Ruslan Dzarasov *
El desarrollo del subdesarrollo en sociedades postsoviéticas
El capitalismo contemporáneo de los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) tiene dos fuentes: la descomposición de la burocracia soviética y la influencia del capitalismo global. Pese a la publicidad de la época en favor de las reformas, estas no lograron conducir a la prosperidad y al crecimiento del bienestar de la población. Casi un cuarto de siglo después de la caída de la Unión Soviética, resulta claro que en los territorios del espacio postsoviético se consolidó un capitalismo periférico, con una economía sustentada en amplios niveles de criminalidad empresarial, control informal de los activos, primarización y fuga de capitales.
En el albor de las reformas de mercado en la Comunidad de Estados Independientes (CEI) –instancia sucesora de la Unión Soviética–, a comienzos de la década de 1990, el periodista televisivo ruso Vladímir Pózner organizó un talk-showcon el elocuente título «¿Necesitamos el capitalismo?». El programa había sido concebido como el triunfo de los partidarios liberales del capitalismo sobre, supuestamente, los retrógrados y estancados opositores al nuevo orden social. En el curso del debate, el académico Stanislav Shatalin, un economista prestigioso en ese momento, explicó de forma clara, comprensible para todos los televidentes, la esencia de la «única doctrina confiable» de turno: «Imagínense un pastel dividido en partes iguales pero pequeñas. Eso es el socialismo. Ahora imagínense un enorme pastel dividido en partes desiguales, pero de modo que hasta una pequeña parte del segundo pastel es más grande que una de las partes iguales del primero. Eso es el capitalismo». Otro invitado del programa, sin medias tintas, propuso un camino sencillo y comprensible hacia el prometido paraíso del consumo: el Estado debía retirarse de la economía. Se entiende que tenía en mente abrir el espacio para la iniciativa empresarial de la «gente común».
En esa misma época se difundió profusamente por televisión un spot publicitario. Primero aparecía en la pantalla un mapa de Rusia cubierto por humeantes chimeneas de fábricas y líneas de transmisión de energía eléctrica. Una voz aclaraba: «Este es el patrimonio colectivo del país». Después se recortaba un pedazo de fábrica. «¡Esta es tu parte de la riqueza colectiva!». El pedazo se transformaba en un cupón y aparecía en la palma de la mano de un desconcertado ruso, que empezaba a rascarse la cabeza mientras una voz en off preguntaba «qué hacer con el cupón».
En el talk-show mencionado más arriba, Pózner explicaba con entusiasmo que la privatización abría el camino al enriquecimiento a todos los rusos: «Si ustedes son tres, es decir que tienen tres cupones, ya tienen la posibilidad de empezar su propia actividad privada. Reúnan a toda la familia en un consejo y resuelvan cómo utilizar los cupones. ¡Recuerden que ahora ustedes están decidiendo su propio destino, el destino de sus hijos y el de sus nietos!».
Las últimas palabras de Pózner resultaron ser las únicas migajas de verdad expresadas en aquel programa y en la innumerable cantidad de otros programas parecidos, aunque no del todo en el mismo sentido que tenían en mente. Pasó muy poco tiempo hasta que los rusos corrientes, que habían aceptado dócilmente las reformas, comenzaron a ser testigos de una caída sin precedentes de la producción y del nivel de vida, de una inaudita criminalización de la sociedad, del colapso de la educación y del sistema de salud, de la transformación de Rusia en un Estado semidependiente. Resultó que el pastel del ingreso nacional no sólo se dividía en partes desiguales, sino que además se había endurecido bastante.
A semejante colapso de la ilusión del capitalismo sobrevivieron los trabajadores de prácticamente todas las antiguas repúblicas soviéticas. Para comprender por qué las expectativas de la población resultaron pisoteadas de manera tan grosera, es necesario considerar la naturaleza de la sociedad que se conformó en el espacio postsoviético.
■■ La periferia del mundo capitalista
Después del colapso de la URSS, sus antiguas repúblicas tomaron el camino de la transición al capitalismo. Pero este no fue ni podía ser un pasaje al capitalismo del centro, altamente desarrollado y garante de un alto nivel de vida. Precisamente en eso consistía el engaño del programa televisivo. En el marco del sistema capitalista mundial, los «neófitos recién convertidos» podían ocupar sólo el lugar de una periferia dependiente y atrasada. Correspondía la «implantación del subdesarrollo» descripta por André Gunder Frank1. Los países postsoviéticos experimentaron la correspondiente transformación de sus economías. En los «audaces» 90, la participación de la industria en el total del valor agregado, en promedio, cayó de 38% a 29% en los países de la CEI2, y paralelamente creció la incidencia del sector primario exportador.
Todos estos rasgos del desarrollo industrial pueden interpretarse como la adecuación estructural de las economías de los países de la CEI a su nueva posición en la economía mundial. Estas economías exportan al resto del mundo principalmente materias primas: recursos minerales y algunos productos con bajo nivel de elaboración como madera, papel y celulosa, piedra, metales y manufacturas de metal. La participación de los productos de exportación del sector manufacturero es muy baja3. Al mismo tiempo, si prestamos atención a la estructura de las importaciones, veremos que el rubro fundamental es el de los productos manufacturados4. De esta manera, los Estados postsoviéticos exportan, fundamentalmente, productos con un bajo grado de elaboración, e importan, por el contrario, productos con un alto valor agregado.
A pesar de estas condiciones desfavorables, los países de la CEI tienen un saldo positivo significativo y creciente de su balanza comercial. Así, en 2012 las exportaciones de este grupo de Estados fueron de 757.400 millones de euros, mientras que las importaciones alcanzaron los 520.000 millones. El saldo favorable fue, de este modo, de 237.000 millones de euros. Estos recursos podrían ser una fuente de las tan necesarias inversiones para la modernización de maquinaria obsoleta, pero, lamentablemente, ocurre otra cosa: los ingresos netos del comercio exterior financian la salida masiva de capital de los Estados postsoviéticos. En ese aspecto, Rusia es el campeón.
A esto se suma que, en las economías constantemente desangradas de las repúblicas de la antigua URSS, el salario real ha caído en forma drástica y casi en ningún lugar de la CEI alcanza el nivel del periodo soviético. En Rusia y en Ucrania es entre 2 y 2,5 veces menor que los valores dados a conocer de manera oficial. Mientras tanto, la productividad del trabajo aumentó sustancialmente más que el salario5.
En este contexto, la desigualdad social creció enormemente, y Rusia es un claro ejemplo. De acuerdo con el informe Global Wealth Report, este país se caracteriza por «el más elevado nivel de desigualdad de ingresos en el mundo, con la excepción de los pequeños Estados de la cuenca del Caribe con residentes multimillonarios. En todo el mundo hay un multimillonario por cada 170.000 millones de dólares de la riqueza de los hogares. En Rusia hay uno por cada 11.000 millones. En todo el mundo los multimillonarios representan 1% a 2% de la riqueza de los hogares; hoy, en Rusia, 110 multimillonarios poseen 35% del total de la riqueza del país»6.
