«42 rodillas en un día»: francotiradores israelíes se jactan de sus actos criminales. Por Hilo Glazer

 

Un familiar de Mohammed al-Jahjouh (de 16 años) llora ante sus restos en la morgue. El joven fue asesinado a tiros por el ejército israelí durante la 39ª manifestación de la “Gran Marcha del Retorno” que tiene lugar cada semana cerca de la valla israelí alrededor de Gaza, al este de la ciudad, el 21 de diciembre de 2018. El ejército israelí asesinó así a cuatro palestinos – Mohammed al-Jahjouh (16 años), Maher Yasin (40 años), Abed al-Aziz Sharia (28 años) e Iman Munir Shubir (18). Según el Ministerio de Salud de Gaza, al menos 40 manifestantes resultaron heridos por balas, además de cuatro paramédicos y cuatro miembros de la prensa. Las manifestaciones de la “Gran Marcha del Retorno” comenzaron el 30 de marzo del mismo año, pidiendo el derecho al retorno de los refugiados palestinos y el fin del bloqueo impuesto por Israel. – Photo : Activestills.org 

Más de 200 palestinos fueron asesinados y alrededor de 8.000 heridos durante casi dos años de protestas semanales en la valla de separación entre Israel y Gaza. Los francotiradores del ejército israelí se confían libremente [sin ningún estado de ánimo] …

Nota de la redacción.

No sin vacilación hemos decidido traducir y publicar este documento. Parafraseando a Annah Arendt, la «banalidad del mal» que se muestra en estos relatos es terriblemente escandalosa, y demuestra una vez más hasta qué punto los palestinos son deshumanizados por sus opresores israelíes. Pero la paradoja es que estos «tiradores» israelíes son los que con mayor frecuencia carecen de sentimiento humano, y la realidad que se impone es que su comportamiento es valorado… es la «norma»… y que que no hay ningún contrapeso por parte de la sociedad israelí, profundamente corrompida por una ideología colonialista, racista y segregacionista.

El trabajo periodístico realizado en este documento no llega al fondo de las cosas y evita, en la medida de lo posible, evocar la multitud de asesinatos deliberados entre los manifestantes de Gaza. Por ello hemos insertado varias fotografías que recuerdan de manera muy directa que las tropas de ocupación tienen la misión de matar, mutilar, aterrorizar y que cualquier complacencia a este respecto equivale a complicidad.

Sin embargo, hay que reconocer que el autor llama la atención sobre un síntoma que ilustra la profundidad del mal: los soldados israelíes de antaño podían tener y dar a conocer de vez en cuando estados de ánimo ante la suciedad de lo que se les pedía, mientras que hoy se quejan de no poder matar o mutilar tanto como quisieran… Un signo de estos tiempos. 

Verlo para creerlo.  

Las manifestaciones masivas en la valla entre Israel y la Franja de Gaza comenzaron el Día de la Tierra en marzo de 2018 y continuaron cada semana hasta enero del año pasado. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios [OCAH], las manifestaciones de protesta contra el cerco israelí en Gaza cobraron la vida a 215 manifestantes, mientras que 7.996 resultaron heridos por balas. A pesar del gran número de víctimas, las manifestaciones y sus siniestras reacciones a lo largo de la valla continuaron sin cesar durante casi dos años, hasta que se decidió reducir su frecuencia a una vez al mes. Sin embargo, incluso en el momento real de los hechos, el violento ritual del viernes por la tarde despertó poco el interés del público israelí. Del mismo modo, las condenas internacionales – tanto las críticas al uso desproporcionado de la fuerza como las acusaciones de que Israel ha cometido masacres – se han desvanecido como la espuma sobre las olas.

Para esclarecer esta historia reciente, tenemos que hablar con los francotiradores. Después de todo, fueron la fuerza dominante y la más importante para reprimir las manifestaciones en la clausura. Entre sus blancos figuraban jóvenes palestinos que trataban de infiltrarse en Israel o que lanzaban cocteles molotov contra los soldados, manifestantes conocidos y desarmados considerados como grandes incitadores. Ambas categorías recibieron la misma respuesta: las balas reales que les dispararon a sus piernas.

De las decenas de francotiradores a los que nos acercamos, seis (todos ya desmovilizados) aceptaron ser interrogados y describirnos la realidad que veían a través de sus visores. Cinco de ellos integraban las brigadas de infantería – dos de Golani y Givati, una de Kfir- más una de la unidad antiterrorista de Duvdevan. Sus nombres han sido cambiados. Su objetivo no es « romper el silencio » ni expiar sus actos, sino sólo contar lo sucedido desde su punto de vista. En el caso de Edén, incluso el hecho de haber matado además a un manifestante por error no le molesta en lo absoluto. «Yo creo que me encontraba del lado correcto y que hice lo correcto», insiste, « porque sin nosotros los terroristas habrían intentado cruzar la valla ».

