Discurso pronunciado por Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, en la clausura de la Asamblea Provincial del Partido de La Habana, en el Palacio de las Convenciones, el 9 de abril de 2022, «Año 64 de la Revolución»
(Versiones Taquigráficas–Presidencia de la República)
Queridas compañeras y queridos compañeros que han participado en esta importante Asamblea de Balance del Partido en la capital de nuestro país representando a la militancia comunista de la capital:
Nuestras primeras palabras son para ratificar las felicitaciones y el reconocimiento a los elegidos como miembros del Comité Provincial del Partido y de su Buró Provincial, a los cuadros que han consagrado su vida en los últimos años a la difícil y exigente labor partidista en este lugar y que hoy pasan a desempeñarse en otras importantes actividades revolucionarias, y, en particular, al compañero Luis Torres Iríbar, ratificado como Primer Secretario del Comité Provincial del Partido, quien incansablemente ha unido y convocado fuerzas para superar retos difíciles, adversidades y situaciones complejas promoviendo el entusiasmo revolucionario sintetizado en esa frase que todos compartimos y defendemos: «¡Por La Habana, lo más grande!»
Con esta Asamblea, caracterizada por el debate crítico, honesto, combativo y comprometido, culmina el proceso de balance a nivel provincial orientado al seguimiento del Octavo Congreso del Partido.
Este proceso ha aportado los siguientes elementos: en primer lugar, hemos apreciado que hay claridad y hay una apropiación de los conceptos, ideas y directrices que se derivaron del debate del Octavo Congreso del Partido. Se ha venido dando seguimiento a estos temas, o sea, no hemos llegado a las asambleas provinciales para empezar a implementar los acuerdos del Octavo Congreso; por el contrario, después del Octavo Congreso, después de cómo cada provincia trabajó con sus estrategias particulares para implementar los acuerdos del Octavo Congreso, se le ha dado seguimiento al mismo, y hoy aquí llegamos con un debate maduro donde se empiezan a articular estas ideas, estos conceptos, estas directrices en hechos concretos, y donde, sobre todo, está por delante todo lo que tenemos que hacer.
Aportó también una mejor composición en el color de la piel, sexo, edad de los burós y comités municipales y provinciales del Partido; una adecuada renovación de los cuadros.
Los informes se hicieron públicos en todas las provincias y, por lo tanto, contaron también con el debate de nuestra población –Morales me daba una cifra de más de medio millón de personas que de una manera u otra participaron en debates sobre estos informes–, y hay que decir que fueron informes críticos, objetivos, realistas y eso mismo les dio un carácter de credibilidad, porque en ellos estaban los principales problemas que tiene que enfrentar nuestra población en su vida cotidiana y que tenemos que resolver desde el Partido.
Existió un amplio intercambio con la militancia y la población; se abordaron los problemas que más afectan a la población y al país y se tocaron temas trascendentales como son: el trabajo político-ideológico, la batalla ideológica, el funcionamiento del Partido, la batalla económica, el trabajo en los barrios y las comunidades, los jóvenes y la Política de Cuadros.
Hay que decir que trabajando para estas asambleas provinciales posterior al Octavo Congreso hemos dado continuidad al Octavo Congreso, y, simultáneamente, mientras se realizaban estos procesos de balances provinciales también ya estábamos enfrascados en las asambleas de la militancia por sectores –algunos de ustedes se han referido al desarrollo de las mismas en sus intervenciones–, las que nos deben conducir a la Conferencia Nacional del Partido que vamos a tener el próximo año. O sea, dos años de congreso: en el primer año completamos un ciclo de asambleas provinciales del Partido y asambleas con la militancia, y en el segundo año después del Congreso estaremos entonces haciendo todo un grupo de valoraciones internas del trabajo del Partido en una conferencia nacional.
Por otra parte, hay que considerar también como continuidad de ese Octavo Congreso los debates y los aportes del II y III Pleno del Comité Central del Partido, donde ustedes han visto que los temas que hemos llevado y que se han discutido han sido temas de continuidad del Congreso y los acuerdos han estado orientados a implementar concretamente también directrices aprobadas en ese Congreso.
Hemos estado involucrados –no ha concluido todavía– en un proceso de análisis de las estructuras empresariales de los cargos administrativos a nivel de empresa para fortalecer también la gestión y la dirección empresarial en nuestro país. Con todo eso solo estamos en la arrancada, pero el camino para hacer efectivos los acuerdos del Congreso necesita de muchas precisiones y acciones que involucren, sobre todo, a una gran parte de nuestra sociedad.
Hay que reconocer que este proceso se ha desarrollado en un contexto complejo. El mundo hoy vive un escenario de disputas simbólicas de poder y guerra cultural y comunicacional que el imperialismo de los Estados Unidos ha venido pregonando desde hace años y que hoy agrede y deja indefensas a varias sociedades en el planeta. Los factores de crisis multilaterales presentes en los últimos años han sido acelerados por la pandemia, se ha elevado la enajenación social de los individuos, por encima de la solidaridad aparece el egoísmo y la despolitización de la sociedad y eso favorece los proyectos de la derecha ultraconservadora, y ustedes han visto cómo en el mundo se ha empezado a manifestar también con determinada peculiaridad el regreso a las ideas del fascismo.
