José Martí
La Opinión Nacional, Caracas, 10 de octubre de 1881.
“No es una simple noticia extranjera, sino un grave suceso que mueve a Europa, estremece a África, y encierra interés grandísimo para los que quieren darse cuenta del movimiento humano, – la última revuelta del Egipto, totalmente vencedora, militar y concreta en apariencia, y en realidad social y religiosa.
Uno es el problema, dicho brevemente: se tiende a una gran liga muslímica, y a la supresión del poder europeo en la tierra árabe. Arranca de Constantinopla, llena a Trípoli y agita a Túnez la ola mahometana, detenida, no evaporada, al fin de la Edad Media.”
“El poderoso aliento de la independencia y la fatiga de tanta vergonzosa explotación, y tanta intervención extraña y oprobiosa ¿no mueven allí todos los pecho? […] Porque el aire que encienden con sus plegarias los panislamistas de Constantinopla, sopla abrasador en el septentrión de África, y empuja el brazo del rencoroso argelino Sheik Mahmoud contra Francia, y repite por todo el viejo dominio de Mahoma la palabra de reivindicación y de conquista que brota inspirada de los labios del hermoso sirio Abul Huda.
Presiéntese el acercamiento de la magna lucha entre el afán conquistador de los poderes europeos y el indómito anhelo de independencia de las comarcas africanas. En otro tiempo fue de Francia el ansia vivísima de poseer el Egipto, en tiempos de avaricia, deslumbramiento y gloria militar. Las reminiscencias de aquella política, la posibilidad vaga de regir definitivamente en Túnez, y los intereses que ha creado el Canal de Suez, apegan aún a Francia a aquella tierra de sus sueños, en que cegaron y murieron, bajo el más atrevido de sus hijos, sus bravos y aguerridos veteranos.”
“Así queda el problema: el ancla británica quiere clavarse en los ijares del caballo egipcio: el Corán va a librar batalla al Libro Mayor: el espíritu de comercio intenta ahogar el espíritu de independencia: el hijo generoso del desierto muerde el látigo y quiebra la mano del hijo egoísta del Viejo Continente.”
*Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975. XIV:113 – 117
Enviado por Guillermo Castro H.
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Me sorprende ingratamente, que todos hablemos de lo que dice o deja de decir un periodista norteamericano sobre las recientes revueltas que han depuesto al Gobierno de Túnez, y las que están a punto de deponer al longevo gobierno de Mubarak, sin reflexionar cuales hay sido y son los motivos reales que hay detrás de estos movimientos y los que se darán próximamente en Sudán, Yemen, Libia y el reino alauita de Marruecos. No necesitamos a periodistas del otro lado del charco, desde mi punto de vista dos son los actores que mueve la tramoya de la CIA Norteamericana y otras agencias de inteligencia de occidente; el primero de los actores de este teatro de operaciones es el auge de una clase media perfectamente asentada en ambas sociedades, una clase media que quiere más y va más allá del inmovilismo, y un segundo actor que viene motivado por el auge y uso de las nuevas tecnologías, principalmente internet y las redes sociales, por estas clases medias. Estos son los ingrediente para que la tramoya se mueva, cual marketinianos aficionados y aplicando técnicas virales, se está haciendo frente al mundo magrebí, nido de las élites radicales que propiciaron los graves atentado del 11-S. No nos quepa la menor duda que por ahora es la inteligencia, el uso de las nuevas tecnologías y su influencia social, puesta al servicio de occidente a través de la CIA y otras es la que está “venciendo” a la fuerza bruta del terrorismo desenfrenado encarnado en lo radicales islamistas. A buen entendedor palabras sobran, simplemente escuchar declaraciones de Obama, H. Clinton o del mismo Zapatero…