Edén se congratula de haber batido el « récord de rodillas » en la manifestación que tuvo lugar el día de la inauguración de la nueva embajada de los Estados Unidos en Jerusalén, el 14 de mayo de 2018. Lo hizo con un acólito: los francotiradores suelen trabajar en parejas – con un localizador, que también es un francotirador de entrenamiento, y cuya tarea es dar a su socio datos precisos (distancia del objetivo, dirección del viento, etc.).

Edén: « Ese día, nuestra pareja tuvo el mayor número de ‘goles’, 42 en total. Mi localizador no tenía previsto disparar, pero yo le di un descanso, porque nos acercábamos al final de nuestro relevo, y aun no tenía « rodillas ». Al final, quieres irte con la sensación de que has hecho algo, que no eres un tirador de élite solo durante los entrenamientos. Así que, después de algunos éxitos, le sugerí que cambiara. Ese día llegó a unas 28 rodillas, diría yo».

Edén recuerda claramente su primera rodilla. Su objetivo era un manifestante que estaba de pie sobre las bobinas de alambre de púas a unos 20 metros. «Durante este período [al comienzo de las manifestaciones], sólo se permitía dispararle a un incitador mayor si éste estaba inmóvil», dice. « Eso significa que, aunque se paseara con calma, el disparo estaba prohibido, por lo cual no fallaríamos ni desperdiciaríamos municiones. « De todos modos, ese incitador está sobre el alambre de púas, yo estoy con el arma justo al lado de la valla, y todavía no tenemos permiso para abrir fuego. En un momento dado, se pone delante de mí, me mira, me provoca, me lanza una mirada de «Vamos, atrévete ». Luego, llega la autorización. Por encima de mí está el comandante de batallón, a mi izquierda su ayudante, a la derecha el comandante de la compañía – con soldados alrededor mío, el mundo entero y sus mujeres me miran durante ese primer tiro. Muy estresante. Recuerdo la imagen de la rodilla en el visor, totalmente abierta ».

El viernes 1 de junio de 2018, la joven enfermera palestina Razan Al-Najjar, de 21 años de edad, fue abatida a tiros por el ejército de ocupación israelí mientras cumplía su misión en el terreno y al lado de los suyos, con el coraje y la abnegación que la caracterizaban – Fotografía: Vía Oumma

«Roy», quien sirvió de francotirador en la brigada Givati hasta su desmovilización hace un año y medio, dice que el tiro que más recuerda fue aquel que atrajo la mayor cantidad de público. « Había mucha presión, porque el comandante del batallón había llegado, y todos estaban en nuestro caso. Un palestino que parecía tener unos 20 años, se movía constantemente. Con camisa rosa, pantalones grises. Lo que hacen ellos es «corre-corre-corre», y luego se reunen todos en las alambradas. Él era realmente bueno en ese campo. En esa situación, uno puede acabar con él o tirarle a alguien que esté detrás. Recuerdo claramente que me preocupé por no haberle herido la pierna – y de haber sentido un alivio por haber dado luego un tiro preciso. »

El alivio es también lo que siente al hablar Itay, un ex-Haredi que era un francotirador en el batallón Netzah Yehuda (el equivalente ultraortodoxo de la brigada Nahal). « Yo vi a un tipo que estaba a punto de encender un coctel Molotov. En casos como ese, no se hace ningún cálculo. Fui a la radio, describí el objetivo y obtuve una ‘autorización’. Es de locos la presión que uno tiene. Todo lo que has aprendido desfila en este momento. Te encoges, recuerdas respirar y luego, ¡bum! Le tiré a la rodilla y cayó. Me aseguré de que todo estaba bien – de que había dado el tiro en el lugar correcto. »

¿Ese tipo de confirmación es parte del protocolo?

Itay: La directiva es que sigamos mirando después del disparo para ver si se ha dado en el blanco. No reportas un hit hasta que no le has echado otro vistazo. Mirar después es la parte fácil, o para ser más exactos, es la parte que aporta relieve. Porque en este caso, el terrorista estaba a menos de 100 metros de mis amigos, y eso podría haber terminado mal. »

¿Y después de mirar por segunda vez y ver la herida real, ¿sigue siendo fácil?

Se supone que no ha de haber sangramiento masivo, porque en la región de la rodilla y los huesos no hay muchos capilares. Si ves sangre, eso no es bueno, porque probablemente es que diste el tiro demasiado alto. El escenario normal supone que le tirabas, le rompías un hueso – en el mejor de los casos, la rótula. En un minuto, una ambulancia venía para evacuarlo y, después de una semana, recibía una pensión de invalidez. »

Pero Shlomi, un francotirador de Duvdevan, dice que tampoco es deseable darle a la rótula: « El objetivo es causar en el incitador un mínimo daño, y que deje de hacer lo que está haciendo. Por lo tanto, yo al menos intentaría apuntar hacia un lugar más graso, en la región muscular. »

¿Puede usted llegar a ser tan preciso?

