La OTAN tuvo algo que ver…

 
Iroel Sánchez

ejercitossecretosotanLa escritora Stella Calloni publica un artículo sobre recientes revelaciones acerca de los vínculos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) con la nefasta Operación Cóndor en América Latina, del que cito un extenso fragmento:

“Integrantes de los ejércitos secretos de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) en Europa, que cometieron miles de atentados y crímenes en varios países de esa región después de la Segunda Guerra Mundial, fueron partícipes claves en la Operación Cóndor, coordinadora criminal de las dictaduras del Cono Sur.

“Entre estos, como se comprobó en documentos y testimonios de Cóndor y en investigaciones de la justicia argentina, estuvieron acompañando al dictador Augusto Pinochet desde los inicios de Cóndor —junto a los grupos terroristas cubanos de Miami— los dirigentes de las organizaciones fascistas italianas Ordine Nuovo, Vincenzo Vinciguerra; y de Avanguardia Nazionale, Stefano Delle Chiae, y otros autores de atentados terroristas y asesinatos en la Operación Gladio, modelo de los ejércitos secretos de la OTAN en Italia.

“Estos crímenes cometidos en varios países de Europa “occidental” integran la historia negra de lo que fue la guerra sucia anticomunista, bajo la dirección de la CIA, el MI británico y el control de la OTAN, cuyos responsables y ejecutantes nunca han sido llevados ante la justicia.

“Tomando como base un documento original de los servicios secretos militares italianos (SIFAR), fechado el 1ro. de julio de 1959 y titulado Las fuerzas especiales del SIFAR y la Operación Gladio, el investigador Daniele Ganser realizó un trabajo impactante.

““Este documento probaba que un ejército secreto vinculado a la CIA y la OTAN, llamado Gladio (espada), había existido en Italia durante la guerra fría (…) basándome en fuentes italianas, rápidamente me di cuenta sin embargo de que durante ese periodo los ejércitos llamados Stay-behind (que traduce el autor como “retaguardia” o “quinta columna”) habían existido en todos los 16 países de la OTAN. Investigaciones posteriores me llevaron a concluir que de los 16 países de la OTAN po­dían ser excluidos Islandia, sin fuerzas armadas, y Canadá, muy lejos de la frontera soviética”, escribe Ganser.

“Sin embargo, el investigador pudo comprobar que también habían existido los ejércitos Stay-behind (secretos) con vínculos indirectos con la OTAN en cuatro países neutrales: Suecia, Finlandia, Austria y su nativa Suiza.

“En 1990 el primer ministro italiano Giulio Andreotti “se vio forzado a confirmar que había existido un ejército secreto en Italia y en otros países de Europa Occidental que formaban parte de la OTAN” y que, coordinado por “la heterodoxa sección militar” de este organismo, el ejército secreto había sido organizado por la CIA estadounidense y el servicio secreto británico (M16 o SIS) para combatir al comunismo, recuerda Ganser.

“Investigado entonces como “una red clandestina” por jueces, parlamentarios, académicos y periodistas a lo largo y an­cho de Europa el nombre en código de estos ejércitos secretos  eran en Italia, Gladio, en Dinamarca se denominaba “Ab­sa­lón”, en Noruega “ROC”, en Bélgica “Sdras”, y la lista sigue…”

A raíz del texto que dediqué a la organización este año de un evento en La Habana con patrocinio del gobierno del Primer Ministro noruego Jens Stoltenberg, quien poco después fue designado Secretario General de la OTAN, Arturo López Levy, un cubano residente en Estados Unidos que ha trabajado para la Policy Inciative American Estrategy Program de la New America Foundation*, dijo que mi análisis construía “una rocambolesca conspiración en la que el espíritu de Milton Friedman se le montaba a “un economista emigrado” y la OTAN tenía algo que ver”.

Mi descripción de los participantes en aquel evento no fue precisamente una generalizadora acusación de conspiradores: “junto a profesionales del “cambio de régimen” pagado por Estados Unidos, participaron personas que considero patriotas, e incluso amigos”. Cito también mi alusión a la OTAN, estas fueron mis palabras:

“La nueva jugada para Cuba no deja de ser inteligente pero muy poco democrática. El país necesita muchos cambios y para consensarlos ocho millones de cubanos participaron en el debate de los Lineamientos económicos y sociales, más de un millón de militantes del Partido y la UJC debatieron los Objetivos de la Conferencia Nacional del PCC y seguramente todos seremos convocados a debatir la reforma constitucional. Cuando ese momento llegue ya un puñado de personas a las que nadie ha elegido, incluyendo varios extranjeros, nos tendrá su propuesta para el futuro de Cuba con el apoyo de países europeos miembros de la OTAN y algún Judas de este lado del mar, no importa los cambios que millones de cubanos hayamos discutido y aprobado.