De lo dicho se puede apreciar que las economías de los países de la CEI pasaron a una estructura de producción simplificada, con una caída del sector manufacturero y el crecimiento de las actividades extractivas, que refleja su transformación en proveedores de productos de un bajo grado de elaboración de materias primas a los países capitalistas desarrollados. Al mismo tiempo, las sociedades analizadas atravesaron una transformación social que creó en un polo un ejército industrial de reserva barato y en el otro, una «clase compradora»7. Esto no es otra cosa que la «implantación del subdesarrollo».
■■ Las reformas y Occidente
El capitalismo contemporáneo de los países de la CEI tiene dos fuentes: la descomposición de la burocracia soviética y la influencia del capitalismo global. El primer factor está relacionado con la naturaleza del régimen soviético. Desde mi punto de vista, el análisis más profundo de esta problemática fue expuesto tempranamente por León Trotsky en la clásica obraLa revolución traicionada (1936)8. A pesar de que se proclamara oficialmente la victoria del socialismo «en un solo país», uno de los líderes de la Revolución Rusa demostró de manera convincente que la sociedad soviética no era más que algo transitorio, es decir que sólo estaba intentando construir el socialismo. Trotsky preveía que, ante la ausencia de una revolución socialista mundial triunfante, esa sociedad regresaría al capitalismo. «Los privilegios no tienen valor –escribió– si no se los puede dejar como herencia. Por eso, la burocracia privilegiada tarde o temprano querrá adueñarse de las empresas por ella administradas y convertirlas en una propiedad privada»9.
La historia confirmó por completo el presagio del pensador marxista. Por ejemplo, el profesor de Cambridge David Lane señala que la mayor parte de los trabajos sobre la transición de Rusia al mercado ignoran la cuestión clave sobre las fuerzas sociales que están detrás de las reformas. Lane distingue dos grupos sociales fundamentales que contribuyeron a la caída del régimen soviético y a su transición al capitalismo10: la «clase administradora», que ejercía el control administrativo de la producción, la educación y la ciencia; y la «clase consumista», formada por las personas procedentes de las capas instruidas, interesadas en la utilización de los mecanismos del mercado para la obtención de beneficios materiales gracias a su calificación. A estas dos categorías sociales, Stanislav Ménshikov agrega los empresarios del mercado negro, cuya actividad estaba en crecimiento en tiempos de la sociedad soviética11. Durante muchos años, para los organismos del poder centralizado fue cada vez más difícil controlar la economía. Su papel se iba quebrantando gradualmente y aumentaba la influencia de la burocracia, incluyendo a los directores de empresas. De este modo, detrás de la fachada de un sistema económico monolítico y planificado, surgían las condiciones para el desarrollo de la apropiación privada sobre la base de la propiedad pública.
La derrota de la URSS en la Guerra Fría comprometió el orden comunista y propició que la sociedad acogiera acríticamente el sistema de valores mercantiles, que presupone una amplia instauración de la propiedad privada. En este contexto, los círculos dirigentes de Occidente, sobre todo de Estados Unidos, supieron desarrollar una influencia entre bastidores en la elaboración de las reformas económicas radicales. En relación con esto, Lane distingue una «clase política global» que «a través de la economía de los gobiernos occidentales y las organizaciones internacionales» ejerció su influencia decisiva en la «creación del capitalismo y de una clase burguesa de propietarios» en Rusia12. Esto se realizó sobre la base de los principios del Consenso de Washington, subyacentes a la política de las organizaciones financieras internacionales en relación con los países en vías de desarrollo. Hacia los años 90, el mundo ya había acumulado una experiencia suficiente como para llegar a la conclusión de que la aplicación de la fórmula «liberalización + estabilización macroeconómica (es decir, política monetaria restrictiva)» profundiza la pobreza y la indigencia13. Como lo señalan investigadores contemporáneos, «la reducción de la pobreza, la igualdad y la conservación del medio ambiente eran una parte fundamental del Consenso. El Consenso de Washington exhortaba a la apertura comercial de los países al mundo exterior»14, léase a las corporaciones occidentales. De este modo, era una estrategia que tenía el objetivo de aligerarle a Occidente el peso de la crisis que se estaba gestando. Como resultado de la abundante crítica a esta política comenzó la formación del «consenso post-Washington», que hizo énfasis en la seguridad social y en la lucha contra la pobreza15. Lamentablemente, este último pasó inadvertido para los políticos y la opinión pública rusos.
En apariencia, las reformas eran guiadas por un grupo de altos funcionarios estatales encabezados por el primer ministro Yegor Gaidar. Sin embargo, detrás de ellos estaban altos funcionarios del gobierno de EEUU y un grupo de economistas estadounidenses16. Como lo testimonia la investigadora estadounidense Janine Wedel, las reformas rusas fueron elaboradas en secreto, literalmente, por algunos especialistas de la Universidad de Harvard estrechamente ligados al gobierno de EEUU, y fueron implantadas en Rusia a través del dirigente clan político de Anatoli Chubáis17. Por los datos que tenemos, Chubáis tomó oficialmente en puestos directivos del Comité Estatal de Bienes Públicos a consultores extranjeros, incluyendo a oficiales activos de la Agencia Central de Inteligencia de EEUU (CIA)18. Las memorias de Strobe Talbott, asistente del presidente Bill Clinton para asuntos rusos, no dejan dudas acerca de que la administración estadounidense veía al presidente Boris Yeltsin como un leal defensor de sus intereses en Rusia19. Los economistas neoliberales Jeffrey Sachs y Andrei Shleifer y el jurista Jonathan Hay ejercieron una influencia en la política económica de Rusia sin precedentes en un Estado independiente: «los consejeros estadounidenses elaboraron medidas políticas con Gaidar, Chubáis y sus colegas, que después incluían en los decretos presidenciales. Cada resolución económica significativa de la presidencia de Yeltsin fue llevada a cabo de ese modo. El Parlamento fue dejado de lado»20.