Shlomi: Sí, porque el Ruger [un tipo de fusil utilizado principalmente en manifestaciones] que está destinado a ser utilizado a 100, 150 metros. Desde esa distancia se ve la pierna incluso con el ojo, y con una lente telescópica que se eleva a la décima potencia, se pueden ver realmente los tendones ». 

Los tipos de los megáfonos

¿Quién es considerado como incitador mayor en esas manifestaciones? Los criterios son bastante vagos. «Un gran incitador es un gran incitador», afirma simplemente Amir. El comandante de un equipo de francotiradores Golani que vio acciones durante la primera ola de manifestaciones a lo largo de la valla, explica que no es tan complicado saber quién organiza y entrena [a los otros manifestantes]. Lo identificas, por ejemplo, por el hecho de que te da la espalda y se enfrenta a la multitud. En muchos casos, también lleva un megáfono. »

Un joven manifestante asesinado por el ejército de ocupación israelí es llorado por los suyos – Fotografía: http://uprootedpalestinians.blogspot.fr

La impresión es que los principales instigadores son, por ejemplo, personas que se paran en la parte de atrás y organizan cosas. No son necesariamente un blanco, pero para hacerles saber que vemos lo que hacen, yo disparo al aire alrededor suyo. Usted sabe, el que arma a otros no es una amenaza concreta para mí, al menos no directamente, pero incita a que se cometan actos. Así que darle el golpe es un problema, pero no hacerlo es también un problema. Es por eso que, en el momento en que se cansa de empujar a otros a la acción y comienza a tomar parte activa en el desorden, es el primero al que le tiramos, porque es el más importante en términos de concentración a su alrededor. Él es la clave para detener el empuje. »

Y añade: Uno no les tira a los que avivan la multitud por lo que hacen. Eso no viene de un primer reflejo como ‘Es él quien provoca la sublevación, así que eliminémoslo’. No se trata de una guerra, sino de una tarde de viernes D.O. [de alteración del orden]. El objetivo no es eliminar tantos palestinos como sea posible, sino conseguir que esto se detenga cuanto antes. »

Según el protocolo de Tsahal [el ejército israelí], un menor no debe ser clasificado como el principal incitador. Según Edén, «hay edades límite, y por lo tanto no se debe actuar. »

¿Es realmente posible distinguir entre un hombre poco desarrollado y un adolescente bien constituido, en el fuego de la acción? «Intentas comprender en función de su lenguaje corporal», explica Amir. La forma en que sostiene la piedra, que parezca o no que haya sido arrastrado por la situación o que la dirija ». Desde su punto de vista, esas manifestaciones se asemejan un poco a un movimiento juvenil. « Incluso si usted no conoce precisamente sus « rangos » precisos, puede decir, por su carisma, quién es el jefe de grupo. »

Roy sostiene que en el 99,9% de los casos la identificación es precisa. « Hay muchas imágenes del objetivo, y muchos visores que se concentran sobre él. Un dron por encima, vigías, un francotirador, sus comandantes. No es sólo una, dos o incluso tres personas quienes lo miran, así que no habrá duda alguna. »

Shlomi está un poco menos seguro: « A veces es muy difícil distinguir [entre menores y adultos]. Miras los rasgos faciales, el tamaño, la masa corporal. La ropa también es una ligera pista. Los más jóvenes suelen usar camisetas. Pero escucha : un joven de 16 años también puede hacerte daño. Si representa una amenaza, el parámetro de edad no es necesariamente pertinente. »

Itay está de acuerdo con él: «El objetivo no es golpear a menores, pero un coctel molotov es un coctel molotov, y la botella no sabe si la persona que la sostiene es un hombre de 20 años, un adolescente de 14 años o un niño de 8 años».

Amir recuerda haber vivido un dilema similar. « Por ejemplo, había un niño cuyo comportamiento justificaba que tirásemos, pero estimamos que tenía 12 años y deliberadamente no lo hicimos – no sólo por lo que aparezca en los medios de comunicación, sino por nuestras propias consideraciones de fondo. Decidimos asustarlo y le tiramos a la persona que estaba a su lado. No era urgente para nosotros. Él estaría de nuevo allí a la semana siguiente. »

Sin «disparos ni llantos»

Han pasado 53 años desde la publicación de El séptimo día, una recopilación de testimonios de soldados llegados de los kibutzim que expresaban su angustia emocional tras haber visto combates durante la Guerra de los Seis Días. Es un texto muy directo por la forma en que retrata a Israel como una sociedad de gente que «tiran y luego lloran». Más de medio siglo después, las quejas de los soldados que regresaban del campo de batalla se oyen todavía, pero según las personas citadas aquí, sus fundamentos ideológicos y morales se han invertido totalmente. La introspección acerca del costo de sangre ha sido reemplazada por las críticas a la debilidad del ejército y la sensación de que se está encadenando a sus combatientes.