Si fuéramos a describir esta coyuntura tendríamos que hablar de tres elementos fundamentales: en primer lugar, el bloqueo recrudecido. No estamos hablando del bloqueo, siempre hemos tenido bloqueo, hemos sobrevivido, hemos resistido y hemos avanzado en medio de las prácticas de la política brutal de bloqueo; pero el bloqueo que hemos vivido, sobre todo en los dos últimos años, es un bloqueo recrudecido a partir de la aplicación de las 243 medidas de la administración Trump que ha mantenido de manera inalterable la administración de Biden, lo que demuestra que, en los Estados Unidos, Partido Demócrata y Partido Republicano son uno solo, piensan como igual y defienden, ante todo, una estrategia hegemónica de dominio imperial.
Esas medidas golpearon fuertemente nuestras fuentes de ingresos, golpearon fuertemente nuestras exportaciones y un grupo de actividades económicas fundamentales como el turismo; han fracturado las relaciones entre las familias cubanas en Cuba y en el exterior; nos han ocasionado enormes dificultades en las operaciones financieras y por eso hemos tenido que resistir en unas condiciones donde nos han faltado insumos para nuestros principales procesos productivos y de servicios, de desabastecimiento de alimentos, combustibles y medicamentos.
Aquí se ha hablado mucho de comunicación social, de comunicación institucional, de la necesidad de la comunicación como uno de los pilares del trabajo del Partido y también del Gobierno, de las insatisfacciones que hay todavía con la comunicación, en la manera en que hacemos la comunicación política; pero yo creo que uno de los retos que tiene esa comunicación es precisamente que nosotros le pongamos rostro al bloqueo, y los rostros del bloqueo en Cuba son las familias que, afectadas por el bloqueo, han tenido que padecer el fallecimiento de una persona porque no llegó en el tiempo que necesitaba un medicamento que es negado por el Gobierno de los Estados Unidos, o los que en algún momento no pudieron en una sala de terapia intensiva recibir el servicio de un ventilador pulmonar porque, sencillamente, el Gobierno de los Estados Unidos nunca lo permitió, o por los esfuerzos que tuvimos que hacer –aquí ha sido reconocido– para la creación por nuestros científicos de una vacuna soberana, que nos diera soberanía para enfrentar a la
COVID-19.
Entonces, aunque hemos hecho una proeza tremenda, aunque hoy somos uno de los países que mejores resultados exhibimos en el enfrentamiento a la pandemia, llegamos tarde a la vacunación porque tuvimos que investigar, tuvimos que hacer estudio, ensayos clínicos, tuvimos que hacer estudios de emergencia para después de que eso estuviera validado poder vacunar a nuestra población. Pero hay que decir que cuando empezamos a vacunar fuimos el país con más velocidad de vacunación y por eso hoy somos uno de los países que más inmunidad han logrado, porque tenemos uno de los mayores porcientos de población vacunada, incluso ya con refuerzo.
Pero hay que ponerle rostro a ese bloqueo, hay que buscar las historias de vida en nuestras familias, en nuestros ciudadanos, en nuestras personas, en nuestros procesos que han tenido consecuencias importantes producto de la política brutal de bloqueo.
El otro elemento es la agresividad del imperio norteamericano hacia Cuba. Es una agresividad que es hacia todo el mundo para poder imponer su dominación, que la vemos reflejada en cómo en un mundo en medio de una pandemia que ha ocasionado más de 6 millones de muertes, un mundo que debía estar avanzando hacia la solidaridad, que debía estar uniendo esfuerzos para entre todos salvar vidas humanas, es atizado en contradicciones por la política de ese imperio y hoy está involucrado en nuevas guerras, en nuevos conflictos, en conflictos muy peligrosos para toda la humanidad.
Esa agresividad hacia Cuba se ha manifestado en expresiones de la Guerra No Convencional; están trabajando con laboratorios de intoxicación mediática en las redes sociales hacia Cuba, desacreditando a la Revolución Cubana, campañas que están basadas en la desinformación, en la mentira, en el doble rasero y en la hipocresía imperial.
En días pasados, conversando con un grupo de influencers y youtubers jóvenes, fundamentalmente de América Latina, pero también de otras latitudes del mundo que vinieron a participar en el Coloquio Internacional en ocasión del aniversario de la fundación del periódico Patria por Martí, compartía con ellos la siguiente idea: Fidel siempre nos dijo que un mundo mejor era posible y nos convocó a luchar por ese mundo mejor. Yo digo que hoy, en las realidades que estamos viviendo, para que el mundo mejor sea posible, como pidió Fidel, hay que mejorar también ese mundo virtual que es una caricatura del mundo real que vivimos. Y si lo quieren comprobar veamos por el caso de Cuba: la Cuba que está en las redes digitales, la Cuba virtual no tiene nada que ver con la Cuba en la que se está viviendo, en la que nuestro pueblo está una vez más protagonizando una página tremenda de dignidad en resistencia creativa, como ha sido reconocido por el presidente de México, López Obrador, y otras importantes personalidades que conocen realmente nuestra realidad.