Esto se confirma claramente en las memorias del banquero estadounidense de origen ruso Boris Jordan21. En el libro Conversations on Russia: Reform from Yeltsin to Putin cuenta que, en septiembre de 1992, fue visitado por Chubáis, quien dirigía el Comité Estatal de Bienes Públicos, con el pedido de que elaborase de manera urgente un programa de privatizaciones. La urgencia se explicaba porque el 9 de diciembre debía abrirse la Asamblea regular de los Diputados del Pueblo y quería comenzar la privatización antes de esa fecha, para colocar a los elegidos del pueblo frente al hecho consumado. Un equipo de expertos occidentales bajo la dirección de Jordan «trabajó día y noche, literalmente día y noche, quitándole horas al sueño en las oficinas». Pasando por alto muchas etapas del trabajo, en detrimento de la calidad, los técnicos cumplieron el plazo y el programa fue lanzado un día antes de la apertura de la Asamblea. «Lo que mi abuelo no pudo lograr en la época de la guerra civil con el Ejército Blanco contra los comunistas, lo hicimos nosotros expulsando al Estado de las relaciones de propiedad», concluye con satisfacción el nieto del emigrado antibolchevique22. Este episodio elocuente no sólo testimonia el papel de los titiriteros occidentales entre bambalinas y su auténtica actitud hacia la democracia, sino que también nos dice que, para dirigir las reformas en Rusia, estos se guiaban por un sentimiento de venganza por el terror que habían sufrido frente al comunismo. Sus sentimientos eran completamente comprensibles. Menos comprensible era la disposición de los rusos a someterse a esos designios
El análisis demuestra que en la implementación de las reformas rusas se fundieron orgánicamente las aspiraciones de la burocracia soviética de transformarse en propietaria y las aspiraciones de los círculos dirigentes de Occidente de imponer su sistema de valores a un adversario histórico. Este hecho resulta una clara afirmación del concepto de «Termidor» empleado por Trotsky en el marco de varias de sus advertencias sobre un posible renacimiento burgués en Rusia como producto de las políticas del régimen estalinista23. Esto determinó el tipo de empresas que surgirían de las reformas.
■■ La naturaleza del nuevo sistema
A comienzos de la década de 1990, en Rusia no había prácticamente una «luminaria » de la economía liberal, ni occidental ni nacional, que no recomendase legalizar el capital en negro. Se afirmaba que en el sistema soviético la gente con capacidad para los negocios sólo podía realizarse en la esfera de la actividad empresarial delictiva. En esencia, en la conciencia de los partidarios de las reformas radicales de mercado, el mundo del delito jugó el papel de constructor de la nueva sociedad capitalista, como en el pensamiento de los marxistas la clase trabajadora juega el rol de principal fundadora del socialismo. Se consideraba que lo fundamental era crear a cualquier precio, lo más rápido posible, una clase de propietarios privados que excluyera la posibilidad misma de la así llamada «revancha comunista». En una etapa ulterior, la «mano invisible» del mercado llevaría a una redistribución de la propiedad desde los empresarios ineficientes hacia los eficientes. La eficiencia económica se garantizaría automáticamente, esto era algo que se daba por sentado. Y esto también determinó el carácter de las privatizaciones, como se puede ver en el informe oficial del Tribunal de Cuentas de la Federación Rusa24. Basta mencionar que el Estado ganó por las privatizaciones menos de 5% del precio de mercado de su antiguo patrimonio25. Las empresas estatales se vendieron a un precio 20 a 30 veces menor que su valor real26.
La esencia social de las privatizaciones fue evidente: se trató de una expropiación de derechos de la inmensa mayoría de los rusos en beneficio de una nueva clase de propietarios conformada por parte de la burocracia, gente instruida y criminales. En esa misma dirección actuaron también otras orientaciones de las reformas. Así, la liberalización de los precios y la incipiente inflación provocaron una desvalorización de los ingresos y de los ahorros de los ciudadanos comunes. Por consiguiente, tuvo lugar una confiscación de los ingresos de los trabajadores y de los ahorros en beneficio del naciente gran capital. El mismo objetivo perseguía la llamada política «de estabilidad financiera». Las demoras de medio año –y a veces aún más– en los pagos de los salarios y los recortes de las pensiones y de los subsidios sociales demostraron claramente a cuenta de quién se llevaba a cabo la lucha contra la inflación, llamada a estabilizar los beneficios de los capitalistas. Las privatizaciones, la liberalización y la estabilización financiera, que presuponía un recorte de los gastos sociales, eran el alfa y el omega del Consenso de Washington.
Un libro del sociólogo ruso Vadim Volkov, con el elocuente título Empresarios violentos: el uso de la fuerza en la creación del capitalismo ruso, está dedicado a la expansión de los círculos criminales en la nueva economía27. Sin embargo, en la Rusia actual la violencia como base de la obtención de ingresos no es patrimonio exclusivo del crimen organizado.
En virtud de la debilidad de las leyes en la Rusia contemporánea, los derechos formales de la propiedad no son suficientes si no son reforzados por un control no formal sobre los activos28. Los propietarios auténticos deben crear una infraestructura de control, una red de instituciones formales e informales que les permita influir tanto en el interior como en el exterior de la firma. Los lazos de la corrupción con el Estado y la violencia criminal son partes constitutivas fundamentales de esta infraestructura.
En la infraestructura de control sobre las empresas se pueden separar los elementos externos e internos. Con los primeros se relaciona el confuso esquema de posesión de activos a través de una cadena de firmas offshore («nube deoffshores», según la expresión de Iákov Pappe), el lobby de los intereses mercantiles a través del vínculo con el funcionariado corrupto y la protección paga –el patrocinio por parte de las fuerzas de seguridad, las empresas de seguridad privada y las estructuras criminales–. La finalidad principal de los elementos externos de las estructuras de control es la defensa de la posición dominante de los grandes capitalistas contra las tentativas de la competencia. Con los elementos internos de control se relacionan un sistema altamente centralizado de toma de decisiones administrativas –que excede en mucho los estándares de los países desarrollados–, organismos de control exagerados y servicios internos de seguridad. La finalidad principal de estos organismos es el aplastamiento de los trabajadores asalariados y de la protesta laboral y la garantía de un control confiable de los grandes insiders sobre los flujos de la empresa. De ese modo, las grandes empresas nacionales se caracterizan por apoyarse en la coerción extraeconómica.
El control informal sobre los activos en Rusia generó una fuerte inestabilidad de las grandes empresas. El asunto está en que los derechos de propiedad informales no pueden ser legalizados ni transmitidos por herencia, pero siempre pueden ser impugnados. Las olas de redistribución de la propiedad se están desplazando regularmente por la economía rusa. Su principal instrumento son las absorciones de los competidores, que incluyen una amplia práctica de incursión criminal. La inestabilidad de la posición de los grandes negocios limitó la extensión en el tiempo de su actividad. Como regla, el mecanismo de extracción de la renta presupone el uso de firmas comerciales ficticias, registradas en offshores, que permiten, entre otras cosas, la evasión de impuestos.
Rusia es el único país donde 90% del gran empresariado («ruso»), lo mismo que de la flota de navieros, está registrado en offshores, y 80% de las transacciones de venta de títulos valores se realiza a través de esas jurisdicciones29. Según datos del Banco Central de Rusia, la salida neta de capital del sector privado del país fue, en el periodo 1994-2013, de 580.000 millones de dólares30 . De ese modo, la salida de capital constituye un rasgo dominante de la economía rusa tanto en los periodos de crisis como en los de auge. Junto con ello, se verifica un ingreso de divisas. Así, en 2006 y 2007 el ingreso de capital superó la salida en 43.700 millones de dólares y 87.800 millones de dólares, respectivamente31. A la vez, las posiciones principales entre los inversores extranjeros y la economía rusa las ocupan constantemente los países offshore.
