El periódico Granma anuncia el juicio en La Habana al ciudadano de Estados Unidos Alan Gross. La edición en Internet del diario cubano publica una nota con el siguiente contenido:
“Después de un exhaustivo proceso de investigación, el Tribunal Provincial Popular de Ciudad de La Habana recibió de la Fiscalía el expediente de fase preparatoria No 59/2009, en el cual se acusa al ciudadano estadounidense Alan Phillip Gross del delito de “Actos Contra la Independencia o la Integridad Territorial del Estado”. De acuerdo con el Artículo 91 del Código Penal de Cuba, la Fiscalía solicita una sanción de 20 años de privación de libertad. La fecha del juicio será fijada en breve. Esta información fue trasladada por vía diplomática al Gobierno de los Estados Unidos, al que también se le notificó que sus representantes consulares, los familiares del señor Gross, así como los abogados de su familia podrán participar en el juicio.”
No es la primera ocasión en que el departamento de Estado utiliza como
infiltrados a sus ciudadanos con disfraz de buenos samaritanos, algunas
ocasiones son los humildes misioneros evangélicos, los distribuidores
de Biblias y los médicos quienes aparecen como “tontos útiles”, o bien
trabajan con previo acuerdo y un jugoso contrato. El señor Alan Gross
no es caso único.
En todos los países subdesarrollados aparecen muchos individuos
como promotores de salud pública, agrónomos, editores, educadores
y hasta copian a los “médicos descalzos” chinos. Generalmente son
subsidiados por la Agencia Internacional¨Para el Desarrollo (AID,
siglas en español), o tratan de crear fundaciones con las cuales
pueden obtener información clasificada.
En la década de los 80, uno de tantos agentes se presentó en nuestra
humilde oficina en la Ciudad de México para pedirnos ayuda y crear
en América Latina los “Comités Sajarov”, el físico soviético a quien
la prensa occidental presentaba como “un mártir del comunismo”,
mencionado en las memorias de Margareth Thatcher como símbolo
de la resistencia (páginas 401 y 421 de la obra citada) donde se refirió
a la Unión Soviética como “una cárcel de naciones”. Título original,
“The Downing Street Years”, segunda edición en español, 1994,
Madrid, España.
Rechazamos el ofrecimiento de aquel agente de la AID que daba
un fondo de cinco millones de dólares para promover al señor
Sajarov como un sufrido científico acorralado en la URSS. Al con-
trario de aquella propuesta, dimos a conocer los planes de los
agentes disfrazados de filántropos. Quizás gracias a eso no
hubo en América Latina los supuestos “Comités Sajarov”,
pero sí en la actual Unidad Europea se entrega el “Premio
Sajarov” a los suspuestos luchadores por la libertad…
como en su momento llamó la CIA a los mujhaydines
afganos.
Este premio le fue negado a la activista Taslima Nasreen
por presiones del ex subdirector de Le’Figaro, pero si
la extrema derecha francesa no tenía empacho en negar
su anticomunismo militante, el ex primer ministro
demócrata cristiano Giulio Andreotti, también registra
en sus memorias (éstas son siempre aleccionadoras)
de qué manera el entonces presidente Gerald Ford le dejó ver
“si había sido clara su oposición a que los comunistas
estuvieran en el gobierno”, p. 110, “Los Estados Unidos
vistos de cerca”, por Giulio Andreotti, Editorial Nueva
Imagen, primera edición 1990, México.
Esa obsesión de la alta, pequeña y mediana burguesía
por destruir todo proyecto liberador, los lleva a buscar
a individuos sin escrúpulos para servir como punta de lanza
de la propagana negra en contra de los países socialistas,
y siempre los encontrarán.
Recuérdese que Karol Wojtyla cooperó a la pefección con Ronald
Reagan en sus campañas anticomunistas, y fue capaz de visitar y
“perdonar” a su agresor el “Lobo gris” Mehmmet Alí
Aghca, pero jamás menciono al búlgaro Antonov…
quien sí era inocente, pero fue mezclado en el
affaire por los servicios secretos italianos, la mafia
y la CIA.
En México no estamos exentos de acoger a ese tipo de
lacras, por eso es bueno el intercambio de información
para saber quién es quién. El caso del señor Gross podría
ser aprovechado por los enemigos de Cuba, para en algún momento
revivir las campañas de desprestigio en contra del único país que
a 90 millas del imperio ha sido capaz de contenerlo.
Manténgannos informados sobre el proceso que se
sigue a este infiltrado, para darlo a conocer a nuestros
lectores, porque al ejercer el oficio peirodístico en un
país como México (considerado ahora uno de los más
peligrosos), repetimos lo que decía Koos Koster el
periodista holandés asesinado en El Salvador por
la soldadesca en 1980. “Tratamos de hacer un
periodismo libre en países no libres”.
Gracias por todo compañeros:
Fraternalmente: Antonio Cantú Puente
Jefe de información y Redacción de
Ahí Semanal, en Aguascalientes, México.