En estos días ustedes han visto cómo parte de esa agresividad y esa intoxicación mediática han empezado a mover temas con mucha hipocresía y doble rasero como el tema migratorio, cuando el que ha promovido desde los primeros años de la Revolución la emigración ilegal fue precisamente el Gobierno de los Estados Unidos, y eso lo podemos ver en nuestra historia. Los gobiernos de Estados Unidos en todos estos años de Revolución han estimulado las salidas ilegales; la política de Estados Unidos, sucesivamente, por esa contradicción de hipocresía y de doble rasero ha provocado crisis migratorias.
De igual manera se tratan, con esas distorsiones, los temas de la democracia y los derechos humanos al querer abordar la situación de nuestro país.
El tercer elemento ha sido precisamente la COVID-19, que impactó, que llenó de incertidumbre al mundo y que también tuvo consecuencias para nuestro país.
Como dije anteriormente, se nos negó la posibilidad de llegar a vacunas, a medicamentos, a ventiladores pulmonares, a otros insumos. Se lanzó hipócritamente, cuando llegamos al pico pandémico de la variante Delta, entre los meses de junio, julio y agosto, la campaña SOS Matanzas, SOS Ciego de Ávila, SOS Holguín, SOS Cuba, sin embargo, ya todos conocemos la respuesta que dio nuestro país trabajando de forma mancomunada, con el talento de nuestros científicos y con la comprensión y la unidad de nuestro pueblo. Hoy me pregunto, cuando veo todo lo que ha pasado en el mundo y, sobre todo, lo que ha pasado con la COVID-19 en los Estados Unidos, quién es el que necesita un SOS.
Estos tres elementos interrelacionados, vinculados, coincidiendo, convergiendo, indudablemente nos han llevado a una difícil situación económica y social donde prevalecen los desabastecimientos, fundamentalmente de alimentos y medicamentos.
Ahora se nos suman los problemas del abasto de agua con la sequía, la inflación, los altos precios, las interminables colas, los problemas en el transporte, y todo eso va ocasionando agobio, malestar; también las inestabilidades que hemos tenido en el servicio electroenergético nacional, que han provocado los incómodos apagones; hechos vandálicos, hechos contrarrevolucionarios que hemos tenido también que enfrentar, y la existencia de algunos fenómenos que provocan que haya una determinada manera de distribución por canales que se desvían de los conceptos de justicia social que defiende nuestra construcción socialista, y todos son elementos que tenemos que enfrentar con valentía, con sabiduría, con inteligencia en los momentos actuales. Para eso tenemos una estrategia político-ideológica y también tenemos una estrategia económico-social que fueron abordadas y aprobadas en el Octavo Congreso de nuestro Partido.
Con relación a la Estrategia Político-Ideológica quiero rememorar o puntualizar algunos de los conceptos que también abordamos en el Congreso y a los cuales se les está dando continuidad. En el Congreso se reconoció que el Partido Comunista de Cuba continuará en el reconocimiento y defensa de nuestras esencias, que son la independencia, la soberanía, la democracia socialista, la paz, la eficiencia económica, la seguridad y las conquistas de justicia social, y ese es nuestro socialismo.
A ellas sumamos la lucha por una prosperidad que abarque desde la alimentación hasta la recreación, que incluya el desarrollo científico, una riqueza espiritual superior, el bienestar y que empodere el diseño de lo funcional y lo bello. Todos esos elementos que aquí han sido tocados de alguna manera están incluidos en esa Estrategia Político-Ideológica.
Hay que reconocer que ante la situación actual existe un enorme reto de perfeccionamiento en nuestra sociedad, para eso el Partido tiene que mirarse por dentro, nos estamos mirando por dentro, continuando la tradición de la crítica dentro del Partido, y para eso tenemos también que desarrollar la más amplia participación popular en todos nuestros procesos y en la toma de decisiones.
Existen temas que nos urge abordar con profundidad y encontrar soluciones, como es la formación de valores, analizar los cambios que se han originado en nuestra sociedad, el crecimiento armónico que debemos tener del sector no estatal en conjunto con el sector estatal, la penetración que han tenido algunas de las falacias de la subversión político-ideológica del Gobierno de los Estados Unidos hacia Cuba, cómo garantizar la continuidad y cómo desempeña un papel real y efectivo en todas estas situaciones
y abordajes de los temas la militancia y las organizaciones de base del Partido.
Se demanda, como ha pedido en otras ocasiones el General de Ejército, un análisis integral de cada uno de estos temas, y recuerdo cuando él expresó: Una importante traba y problema central del proceso complejo de las transformaciones más recientes en el país ha sido la falta de integralidad, lo que ha provocado improvisación, ingenuidad y baja percepción de riesgos.
Hay que asumir entonces estos exigentes retos y lograr la transformación, para eso tenemos que superarnos constantemente, estudiar todos los días y analizar profundamente los problemas.
Creo y quiero compartir, lo he hecho en otras provincias, que hay todo un grupo de elementos, sin querer establecer una metodología que encasille el trabajo político-ideológico, la manera de hacer política, pero sí creo que es bueno que compartamos, que asumamos y que reflexionemos sobre un grupo de elementos que están enraizados en la práctica revolucionaria, están enraizados en nuestra historia, que si los abordamos con integralidad nos pueden conducir por este camino que estamos planteando.