En paralelo, el mercado interno disminuye a causa del crecimiento de la desigualdad social. La caída de las inversiones de las compañías es fruto de la salida de fondos de los grupos dominantes. Este proceso termina de socavar los ingresos de los pequeños accionistas, de los ejecutivos corrientes y de los trabajadores y esto alienta diversos tipos de protestas. En respuesta, las grandes las grandes empresas invierten en la infraestructura de control necesaria para sofocar el descontento y la inquietud del personal. Todo esto limita la acumulación de fondos para el desarrollo y socava las inversiones en la ampliación de las capacidades productivas y la renovación de la producción. Como resultado, los propietarios de las grandes empresas rusas se aproximan a una «lumpemburguesía», como llamó Gunder Frank a la burguesía latinoamericana por su incapacidad de asegurar la modernización de sus países32. Por la creciente desigualdad y la consecuente reducción del mercado interno, las expectativas de las ganancias de las corporaciones por sus inversiones en el sector real bajan considerablemente. Como resultado, las compañías rechazan los grandes proyectos con plazos prolongados de autofinanciamiento. Pero, en tanto precisamente esos proyectos están asociados en general al progreso técnico, las perspectivas a largo plazo del empresariado nacional empeoran. El cortoplacismo y la tendencia a la extracción de la renta se refuerzan aún más cuanto mayor es el peligro de una absorción inamistosa por la competencia. Este peligro aumenta, además, con el crecimiento de las ganancias.
De este modo, la salida de fondos de las empresas engendra un perjuicio integral de la acumulación de capital de las grandes firmas rusas. Esto resulta una acción significativa en el proceso de crecimiento económico y lo acerca al modelo de «implantación del subdesarrollo» ya mencionado.
El desarrollo de la economía depende en grado decisivo de una complicada estructura de precios. Las ramas donde la mejora en los costos por unidad es mayor obtienen un gran beneficio y, consecuentemente, disponen de las mejores posibilidades de inversión. La economía rusa representa un clásico ejemplo de disparidad de precios. En ella se reúnen dos grupos desiguales de sectores: aquellos cuyos precios crecen relativamente más rápido y los que lo hacen a un ritmo relativamente más lento que la media. Hoy observamos un aumento descontrolado de los costos del sector manufacturero y el traslado de capitales de este sector a las actividades extractivas. Y a través de la sobrevaluación de los precios en la producción, los capitalistas del sector privilegiado redistribuyen en su beneficio el capital del sector de las víctimas de la disparidad. El hecho de que la posición privilegiada en la estructura de precios esté ocupada por el capital del sector exportador primario refleja el estatus semiperiférico de la economía nacional. Es notable que en abril y mayo de 2013, es decir, tres años después de que la economía saliera de la recesión, casi 40% de las empresas investigadas no realizaba en absoluto inversiones de capital33.
No son menos importantes las características cualitativas de esas inversiones. A finales de 2012, por ejemplo, una de cada cinco empresas rusas requería una completa modernización de su capacidad productiva, y más de la mitad, una modernización parcial34. En el mismo periodo, sólo 18,4% de las organizaciones examinadas realizó inversiones que garantizaran una modernización significativa de maquinaria. Al mismo tiempo, las inversiones de más de 40% de las empresas eran insuficientes aun para conservar el nivel de producción corriente, y sólo eran capaces de garantizar una mejora parcial o de mantener en el nivel alcanzado la capacidad productiva35.
Como resultado, los bienes de capital de la economía rusa envejecieron notablemente36. De este modo, las grandes empresas rusas –y las de todos los países de la CEI– se caracterizan por apoyarse de forma semifeudal en la coerción, un horizonte temporario de corto plazo, ingresos rentistas e inversiones menguantes.
■■ Conclusión
En contra de las amplias expectativas de la opinión pública, las reformas del mercado en los Estados postsoviéticos no lograron conducir a la prosperidad y al crecimiento del bienestar de su población. Casi un cuarto de siglo después del comienzo de las transformaciones, resulta claro que en los territorios de la CEI se consolidó el típico capitalismo periférico. Esto lo testimonia la caída del sector manufacturero en provecho del extractivo; la exportación de producción con un bajo nivel de elaboración de la materia prima y la importación de bienes con mayor valor agregado; la salida sistemática y en gran escala de capital; el empobrecimiento masivo de la población y la formación de un ejército industrial de reserva barato; la formación de un capital que tiene el deplorable rol de intermediario en la explotación de recursos naturales y de la población de sus países en beneficio de los intereses del centro del capitalismo mundial.
La implantación del subdesarrollo en los países de la CEI ocurrió como resultado de las radicales reformas de mercado dirigidas y controladas por Occidente. Para ello, se aprovechó la degeneración de la burocracia soviética, parte de la cual actuó en provecho de las transformaciones capitalistas, tratando de apoderarse de parte de la propiedad estatal. El contenido social de las reformas, está claro, fue la implantación de elites prooccidentales provenientes de la burocracia local y del medio criminal.
Semejante contenido de las reformas predeterminó también la naturaleza de las grandes empresas en las naciones postsoviéticas. Los negocios en estos países se basan en el control informal de las empresas. Esto significa que no basta con poseer derechos jurídicos sobre ellas: es necesario también disponer de vínculos estables con funcionarios estatales de alto rango u ocupar uno mismo un puesto estatal de responsabilidad. Además de eso, es preciso contar con protección en alguna persona de tal o cual organismo de seguridad. Sin embargo, y disponiendo de esas condiciones, nadie está asegurado contra la incursión criminal de parte de los grupos de capital más fuertes. La sistemática amenaza de pérdida de las grandes empresas genera una orientación hacia la obtención de ingresos a corto plazo a cuenta de la salida de los activos financieros de las empresas. El carácter «comprador» de las grandes empresas en los países de la CEI se muestra en el egreso a gran escala de capital hacia los países del centro del capitalismo mundial. La extracción sistemática de la renta de los grupos dominantes socava los ingresos de los asalariados, que recurren en respuesta a diversas formas de latrocinio. Los propietarios libran una lucha sin cuartel contra las malas prácticas por parte del personal, centralizando la dirección y aumentando los servicios internos de seguridad. La salida de capitales de las empresas y su colocación en Occidente, el pago de «gente necesaria» en el aparato del Estado y el aumento de los servicios internos de seguridad socavan el proceso de acumulación de capital en las economías de los Estados postsoviéticos. Esto se expresa en el estado lamentable del fondo de capital fijo.
