“¡Que vienen los rusos, que vienen los rusos!” Crónica de una invasión anunciada. Por Justo Cruz

 

No se preocupen que no voy a hablarles de la comedia bélica estadounidenses “Que vienen los rusos, que vienen los rusos“ (The Russians Are Coming, the Russians Are Coming en inglés) basada en la novela “The Off-Islanders“, escrita por Nathaniel Bechley y adaptada a la pantalla grande por Willian Rose en el 1966.

Voy a referirme a la tragicomedia del momento, en medio de la COVID-19. A esta comedia la podríamos titular también “Que vienen los rusos, que vienen los rusos“, una puesta en escena basada en la mentira y la manipulación. Los medios de des-información al servicio de EE.UU. vuelven a sembrar el pánico y la discordia entre las naciones; una típica estrategia para desviar la atención de los verdaderos intereses geopolíticos que detrás de ella se esconden.

Ahora nos vienen con el cuento de que una invasión rusa a Ucrania es inminente. ¿Se acuerdan de las  “armas de destrucción masiva” de Saddam Hussein en Irak o de los “ataques con armas químicas” ordenados por Bashar al-Assad durante la guerra de Siria? El miedo ha sido siempre uno de los aliados más fieles de los poderosos para quebrantar resistencia, generar dudas y pánico y así crear una atmósfera artificial de temor ante un inminente peligro o catástrofe; en esto los gobernantes estadounidenses son verdaderos especialistas, sus aliados occidentales sus tontos más útiles.

5,6 millones de personas han fallecido en el mundo como consecuencia del Coronavirus. Solo en Estados Unidos la Pandemia ha cobrado 886 mil víctimas mortales. Mientras tanto, a los gobernantes de ese país no se les ocurre otra idea que tratar de embaucarnos y embarcarnos con la idea de una posible invasión rusa a Ucrania. Con esta noticia nos mantienen ocupados y preocupados las 24 horas del día durante meses.

En las últimas semanas algunos medios han estado advirtiéndonos que Afganistán está al borde de una catástrofe humanitaria. Según la ONU casi 23 millones de afganos, más de la mitad de la población de ese país,  está enfrentando una dramática escasez de alimentos, casi nueve millones de personas están al borde de la hambruna. Todo esto sin contar con el frío y la Covid.-19 que también está azotando a ese sufrido pueblo.

¿Si a EE.UU y sus aliados les preocupa tanto la suerte del pueblo ucraniano por qué no se preocupan también por la suerte del pueblo afgano, una nación que fue saqueada y martirizada por ellos mismos durante más de 20 años? Ya nadie habla de Afganistán, ni de la bochornosa derrota que los soldados estadounidenses y sus aliados sufrieron contra los Talibanes. Ahora el tema es Putin y la famosa invasión rusa a Ucrania.

Los rusos vuelven a ser los malos, al estilo de Hollywood. ¿Cuándo nos cansaremos de ver esta película?
El 28 de enero del 2022 la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen y el presidente de Estados Unidos, Joe Biden anunciaron con bombos y platillos que se habían comprometido a intensificar la cooperación energética entre la UE y EE.UU para garantizar la seguridad de suministro de gas en medio del conflicto ruso – ucraniano. “Nos comprometemos a intensificar nuestra cooperación estratégica energética para la seguridad y suministro y trabajaremos juntos para que los ciudadanos y las empresas de la UE y sus vecinos dispongan de unos suministros energéticos fiables y asequibles”, subrayaron ambos mandatarios.

Ya lo lograron, la Casa Blanca lo volvió a hacer y los políticos europeos volvieron a caer en la trampa.
La crisis es energética, el problema es el gas y no una posible invasión rusa a Ucrania. La subida de los precios de la electricidad se ha convertido en uno de los más grandes problemas que estamos enfrentando en estos momentos en Europa. La Unión Europea depende del gas que importa fundamentalmente desde Rusia, país de donde proviene el 35% de este recurso natural, que dicho sea de paso se transporta a través de los gasoductos que atraviesan a Ucrania.

Desde hace meses rusos y alemanes no han podido comenzar con el proyecto “Nord Stream 2“, un gasoducto que conectará directamente a Rusia con Alemania sin tener que pasar por países como Ucrania. La obra ya está terminada, sin embargo todavía no se ha podido comenzar con el suministro del gas producto a las campañas mediáticas contra Rusia orquestadas desde occidente. Esta situación le está ocasionando grandes perdidas económicas tanto a ese país como a Alemania.