En primer lugar, tener en cuenta la cultura de la nación, y aquí no estoy remitiéndome solo a la cultura artística y literaria, estoy remitiéndome a la cultura en su más alta expresión, en su más alta dimensión, o sea, a nuestras esencias, a nuestras raíces, a nuestra historia, a los elementos que conformaron la nacionalidad cubana, porque ahí están los fundamentos y en esa historia están las respuestas a nuestros problemas, y sobre todo nosotros tenemos una larga tradición de lucha y de pensamiento donde confluye casi con exactitud lo más avanzado del pensamiento político y del pensamiento científico de la nación, también del pensamiento intelectual de la nación.
Eso empezó con el padre Félix Varela y siguió con Luz y Caballero, con la Revolución del 30, con los que fundaron el Partido Comunista de Baliño y Mella, y, por supuesto, está presente en el legado de Martí y en el legado de nuestro Comandante en Jefe
Fidel Castro. Por lo tanto, si a todo lo que vayamos a hacer le buscamos una fundamentación en esa historia, le buscamos una fundamentación en la argumentación en el legado martiano y en el legado fidelista, creo que estaremos también asimilando con una mayor capacidad de análisis los retos que tenemos por delante.
En esa cultura hay un elemento que se destaca que, además, es la base de nuestro socialismo, que es la lucha por la justicia social.
Recordemos también lo que nos ha dicho Raúl sobre esto: Socialismo significa justicia e igualdad, pero igualdad de derechos, no de ingresos, igualdad no es igualitarismo, o sea que hay un fundamento teórico, patriótico en el ideario de la Revolución.
También como parte de esa cultura está el sentimiento de evocación, de servicio a la patria y a la Revolución que ha estado presente en todas las generaciones que han defendido la independencia y la soberanía, y precisamente de esa cultura política es que salen el concepto de unidad y el concepto de continuidad, y ambos conceptos los desarrollamos y los apoyamos en el Congreso del Partido, porque precisamente esa fue su convocatoria: el Congreso de la unidad y la continuidad. Y para que haya unidad y continuidad, y también entrelazándolo con temas que aquí abordaron, es importantísimo el papel de los jóvenes en la construcción socialista en estos momentos en Cuba. No hay unidad si no están los jóvenes presentes, y tiene que ser con los conceptos que explicaba el Secretario del Partido de la Universidad de La Habana: «A los jóvenes no hay que verlos con una mirada paternalista, hay que estar con ellos y hay que darles la posibilidad y los espacios para que participen, para que creen, para que aporten y así mismo ellos vayan creciendo en su formación», y eso nos lo demostró la juventud cubana en el enfrentamiento a la pandemia.
Cuando todos estábamos concentrados en cómo diseñar las estrategias de enfrentamiento a la pandemia, cuando fuimos allí a darles tareas a los jóvenes ya los jóvenes estaban en zona roja, ya los jóvenes estaban en los barrios, ya los jóvenes estaban en las zonas atendiendo a los vulnerables y en otras tareas. Los jóvenes se convocaron por sí mismos, con la Unión de Jóvenes Comunistas al frente y las organizaciones estudiantiles y sociales en las cuales están agrupados.
El otro elemento que tenemos que tener en cuenta en los análisis que hagamos para asegurar políticamente los procesos, para desarrollar el trabajo político-ideológico es la ética de la Revolución, porque en la ética están los valores que se forjaron en toda nuestra historia. Uno de esos valores imprescindibles en estos tiempos es el del antimperialismo, si no se es antimperialista no se comprende qué es lo que está pasando en el mundo y no se comprende qué es lo que está pasando en Cuba. Solo con un sentimiento antimperialista se puede comprender la perversidad, el oportunismo y el doble rasero con que los Estados Unidos en estos tiempos han tratado hacia Cuba el tema de la COVID-19 y el tema migratorio. Y dentro de esa ética hay algo fundamental que Fidel siempre defendió: la verdad como un principio rector de la política.
Recordemos los primeros años de la Revolución, cuando también había una enorme campaña de desinformación y de desacreditación a la juventud, ¿qué hizo Fidel?, la Operación Verdad. ¿Y Fidel siempre en los momentos difíciles qué hacía?, explicar, compartir con todo el pueblo las ideas, las principales circunstancias en que se producían los hechos, la valoración de los hechos y también la convocatoria para enfrentarlos.
Otro elemento es el derecho, la defensa de lo justo, y eso imbrica con el concepto de justicia social como base de nuestro socialismo, y creo que esa defensa de lo justo aquí, de una manera muy apasionada, la expresó el joven jurista que hoy es el Presidente del Tribunal en esta provincia, en la capital de Cuba, porque defendiendo lo justo estamos defendiendo la dignidad humana.
Los primeros que tenemos que defender la Constitución y las leyes desde nuestro accionar y desde nuestro aseguramiento político somos los militantes del Partido y son nuestras estructuras de base, y los primeros que tenemos que seguir apostando porque nuestros procesos sean más democráticos, porque se amplíe la participación del pueblo en todos nuestros procesos, por desarrollar la labor política desde las bases populares de la sociedad son precisamente también las estructuras partidistas, y todos esos elementos están en nuestros conceptos del derecho.
