En el libro Armas, Gérmenes y Acero, del estadounidense Jared Diamond, se afirma que los habitantes de Papúa Nueva Guinea -uno de los núcleos humanos más antiguos del planeta- cuentan de un modo singular: uno, dos y muchos; donde muchos puede ser lo mismo tres que trescientos.
Y ved: No sabía que teníamos personas nacidas en Cuba para las que tres y “muchos” es lo mismo. Las reglas de la red social Facebook no limitan la cantidad de posts sobre un tema en un período de tiempo, pero en un lugar de la web de cuyo nombre no quiero acordarme y que gusto llamar El viejo Washington, en oposición a una organización de lucha antimperialista fundada por Antonio Guiteras, me llevan la cuenta de lo que publico para denunciarlo como un delito terrible (“muchos posts en catorce horas”, se ha dicho de tres tristes posts míos) y me doy cuenta de lo peligroso que es opinar sobre una democracia que hasta Trump puede criticar en tuits sucesivos pero de la que ni yo ni el periódico Granma podemos hablar repetidamente. Claro, porque somos equivalentes, un usuario de Facebook con cinco mil “amigos” y el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba que imprime 500 000 ejemplares, aunque en un “grupo de debate” que involuntariamente se destapó no hace mucho mi nombre iba insultado por 353 veces y a los mismos contadores no les pareció tan mal. Lógico, dirá usted, si para los neopapuenses tres y trescientos son lo mismo.
Dicen en La joven Papúa, como también pudiéramos llamar al lugar donde llevan nuestra contabilidad, que aquí se vive de denunciarlos pero su nombre no aparece por este blog desde los remotos tiempos en que el ahora malhadado Trump iniciaba su mandato, mientras que la obsesión neopapuense con Iroel y La pupila no cesa de mencionarme con varias repeticiones en las últimas semanas; créanme que han sido más de tres, y, por tanto muchas, según la fiable matemática que ya nos sorprendió una vez anunciando desde el Norte que cada cubano tendría un familiar o un conocido muerto por la Covid-19 pero olvidó añadir “…en Estados Unidos”.
Torquemada no era neopapuense, pero al menos llevaba con más rigor los pecados de sus contemporáneos. Cinco siglos después, usted ya sabe: ¿Quiere postear en Facebook más de tres veces en catorce horas? ¡Olvídese de Zuckerberg, pida permiso a La Joven Papúa y aprenda su bizarra contabilidad!
Hola
Para contrarrestar los ataques a Iroel o a lo que él representa, que es lo mismo que a todos los revolucionarios del mundo, es que propongo desde mi “pequeña” provincia, que en la web —y como en otros tantos espacios—, debemos tener presencia en masas, para la generación de contenidos constructivos. De lograrlo, se van a volver locos contando las veces que se dice en este mundo: ¡Viva la Revolución Cubana!
Saludos #DesdeGuantánamo.
admirado Iroel, cuando se leen textos como éste una se congratula por haber nacido en esta islita -y en tiempos de RESILIENCIA (palabrita muy eficaz aunque importada de la lengua anglosajona).
coincido con mi compatriota guantanamero: hay que mudarse a las redes sociales como quien se muda para la Sierra Maestra con 12 fusiles que bastarán para ganar la guerra…
gracias por tu perseverancia.
un abrazo de cubanita pobre pero con patria y sin amo
Saludos. A la joven Papúa solo le falta publicar artículos sobre sexo para convertirse en una pelicula del sábado,ya tienen lenguaje de adultos y violencia.Es lógico que les duela que ud publique,muchas “maravillas”quedan al desnudo.Gracias.