Domingo, El Zócalo, entre otras.
Junto al rescate de espacios como El autor y su obra y El Sábado del libro, se fortaleció la promoción de otros como Libro a la carta. Surgieron varios espacios dedicados a la poesía conducidos por prestigiosas personalidades como César López, Basilia Papastamatiú y Marilyn Bobes. Se constituyó el Centro de Promoción Dulce María Loynaz con todas las condiciones para un trabajo de liderazgo y estímulo a la creación literaria y la labor editorial y una programación sistemática.
El papel del ICL como coordinador del movimiento editorial cubano se multiplicó en esos años, utilizando el llamado Plan especial de producción para la Feria del libro como un elemento de política editorial que aglutinó muchos sellos editoriales fuera del ICL.
Surgieron nuevas revistas como La letra del escriba, La Siempreviva y La Jiribilla de papel. Se unió al trabajo del Instituto la Torre de letras, liderada por Reina María Rodríguez y Antón Arrufat, con su revista y sus ediciones semiartesanales. Se impulsaron las revistas culturales en las provincias, si bien en cocasiones no alcanzaron la sistematicidad y la calidad requeridas.
Se crearon publicaciones electrónicas como Cubaliteraria y La Jiribilla que lograron liderazgo en la Red en sus respectivos perfiles. Surgió el suplemento literario El Tintero en el diario Juventud rebelde. Todos estos espacios trataron de estimular el ejercicio de la crítica y la aparición de reseñas literarias aunque no siempre de manera exitosa. Se echó a andar el Círculo de la crítica sin cosechar los frutos deseados.
Se diseñó un grupo de acciones de promoción de la lectura como Lecturas de verano, La Noche de los libros, Festival Universitario del Libro y la Lectura, Cafés literarios… que tuvieron alto impacto entre la población y movilizaron a muchas personas en todo el país fuera de los marcos institucionales y más allá de los espacios o eventos tradicionales relacionados con el libro.
Creció de manera importante la presencia de los libros y los autores en la radio y la televisión. En lo que menos avanzamos -a pesar de que se invirtieron recursos y se realizaron esfuerzos como el Manual del librero y la inclusión de su Encuentro profesional dentro del programa de la Feria- fue en la distribución del libro y su comercialización como un bien cultural, la atención a las librerías y la superación y el estímulo de los libreros.
¿Qué valor le confiere a esta Institución?
La tarea de democratizar el acceso a la publicación de los autores en todas las zonas de la creación intelectual (literaria, científica…), estimularla, y ponerla al acceso del pueblo junto a lo mejor que se publica en el mundo, ha contribuido al enriquecimiento de nuestra espiritualidad y que hayamos podido asumir exitosamente los retos que Cuba ha vencido en estos años. Durante muchos años la lectura y el libro fueron en Cuba un fenómeno masivo y el ICL, hijo de la Revolución, hizo una importante contribución a ello.
Hacerlo en el contexto de un cambio de escenario económico y tecnológico es un enorme reto que es imprescindible asumir si queremos seguir siendo un país cuyos ciudadanos piensen por sí mismos, y tengan una actitud crítica ante su realidad y la del mundo.
¿Cuáles son los saldos de que llegue a sus 50 años?
Formar, junto al sistema educativo, varias generaciones de lectores. Dotar a las familias cubanas, incluyendo las más humildes, de pequeñas bibliotecas en sus casas donde se encuentran gran parte de los cientos de millones de libros publicados a lo largo de estos años. Formar un cuerpo de profesionales en los oficios del libro con alta calificación y con un compromiso con la cultura, lejos de una visión mercantil y colonizada. Contribuir a la unidad de los intelectuales cubanos y de estos con las instituciones de la Revolución.
¿Qué le reportó haberle dedicado esos años de su vida?
Fueron nueve años de aprendizaje, aprender de sus trabajadores en todas las áreas, y de tantos y tantos autores que confiaron en la institución.
Cuénteme un suceso inolvidable que lo haya impactado mientras estuvo ahí. O refiérase a algún momento vivido que merezca la pena mencionar.
Cuando Fidel, acompañado de García Márquez, en una actividad de reconocimiento al Comité Organizador de la Feria Internacional de Libro que creíamos exitosa, nos subió la parada y nos pidió llevar la Feria a todas las provincias y multiplicar por diez la oferta de libros en ella, y me recordó esa pasión con que Santiago Feliú lo retrató en una de sus canciones: “Y ahí está el enamorado, pidiéndole a la esperanza para todos, para todos…”
Haber trabajado en el ICL: ¿orgullo, compromiso, satisfacción?
Las tres cosas. Pero sobre todo gratitud, gratitud hacia quienes, fuera y dentro de allí, nos acompañaron en esos años de soñar y hacer realidad los sueños.
Fuiste el mejor Presidente que tuvo jamás el ICL, con tu liderazgo, todo se convirtió en pasión y poesía. Gracias por tanto, Iroel y porque sigues, igualmente enamorado, pidiéndole a la esperanza para todos, para todos
Las relaciones políticas de dominación, avasallamiento y sometimiento ideológico que caracteriza el capitalismo de los EEUU tienen uno de sus fundamentos en la incultura, la ignorancia y una actitud acrítica ante la realidad que imposibilita que una inmensa cantidad de sus habitantes piensen por sí mismos. He aquí una prueba fehaciente de esto:
“Tras meses de tensión el 64% de los estadounidenses no saben localizar a Corea del Norte en el mapa”
Los resultados del sondeo muestran una interrelación entre los conocimientos geográficos de los ciudadanos y el enfoque que prefieren para resolver el conficto con el régimen norcoreano.
https://actualidad.rt.com/actualidad/238532-estadounidenses-hallar-corea-norte-mapa