Sumemos a eso la política solidaria. Hay una frase martiana que también está recogida en nuestra Constitución: «con todos y para el bien de todos». Esa solidaridad que nace en nuestras familias, que es la solidaridad que tenemos en los barrios, en nuestras comunidades, que es la solidaridad que tenemos a nivel de país y que es la solidaridad también que brindamos de manera ejemplar a otros que la necesitan en el mundo, y que es una solidaridad que también se conforma con la participación popular y que es base para lograr la felicidad y el bienestar de nuestro pueblo.
Tenemos que ser capaces también, en los análisis que hagamos, de encontrar las contradicciones en nuestra sociedad y de encontrar las causas de las contradicciones en la sociedad, porque solo actuando sobre las causas es que podemos realmente resolver los problemas.
Todo eso hacerlo con una defensa del socialismo desde los enfoques marxistas para evitar apartarnos del camino, sobre todo en un momento donde hay corrientes neoliberales que tratan de imponer sus criterios y muchas de estas ideas llegan disfrazadas de un manto semántico y emocional para confundir.
Nunca en ninguna de las estrategias y en las acciones tácticas que promovamos de participación desde el Partido podemos dejar de tener en cuenta las fuerzas revolucionarias, los roles de cada una, sus responsabilidades, la articulación revolucionaria, como la que hemos construido en estos tiempos de agresión mediática en las redes sociales, la participación de los jóvenes como una importante fuerza revolucionaria, y que ahí en ese combate los jóvenes encuentren sus epopeyas. Y como parte de esos elementos de fuerzas revolucionarias, como algo novedoso, que alguien aquí lo explicó y en lo cual tenemos que seguir profundizando, está la figura del coordinador político en el barrio, que viene a resolver una enorme contradicción de debate que hemos tenido durante años en el Partido de cómo organizamos el trabajo en el barrio desde el Partido, orientando, trazando la política sin suplantar al Gobierno, sin suplantar al Poder Popular, sin suplantar a la administración y sin suplantar a las organizaciones que también se desarrollan en ese escenario barrial.
La comunicación social tiene que apoyar todo lo que hacemos, que es transversal a todos nuestros procesos. Si no nos comunicamos, si no argumentamos, si no nos convencemos, si no hacemos consenso, cómo podemos entonces defender las ideas. Y para eso es muy importante proyectarse hacia los contenidos, hacia los argumentos, teniendo en cuenta la heterogeneidad que hay en nuestra sociedad, que esa heterogeneidad también nos marca diferentes sectores, nos marca diferentes públicos para los cuales los contenidos no pueden tener los mismos códigos ni pueden tener los mismos discursos, pero sí defendiendo las mismas esencias. Y es importante, como aquí se reclamaba, que los revolucionarios y los militantes comunistas al frente estemos en la batalla en las redes sociales.
Ustedes saben que hemos defendido mucho, como parte de un componente para hacer trabajo político-ideológico, la ciencia y la innovación, y se trata de construir las interconexiones necesarias entre el sector del conocimiento liderado por nuestras universidades y nuestras identidades de ciencia, tecnología e innovación con un sector productivo de bienes y servicios que tiene que ser más innovador, y con una administración pública que también tiene que ser más innovadora, y que toda esa interrelación la logremos, ¿en qué escenario?, en el del desarrollo de las estrategias territoriales a nivel local, en los proyectos de desarrollo local, fortaleciendo los sistemas productivos locales y fortaleciendo también el desarrollo desde la comunidad, desde el barrio, desde el municipio, hasta pasar por la provincia y llegar a la nación; eso apoyado también con los procesos de informatización de la sociedad, que ahora aspiramos a llevarlos al concepto de transformación digital de la misma, y desarrollando y defendiendo la concepción de Poder Popular en nuestra sociedad que diseñó Fidel, que comprende participación popular, democracia, control popular y educación popular, y que tiene que crear tres momentos íntimamente relacionados: espacios como los que tenemos, que tenemos que perfeccionarlos, donde nuestra población, nuestros trabajadores y nuestros jóvenes participen para dar criterios, para criticar, para proponer, para convocar, para crear consensos.
Un segundo espacio es que después de que se asumen todos esos debates de participación popular, los representantes de nuestro pueblo, que son nuestros delegados a las asambleas municipales del Poder Popular, y nuestros presidentes de consejos populares lleven ese debate a la Asamblea Municipal del Poder Popular y con eso esa asamblea, en representación del pueblo, apruebe lo que podemos hacer en cada momento a partir del balance de recursos que existe, y cuando eso regresa aprobado, como ya hoy todos los consejos populares de nuestro país saben con qué presupuesto cuentan, a partir del ejercicio presupuestario que se hizo este año, para encabezar acciones de transformación en sus comunidades, entonces esa misma población que propuso está participando.
Un tercer momento es cómo proponiendo, participando y defendiendo lo propuesto entonces se hace control popular, y ese control popular tiene que pasar por la transparencia de la información, tiene que pasar también por el ejercicio de la rendición de cuentas de todos los que dirigimos en cualquiera de las estructuras del Partido, del Gobierno, de la administración, y la adecuada contraparte que sea exigente y no complaciente con esa rendición de cuentas. Si nosotros articulamos todos estos conceptos, indudablemente vamos a avanzar de una manera más unida y de una manera más fortalecida.
