Iroel Sánchez
Un “actor” del porno español ha comenzado una huelga de hambre en la madrileña Plaza de Colón porque las autoridades ibéricas no le otorgan el permiso de residencia. ¿El país de origen? Por supuesto, Cuba.
Según la publicación española La Cosa Rosa, esta persona ha cometido “varios delitos entre los que se encuentran el robo de un televisor en un centro comercial”. El huelguista declaró que “aunque los que le quieren deportar no se enteren, «los hermanos Castro son los mayores asesinos de la historia”. Para resistirse a la deportación, argumentó que “Ya estuve en la cárcel e iré del aeropuerto a la cárcel, me torturarán y me matarán. Es mentira lo del apoyo a la disidencia de este Gobierno [español], a mí me quieren mandar a la muerte”.
Creíamos haberlo visto todo pero siempre hay más. La misma maquinaria mediática que empujó a la muerte a dos personas en Cuba y Venezuela, ha conseguido degradar lo que fuera un método de lucha por causas colectivas y altruistas para convertirlo en show necrofílico con el fin de conseguir cualquier cosa.
El capitalismo todo lo que toca lo convierte en mercancía, desde el sexo hasta la muerte, y a veces las dos cosas juntas, como acabamos de leer. Así se ha degradado lo que comenzara siendo, hace muchos años -en manos de los nacionalistas irlandeses-, un arma de lucha contra la dominación británica. De allí lo tomó el líder comunista cubano Julio Antonio Mella en su enfrentamiento a la dictadura pronorteamericana de Gerardo Machado. Mella, de madre irlandesa, había asumido como ejemplo al alcalde de la ciudad surirlandesa de Cork.
El que fuera instrumento anticolonialista ha devenido, gracias a los medios, en una estrategia para reclamos personales a cambio de ofrecer un espectáculo, y de paso dañar la imagen de gobiernos que no son del agrado de los dominadores de este mundo. Más allá de la extraña relación que algunos cubanos han establecido con el gobierno español a través de la prensa de ese país -repetidora de cualquier disparate sobre Cuba-, el “caso” en ciernes sería el punto culminante de esa degradación.
Las muy lamentables muertes de un hombre en Cuba (por un teléfono, un televisor y una cocina) y otro en Venezuela (por una indeminización), no hubieran ocurrido sin la presión de las maquinarias políticas y mediáticas que colocaron a esas personas en puntos de no retorno. En el caso de Cuba, el objetivo fue y es mantener la posición común de la Unión Europea, ante la voluntad expresa de España de cambiarla en su mandato al frente de esa entidad. En Venezuela, se busca la derrota de las fuerzas revolucionarias en el proceso electoral del 26 de septiembre.
Por el medio, han ocurrido numerosas escaramuzas, cuyos protagonistas, afortunadamente, han abandonado el esfuerzo antes de que fuera demasiado tarde. Pero ya la lección ha sido aprendida: “si deseas para ti algo más allá de las leyes, inventa una huelga de hambre”.
Carlos Marx escribió en El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte: “Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa”; lo que Marx no pudo prever es que la farsa llegara hasta el porno.
Siempre se ha dicho que un necesitado hace más que doscientos abogados y nadie puede negar que, para pensar de cintura hacia abajo, este cubano no haya estado habil en su decisión. Ya veremos si el desenlace se parece a alguna de sus peliculas…
Besos de Lulu
Ya se sabe que vivimos en tiempos tan mórbidos que todo degenera. Lo que ayer se hizo por amor, con valor y hasta con la cabeza; hoy, por desgracia, sólo sirve para que ciertos seres irracionales proyecten sus peores miserias. El caso de este “Diniosaurio” es vomitivo…