“Hoy puede parecer absurdo o inviable pero recordemos que meses antes de la desintegración de la URSS la mayoría de la población había votado en un referéndum por mantener la Unión Soviética; sin embargo, el manejo torpe y burocrático de la situación  del país por sus dirigentes, el papel de la prensa sensacionalista y el aliento con “agua de fuego”** desde el exterior a los líderes más al gusto de Occidente terminó convirtiendo “lo políticamente imposible” en “políticamente inevitable”. Hoy la mayoría de los ciudadanos de las ex repúblicas soviéticas lo lamenta y Rusia es un país capitalista relativamente independiente pero cada vez más cercado por sus enemigos, donde -según una encuesta de Gallup- sólo un 19% cree que aquel colapso le mejoró la vida. En Cuba, no se puede ignorar -como demostró la primera mitad del Siglo XX- que la independencia y la soberanía,  por nuestra particular situación geopolítica,  son imposibles con un país dividido y bajo el capitalismo.

“Y mientras llega el 2018, tratemos de adelantarlo. En lo económico, pidamos lo que un economista emigrado, de visita reciente en Cuba con el mismo patrocinio nórdico-otanista, reclamó: “una liberalización al estilo Big Bang” y un shock que ya describió Naomi Klain en su imprescindible biografía del neoliberalismo que lleva esa palabra en el título. Según el entrevistado, “con la pequeña empresa, la agricultura, el cuentapropista no tiene que haber miedo a una liberalización al estilo Big Bang, y eso da más credibilidad, da un mensaje más claro”. Se parece demasiado al mensaje de Milton Friedman a los dirigentes chinos poco antes de los sucesos de Tienanmen, citado por Klain en su libro: “Yo hice especial hincapié en la importancia tanto de la privatización y los mercados libres como del hecho de que se liberalizase de golpe”. No caben dudas de que un Tienanmen cubano sería parte esencial de “la crisis real o percibida” que añoraba Friedman, con el detalle de que a 90 millas de Estados Unidos los tanques en la calle terminarían siendo made in USA.”

A juzgar por el libro de Ganser, parece que la Alianza Atlántica “tuvo algo que ver” con el trabajo de la CIA en América Latina, incluyendo el apoyo al régimen de Augusto Pinochet que introdujo a sangre y fuego las tesis de Milton Friedman de este lado del Atlántico.

Más tarde, en los años noventa del siglo pasado, la OTAN  afirmó un nuevo concepto estratégico que incluye su actuación “más allá del territorio de la Alianza”. Sobre esa doctrina, el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, interrogó a los jefes de estado y gobierno de Europa en la primera la Cumbre de América Latina y el Caribe-Unión Europea, en Brasil, el 28 de junio de 1999, y aún nadie ha tenido el valor de responderle.

Sólo son datos. Para nada estoy llamando a cerrarnos a un intercambio que puede ser muy provechoso si sabemos lo que busca cada cual. Pero creer que quienes, junto a las tropas de EE.UU., imponen su “democracia” en Siria, Iraq y Afganistán desean estimular nuestra sociedad civil sin hacer sinergia con los objetivos de Washington requiere de una ingenuidad digna de un niño de Círculo infantil en el segundo año de vida. Más cuando el mismo colaborador de la New América Foundation ha descrito muy bien esos objetivos:

“…un aterrizaje suave cubano hacia un régimen pluripartidista y una economía de mercado, no un desplome súbito del régimen actual. La secuencia óptima para ese resultado es una liberalización cubana, en la que los intereses europeos puedan participar en mayor escala, seguida por un levantamiento del embargo estadounidense que preceda la apertura final del sistema político cubano con una transición pactada al estilo español de los pactos de la Moncloa en 1977.”

Si antes colaboraron en asesinatos y desapariciones, ¿es un disparate pensar que los servicios de inteligencia de EE.UU. y sus aliados de la OTAN colaboran en lo que ellos llaman “actividades de promoción de la democracia” en Cuba?¿Preguntarse eso es creer en una “rocambolesca conspiración”?¿Cuando la Operación Cóndor estaba en curso, los emporios mediáticos y los todólogos de moda, denunciaban algo sobre la implicaciónen en ella de los servicios secretos de los miembros de la OTAN?

*La New America Foundation es la mayor beneficiaria de fondos de la USAID en sus programas de “promoción de la democracia en Cuba”

**”agua de guego” es una expresión con que los habitantes originarios de América del Norte designaban el alcohol que le suministraban los colonizadores y que el disidente soviético Alexander Zinoviev en su libro La caída del imperio del mal identifica metafóricamentec con el cultivo de la vanidad de los dirigentes soviéticos por la prensa occidental en tiempos de la perestroika.

Antecedentes:

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2 Responses to La OTAN tuvo algo que ver…

  1. Ratifica el dicho: Dios lo cría…Gracias Iroel.
    Por cierto, envié una pregunta a los Blogueros Revolucionarios desde su página y ninguno me ha respondido. Saludos.

     

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