«He visto a algunos incitadores que han cruzado la valla y yo no podía hacer nada», dice Roy. Saltaban encima de ella y nos provocaban y luego se iban. Por supuesto, no tenemos permiso para filmarlos. ¿Por qué? Porque una vez que están en Israel, no se les considera hostiles si no tienen cuchillos ni rifles. Las restricciones que se nos imponen son vergonzosas. Tienen que entender que aunque haya un joven de 20 años delante de uno incitando a los demás y prendiendo fuego a los neumáticos, sólo dispongo de un segundo para tirarle, de lo contrario desaparecerá. Pero cuando está en mi punto de mira, debo informar primero al comandante de la compañía, que informa al comandante del batallón, que habla con el comandante de la brigada, que habla con el comandante de la división. Han habido casos ridículos. Mientras tanto, el objetivo ya se ha desplazado o se ha escondido. »

Depósito de una corona en el sitio de Faris Hafez al-Sarasawi, niño palestino de 12 años asesinado  por las fuerzas israelíes durante las manifestaciones de la « Gran Marcha del Retorno » en una conmemoración por sus compañeros de clase y su profesor en la escuela primaria Muaz bin Jabal del barrio Shuja’iyya de Gaza, el 06 de octubre de 2018 – Fotografía: Ali Jadallah

Amir describe la cadena de mando de esta manera: « Para cada francotirador, había un comandante de nivel inferior, como yo, y también un comandante superior – un comandante de compañía o un comandante ayudante de compañía. El oficial superior pedía permiso para disparar al comandante de la brigada de la zona. Le hablaba por la radio y le preguntaba: ¿’Puedo añadir otra rodilla para esta tarde’? »

La impresión recogida por Daniel, un soldado aislado que inmigró de los Estados Unidos y sirvió en la brigada Givati, es que antes los procedimientos eran mucho más flexibles. « Como todo lo que ocurría en el ejército israelí, no estaba del todo claro, al menos en mi época. Pero en general, usted tenía que pedir permiso a su oficial superior para disparar y él pedía permiso al comandante de la compañía o al comandante del batallón. Si funcionaba como estaba previsto, eso podía llevar menos de 10 segundos. Los comandantes no eran particularmente avaros con los permisos de tiro. Confiaban en ti cuando decías haber identificado un objetivo justificado. »

Según Edén, los cables de la cadena de mando se aflojaron con el tiempo. « Si usted observa las primeras manifestaciones, hace cuatro o cinco años, antes de la ola de los dos últimos años, verá que era muy difícil obtener una autorización. En aquel momento, se decía que cada rodilla era muy importante. Durante el período en que se calentaron las protestas, se hizo más fácil obtener una luz verde. En mi época, esto venía del nivel del comandante de batallón o del comandante de compañía, según la situación. »

¿Ha influido en el número de víctimas palestinas la obligación de obtener autorización para cada disparo de francotirador del comandante de la brigada? Los datos indican que el número de muertos sólo disminuyó considerablemente después de la transición al fusil Ruger, aproximadamente un año después del comienzo de los disturbios semanales. El Ruger es considerado menos asesino que los otros rifles. Edén, un veterano de la zona de Gaza, dice que utilizó rifles M24 y Barak (HTR-2000): « Con el Barak, si disparas a alguien en la rodilla, no lo incapacitas – le cortas la pierna. Puede morir por la pérdida de sangre. »

En julio pasado, tras 16 meses de protestas en la valla de Gaza, Tsahal reconsideró sus directivas para los francotiradores con tal de reducir el número de muertos. Un oficial superior explicó los cambios en un informe de la corresponsal militar de la Kan Broadcasting Corporation, Carmela Menashe: « Al principio les dijimos que dispararan a las piernas. Vimos que así se podían morir, así que les pedimos que dispararan por debajo de la rodilla. Luego hicimos que la orden fuera más precisa y les dijimos que les tiraran a los tobillos. »

Edén lo confirma. «Hubo una etapa en la que la orden era realmente apuntar al tobillo», señala. «No me gustaba este cambio. Imagine a los francotiradores. Para mí, era como si intentaran hacer nuestra vida más difícil sin nunguna razón ».

¿Qué quiere decir ?

Edén: Porque está claro que la superficie del cuerpo entre la rodilla y la planta del pie es mucho más grande que la que está entre el tobillo y la planta del pie. Es la diferencia entre lograr alcanzar 40 centímetros y 10 centímetros. »

Roy, quien había terminado su servicio antes de que se actualizaran las instrucciones, dice que normalmente apuntaba más abajo en todos los casos. « En mi tiempo, se nos permitía disparar a cualquier parte a partir de la rodilla, pero yo apuntaba al tobillo, para no golpear más alto, Dios mediante, de lo contrario el infierno podía desatarse. Lo preferí así. No tuve piedad con los incitadores, pero sabía que el ejército no me apoyaría. No quería ser un segundo Elor Azaria [criminal de Hebrón que cumplió una pena simbólica de prisión después de haber sido declarado culpable de matar a un atacante palestino herido e inconsciente]. Pensé menos en los blancos y más en mí y en mi familia, así no tendrían que vivir lo mismo que la familia de Elor. »