El expresidente Donald Trump no escatimó esfuerzos para evitar que se firmara este contrato alegando que significaría que la independencia y seguridad energética de Europa estarían en manos de Putin. Joe Biden ha continuado con las presiones utilizando las mismas artimañas que su predecesor para enemistar a la UE con Rusia, especialmente con Alemania. Si alguien tenía dudas sobre el poder que ejercen los mandatarios estadounidenses sobre la Unión Europea, ahora debe haberlas disipado. En Europa mandan los “Amis“.

¿Entienden ahora el porqué Washington desde hace más de un año está tratando de sabotear las relaciones entre la Unión Europea y Rusia?

El objetivo es tan macabro como sencillo; que los europeos compren el gas y el petróleo estadounidense y no el ruso. En estos momentos Estados Unidos es uno de los más grandes productores de gas y petróleo en el mundo, esto lo han logrado a fuerza de “Fracking“, una técnica que se utiliza para extraer gas de esquistos del subsuelo mediante la fracturación hidraulica de las rocas.
Este método descabellado consiste en inyectar agua con arena y otras sustancias químicas a grandes profundidades para ocasionar fracturas en las rocas que permitan la fuga de gas. Una salvajada muy criticada en el mundo, especialmente en Europa por los altos riesgo que conlleva para la salud y el medio ambiente por provocar terremotos, contaminar el agua y generar la fuga del gas metano.

Con esta decisión la Unión Europea, especialmente Alemania, país cuyo Ministerio de Protección del Medio Ambiente está en manos del partido los “Verdes“, echa por tierra el Objetivo 7 del Desarrollo Sostenible que estipula que para el 2030 todos los países deben disponer de una energía económica, sostenible y segura.

Para entender qué está pasando realmente en este conflicto debemos remontarnos un poco al pasado.
Contraria a los acuerdos entre Rusia y occidente, después de la desaparición de la URSS, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), encabezada por los gobernantes estadounidenses, comenzaron a conceder membresía a países que formaban parte de la Unión Soviética y del Pacto de Varsovia desplegando sistemáticamente armamentos cerca de las fronteras rusas, siempre hacia el Este. Desde hace años los rusos están alertando sobre esta situación cada día más insostenible por constituir una amenaza para su Seguridad Nacional. El silencio ha sido la respuesta por parte de la OTAN.

Desde hace semanas, de forma irresponsable, los medios al servicio de occidente están divulgando la noticia de que la OTAN tenía la intención de incluir a Ucrania a la Alianza Transatlántica lo que provocó que Moscú movilizara 100 mil soldados hacia la frontera con ese país. Este es ahora el pretexto que está utilizando Occidente para lanzar la campaña mediática contra Rusia sobre una posible invasión a Ucrania. Todo muy bien planificado.

Putin por su parte aprovecha la ocasión para condicionar la retirada de sus tropas de la frontera con Ucrania si EE.UU y la OTAN se comprometen a no continuar desplegando armamentos y concediendo membresías a los países que tienen frontera con ese país. Por otra parte, Joe Biden también está aprovechando la oportunidad para vender el gas estadounidense a los europeos y también desviar la atención de los graves problemas que está enfrentando EE.UU. en estos momentos.

La economía estadounidenses está experimentando la caída más rápida en los últimos 40 años.
Según un nuevo sondeo de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, terminó su primer año en la Casa Blanca con una clara mayoria de un 56% en contra de su gestión administrativa frente a un 43% a favor. Si este domingo fueran las elecciones en ese país solo el 28% de los estadounidenses estarían a favor de su reelección, incluidos el 48% de los demócratas.

Apenas el 45% de los estadounidenses aprueba la gestión de Biden ante el COVID-19, en diciembre era el 57%, mientras que en julio era el 66%. Respecto a su gestión económica la angustia es todavía mayor, solo el 37% ve con buenos ojos su gestión económica.

Pero esto no es lo que más debe preocuparnos, lo más preocupante es que casi la mitad de los estadounidenses dijo no tener confianza en la capacidad mental o la salud de su actual presidente mientras y que solo una cuarta parte está convencida de que su mandatario “tiene la capacidad mental de servir eficazmente como presidente”. Esto al parecer a nadie en Europa le preocupa. Salimos de Trump y caímos en Biden y los gobernantes occidentales siguen bailando al compás de los caprichos de la Casa Blanca.