Otro tema que tenemos que abordar en la labor del Partido es el crecimiento y, más que el crecimiento, el estado de la militancia, y para eso nos hemos propuesto que tenemos que crecer como Partido y como Unión de Jóvenes Comunistas en todos los ámbitos, en todos los escenarios; hay personas, hay ciudadanos en nuestro país con suficientes valores para ingresar en las filas de la Unión de Jóvenes Comunistas y en las filas del Partido Comunista de Cuba. Nosotros debemos fortalecer y crear organizaciones de base del Partido en todos los ámbitos de nuestra sociedad.
Para continuar perfeccionando el trabajo del Partido, que es uno de los mandatos que nos dio el Congreso, hay un grupo de preguntas que nos tenemos que contestar todos los días y son las siguientes:
¿Qué hacemos para favorecer la atención de la militancia al crecimiento del Partido en todos los escenarios?
¿Qué y cómo discutimos en nuestros núcleos?, y hay que apartarse de esa idea, en nuestros núcleos tenemos que hacer la discusión más natural, la más armónica, la más necesaria de todos los problemas que preocupan a nuestro pueblo y a nuestra militancia, los del radio de acción y los que están a nivel de sociedad. El núcleo no puede ser un espacio limitado para la discusión, y el núcleo lleva una discusión de todos los temas con participación de su militancia, y también con participación de trabajadores y jóvenes que no necesariamente sean militantes del Partido.
¿Qué efectividad tienen las evaluaciones periódicas que hacemos de la militancia?
¿Qué efectividad tienen los procesos de evaluación y rendición de cuentas que asumimos?
¿Qué se hace cada día para lograr más participación popular en nuestros procesos?
¿Qué se hace para perfeccionar la labor de las organizaciones de masas?
¿Cuál es la calidad de los acuerdos que tomamos en las discusiones de los núcleos?
¿Cuál es la calidad del seguimiento que damos al cumplimiento de lo que hemos acordado? Y, por supuesto, entonces todo eso lleva una visión desde el Partido para perfeccionar nuestra labor.
El enfrentamiento a la subversión político-ideológica está también dentro de las prioridades, sobre la base de que esos intentos de subversión generan dudas, confusiones que debemos oportunamente desmontar.
Recordemos que en el último Pleno del Comité Central del Partido, como parte de la continuidad del Octavo Congreso, aprobamos un Programa Nacional para el Estudio, la Investigación y Difusión del Pensamiento, la Vida y Obra del Comandante en Jefe. Aprobamos un programa de enfrentamiento a la colonización cultural que nos quieren imponer; y aprobamos también un programa de atención a los problemas de la juventud y la niñez, programa este que nos debe conducir a la aplicación, a la propuesta y a la aplicación de medidas públicas orientadas al tratamiento diferenciado de las problemáticas de los jóvenes y los niños en nuestra sociedad.
Dar apoyo político al ejercicio legislativo intenso que estamos haciendo para que en el menor tiempo posible nuestra sociedad cuente con las leyes que amparan y respaldan a la nueva Constitución aprobada.
Continuar con el trabajo en los barrios con la pasión y ya con las conclusiones del aprendizaje que tenemos de lo que vamos haciendo, que también hay que perfeccionarlo; y el aporte de los encuentros que hay que sistematizar con representantes de los diferentes sectores de nuestra sociedad. Por supuesto, para eso es importante cómo nos desempeñamos los cuadros.
Aquí quiero ratificar ideas que también expusimos en el Octavo Congreso del Partido: la sociedad y sus instituciones necesitan cuadros con una profunda preparación ética y profesional, que se distingan por cualidades como la inquietud revolucionaria, la sensibilidad por los problemas del pueblo, la disposición para la entrega y la capacidad de enfrentar la adversidad con creatividad y que inspire y motive la innovación.
En cualquier circunstancia, especialmente en las más difíciles y retadoras, nuestros cuadros deben sobresalir por su dedicación a la tarea, su afán de superación, su modestia y la sensibilidad suficiente de ponerse en el lugar de los demás anteponiendo el nosotros al yo. Tenemos la responsabilidad de dialogar sinceramente, de corazón y ser ágiles incorporando esas percepciones a la toma de decisiones. Y un papel fundamental para que nuestros cuadros actúen así es el trabajo del núcleo con relación a los cuadros, la calidad de las rendiciones de cuentas que tenemos que hacer los cuadros en nuestras estructuras del Partido y apoyar todo eso con el control popular, cómo desde la participación de las personas podemos evaluar también entonces el trabajo de todos los que dirigimos.
La otra estrategia fundamental aprobada en el Congreso fue la Estrategia Económico-Social, que la vimos articulada como una estrategia necesaria para enfrentar la crisis a nivel internacional que acrecentó la COVID-19 y que, por lo tanto, tiene como base el Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social, la Conceptualización de nuestro Modelo Económico y Social y los Lineamientos de la Política Económica y Social del país. Pero de lo que más convencidos estamos para propiciar el desarrollo de la Estrategia Económico-Social es de que la actual administración del Gobierno de los Estados Unidos no está en capacidad, ni tiene voluntad política alguna para variar la actual situación de su política hacia Cuba, por lo tanto el bloqueo va a seguir recrudecido y vamos a seguir enfrentando estas circunstancias del contexto que hemos explicado.
