Iroel Sánchez
La participación de un testigo y un investigador del FBI, han establecido en el juicio que se sigue por perjurio contra el ex agente de la CIA, Luis Posada Carriles, que los atentados con bomba de 1997 en Cuba se organizaron con el dinero enviado por Arnaldo Monzón Plasencia, un destacado miembro de la Fundación Cubano- Americana, ya fallecido, residente en New Jersey. El contador de Monzón Plasencia –Oscar de Rojas- , reconoció ante evidencias documentales en el juicio, el envío, a nombre de Ramón Medina –uno de los seudónimos de Posada Carriles- de miles de dólares a Guatemala y El Salvador, destinados a financiar la cadena de explosiones que terminó con la vida del ciudadano italiano Fabio di Celmo.
Por otra parte, el investigador del FBI, Omar Vega, relacionó ante el jurado en El Paso, Texas, 21 envíos de dinero a Posada Carriles con origen en la misma fuente de New Jersey, además de otros que tienen como destinatario a Francisco Chávez Abarca, uno de los mercenarios contratados por Posada, que actualmente cumple una condena por terrorismo en Cuba.
El abogado José Pertierra, que representa al gobierno venezolano en este proceso, ha llamado la atención sobre el hecho de que el mismo Monzón Plasencia fue un importante donante a las campañas del entonces congresista Robert Torricelli, uno de los autores de la ley homónima que reforzó el bloqueo contra Cuba, y también del actual senador norteamericano Robert Menéndez, muy vinculado a la Fundación Nacional Cubano Americana. Sin embargo, tan relevante información ha sido ignorada por un periódico como El Nuevo Herald de Miami que, aunque sigue el proceso, se ha limitado este domingo a publicar un análisis sobre la comparecencia de dos testigos cubanos en el juicio, sin hacer ninguna referencia a la conexión sangrienta de los financiadores del senador Menéndez.
Cuando desde Cuba se ha dicho que el extremismo anticubano, y especialmente la Fundación Nacional Cubano Americana, constituye un entramado mafioso, los grandes medios de comunicación de Europa y Estados Unidos han intentado presentar la denuncia cubana como una consigna vacía. Sin embargo, violencia, poder político, dinero y control mediático, todos los ingredientes que caracterizan al núcleo extremista de origen cubano no indican otra cosa que el funcionamiento de una corrupta maquinaria que se ha convertido en un cáncer que corroe el poder legislativo en Estados Unidos y ha alcanzado su definición mejor con el ascenso a la presidencia del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de Ileana Ros-Lehtinen, una conspicua defensora de Posada Carriles. Si eso no es una mafia, qué es.
Así que ya que el FBI lo ha probado, digámoslo con propiedad: hay una mafia terrorista de origen cubano en Estados Unidos que controla la política hacia Cuba. Si la Secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, se inclina ante sus reclamos, como hizo recientemente al comparecer en el Comité que preside Ros-Lehtinen, en el que la mafia le pidió cuentas no sólo por las acciones contra las Isla sino por toda la política exterior de Washington, sus razones tendrá…(Publicado en CubAhora)