Saif al-Din Abou Zayd, de 15 años de edad, fue asesinado de un disparo en la cabeza por las fuerzas de ocupación israelíes durante una manifestación a lo largo de la valla al norte de Gaza – Foto: MaanImages

Amir añade: « Si tiras por error a la arteria principal del muslo en lugar del tobillo, entonces o tenías la intención de cometer ese error, o no deberías ser un francotirador. Hay francotiradores, no muchos, que ‘eligen’ cometer errores [y apuntan más arriba]. Sin embargo, las cifras no son elevadas. [En comparación,] hay días en los que se colectan 40 rodillas en todo el sector. Estas son las proporciones. »

Según Amir, la discusión sobre dónde tirar – muslo, rodilla o tobillo – no es la cuestión. « Déjeme contarle una historia. Un día, hubo un gran asunto que tratar. Uno de mis soldados intentó disparar sobre un incitador mayor que respondía a todos los criterios. Pidió permiso, pero el comandante de la compañía se negó, porque el tipo estaba demasiado cerca de una ambulancia. La menor desviación, o si acaso golpeaba los faroles, habría provocado un reportaje en los medios de comunicación según el cual Tsahal habría disparado contra una ambulancia. Mi soldado oyó el rechazo, pero aun así le disparó. Le dio en el tobillo, como se debe hacer, con un disparo de precisión, quirúrgico. Así que, por una parte, violó una orden, pero por otra, cumplió su misión. » (El soldado fue amonestado y asignado a trabajos de menor importancia.)

¿Y entiende usted su reacción?

Amir: Por supuesto. Para un soldado así, ese tiro es su objetivo, su razón de ser. Se trata de niños [israelíes] de 18 años, en su mayoría procedentes de un medio socioeconómico bastante pobre. El hecho de que les hayamos dado un curso de francotiradores no significa que se hayan convertido en personas maduras y sensatas. Por el contrario, los hemos convertido en máquinas, hemos limitado su capacidad de pensar, hemos reducido sus alternativas para escoger, y disminuido su humanidad y su personalidad. Desde el momento en que se convierte a alguien en un francotirador – [disparar] es su esencia. ¿Vamos a quitarle ahora eso también? Puede parecer radical, porque soy un comandante, pero algo hay en mí que dice: ‘Eh, es verdad que me ha decepcionado, pero ha salido crecido de esa experiencia, que ha demostrado que el oficio [de francotirador] funciona’. »

Amir, quien cursó la especialidad de teatro en el instituto y se autocalifica de «boy scout del norte», describe otro caso de no acatamiento de las normas vigentes en su compañía.

« Incluso cuando no hay protestas y que todo parece estar tranquilo, cuando los pastores se acercan hacen que nos precipitemos hacia la valla con la patrulla. Debe comprenderse que esos no son pastores inocentes, sino que trabajan para el Hamas y el Yihad islámico para volvernos locos. Cruzan la línea para obtener una respuesta de parte nuestra. ¿Si uno quiere tomar un vehículo y amenazar a uno de ellos? En el momento en que lo haga, ya se habrá ido. ¿Va a dispararle al aire? A él poco le importa. Y debido a este sinsentido, usted no duerme y toda una compañía se convierte en la marioneta del pastor», explica Amir.

« Un día, uno de los oficiales subalternos me dijo: ‘Ya es suficiente, no podemos seguir así, matemos a uno de esos corderos ‘. Piense usted en lo que lleva a un soldado, a un músico de una buena escuela, al último tipo que imaginaría buscando sangre, diciendo en la radio con el vigía: ‘¿Usted ve un cordero, al norte? Pues lo verá caer’. Después de eso, el pastor no regresó. ¿Qué conclusión sacamos? La disuasión funcionó. »

Amir dice que ambos incidentes deben entenderse a la luz del tipo de actividades de su batallón en la valla de Gaza. «Incluso antes del inicio de las manifestaciones, estuvimos en una emboscada que duró dos meses consecutivos», cuenta. Observamos un equipo que logró colocar una bomba casera y pegarla en la valla. Tenía una especie de defecto, por lo cual el aparato no explotó y sabíamos que volverían para buscarlo. Pero eso continuó y continuó. Todos los días se le acercaban, e incluso cuando el jefe de escuadra estaba parado justo encima de la bomba, no tuvimos permiso para dispararle. ¿Por qué? Sólo por la sensibilidad de los medios de comunicación. Mientras él no estuviera realmente aguantando el dispositivo con la mano, era imposible demostrar, fuera de toda duda, que él tenía algo que ver con ello – así que trate de entender el tipo de relato que el Hamas construiría alrededor de esto. Piense en lo frustrante que es para los soldados. Estuvimos tumbados bajo la lluvia durante dos meses y no hicimos nada ».