Aquí lo que hay es que desarrollar la resistencia creativa, que es esa capacidad que tiene el pueblo cubano de levantarse por sí mismo con su talento, con su esfuerzo, con su inteligencia por encima de la adversidad, y tenemos que irnos por encima de a lo que nos trata de someter el bloqueo, y ustedes dirían: eso es un idealismo. No, eso no es un idealismo, por resistencia creativa estamos aquí y en 60 años hemos derrotado el bloqueo; pero resistencia creativa fue lo que se hizo en la COVID-19 donde con talento, con inteligencia nos fuimos por encima de la pandemia.
Para avanzar en la Estrategia Económico-Social tenemos que seguir manteniendo el control sobre la pandemia que es lo que nos ha permitido abrir las fronteras, comenzar a reanimar la vida económica y social del país. La estrategia tiene que ser un proceso de actualización constante, no puede ser una camisa de fuerza, hay que verla desde un punto de vista, desde un enfoque dialéctico, siempre tener en cuenta que todas las soluciones que vayamos a darles a los problemas económicos tienen que ser soluciones socialistas, tienen que ser transformaciones socialistas, que nos permitan recuperar equilibrios sociales, mantener la propiedad social como hegemónica, que vayan al análisis de la eficiencia, del ahorro, que no hablemos solo de oferta y demanda; para hablar de oferta y demanda tenemos que poner delante y construir una teoría: producción.
La producción es la que nos puede equilibrar la oferta y la demanda, es la que nos puede sacar de la inflación y es la que nos puede sacar también de los altos precios.
Un mercado que tenemos que asumir con diferentes actores económicos, pero regulado por el Estado; una planificación estratégica y financiera menos administrativa y burocrática y donde haya un necesario balance entre mecanismos político-ideológicos, económicos y administrativos, apostando por los encadenamientos productivos entre actores económicos y dejando atrás su uso como consigna. Aquí ahora cualquiera habla de encadenamiento y a veces de lo que están hablando como encadenamiento no tiene que ver nada con encadenamiento, ya lo asumimos como eslogan, y aquí lo que hace falta es concretar, como lo ha hecho la empresa Varona, como lo han hecho otras empresas, realmente, cuáles son los reales encadenamientos que nos dan también desarrollo.
La matriz de actores económicos tiene que avanzar de una manera estructurada y no fragmentada hacia el objetivo de la construcción socialista; tanto los actores económicos del Estado, la empresa estatal, como los actores económicos cooperativos y del sector no estatal tenemos que trabajar complementados, en función y participando en los principales programas de desarrollo económico y social, en los proyectos de desarrollo local, y tienen que estar articulados todos esos actores económicos con los actores sociales, con los actores políticos y con los actores civiles. Por lo tanto, si hay una empresa estatal o una pyme no estatal, ahí tenemos que tener Partido, tener Juventud, tiene que haber sindicato; ahí hay mujeres que tienen que ser atendidas por la Federación, ahí las personas son cederistas. ¿Entienden lo que explicamos? Nada de estos procesos se puede ver fragmentado del tejido social y político de nuestro país.
Con relación a eso tenemos que preguntarnos cómo conjugar las actividades no estatales con los intereses públicos dentro de la construcción socialista; cómo la empresa estatal socialista asume ese liderazgo de relación, de participación, de atención e invita e involucra a los actores no estatales a trabajar en conjunto en los principales programas; cómo trabajamos con alternativas; cómo con medidas más ágiles y atractivas logramos oxigenar en las condiciones actuales a nuestra economía y a la población, sobre todo orientados al abastecimiento de alimentos, a los medicamentos, a mejorar los problemas del transporte, a bajar los precios y a lograr estabilidad en el Sistema Eléctrico Nacional. Por lo tanto, estamos hablando de que es necesario promover desde el Partido una respuesta económica superior de todos nuestros actores económicos, con más producción nacional, con más producción de alimentos, avanzando en la implementación y los resultados de las 63 medidas que con un ejercicio democrático y de participación de los productores agropecuarios se conformaron; porque fueron los productores agropecuarios –por eso es el nivel de compromiso que tienen ahora con esas medidas– los que propusieron todo ese paquete de medidas, de igual manera, defendiendo las 93 medidas que han sido establecidas para rescatar el sector cañero-azucarero.
Debemos preguntarnos entonces: ¿Por qué se repiten errores acumulados en la economía? ¿Por qué se presentan deformaciones del socialismo y se establecen con determinada impunidad? ¿Cómo podemos potenciar los sistemas productivos locales, el desarrollo territorial y el desarrollo local? Y, por otra parte, cómo tenemos que seguir promoviendo la inversión extranjera y de los cubanos residentes en el exterior, y cómo vamos avanzando en políticas públicas para la atención a situaciones de vulnerabilidad y eliminación de desigualdades, y las políticas públicas orientadas a la juventud y la niñez, como anteriormente les expliqué.
En esa Estrategia Económico-Social desempeña un papel fundamental la empresa estatal socialista. El futuro del país, el futuro de la construcción socialista del país requiere del éxito de la empresa estatal socialista por la concepción ideológica que defiende y porque está encaminada a ser la principal en la satisfacción de las necesidades de nuestro pueblo. Dentro de la empresa estatal socialista también tenemos que preparar y proyectar a los jóvenes con desarrollo y posibilidades para ser los principales dirigentes de estas empresas.