Por eso sostuvimos que las reformas económicas en el área postsoviética se presentan como un caso típico de «implantación del subdesarrollo». En el curso de estas transformaciones ocurrió la consolidación de un capital auténticamente «comprador» en los nuevos Estados. Con sus intereses económicos, está ligado a los intereses del capital de los países capitalistas desarrollados, como su socio menor. Esta clase dirigente alcanza el enriquecimiento gracias a la ejecución de su función primordial, la de intermediaria en la transferencia de una parte importante del fondo de plusvalía generado por el trabajo de su población al centro del capitalismo mundial. Por eso no puede asegurar la modernización de la economía ni mejorar el bienestar interno: las inversiones necesarias y los salarios dignos no son compatibles con la salida a gran escala de capital. De esa fuente procede también el carácter autoritario de las grandes empresas en los Estados postsoviéticos. Sólo la fuerza, o la amenaza de su ejercicio, permiten el disciplinamiento de los trabajadores, en contextos de reducción sistemática de sus salarios y constante falta de inversión.
De lo dicho se desprende que las economías postsoviéticas tienen un potencial de modernización muy bajo y no pueden garantizar la seguridad externa de sus países. Las clases dirigentes sirven en gran medida a los intereses de sus protectores del otro lado del océano. Mientras tanto, en las condiciones de la crisis económica mundial que se ha desarrollado, las relaciones internacionales en el espacio postsoviético, y en el perímetro de sus fronteras, se han tensado gravemente.
* Investigador del Instituto Central de Economía y Matemáticas de la Academia de Ciencias de Moscú. Autor de El acertijo del capitalismo ruso: La economía postsoviética en el sistema mundial (2014).
Este artículo es copia fiel del publicado en la revista Nueva Sociedad No 253,
septiembre-octubre de 2014, ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>.
1. A. Gunder Frank: «The Development of Underdevelopment» en Monthly Review vol. 18 No 4, 1966, pp. 17-31. [Hay edición en español: «El desarrollo del subdesarrollo» en Pensamiento Crítico Nº 7, 8/1967, pp. 159-173]. A. Gunder Frank: A Dependent Accumulation and Underdevelopment, Macmillan, Londres, 1978. [Hay edición en español:Acumulación dependiente y subdesarrollo, Era, México, df, 1979].
2. V. Chasovski: «Promyshlennost stran sng v usloviaj transitivnoi ekonomiki» [La industria de los países de la cei en las condiciones de una economía en transición] en Izvestia ran No 5, Serie Geográfica, p. 43.
3. Comité Estadístico Interestatal de la cei: Comercio exterior de los países de la cei y de la ue 2009- 2012. Guía estadística, Moscú, 2013, p. 29. 4. Ibíd., p. 31.
5. Confederación General de los Sindicatos – Departamento de Defensa de los Intereses Socioeconómicos de los Trabajadores: O polozhenii v oblasti oplaty truda v gosudarstvakh sodruzhestva, solidarnoi posizii y deistviiakh porfsoiuzov po zaschite interesob trudiaschikhsia [Informe sobre la situación salarial en los Estados de la Comunidad (cei), la solidaridad y las acciones de los sindicatos en defensa de los intereses de los trabajadores], Moscú, 2008.
6. Credit Suisse Research Institute: Global Wealth Report, Credit Swiss ag, Zúrich, 2013, p. 53, disponible en <https://publications.credit-suisse.com/tasks/render/file/?fileid=bcdb1364-a105- 0560-1332ec9100ff5c83>.
7. El concepto de «clase compradora» o «burguesía compradora» refiere al grupo social que se beneficia de su relación con los inversionistas extranjeros y colabora con ellos en su país. Fue utilizado por Mao Tse-tung en su análisis de clase de la sociedad china (1926) y por el ecuatoriano Agustín Cueva. «Comprador» remite en este caso a un significado en desuso registrado por la Real Academia Española («comprador: criado o mozo destinado a comprar diariamente los comestibles necesarios para el sustento de una casa o familia») [N. del E.].
8. L. Trotsky: La revolución traicionada y otros escritos, ceip, Buenos Aires, 2014.
9. Ibíd.
10. D. Lane: Elites and Classes in the Transformation of State Socialism, Transaction, New Brunswick- Londres, 2011.
11. S. Ménshikov: The Anatomy of Russian Capitalism, Executive Intelligence Review News Service, Washington, dc, 2007, p. 9.
12. D. Lane: ob. cit., p. 43.
13. Michel Chossudovsky: The Globalisation of Poverty: Impact of imf and World Bank Reforms, Zed Books, Londres-Nueva Jersey, 1997.
14. Narcís Serra, Shari Spiegel y Joseph E. Stiglitz: «Introduction: From the Washington Consensus towards a New Global Governance» en N. Serra y J. Stiglitz (eds.): The Washington Consensus Reconsidered: Towards a Global Governance, Oxford University Press, Oxford, 2008, p. 6.
15. N. Serra y J. Stiglitz (eds.): ob. cit.
16. Simon Pirani: Changes in Putin’s Russia: Power, Money and People, Pluto Press, Londres, 2010, p. 24.
17. J.R. Wedel: Collision and Collusion: The Strange Case of Western Aid to Eastern Europe, Palgrave- Macmillan, Nueva York, 2001; v. en especial el capítulo iv, «A Few Good Reformers: The Chubais Clan, Harvard and ‘Economic Aid’».
18. Por ejemplo, por el decreto No 141 del Comité Estatal de Bienes Públicos, designó a Jonathan Hay, ciudadano estadounidense y acusado de ser un colaborador activo de la CIA, jefe del Departamento de Ayuda Técnica Extranjera y Peritaje y segundo del comité en la comisión de expertos cuyo jefe era el propio Chubáis. Esta comisión estaba facultada para examinar los proyectos de decretos del presidente de Rusia, las resoluciones del gobierno y las disposiciones del presidente y del vicepresidente del Comité Estatal de Bienes Públicos de la Federación de Rusia. Para una crónica del golpe de Estado de la década de 1990 y las acciones dolosas del grupo de Chubáis, v. <www.uznai-pravdu. ru/forum/viewtopic.php?t=2897&sid=af4b02eedc9fa06d5e4d60538484c603> (en ruso), fecha de consulta: 22/1/2011.
19. S. Talbott: The Russia Hand: A Memoir of Presidential Diplomacy, Random House, Nueva York, 2002.
20. Ibíd., p. 27.
21. Padma Desai: Conversations on Russia: Reform from Yeltsin to Putin, Oxford University Press, Oxford, 2006, pp. 291-293.
22. Ibíd., p. 192.
23. L. Trotsky: ob. cit.
24. S. Stepashin (ed.): Analiz protsessov privatizatsii gosudárstvennoi cobstvénnosti v Rossiískoi Federatsii za period 1993-2013 [Análisis de los procesos de privatización de la propiedad estatal en la Federación de Rusia en el periodo 1993-2013], Olita, Moscú, 2004.
25. S. Menshikov: Anatomíia rússkogo kapitalizma [La anatomía del capitalismo ruso], Mezhdunaródnie Otnoshenia, Moscú, 2004, pp. 61-62.
26. V. Volkonski: Institutsionalnie problemy rosiiskij reform [Problemas institucionales de la reforma rusa], Dialog-mgu, Moscú, 1998, pp. 12-13.
27. V. Volkov: Violent Entrepreneurs: The Use of Force in the Making of Russian Capitalism, Cornell University Press, Ithaca, 2002.