Pero veamos en qué consiste el „peligro“ ruso. En diciembre de 2021 durante una conferencia de prensa la periodista británica Diana Magnay imputaba con esta acusación disfrazada de pregunta al presidente ruso Vladimir Putin, cito: “Usted ha hablado mucho de las garantías de seguridad, y ahora hemos visto sus propuestas. También dice que no tiene intención de invadir Ucrania. Entonces, ¿garantizará incondicionalmente que no invadirá Ucrania ni ningún otro país soberano? ¿O depende eso de cómo vayan las negociaciones? Y otra pregunta: ¿qué es, en su opinión, lo que Occidente no entiende sobre Rusia o sobre sus intenciones?“

Muy pocas veces se ha visto al mandatario ruso casi perder la calma durante una conferencia de prensa:
“En cuanto a su pregunta sobre las garantías o si las cosas dependen de las negociaciones, nuestras acciones no dependerán del proceso de negociación, sino de las garantías incondicionales para la seguridad de Rusia hoy y en la perspectiva histórica.
“En este sentido, hemos dejado claro que cualquier nuevo movimiento de la OTAN hacia el Este es inaceptable. ¿Hay algo que no esté claro en esto? ¿Estamos desplegando misiles cerca de la frontera con Estados Unidos? No, no lo hacemos. Son los Estados Unidos los que han venido a nuestra casa con sus misiles y ya están a nuestra puerta. ¿Es ir demasiado lejos exigir que no se coloquen sistemas de ataque cerca de nuestra casa? ¿Qué tiene esto de inusual?
“¿Qué dirían los estadounidenses si colocáramos nuestros misiles en la frontera entre Canadá y Estados Unidos, o entre México y Estados Unidos? ¿No han tenido México y Estados Unidos disputas territoriales en el pasado? ¿A qué país pertenecía California? ¿Y Texas? ¿Lo han olvidado?“
Fin de la cita.

Repito porque esto es muy importante que quede claro si queremos entender el conflicto ruso-ucraniano:
¿Son los rusos los que están desplegando misiles cerca de las fronteras con Estados unidos? ¿Es demasiado pedir cuando un país soberano exige que no se coloquen sistemas de ataque cerca de sus fronteras? ¿Cómo reaccionarían los estadounidenses, los ingleses, los alemanes, los franceses, los españoles si Rusia desplegara misiles cerca de sus fronteras?
Hace algunas semanas se “corrió“ la noticia de que Rusia estaba considerando desplegar sus tropas en Cuba y Venezuela si EE.UU y la OTAN continuaban expandiendo su armamento por Europa del Este.
En efecto el Viceministro de Exteriores ruso, Sergei Riabkov durante una entrevista con la cadena RTVI había declarado no querer “confirmar o descartar“ un despliegue militar ruso en América Latina, “todo depende de los pasos que de EE.UU en Europa“. La respuesta aunque fue pura lógica diplomática fue tomada por los medios de des-información como un hecho y consiguientemente no se cansaron de repetira. El mundo entero al borde de una guerra mundial. Algunos cubanos se asustaron, otros empezaron a especular sobre un posible regreso de los rusos a Cuba.

La reacción de la Administración de Joe Biden no se hizo esperar, cito: “si Rusia realmente comenzara a moverse en esa dirección, lo abordaríamos de manera decisiva“.

Se acuerdan de la pregunta de Putin, vuelvo a citar: ¿Qué dirían los estadounidenses si colocáramos nuestros misiles en la frontera entre Canadá y Estados Unidos, o entre México y Estados Unidos?
No me explico como los órganos de inteligencia de EE.UU y sus medios de comunicación no se han dado cuenta de que los rusos desde hace años ya están en Cuba. Al parecer muchos cubanos tampoco se han dado cuenta.

Mientras los gobernantes estadounidenses no escatiman esfuerzos por aumentar el sufrimiento del pueblo cubano con bloqueos, sanciones y restricciones de todo tipo, los rusos está apoyando el Plan de Prevención y Control de la COVID-19 en Cuba. ¿Por qué en vez de hacer conjeturas sobre si los rusos vienen o no vienen a Cuba, no hablamos del apoyo que ese país le está dando al pueblo cubano en estos momentos tan difíciles? Desde le 31 de diciembre y hasta la fecha Rusia ha enviado a Cuba 83 toneladas de medicamentos. En las próximas semanas llegará un carguero procedente de ese hermano país con 19 toneladas y media de trigo como donativo para el pueblo cubano. ¿Por qué no hablamos de los tres millones de dólares donados por Rusia al Programa Mundial de Alimentos (PMA) que permitió comprar más de 600 toneladas de aceite de girasol para el pueblo cubano?  ¿A quién no le conviene?

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