Cuando a uno le hablan de la celebración de un juicio, usted se imagina a un juez, la representación de la fiscalía que presenta los cargos y la defensa que se encargaría de tratar de demostrar las razones que demuestran la inocencia del acusado en cuestión. Todo ese andamiaje se presenta ante un jurado en algunos casos y en otros un conjunto de personas de un nivel superior hacen las veces del nivel decisorio ante la autoridad del juez que dirige el proceso.
Lo expresado con anterioridad sería lo normal, pero lo que ha ocurrido en el juicio político –impeachment-desarrollado contra el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump ha resultado en realidad una pantomima entre los intereses de los partidos demócratas y republicanos en sus afanes para las próximas elecciones presidenciales del mes de noviembre del 2020. Donde para nadie es un secreto de que al final el senado con mayoría republicana impediría la lógica condena de la persona que ha roto todos los records de mentiras dichas por un presidente, aparte de mantener en vilo a la mayor cantidad de países del planeta con sus políticas de agresiones y amenazas que desestabilizan la paz y la tranquilidad a escala mundial.
Nadie en su sano juicio debe tener dudas de la realidad de las acusaciones emitidas contra Trump, de ‘’el abuso de poder’’ y la obstrucción al Congreso en sus indagaciones no solo del proceso de las pasadas elecciones del 2016 sino también la intimidación de posibles testigos en casos anteriores y de este mismo juicio político, donde llegó a su máxima expresión al negar la presencia de nuevos testigos a declarar ante el senado, entre ellos el ex secretario de Seguridad Nacional, John Bolton el cual posee sin lugar a dudas pruebas contundentes de los procedimientos del mandatario estadounidense. De esa forma su partido lo mantiene como seguro candidato a repetir la presidencia de la nación.
Mientras tanto en el campo demócrata las contradicciones internas florecen con múltiples aspirantes a ser electos como candidatos a la presidencia del país, así los Biden, Sanders, Warren, Butiggieb y en última aparición del multimillonario Blomberg, sin llegar a ningún acuerdo en perspectivas generan grandes dudas de cuál será el resultado electoral en el horizonte cercano. Sin querer convertirnos en profetas en el mundo de la política norteamericana todo indica que si no se logra una candidatura unitaria con una visión política más realista, la derecha más reaccionaria del imperio más poderoso de la historia repetiría otra etapa de gobierno y entonces seguirá la zaga con Trump.
Bueno, parece que los Demócratas no andan muy limpios que digamos https://actualidad.rt.com/actualidad/341964-caos-caucus-retraso-resultados-iowa ¿Dirá algo la OEA?
Partiendo de que republicanos y demócratas son las dos caras del partido del capital, los intereses partidistas ocupan siempre un segundo plano frente a los intereses de la oligarquía a la que sirven. Con la pantomima del juicio han pretendido ilusionar a los votantes, cada día más convencidos de que viven en una dictadura de doble partido. Los mismos que pudieron impugnar el fraude electoral de Florida con la sola firma de un senador, se han prestado para una pantomima a sabiendas de que no tenían ninguna posibilidad y de que el candidato próximo demócrata no va a ser el mejor ni el que tenga más cosas que ofrecer a las mayorías sino el que convenga a la oligarquía para gestionar lo que está tiene planificado y consensuado, como en la elección de Bush hijo. En el “nuevo estado industrial”, según lo describió J. K. Galbraith, nada se puede dejar a la improvisación ni al concepto utilidad demandado por los votantes.
Ayer Trump parecía don Vito Corleone celebrando los buenos resultados económicos de la gran familia y, si hemos de guiarnos por el semblante de la Pelosi y Pence, la gran familia de la cosa mostrar incluye e republicanos y demócratas, con la única diferencia de que el segundo aplaudía con las manos y la primera con las orejas, y en ocasiones está también con las manos, como todo lo relacionado en el discurso de Trump sobre el complejo industrial militar y las ejecuciones de quienes pretenden combatir a la mafia y sus criminales negocios, como el asesinato de Soleimane.
Cada vez que el mentiroso compulsivo de Trump se dirigía a cualquiera de las víctimas de las políticas del sistema representadas con sus interesadas limosnas en año electoral me recordaba al Trump arrojando papel higiénico a los damnificados por el huracán en Puertorrico, como si estuviera en el zoo lanzando cacahuetes.
El qué, cómo y para quién de las excepcionales ganancias que don Vito relataba, de ser ciertas, en ningún momento revelaron el sufrimiento, las desutilidades y los atropellos de las víctimas de las mafiosas políticas imperiales dentro y fuera de sus fronteras. Robar, matar estafar y, en definitiva, anteponer la ganancia a la utilidad social de las políticas no sólo es lícito sino lo único que cuenta.