No se puede tapar el sol con un dedo. El dedo de la propaganda de la Casa Blanca, repetida por tantos medios, no ha conseguido tapar –al menos no por completo- ni el éxito de Cuba frente a la Covid-19 ni su ejemplo de solidaridad médica en decenas de países.
La agencia EFE publicaba “La efectiva estrategia de Cuba”, un interesante reportaje que refleja experiencias exitosas –e inéditas- aplicadas en la Isla, como el pesquisaje masivo, casa por casa, realizado por miles de estudiantes de Medicina (1).
Otro brillante reportaje, en el diario catalán La Vanguardia, “La opción cubana contra la Covid-19”, realiza una valiente comparación entre el modelo biofarmacéutico de EEUU y Cuba (2). En la Isla –nos dice- la población tiene acceso, a través del sistema gratuito de salud, a los fármacos creados por los laboratorios públicos. En EEUU, en contraste, los precios de las farmacéuticas son inaccesibles para 30 millones de personas sin seguro médico.
La labor de las brigadas médicas cubanas también ha sido elogiada por diarios de Italia (3) y Andorra (4), países donde han ayudado en la lucha contra la pandemia. Y hemos leído el reconocimiento a Cuba del embajador de la Unión Europa, por ser “un ejemplo de solidaridad en esta crisis” (5).
Sin embargo, medios de mayor impacto y audiencia han preferido silenciar el ejemplo de Cuba. CNN en Español, por ejemplo, en un trabajo sobre “los países que han fallado (y acertado) en su respuesta a la Covid-19”, ni siquiera mencionaba a la Isla (6).
Nada extraño en un medio donde la “información” y los análisis sobre Cuba están a cargo de reaccionarios, neoliberales y anticastristas furibundos, como Camilo Egaña (7), Carlos Alberto Montaner (8) o Andrés Oppenheimer (9). Cuya misión es repetir el guión escrito en la Casa Blanca sobre el supuesto “negocio” y “trabajo esclavo” que escondería la cooperación médica cubana (10).
Esa que cientos de organizaciones y miles de personas en todo el mundo, luchando contra el silencio mediático, proponen para el Premio Nobel de la Paz (11). Sí, sí, la misma.
Edición gráfica y de video: Esther Jávega.
(2) https://www.lavanguardia.com/internacional/20200527/481422775239/opcion-cubana-contra-convid-19.html
(7) https://www.cuballama.com/blog/camilo-egana-entrevista/
(8) https://cnnespanol.cnn.com/video/alberto-montaner-cubar-parte-problema-solucion-guaido-cnnee/
(10) https://cnnespanol.cnn.com/video/luz-escobar-cuba-coronavirus-medicos-sistema-salud-camilo-cnne/
Plantear la respuesta mundial a la COVID-19 como una cuestión de acierto o error, en pleno siglo XXI (después de Cristo, claro), sirve para banalizar los hechos y tomarle el pelo a la gente, mientras los grandes gánsteres del crimen organizado alcanzan nuevamente sus objetivos en absoluta impunidad. Se podría calificar como un “error” la supresión en USA de los servicios de vigilancia epidemiológica y prevención por parte de Trump o sería más correcto calificarlo como un crimen de lesa patria, que utiliza el terrorismo sanitario para alcanzar objetivos económicos, políticos, sociales y culturales?
Bajo ningún concepto, hacer recortes en prevención de cualquier patología o en promoción de la salud es un error, dado el nivel de conocimientos existente actualmente en las ciencias médicas, como tampoco lo es no hacer vigilancia epidemiológica cuando una nueva enfermedad contagiosa y letal se convierte en un grave problema de salud pública en una nación con vínculos comerciales y tráfico de personas a nivel mundial como es China, no hacer pesquisajes activos y aislamiento de los grupos de riesgo o no decretar como obligatorio el uso de una barrera física para impedir la salida de virus del organismo humano y su entrada en otros para sobrevivir y reproducirse como es la mascarilla.
CNN se manifiesta como una pieza clave de este puzzle de cobertura a la impunidad que es falsimedia cuando convierte lo que deberían ser sofisticados sistemas de salud, con cientos de años de aprendizaje científico y tecnológico, que deberían estar orientados primeramente a proteger la salud, en segundo lugar a prevenir las patologías y en tercer lugar a restablecer la salud del modo más eficaz e inocuo , en un experimento conductista de prueba y error con una inocente paloma o rata, a la que nada se le puede exigir a priori, por no formar parte de su ADN ni de su cultura de especie. En un asunto de tanta relevancia como es la protección de la salud, ya no cabe el error a estas alturas, por lo que el manejo desacertado que se ha hecho de este tema desde la vigilancia epidemiológica a su efectiva e inocua curación de los pocos casos que no se pudo prevenir, se debe fundamentar en su instrumentalización con otros objetivos, que explica perfectamente la doctrina del shock y el capitalismo del desastre.
Esta instrumentalización no es nueva. Cuando a comienzos del siglo XXI se orquestó una burbuja inmobiliaria a nivel internacional por el crimen organizado neoliberal (con mucho capital financiero ocioso y objetivos de acumulación por despojo de derechos, bienes y renta de las clases inferiores) , el nivel de conocimientos existente sobre el fenómeno ( desde la burbuja de los tulipanes hasta el momento) convirtió las medidas adoptadas por los gobiernos que las consintieron y la propaganda de los medios de comunicación que la promocionaron y contribuyeron a que las víctimas mordiera el anzuelo en un crimen de lesa patria y nunca en un carrusel de fallos y errores que nadie pudo prevenir ni atajar a tiempo.
Es muy importante que esto lo tengamos claro para que no volvamos a tropezar nuevamente en la misma piedra, a un coste tan elevado, y para que el éxito alcanzado por el sistema de salud cubano no sea visto como cuestión de suerte en un modelo azaroso de aciertos y errores, supervisado por la divina Providencia, sino como el único resultado posible cuando las decisiones se inspiran en la ciencia y el socialismo humanista.
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