Hay que pensar en una subordinación y estructura adecuada de cada una de las empresas, tenemos muchas empresas nacionales, provinciales, y aquí lo que hace falta es una empresa municipal fuerte para que se pueda desarrollar la autonomía municipal y para que se puedan desarrollar los sistemas productivos locales y los procesos locales. También tenemos muchas empresas «cabezonas», con mucha estructura administrativa de gestión, con mucha gente con los mayores salarios desvinculados de la producción y los servicios.
Entonces, ¿qué sucede?, que todo lo vamos a resolver, para que haya rentabilidad, no a partir de un análisis estructural, de un análisis económico-financiero riguroso sobre la rentabilidad, sino subiendo precios. ¿Y a quién afecta la subida de precios? A la población o al Presupuesto del Estado cuando vamos a compensar, para que no haya subida de precios a la población, con los subsidios de precios. Y ya la vida nos ha demostrado, y es un aprendizaje constante que tenemos, que la burocracia lo que genera son informes, controles ineficientes y reuniones que no se comen ni dan producción. Entonces, vamos a hacer también de nuestras empresas estructuras que organizativamente sean más eficientes.
Un tema que tenemos que potenciar en nuestras empresas y que tiene que articularse con otros conceptos que hemos desarrollado aquí, es que si en un lugar necesitamos participación de los trabajadores es en la empresa. Las decisiones en una empresa tienen que tener en cuenta el criterio de los trabajadores, la participación de los trabajadores y, dentro de ellos, los jóvenes. Por lo tanto, hay que preguntarse también en la gestión empresarial cómo elevar el papel político de los colectivos laborales como un fundamento del sistema democrático de participación en la construcción socialista en las condiciones de nuestro país.
A ese desarrollo empresarial lo tenemos que apoyar con la eficiencia de las entidades importadoras y exportadoras, donde el contrato desempeñe el rol que le corresponde. Fíjense que, por ejemplo, en estos días hemos analizado que un tema fundamental como la contratación de la producción agropecuaria no se hacía por el contrato como una herramienta jurídica; era una conversación de iguales ahí, decir: tú me das tanto y yo te voy a ayudar en esto. Eso no puede ser así, una cosa tan esencial, tan estratégica hay que abordarla de otra manera.
La innovación: insisto, en nuestro camino de desarrollo tiene que estar presente la innovación y la empresa estatal socialista tiene que defender la innovación. Hay que aprovechar mejor las facultades que se les han otorgado a las empresas. Hay que desarrollar en las empresas los procesos de automatización e informatización.
Hay que desarrollar la agroecología en las empresas agropecuarias como una de las variantes sostenibles,
armoniosas con el medio ambiente para producir alimentos en las condiciones que hoy tenemos, donde no tenemos el financiamiento para los fertilizantes, para los productos químicos, y hay que trabajar sobre la base de buenas prácticas agropecuarias de desarrollo sostenible y utilizando los bioproductos.
Hay que aprovechar por parte de la empresa estatal socialista las interfaces que ya se han creado universidad-empresa, y la provincia es pionera en eso. La provincia tiene, como una interfaz de calidad, la interfaz de la Fundación de la Universidad de La Habana y tiene el Parque Tecnológico de La Habana en la uci, y la otra empresa de interfaz que está en la Cujae, que es compartida con la Universidad Central de Las Villas.
Hay que seguir desarrollando las exportaciones y en las exportaciones nuevos rubros exportables y seguir recuperando los tradicionales; el concepto de polo exportador que se ha desarrollado en un grupo de provincias; el ciclo cerrado en las empresas, apropiarnos de los elementos de la economía circular. Un país como el nuestro tiene que aprovechar todo y no dejar que se deseche nada, cada cosa que sea un subproducto de una producción o un desecho hay que incorporarlo, y ahora lo vimos muy bien aplicado por las formas de gestión no estatal en la feria de actores económicos. Buscar máxima oferta de bienes y servicios a la población, diversificar las producciones.
Una nueva función que tiene la empresa estatal socialista hoy en las condiciones de nuestro socialismo es liderar la atención y la relación con el sector no estatal. Y preguntarnos: ¿Por qué la ineficiencia, por qué la inercia y por qué el estancamiento en algunas empresas estatales? ¿Por qué no se aplican las medidas y se hace uso de las facultades que se les han otorgado a las empresas? Y todo eso lo tenemos que apoyar con el fortalecimiento del Partido, el crecimiento, la vida interna y la vida externa del Partido en sus estructuras en el sistema empresarial.
Entonces, se trata de articular todos estos elementos, se trata de articular todos estos conceptos, se trata de articular emociones e inteligencia con acciones revolucionarias, defendiendo y propiciando la resistencia creativa sin perder el entusiasmo y el optimismo revolucionarios, sin permitir el reblandecimiento del espíritu revolucionario, y para eso necesitamos crear conciencia para poder convocar al esfuerzo y a la entrega para crecernos ante el egoísmo, el individualismo y el pesimismo y continuar la marcha con valentía, con dignidad, con decoro, con elevada moral, con alegría, con confianza y con amor por Cuba, para que el Partido siga siendo el alma de la Revolución y la garantía segura de la unidad de los cubanos.
¡Entregando el corazón a Cuba, así vamos por más!
¡Al Primero de Mayo vamos con todo!
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(Ovación.)