28. R. Kapeliushkikov: «Krupneishie i dominiruiushie constvenniki v rossiiskoi promyshlennosti; svidetelstva monitoringa reb» [Los propietarios mayores y dominantes de la industria rusa: datos del monitoreo de la reb] en Voprosy ekonomikiNo 10, 1999; Iákov Pappe: «Rossiiski krupni biznes kak ekonomicheski fenomen: ossobenosti stanovlenia i sovremennogo razvitia» [Las grandes empresas rusas como fenómeno económico: particularidades de su consolidación y su actual desarrollo] en Problemy prognozirovania No 1, 2002; I. Pappe: «Rossiiski krupni biznes kak ekonomicheski fenomen: spetsificheskie cherty, modeli ego organizatsii» [Las grandes empresas rusas como fenómeno económico: rasgos específicos, modelos de su organización] en Problemy prognozirovania No 2, 2002; A. Radiguin: «Sobstvennost i integratsionnie protsessi v korporativnom sektore (nekotorie novie tendentsii)» [Propiedad y procesos de integración en el sector corporativo (algunas nuevas tendencias)] en Voprosy ekonomiki No 5, 2001; T.G. Dolgopyatova: Evolution of Corporate Control Models in the Russian Companies: New Trends and Factors, suhse, State University / Higher School of Economics, Moscú, 2005.
29. V. Demin: «Offshory – realnaia ugroza ekonomicheskoi bezopasnosti Rosii» [Offshores. Una amenaza real para la seguridad económica de Rusia] en Prosvet, 2010, <www.prosvet.su/articles/ sec/offshore_articule2/>.
30. Banco Central de la Federación de Rusia: «Ingreso y egreso neto del capital del sector privado en el periodo 1994-2004», 2014, disponible en <www.cbr.ru/statistics/print.aspx?file=credit_statistics/ capital.htm> (en ruso), fecha de consulta: 15/7/2014; Banco Central de la Federación de Rusia: «Ingreso y egreso neto del capital del sector privado en el periodo 2005-2013 y 1o y 2o trimestres de 2014 (según datos de la balanza de pagos de la Federación de Rusia», 2014, disponible en <http://cbr.ru/statistics/print.aspx?file=credit_statistics/capital_new.htm&pid=svs&sid= itm_18710> (en ruso), fecha de consulta: 15/7/2014.
31. Banco Central de la Federación de Rusia: «Ingreso y egreso neto del capital del sector privado en el periodo 2005-2013 y 1o y 2o trimestres de 2014 (según datos de la balanza de pagos de la Federación de Rusia», cit.
32. A. Gunder Frank: Lumpen-Burgeoisie: Lumpen-development, Dependence, Class and Politics in Latin America,Monthly Review Press, Nueva York, 1972. [Hay edición en español: Lumpemburguesía: lumpendesarrollo. Dependencia, clase y política en Latinoamérica, Laia, Barcelona, 1972].
33. D. Kublin, R. Galetskaia y A. Moiseev: «Rossiiskie predpriatia vesnoi 2013 g.: vosstanovlenie investitsionnoi aktivnosti i rost zakupok zarubezhnoi tejniki» [Las empresas rusas en la primavera de 2013: recuperación de la actividad inversionista y crecimiento de las compras de tecnología extranjera] en Problemy prognozirovania No 6, 2013, p. 128.
34. D. Kublin y A. Moiseev: «Rossiiskie predpriatia v kontse 2012 goda; rabota v usloviaj znachitelnoi ekonomicheskoi neopredelennosti» [Las empresas rusas a fines de 2012: el trabajo en condiciones de una gran incertidumbre económica] en Problemy prognozirovania No 3, 2013, p. 141.
35. Ibíd., p. 142.
36. A. Kornev: «Potentsial obnovlenia proizvodstvennogo apparata realnoi ekonomiki» [Potencial de renovación del aparato productivo de una economía real] en Problemy prognozirovania No 3, 2013, p. 66.
Muchas Gracias Iroel: Este artìculo, su bibliografìa y links no tienen desperdicio. Está clarìsimo y ayuda a aproxiarnos a ver y analizar la estructura socioeconómica de nuestros países para buscar posibilidades de neutralización de la crueldad del sistema en que vivimos, y también, (y me animo a opinar sólo de atrevida), a ALERTAR Y PREVENIR a quienes están en el tema, sobre cuáles modificaciones del sistema económico cubano podrían ser nocivas y cuáles beneficiosas, en este momento de cambio. A mediados de diciembre voy a visitar Cuba por primera vez. Es un proyecto largamente acariciado que parece que finalmente voy a concretar. Aquí en Uruguay, en donde vivo, he trabajado en mi consultorio, en organismos de DDHH en dictadura y post, en cárceles, en el instituto del menor (ha cambiado varias veces), con grupos de pequeños productores rurales que se encontraban bajo la línea de pobreza, en asentamientos irregulares, en neuropsiquiátricos y hospitales… en fin. De cómo funciona en Cuba todo eso, quiero saber cuando vaya. Algo ya escuché, pero “de oídas”, porque tuve ocasión de conversar con bastantes coterráneos tuyos . en la época en que venían en tandas de 30 a estudiar a la Facultad de Ciencias Sociales. Hasta he tenido oportunidad de charlar largo y tendido con un ex “balsero” que llegó aquí por el típico camino ( Miami, conquista de una uruguaya con mucho dinero, etc.), y a quien vino a visitar su madre, con quien, por supuesto, fui a conversar. De Cuba me atrae lo que pienso que es el legado más profundo de la revolución: su sencillez, generosidad y solidaridad. Así que allá voy. Otra vez gracias por el artículo.
Gracias a ti. Bienvenida a Cuba.
Me sumo a la bienvenida que le ofrece Iroel, en Cuba tendrá a la mano vivencias y conceptos, no es un edén pero si se OBSERVA BIEN podrá obtener la esencia que le incrementa el orgullo a los cubanos, a los que no se han ido, a los que se estacían por mandar a sus hijos a las escuelas para que sean invariablemente bien educados, a los que apuestan por un día a día más animado al lado de su Revolución. Tráiganos de Uruguay esa sencillez que le desborda a Mujica, esos poemas que brilló Benedettí y déjenos acá la sabia de su rica historia.
2do. DPIED, nov./ 2014. “Especial”. Dedicado al asesinato de 43 estudiantes normalistas mexicanos. ( 1 ) La justicia encuentra oídos cuando de los inocentes brotan gritos persistentes probando ser abatidos. ¡Penas para malparidos han de esgrimir las naciones! ¡CUARENTA Y TRES CORAZONES truncados, por mafia impura, piden la cárcel segura a gobernantes matones! Lety Sánchez Sánchez Carrizal, Veracruz, México. ( 2 ) ¡CUARENTA Y TRES estudiantes han perpetuado sus huellas! ¡Son CUARENTA Y TRES ESTRELLAS! ¡Son CUARENTA Y TRES DIAMANTES! Víctimas de los maleantes se van a otras dimensiones. Llegan comunicaciones pidiendo en forma expedita: “una sanción infinita a gobernantes matones”. Ramón Espino Valdés Cuba/México.
