La estrella de reality show, Stephanie Matto, está ganando 50 000 dólares a la semana vendiendo por internet sus flatulencias guardadas en vasijas de vidrio herméticamente cerradas. No es una broma. Cada pomo se vende por 1000 dólares e incluye una nota a mano para el comprador. Su video de promoción incluye la dieta que ingiere para lograr el nivel necesario de flatulencia para mantener el negocio andando. Stephanie Matto describe en imágenes el tipo de alimentación que sigue para lograr maximizar su producción de gases: latas de frijoles, yogures fermentados y así sucesivamente. El potencial próximo paso de su cartera de negocios es darle al cliente la posibilidad de escoger de cual alimento prefiere las flatulencias.
El hecho llegó a las noticias porque la mujer ha terminado en el hospital por inflamación gastrointestinal. El día de la hospitalización sintió un dolor tal que pensó que tenía un infarto, en realidad era la acumulación de gases en su interior. El susto la ha hecho tomar una pausa en la cadena de producción. Al momento del retiro temporal ya había logrado una ganancia de 200 000 dólares. Como todo negocio necesita diversificación, y ya ha tenido que renunciar a las dietas que alimentan su producción, el último giro de su emprendimiento comercial es vender los derechos de originalidad de fotos de la vasija que contienen los gases emanados de su cuerpo.
La exitosa emprendedora se autotitula “peompresaria” y se compara con Einstein en términos de ser también un genio. En realidad Stephanie Matto no salió de la nada, se hizo famosa con una reality show titulado “Novia por 90 días”. Físicamente atractiva, aprovechó su celebridad para lanzar el negocio. La recepción la hizo sorprenderse puesto que «mucha gente me han celebrado, llamándome un muchacha líder, diciéndome que he sido una inspiración para no sentirse avergonzado de lo que son y lo que hacen». También reconoce que ha recibido mucha crítica e incluso amenazas de muerte, lo cual probablemente sea el primer caso documentado de que a otra persona se le desea la muerte por su flatulencia.
Su historia tiene al menos un antecedente. En 1961 el artista conceptual Piero Manzoni enlató sus propias heces en 90 latas, las etiqueteó, las firmó y las puso a la venta por su peso en oro. Un crítico de arte, Fulwood Lampkin, se preguntó, quizás con razón «¿Que mierda es esto…? ¿Una crítica al mercado del arte? ¿A la mierda de arte que se hacía o que se iba a hacer? ¿Una seria reflexión sobre la función del artista frente a la autoreferencialidad de la obra de arte? ¿Una analogía jungiana entre oro y heces? ¿O quizás un nuevo intento por parte de un creador para “divinizarse” un poco, porque “no es como los demás”…? ».
El artista ya desde antes, deambulaba por esos caminos. Con anterioridad había inflado unos globos de colores los cuales había pegado a un pedazo de madera con una inscripción con su nombre y a la serie la tituló “Aliento de artista”. Es de suponer que su aliento tendría menos fetidez que las jarras de Stephanie, aunque nunca se sabe.
Otra ocurrencia de Manzoni fue dejar su huella dactilar sobre huevos duros hervidos e invitar a que se consumieran de tal manera, que incluso después de digeridos, según él, no dejarían de ser arte.
El artista murió con 29 años. Para el 2007, una de sus latas fue vendida por 124 mil euros.
Stephanie ha sido más honesta que Manzoni en varias direcciones. Primero, de las latas de mierda de Manzoni, no se sabe, al menos públicamente, si en realidad contienen heces, los que han comprado las obras no han abierto las latas para preservar el “misterio” y con ello, el “arte”. Del ingreso hospitalario de Stephanie sabemos que en realidad la muchacha sí se había enfrascado en producir lo que vendía. Pero, debemos agregar, que Stephanie nunca ha llamado, que sepamos, a su producto, arte. Lo define como un emprendimiento empresarial y con ello se ha blindado de críticas que pretenden ver más allá de ese propósito: «Las personas que me juzgan por vender flatulencias envasadas no saben que he hecho más de 100 000 dólares y soy dueña de una linda casa y múltiples autos».