 

 

¿Y la frustración justifica la rebelión en otras circunstancias?

Amir: No, pero este caso ilustra la paradoja de las normas de intervención militar. Un terrorista que merece morir está parado frente a mí, pero como tenemos que dar explicaciones a Haaretz o a la BBC, se va sin un rasguño. La cobardía que de ahí fluye. Así que en lugar de eso, nos arrodillaremos durante las manifestaciones. No sólo eso no tiene efecto ninguno, pero esa gente tampoco merece perder sus rodillas. Me identifico con lo que [el ex Jefe de Estado Mayor de las FDI] Ehud Barak dijo una vez – que si fuera palestino, se convertiría en terrorista. Eso sólo se hizo eco en mí cuando estaba en los territorios ocupados. Usted ve a los niños llorar cuando alguien le tira a su padre y usted se dice : ‘Eh, yo no esperaría otra cosa de ellos’. »

Es como un deporte

¿Algún francotirador ha tenido problemas para reanudar su vida después de su desmovilización? Tuly Flint, trabajador de salud mental de reserva y asistente social en una clínica especializada en traumas, ha atendido a francotiradores que han participado en los disparos contra las manifestaciones en Gaza en los últimos dos años. Los francotiradores, dice, presentan características singulares en lo que respecta al estrés postraumático.

«Si yo soy uno de los 30 soldados que se encuentran en la zona y que disparan una ráfaga, no sé necesariamente a quién maté», dice, mientras que el francotirador sabe cuando alcanzó su objetivo. La segunda característica es que el tirador está obligado a no mirar hacia otro lado. A través del objetivo telescópico, ve a la persona a la que apunta y el impacto del golpe, lo que puede fijar la imagen en su memoria. »

Una radiografía de Yousri*, un paciente atendido por Médicos Sin Fronteras, muestra un agujero en un hueso y los fijadores externos que sostienen su pierna. Resultó herido en julio de 2018 Jacob Burns/MSF

Flint describe a un francotirador de una unidad de élite que apuntaba a la rodilla de un manifestante, pero lo alcanzó demasiado alto, y el manifestante falleció a consecuencia de una fuerte hemorragia. Este soldado, un francotirador muy dedicado a su misión, describe haber visto al manifestante sangrar hasta la muerte. No puede olvidar los gritos del hombre diciendo que no lo dejaran solo. También recuerda muy bien la evacuación [del cuerpo] y las mujeres que lo lloraron. A partir de ahí, es todo lo que piensa y todo lo que sueña de noche. Dice: «No fui enviado allí para defender al Estado, fui enviado para cometer un asesinato. » Los pensamientos de la novia de la persona a la que mató siguen persiguiéndolo. El resultado es que rompió con su propia novia de dos años. «No merezco tener una», dijo.

Daniel guarda recuerdos punzantes de sus amigos después de un tiro exitoso. La gente parece enferma o conmocionada. El sentido de eso no llega en ese momento. Hace un segundo, le disparé a alguien, ¿y un minuto después, como matza con chocolate? ¿Qué es lo que pasa aquí? »

Añade: Hay historias horribles y horrorosas sobre soldados que tenían a un manifestante en la mira y le dieron a otro. Conozco a alguien que apuntó a uno de los líderes de una manifestación, que estaba parado sobre una caja y exhortando a la gente a seguir caminando. El soldado le apuntó a su pierna, pero en el último momento, el hombre se movió y la bala le falló. En lugar de eso, le dio el tiro a una niña que fue asesinada en el acto. Ese soldado es un desastre hoy. Está vigilado las 24 horas del día, 7 días a la semana, así que no se podrá suicidar».

Los francotiradores que viven esas experiencias son una minoría. Por su parte, Amir dice que los sentimientos de la mayoría son completamente diferentes, recordando el mundo del deporte. «La arena de los disturbios es como un estadio deportivo, una situación para la que se pueden vender entradas», dice. Grupo contra grupo, con una línea en el centro y un público de fans en ambos lados. Puedes contar una historia de un encuentro deportivo aquí. » En primera línea, añade,están los incitadores: marcan la línea de partida a partir de la cual la gente estalla en sprints, solos o en grupo. Todo está coordinado y planificado de antemano. Hay fosas en el campo [para esconderse], y eso les permite jugar con nosotros. Pueden correr 100 metros sin que perder el pie. También son expertos zigzagueando. Dos de ellos aparecen, se esconden, uno lanza una piedra para que el otro pueda avanzar. Utilizan tácticas de distracción con uno . Es una especie de juego, ya sabes. »

¿Cuál es el objetivo del juego?