Muy clarificador, Iroel. Gracias
Denso pero muy interesante el artículo.
Creo que hay una realidad, y es que a medida que va pasando el tiempo cada hay más gente que reivindica lo que fue la Unión Soviética. En en febrero de 2010, Higinio Polo publicó un magnífico artículo en el nº 265 de la revista El Viejo Topo, titulado “Maldito socialismo, ¡cómo te echamos de menos!”. Invito a su lectura porque permite establecer un contraste entre lo que fue la URSS y lo que vino después, que es lo que narra este texto de Ruslan Dzarasov. El artículo de Polo lo hemos reproducido en http://blogdelviejotopo.blogspot.com.es/2014/10/una-reflexion-indispensable-maldito.html
También es accesible en la propia web de la revista desde donde se puede descargar en pdf: http://www.elviejotopo.com/web/revistas.php?numRevista=265
Un saludo
Se Cuba estivesse à espera da “revolução mundial” trotskista o que teria sido feito a partir da serra maestra ? Nada, tudo à espera que todo o mundo ou todos os países entrassem em revolução ao mesmo tempo. As revoluções são para serem feitas e não para ficarem em suspenso. Depois, umas singram e evoluem, outras não e isto é uma lei da vida, a história tem muitos casos destes. Melhor seria o estudo ter-se debruçado sobre o desvio na aplicação da lei do valor levada a cabo por Krutchev e seus apaniguados, numa política tangente à incompreensão das leis da economia socialista e repleta de conceitos facilitistas e similares às regras de mercado capitalista !!! De facto a burocracia soviética que chegou ao poder não fez escola nos tempos da 2ª guerra mundial nem nos períodos do desenvolvimento das forças materiais e humanas do socialismo segundo as perspectivas marxistas-leninistas, desligou-se da prática política juntamente com o povo e para o povo – o que convenhamos dava muito trabalho e exigia muita dedicação – e ficou à mercê de todos os oportunistas que fàcilmente se auto-rotulavam de comunistas e revolucionários. E assim se chegou a Gorbatchov, o contra-revolucionário, colaborador “inocente” de Reagan e Teatcher. A historiografia que se limita a descrever os acontecimentos e os fenómenos não leva a parte nenhuma por muito atraente que possa parecer.
Fico ainda sem entender se as grandes transformações sociais e políticas devem ficar à espera, suspensas de uma coincidência que difìcilmente ocorrerá, ou se devem ser procuradas e provocadas por todo o lado e sempre, contra as forças retrógradas do imperialismo como aconteceu efectivamente na Rússia em 1917 e em Cuba na década de 50 do século passado. É que o resto do mundo continua a ser gerido pelo capitalismo imperialista e globalizado
e este não vai ceder sem fazer mais estragos que os que a sua profunda crise nos está a provocar já há demasiado tempo !!!
Al parecer Rusia tenía que volver al capitalismo para que pudiera, con China, culminar “una de las proezas más grandes de la historia humana”, como señaló Fidel. Porque el socialismo sólo sirvió para que ambos países entraran en una larga disputa.
tal vez el mundo unipolar impuesto por EU logró lo que no pudo el socialismo.
Así mismito es. Y con eso se viene abajo tanta doctrina social marxista-leninista que ni siquiera sirvió como una guía para la acción.
Ni Marx ni Lenin fueron doctrinarios.
No entro a valorar el comentario. Solo comento la anécdota del susto que me he llevado la ver en mi correo electrónico que había un comentario nuevo de un tal “James J. Angleton”. ¡Hombre!, digo yo… ¿no habrá identidades virtuales mejores que utilizar el nombre del célebre fontanero de la CIA? Vale, es una anécdota
Recomiendo al compañero Sánchez y demás del Blog La Pupila Insomne, el artículo “De Iván el Terrible a Vladímir Putin: Rusia en la perspectiva del sistema-mundo”( revista Nueva Sociedad No 253, septiembre-octubre de 2014) de Georgi Derluguian e Immanuel Wallerstein, a mi juicio el más importante, y no por gusto encabeza la lista de artículos de la citada revista dedicada casi exclusivamente esta vez a Rusia); además, rompe con varios esquemas de la historiografía que los cubanos conocen de la historia de la antigua URSS; por ejemplo, cuando dice “Como cualquier otra elite gobernante, la burocracia suprema era portadora de una arraigada tendencia psicológica a afianzar un estatus especial para ella y para sus hijos, mientras se limitaba a saborear los frutos del poder con menos temores por su vida. La célebre denuncia del estalinismo en el XX Congreso del Partido Comunista, en 1956, marcó el punto culminante en la rebelión de la nomenklatura contra los métodos terroristas que habían mantenido a sus miembros bajo control con riendas brutalmente cortas”(entiéndase por nomenklatura la casta de funcionarios del PCUS que estaban colocados en las distintas instancias del Estado Soviético, y que después de 1991 con el derrumbe de la URSS se transformaron en capitalistas la mayoría de ellos sin excepción, muchos con algunas de las mejores mansiones de la costa Mediterránea y sur de de España, con sus respectivos yates de lujo, desde luego).
Se que Wallerstein no goza de muy buena salud en Cuba (país que visitó a fines de la década de 1990, invitado por el Centro Marinello, pero no recibido, que sepamos, por las altas instancias del país caribeño, pese a ser uno de los más destacados representantes de la izquierda mundial) ya que desde la óptica del creador de la “perspectiva de análisis de sistemas-mundo” la izquierda que gobierna en Cuba hoy, se puede considerar ya izquierda “vieja”, y es algo que, desde luego, en los círculos del sistema cubano suena un poco fuerte. De todas formas, leer, como decía el compañero Fidel Castro en la década de 1960 no es malo (“no decimos al pueblo cree, decimos al pueblo lee”). Sobre el sistema-mundo de Wallerstein hay un texto bastante extenso que aborda el tema cubano, que sí considera la Revolución Cubana y la posición que asumió en esos años, como claramente antisistémica y radical, no así su devenir posterior, como bien analiza el autor, no por traición de sus dirigentes (aunque alguna errada estrategia pudo haber, ¿quién no la tiene?) sino por constricciones que impone a todos sus miembros el sistema-mundo capitalista, y que el sitio web alainet.org, un sitio de la izquierda latinoamericana publicó, titulado “La crisis estructural del capitalismo y la actitud de la izquierda” de Nardo Vázquez Izquierdo, y disponible en http://alainet.org/active/64134&lang=es, y más recientemente, para aquellos que quieran conocer de forma introductoria la teoría de Wallerstein, el artículo de Rodolfo Crespo en Rebelión aparecido el 24 de septiembre en ocasión del 84 cumpleaños del creador de la teoría, titulado “La perspectiva de ‘análisis de sistemas-mundo’ y el sistema-mundo moderno (la economía-mundo capitalista)”, disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=189990
Saludos a Iroel y participantes en el Foro desde España.