Pero seamos honestos, ni Manzoni ni Stephanie inventaron la venta de aire. Mientras el crecimiento del 8.1% del PIB de China en el año pasado está basado en buena medida en el aumento de la producción manufacturera y las exportaciones, que llegaron a niveles record de superavit, el crecimiento estimado de la economía norteamericana de 5.6% tiene sus componentes fundamentales en las finanzas, la venta especulativa de los bienes raíces, los alquileres y las rentas.
Vender aire de diversos colores y olores parece ser la industria más redituable de un imperio que de decadente ha pasado a decaido. Stephanie solamente se dio cuenta de un filón sin explotar y se aprovechó de él. ¡bien por la muchacha!
Como me comentaba un estimado amigo economista, para el capitalismo «no hay nada novedoso en vender mierda, tampoco en vender el olor de la mierda. Es una muy vieja “mercancía” equiparable a cualquier otra, como vender “sueños” que es la especialidad suprema del capitalismo».
Las 10 personas más ricas del mundo duplicaron su riqueza durante la pandemia al grosero número de 1.5 billones (12 ceros) de dólares, haciéndolos seis veces más ricos que las 3100 millones de personas más pobres del planeta. En ese mismo período, 160 millones de personas han pasado a la pobreza y la desiguladad provoca un muerto cada 4 segundos o 21 000 personas al día. Pero el capitalismo por todos los medios disfrazará la noticia, después de todo, se es pobre porque se quiere, si no lo cree pregúntenle a Stephanie Matto.
Ernesto te pasaste!!!, ja,ja,ja muy original lo tuyo, pero aunque no lo creas (o si, ja,ja,ja) recibirás las criticas correspondientes de los nuevos “peoempresarios” (que aparecerán mas no lo dudes), porque a la larga no hay que meterse con ellos ni jugando, como dicen por acá (un poco mas sofisticado lo mío y menos cubano por obvias razones), “la libertad es eso, cada uno hace con su esfínter lo que le viene en gana”.
Igual, mas serio, es todo una triste realidad, pero la burguesía convirtió TODO, (y es TODO literalmente) en venta hace siglos, ese ha sido su “gran triunfo” y nuestra perdición como especie.
Un abrazo
Esa idea la muchacha me la robó a mí. Te cuento:
Allá por el 98 estaba yo volando con una empresa de carga aérea, y recalamos en Texas. La terminal de carga y la de vuelos ejecutivos eran una sola. Mientras nos cargaban el avión decidí ir a descargar la vejiga.
En cuanto me dispuse a abrir la válvula, a mi derecha vi entrar un tipo bien grande, trajeado, con cara de pocos amigos y unos cables que le salían del cuello hasta las orejas. Obviamente un guardaespaldas de alguien. El tipo registró el baño con la mirada y se retiró para dar paso al viejo Bush, que se puso a descargar su vejiga en el urinario a mi derecha.
Yo lo miré, y me pregunté cuántos cubanos de Miami habrían tenido la suerte de mear al lado del viejo Bush. De inmediato me surgió la idea de recoger su pipí en un pomito y venderlo a mi regreso.
Mientras me pasaba la idea por la cabeza sonreí, por supuesto. El me miró, y me devolvió la sonrisa. De seguro pensó que se trataba de un admirador.
Lo menos que le pudo pasar por la cabeza era que mientras me cagaba en su estampa, y descargaba la vejiga, estaba calculando a cuanto me compraría la gusanera en pomito de su pipí, allá en Miami.
Muy probablemente, hubiera hecho más dinero que la Stephanie esa.
Tremenda anécdota!!! Debieras publicarla. Gracias por el aporte. Fuerte abrazo
Ya la puse en facebook. Realmente fue algo divertido, y tal como lo cuento.