Amir: Para ganar puntos. Si han conseguido poner la bandera en la valla, vale un punto. Una bandera que es una trampa es un punto. Lanzar una granada de humo es un punto. Incluso tocar el muro, quiero decir la valla, es un punto. Hay una batalla que se está desarrollando aquí, pero no está claro cuándo se decidirá, nadie tiene idea de cómo ganas la copa, pero mientras tanto, ambas partes siguen jugando. »

Un juego para el récord. Las fuerzas no son exactamente iguales.

«Cierto. Y ni siquiera usamos la cuarta parte de la fuerza que podríamos usar. »

En otras palabras, podríamos vencerlos por noqueo, ¿pero preferimos ganar por puntos?

Ni siquiera ganamos puntos. Después de un tiempo allí, durante un interrogatorio, dije: ‘Permítanme matar una vez a un niño de 16, incluso de 14 años, pero no con una bala en la pierna… Permítanme abrirle la cabeza delante de toda su familia y de todo su pueblo. Déjenlo chorrear sangre. Y tal vez durante un mes, no tendré que hacer 20 rodillas más. « Es una matemática impactante al borde de lo inimaginable – pero cuando no usas tus habilidades, no está claro lo que intentas hacer allí. ¿Me estás preguntando cuál era mi misión? Es difícil para mí contestarte. ¿Qué es lo que ha sido considerado un éxito desde mi punto de vista? Incluso el número de rodillas que derribé no dependía de mí, dependía del número de patos que decidieron pasarse de la línea. »

¿Pero matar a un niño al azar? ¿ Cree realmente que es la solución?

« Por supuesto que no deberíamos liquidar a los niños. Lo decía para hacer una observación: que si matas a uno, podrías ahorrar a otros 20. Si me regresaras a esa misión de dos meses y me dejaras actuar, habría matado a ese hijo de puta que estaba sobre la bomba, aunque eso significara que volvería hacia mí en mis sueños. La realidad de hoy es que hay gente que será inválida toda su vida, a la cual mi nombre está ligado de alguna manera, también es una mierda. Y no sólo en el sentido de que pesa o no pesa en mi corazón. Piensen en ello: hay toda una generación de niños que no podrá jugar al fútbol ».

Solo son adolescentes

La presencia de niños en las manifestaciones parece ser la respuesta emocional más poderosa entre los tiradores de élite.

«Un día, había una niña, creo que probablemente tenía 7 años, que sostenía una bandera de Hamas y simplemente corrió hacia nosotros», explica Shlomi de Duvdevan. « Me aseguré a través de la lente que no había nada sospechoso sobre ella, que su blusa no sobresalía, que no había señales de cables o bombas, y gritamos para disuadirla. Afortunadamente, se asustó y huyó. Estaba claro para mí que no dispararía aunque hubiera cruzado la línea, pero recuerdo haber pensado: realmente espero que no continúe ».

Abdullah al-Anqar resultó herido por una bala explosiva disparada por un soldado israelí el mes pasado, lo que provocó la amputación de su pierna izquierda – Foto: Hosam Salem/Al Jazeera

Daniel : Desde el puesto de guardia, observas a un Hamasnik, su cara está frente a ti, y piensas: realmente espero que haga algo, así que podré dispararle. Pero con los manifestantes, la situación se complica, ya que muchos de ellos son solo adolescentes. Son delgados, son pequeños, no te sientes amenazado por ellos. Tienes que recordar que lo que hacen es peligroso. »

Como algunos de los entrevistados, Daniel destaca la ira de los soldados hacia los padres. «Una madre que lleva a su hijo a una manifestación como esa es una madre terrible», dice.

Amir dice que puede entender a los niños: Viven de ellos y no tengo que decirles lo mala que es la situación económica en Gaza. Pero sus padres, no lo entiendo. ¿Por qué los arrastran hasta allí? Envíelos a colarse [en Israel] en secreto y a trabajar en la construcción, derrocar al gobierno de Hamas, cualquier cosa, pero no eso».

Roy, quien se identifica a sí mismo como alguien de derecha, está de acuerdo en que « no son ellos contra los que debemos combatir, sino a Hamas, a los terroristas, los que organizan los autobuses para llevar a la gente y les arrojan unos cuantos dólares para que quemen neumáticos. Me dan pena [los niños], son muy infelices. Me recuerdan a los niños del barrio que juegan con petardos. También yo era como esos niños, así que en cierto sentido me identifico con ellos. »

Sin embargo, al tiempo que expresa sus reservas ante los tiroteos en masa, Itay, de Netzah Yehudah, sigue pensando que el número de palestinos heridos por disparos reales en la frontera durante casi dos años demuestra que los soldados no tenían el gatillo fácil. «Cada viernes hay miles de manifestantes», señala, «y si se multiplica ese número por 52 y luego el doble, se llega a centenares de miles de personas. De ellos, 8000 [muertos o heridos] es una pequeña fracción».