Luis Echeverria
l_echeverria@ymail.com
Nunca he escuchado ataques a Wallerstein en Cuba
Muy bueno. Hay un libro que se llama Socialismo Traicionado. Tras el colapso de la Unión Soviética de Roger Keeran y Thomas Kenny que habla sobre esto, si no lo ha leído te lo recomiendo. Gracias como siempre.
Lo buscaré, gracias
Vigne usted que dice esto, mire lo que dicen otros:
“En la economía-mundo actual no hay sistemas socialistas, del mismo modo que no hay sistemas feudales, porque existe únicamente un sistema-mundo, que es una economía-mundo, capitalista por definición… Los gobiernos pueden caer en manos de personas, grupos o movimientos afines a esa transformación, pero los Estados como tales no son en sí ni progresivos ni reaccionarios. Son esos movimientos y fuerzas los que merecen o no tales juicios.” Wallerstein, Immanuel. “El ascenso y futura decadencia del sistema-mundo capitalista: conceptos para un análisis comparativo” Capítulo V del libro “Capitalismo histórico y movimientos antisistémicos. Un análisis de sistemas-mundo” . Ediciones Akal, S.A., (Colección Cuestiones de Antagonismo) 2004. Madrid. España. Pág 114. . Asombra mucho pensar que esto fue dicho originalmente por Wallerstein en septiembre de 1974, cuando aún existía el bloque soviético, ya que el libro es un compendio de su obra.
Y en su libro de 1984 El Capitalismo Histórico (sólo tiene en papel 90 páginas, pero es todo un lujo, y que además el propio autor recomienda a todo principiante de su obra) dice al final de su capítulo II.
“Uno de los puntos fuertes de los movimientos antisistémicos es que han llegado al poder en un gran número de Estados. Esto ha cambiado la política vigente en el sistema mundial. Pero este punto fuerte ha sido también su punto débil, dado que los llamados regímenes posrevolucionarios continúan funcionando como parte de la división social del trabajo del capitalismo histórico. Por tanto, han actuado, queriendo o sin querer, bajo las implacables presiones de la tendencia a la acumulación incesante de capital. La consecuencia política a nivel interno ha sido la continuada explotación de los trabajadores, aunque de una forma reducida y mejorada en muchos casos. Esto ha llevado a tensiones internas paralelas a las existentes en Estados que no eran «posrevolucionarios», y esto a su vez ha provocado la aparición de nuevos movimientos antisistémicos dentro de estos Estados. La lucha por los beneficios ha proseguido tanto en estos Estados posrevolucionarios como en todas partes, porque, dentro del marco de la economía-mundo capitalista, los imperativos de la acumulación han operado a lo largo del sistema. Los cambios en las estructuras estatales han alterado la política de la acumulación, pero todavía no han sido capaces de terminar con ella.”
Y en el capítulo IV dice Wallerstein:
“Lo primero y lo más importante que hay que recordar en una valoración de este tipo es que el movimiento socialista mundial, y de hecho todas las formas de movimientos antisistémicos, así como todos los Estados revolucionarios y/o socialistas, han sido productos íntegros del capitalismo histórico. No han sido estructuras externas al sistema histórico, sino la excreción de unos procesos internos de ese sistema. Por consiguiente han reflejado todas las contradicciones y limitaciones del sistema. No podían ni pueden hacer otra cosa.
Sus defectos, sus limitaciones, sus efectos negativos forman parte del estado de cuentas del capitalismo histórico, no de un hipotético sistema histórico, de un orden mundial socialista, que todavía no existe. La intensidad de la explotación del trabajo en los Estados revolucionarios y/o socialistas, la negación de las libertades políticas, la persistencia del sexismo y del racismo, tienen mucho más que ver con el hecho de que estos Estados continúan estando situados en zonas periféricas y semiperiféricas de la economía-mundo capitalista que con las propiedades peculiares de un nuevo sistema social. Las pocas migajas que han existido en el capitalismo histórico para las clases trabajadoras se han concentrado siempre en las áreas del centro. Esto sigue siendo cierto de forma desproporcionada.”
Y termino, José María Tortosa, profesor espalo ya jubilado, que ha visitado Cuba invitado por instituciones de la Isla, en su libro “Sociología del sistema-mundial” dice sobre el llamado sistema socialista:
“1) Las partes del sistema favorecen la supervivencia del sistema total. Los países ‘socialistas’ son, efectivamente, diferentes de los ‘capitalistas’ (liberales), pero esa diferencia no es otra que su adaptación al sistema y su colaboración en su supervivencia. ‘Un Estado que posee colectivamente todos los medios de producción es meramente una empresa capitalista colectiva mientras siga participando –como tales Estados, de hecho, están obligados a seguir haciéndolo- en el mercado del world-system capitalista’.
2) El sistema es contradictorio y, por tanto, en su funcionamiento ‘normal’ produce y reproduce fuerzas antisistémicas. Los países ‘socialistas’ pueden ser tales, pero hay que reconocer que es imposible alcanzar el socialismo a escala nacional. Lo máximo que pueden ser es sociedades que muestren valores que serán los dominantes en el futuro ya que ‘vivimos en los primeros estadios de la transición del capitalismo al socialismo’. Pero nada más.
3) El world-system está formado por fuerzas que constantemente lo reproducen y, al mismo tiempo, por fuerzas que dificultan su preservación. Ambas fuerzas no son eternas: lo que hoy reproduce, mañana puede ser estéril; lo que hoy se opone, mañana puede ser sustituido por algo distinto.”
Sería bueno que los cubanos también conocieran esta otra literatura (que es de izquierda no de derecha, que esta a favor de la Revolución no de la Contrarrevolución, que es socialista no capitalista, y que ayudaría mucho en el actual proceso de elección en la sociedad cubana de un nuevo modelo, porque hay mucho pensamiento en Cuba todavía hoy anclado en lo que los manuales soviéticos de filosofía, economía e historia enseñaron), porque Iroel lo que hemos visto en los últimos tiempos es que “Una parte de las ‘luchas sociales’ actuales, en el mundo entero, es esencialmente la lucha por el acceso a la riqueza capitalista, sin cuestionar el carácter de esta supuesta riqueza” (http://laguarura-impresa.blogspot.com.es/2013/10/a-los-decrecentistas-y-ecologistas-ni.html), y ya usted vio el “lapsus” de Silvio Rodríguez “Los ricos no tienen que dejar de serlo, sólo pensar un poco en los que no tienen su suerte. Perdón por la utopía, pero cualquier otro camino me parece injusto e infinitamente más doloroso” (http://www.jornada.unam.mx/2014/03/01/espectaculos/a07n1esp). Es muy triste el panorama compañero.
Gracias por participar en el Foro, y gracias a ti Iroel por el post tan interesante.
Ana
¿Ana o Luis?