Reclinatorio
Ser un poco aquella suma de derrotas
que ha dejado residuos de luz sobre la mar oscura.
Ser la lluvia oculta en la espiral que yace.
Volverse una esfera que corta
y otra que se muere de frio
en un perfecto jardín de piedra.
Como tumba de luz siempre abierta,
siempre viva, corazón de la aguja;
sin nombre, sin dos miradas para una misma cosa,
sin aquella entrañable polifobia,
como el pasado del cielo.
Anochecer por dentro
en esa playa donde nunca oscurece.
Ser un poco esa fórmula tibetana para resucitar pinos;
cosa de sexagésimos espectros sin alfombra,
cosa sin nombre del jueves menos esperado.
Porque los cazadores al fin nacen flechados
en la plenitud, dentro del bisonte.
Porque las puertas sobran en un mundo de ventanas.
Porque un alma avinagrada puede matar al brujo.
Porque los santos que nos llaman no son muy antiguos.
Porque las mejores vasijas están rotas
y nada se derrama.
Porque los elegidos del silencio están gritando.
Porque hay un mundo de huellas en tu arena,
y ninguna es mía.
Porque las piezas no quieren ya estar en el tablero.
Porque el día duerme siempre tan mal, tan acostado,
tan medio nocturno en plena mañana.
Porque has querido solo a medias tus mitades,
porque he oído en tu voz el paso sin paso de mi abismo.
José Martí: “Hay naturalezas ferozmente dotadas. Los efectos tranquilos no les bastan. La guerra es su elemento. Son mares hirvientes. Parecen hechos de lava y de aire de tormenta. Enamorados de la calma, no pueden vivir en ella. Inmensamente activos necesitan una pasión que los devore. Buenos -yerran; puros -pecan; nobles -comenten villanías: -es exceso de ardor: es accidente. La forma de pasión y su objeto importan poco: -la pasión les es precisa.” F[Cuadernos de Apuntes No. 8. OC Tomo 21. Página 232]