Omar Pérez Salomón
El pasado sábado 30 de octubre se desarrolló en la ciudad hondureña de San Pedro Sula el llamado Tigo Music Fest, con la participación de artistas nacionales y de dos destacados intérpretes internacionales, Marc Anthony y Olga Tañón. Al respecto, en el Sitio Oficial del Frente Nacional de Resistencia Popular de Honduras, FNRP, se publicó la siguiente noticia: “La versión latinoamericana de MSN publicó hoy en su página web una nota para anunciar un concierto que tendrá lugar el día 30 de octubre con la participación de Marc Anthony y Olga Tañon. Los artistas vienen a Honduras con notables intenciones políticas en medio de una crisis de derechos humanos con asesinatos de carácter político ocurriendo casi cada semana y al menos 10 periodistas han muerto durante los últimos 6 meses.”
Mediante la publicación del anuncio en línea a una audiencia internacional el mensaje es claro: ‘no pasa nada en Honduras, más aún, la gente está cantando y bailando con artistas internacionales y locales’. Además de ello, el anuncio publica la palabra ‘gratis’ dando a entender que es un concierto para el pueblo y de reconciliación. Sin embargo, no hace ni un mes, durante el Día de la Independencia, el régimen envió sus fuerzas militares y policiales para reprimir un concierto pacífico de bandas musicales simpatizantes del FNRP en San Pedro Sula, la misma ciudad donde Marc Anthony va a cantar, en un lugar que está solo un par de cuadras arriba donde instrumentos musicales fueron destruidos, una persona murió debido a los gases lacrimógenos, una estación de radio fue atacada y los periodistas que trabajan en ella fueron golpeados y arrojados a la calle”.
Si usted revisa las informaciones que publican los periódicos hondureños El Heraldo, La Tribuna y La Prensa, observará que todos los asesinatos que se producen en el país centroamericano a diario son “obra y gracia de enfrentamientos entre pandillas o entre delincuentes”; nada se dice de la represión de la policía o de fuerzas paramilitares que campean libremente por todos los Departamentos.
Un ejemplo de ello es la desaparición del niño Héctor Mauricio Altamirano de 17 años de edad, después que fuera detenido por la policía, según denunció el Comité Para la Defensa de Los Derechos Humanos en Honduras CODEH.
La organización de derechos humanos, denunció la detención ilegal y posterior desaparición del joven: “una patrulla motorizada de la policía hizo señal de parada a Altamirano, seguidamente llegó un carro patrulla de la policía, lo obligaron a subir a la motocicleta, en la paila del vehículo que conducía Mauricio y desde entonces está desaparecido”.
El hecho ocurrió en la colonia Torocagua de la ciudad de Tegucigalpa, desde donde lo trasladaron hasta el sector conocido como El Poso, donde lo subieron al carro patrulla ante la mirada de varios testigos que observaron mientras la policía realizaba el acto en evidente violación a los derechos humanos, según denuncia el CODEH.
Desde el momento del secuestro seguido de la desaparición, miembros del CODEH y familiares de la víctima lo han buscado en estaciones de la policía, sin resultados positivos.
Los medios de comunicación al servicio del capital internacional y de la oligarquía hondureña tratan de mutilar la verdad, negando el golpe de Estado del 2009 y la persecución y asesinatos selectivos de miembros del Frente de Resistencia Popular. Por eso, el Festival patrocinado por el operador de telefonía móvil, Tigo, en San Pedro Sula, la ciudad donde se registra la mayor cantidad de hechos de violencia en ese país, recuerda el concierto ofrecido por la cantante italiana Raffaella Carrá en Argentina a finales de la década de 1970, a instancias de la Junta militar que imperaba en ese país, al mismo tiempo que los cuerpos de personas secuestradas por escuadrones de la muerte eran lanzados desde el aire en medio del océano Atlántico.
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