Sin embargo, añade que el poder que tienes cuando alguien está en tu campo de visión, saber que depende de ti si será capaz de caminar o no, es aterrador. Desde mi punto de vista, no es un poder embriagador. No me gusta, pero es imposible ignorarlo. Está presente todo el tiempo. Después de mi desmovilización, me di cuenta de que era algo que no quería sentir. Así que fui directamente a la universidad y no a un puesto de seguridad que podría haber conseguido debido a mi historial. »

«Es su destino»

« No todo el mundo logra contener la sensación de intoxicación. Un video clip que circulaba en 2018 mostró a un palestino que se acercaba a la valla y es asesinado por un francotirador, y luego a los soldados que celebraban el golpe directo con gritos de «¡En el blanco! » y «¡Qué fabuloso video!» Roy dice que la respuesta de los soldados de allí demuestra una falta de profesionalismo y exceso de entusiasmo, aunque no haya visto nada parecido en su equipo.

«Por otro lado, creo que es humano», dice. Cuando se tiene cierto objetivo, incluso si se disparan flechas contra un blanco, es evidente que hay alegría al disparar. El error de los soldados fue en su comportamiento. Déjelos reír en algún lugar a sus espaldas, pero no lo conviertas en un video. También hay apariencias [que salvar]. »

Amir también distingue entre la satisfacción personal y las manifestaciones públicas que no parecen buenas en el vídeo. « Los francotiradores del equipo que reemplazamos eran leyendas. Eran campeones de Tsahal y tenían dos o tres X súper cool [en sus fusiles] ganados en la línea en Gaza. Habíamos escuchado la historia de las X y queríamos ganarlas también. Es tu trabajo, tu destino, la esencia de tu ser desde el momento en que te levantas hasta el ocaso. Obviamente, uno quiere demostrar sus capacidades ».

¿Debe usted alegrarse ? ¿Es que no hay otra manera?

Amir: No. Tomen al tipo más babuino que conozcan – y eso es lo que hace Tsahal, convertir a los niños en babuinos – e intenten evitar que hable de su primera vez. Es un caos allí, todo el mundo dispara, hace videos – ¿Usted espera que no abra una botella de champán? Se acaba de realizar, es un momento raro. De hecho, cuanto más lo hace, más indiferente se vuelve. Ya no será feliz ni triste. Sólo será. »

Los comentarios del ejército

El portavoz de Tsahal hizo esta declaración en el periódico israelí Haaretz: La respuesta operacional a los violentos disturbios y a la actividad terrorista hostil con la cual se enfrenta el ejército israelí desde marzo de 2018, se adapta adecuadamente a la amenaza que plantean esos incidentes, esforzádose por reducir en la medida de lo posible las lesiones de las personas causantes del trastorno, así como el uso de balas reales. En los dos últimos años, la respuesta operacional se ha visto influenciada por la intensidad de los acontecimientos, por los cambios en la violencia de quienes perturban el orden, por el humo que han propagado, etc.

« Debido al cambio que se ha operado en la naturaleza de los disturbios, se decidió equipar también a las fuerzas con balas Ruger, lo cual provoca menos daños. En cuanto al uso de las armas M24, observamos que se trata de un rifle de francotirador estándar. En general, en el contexto de esos acontecimientos, no se utilizó el rifle de francotirador Barak. Hemos sido informados de un uso excepcional y específico de este último, que ha sido reportado y estudiado. Las conclusiones se transmitieron a la Unidad del Abogado General Militar para un examen más detenido.

« Las declaraciones atribuidas a un oficial superior en relación con las normas de intervención no reflejan la política operacional de Tsahal. El oficial tenía el propósito de explicar que cuando había informes de heridas de bala no intencionales que no estaban por debajo de la rodilla, los comandantes de sector decidieron endurecer las normas para entablar combate en determinadas circunstancias, y ordenar a los francotiradores que apunten al tobillo.

« En cuanto al caso de un combatiente que disparó contra un perturbador mayor, incluso si no había recibido la autorización de su oficial superior, el disparo se efectuó conforme a las normas para entablar combate, con excepción de esa diferencia. El caso se tramitó a nivel de mando y no se remitió a la Unidad del Abogado General Militar para su tratamiento.

Asimismo, en el caso en que se produjeron disparos inapropiados contra un cordero, el incidente se trató a nivel de mando y no se envió a la unidad del Fiscal General Militar para su tratamiento. El comandante adjunto de la compañía fue juzgado por infringir la disciplina militar y condenado a siete días de detención. »

Tomado del periódico israelí Haaretz (6 de marzo de 2020) – Traducido al francés y publicado en  Chronique de Palestine el 10 de marzo de 2020. Traducción del francés al español Patricia Pérez Pérez para La pupila insomne.

Chronique de Palestine – 10 mars 2020 . Sitio web : http://www.chroniquepalestine.com/42-genoux-en-un-jour-des-snipers-israeliens-se-vantent-de-leurs-actes-criminels/?fbclid=IwAR0BD5LQX_eh7UU0iJs5iUwljN83Sjt07HphYE4BNce0YAsikVbf_qdAAQY

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