Chile: la derecha se anota una. Por Ángel Guerra Cabrera

 

Desde 2019 la derecha chilena solo recibía derrotas. Pero este 4 de septiembre consiguió anotarse una victoria importante con el contundente rechazo de los electores a la propuesta de nueva Constitución elaborada por la Convención Constitucional(CC). El gobierno del presidente Gabriel Boric y numerosos movimientos sociales le habían apostado a la opción “apruebo”. Por su parte, toda la derecha y parte de la llamada centroizquierda había hecho lo propio con el “rechazo”. Mientras este recibió 61.86 por ciento de los votos, el apruebo solo obtuvo 38.14, con la mayor participación de votantes en una elección chilena: 13 021 063, más del 85 por ciento de las personas registradas. En este dato influye notablemente el restablecimiento del voto obligatorio después de 10 años de haber sido suprimido. Muchos de los anteriores abstencionistas ahora votaron contra el texto propuesto.

No obstante, sería un grave error considerar que la votación contra la propuesta significa en modo alguno que la mayoría de los electores apoya la constitución pinochetista. No es así. No debe olvidarse que uno de los reclamos más reiterados de la rebelión popular de octubre de 2019 fue la exigencia de derogar ese detestado instrumento. Más aun, en el plebiscito de entrada hace dos años, casi 80 por ciento se manifestó por redactar una nueva constitución. De modo que lo que sí ha sido cuestionado es el texto propuesto por la CC. Pero en que la constitución actual debe modificarse coincide hasta gran parte de la derecha y a lograrlo se ha comprometido formalmente, aunque sea de dientes para afuera.

Ahora bien, ¿cuáles son las causas que provocaron un rechazo popular tan monumental al texto plebiscitado? Tengo muchas preguntas sin respuesta y algunas hipótesis. La primera es que el neoliberalismo chileno es probablemente el que tuvo mayor extensión y calado, acaso en el mundo, no solo en la economía sino en la cultura, en crear una subjetividad social enajenada. Es sabido el alto grado de individualismo y el extraordinario afán consumista sembrado en el país austral por las políticas de la Escuela de Chicago y me temo que eso no ha cambiado tanto como desearíamos. En Chile no ha ocurrido ni una revolución clásica ni tampoco una transformación social como las que se han producido en otros países de América Latina y el Caribe. ¿Tuvieron eso en cuenta los constituyentes?

En esa nación, sin duda, se ha iniciado un vigoroso proceso de transformación social que ha influido en la elevación de la conciencia política de muchas personas. Pero las transformaciones económicas y en la redistribución de la riqueza con su correlato subjetivo, no se han efectuado. Algunas de ellas, las de mayor hondura, dependían de la aprobación del texto constitucional ahora rechazado y siguen dependiendo del que se apruebe finalmente. Pero otras dependen del gobierno de Boric, que no sé cuánto podrá hacer sin contar con mayoría parlamentaria, aunque debería cuanto antes, lograr un diálogo franco y respetuoso con el pueblo mapuche que descarte la represión.

Lo cierto es que su popularidad ha caído mucho y que es alta su desaprobación. El entorno económico le ha sido desfavorable pero pesa el incumplimiento de sus promesas de campaña, que probablemente influyera también en el resultado de la consulta. El gobierno sale más debilitado de esta coyuntura y, a juzgar por los nuevos ministros recién ingresado al gabinete, se inclinará más a las posiciones de la antigua Concertación, siempre cercanas a la ortodoxia neoliberal. Disminuyen sus posibilidades de lograr una salida propiciatoria de un nuevo texto constitucional que esté a la altura de las exigencias populares de 2019. Por otro lado está el tema de la avasalladora tiranía comunicacional de Chile, que –unida a bots y trolls- se dedicó a propagar las más burdas mentiras sobre las consecuencias de aprobar el texto propuesto. Hicieron creer a muchas personas que perderían la casa, la jubilación y otros derechos precisamente reforzados por la propuesta. Más podrían hacer ahora, envalentonada la derecha por su victoria, para impedir una constitución verdaderamente democrática, incluyente y antineoliberal.

No es fácil el camino a seguir para Boric y para las fuerzas populares que busquen rescatar la voluntad expresada por los electores y por la rebelión popular. Se perdió una gran oportunidad y ahora la derecha echará toda la carne al asador por lograr una constitución gatopardiana y con orientación neoliberal aunque haga concesiones en la retórica y en lo secundario. De ese tamaño es la responsabilidad del joven presidente con quienes, en fin de cuentas, lo colocaron donde está. En primerísimo lugar los protagonistas de 2019. No hay dudas de que la apertura de las grandes alamedas iniciada entonces quedó inconclusa y que el pueblo, de una forma u otra, luchará por continuarla.

@aguerraguerra

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5 Responses to Chile: la derecha se anota una. Por Ángel Guerra Cabrera

  1. arnaldoperezguerra says:

    Reblogueó esto en http://www.liberacion.cl.

     
  2. arnaldoperezguerra says:

    Recomiendo este programa “Mate al Rey”, de la web El Porteño, donde son entrevistados el historiador Sergio Grez y el sociólogo y escritor Felipe Portales.
    https://www.youtube.com/watch?v=OtItx7diOJc&t=31s

     
  3. Carloa says:

    Pensar que la nueva constitución era de izquierda es el error de los que creyeron que doblaron la mano a la derecha con el estallido de 2019. En primer lugar la «clase política» (los derrotados) impuso las reglas a los movimientos sociales del estallido y mediante ese «acuerdo de paz» obligaron a los victoriosos ceñirse a sus condiciones.
    En segundo lugar, el estallido fue contra el sistema capitalista neoliberal y todo lo que ello representa y el borrador de la constitución mantiene el sistema contra el que se sublevó el pueblo de Chile.
    Y por último, pretender que se votaba contra la Constitución de Pinochet no fue bandera de nadie, ni a favor ni en contra, por lo que es seguir autoengañándose.
    Creo que se requiere analizar más profundamente lo que ocurre en el mundo para llegar a conclusiones certeras. El Estado Social promovido por el progresismo es la forma actual de salvar al capitalismo moribundo. Si hacer del capitalismo un sistema mejor, «más humano», es ser de izquierda entonces sí fue una derrota. Pero si por terminar con este sistema oprobioso o acercarlo a su fin no fue derrota ni victoria porque esa opción no estaba planteada. La «acuerdo de paz» la sacó de la lista. La tarea de la izquierda es volver a colocarla dentro de las prioridades de la lucha popular.
    Saludos revolucionarios

     
  4. Enrique Cortés says:

    Saludo Angel: Favor si podés y te parece me respondes, según tu planteamiento Chile como país ya no cuenta con el caudal político e ideológico que llevo al poder al Allende de «La Unidad Popular» y que presento en su gabinete de gobierno actual con Biric a Jóvenes Comunistas como grandes cargos ministeriales y gubernamentales.

    De ser así, no veo mucho contenido en dicho proyecto, sea progresista o de contenido popular en Chile.

     
  5. Enrique Cortés says:

    Favor publicar comentario enviado cuando l
    Solamente habían 3 comentarios, favor buscarlo y publicarlo.

     

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