Bolivia. Por Teresa Melo

 

Año 2001 y Feria del Libro de La Paz: mi primer viaje al extranjero; kilómetros infinitos, montañas heladas, la compañía cálida de Miguel Mejides (fuimos los primeros autores cubanos invitados)… El soroche, por la altura, me golpeaba fuerte, y debía quedarme inmóvil en el stand de Cuba o en el hotel, tomando aquellas pastillas con té de coca. Apenas a dos cuadras del hotel cambiaba la vida: en mantas de colores sobre el piso las vendedoras indígenas exhibían su mercancía y me decían: caserita, cómprame. Eso me turbaba, les decía mi nombre, les hablaba, pero siempre me veían como a una blanca más de las que las discriminaban, ignoraban o esquivaban. Un bebé me miraba entre chicles y frutas. Escribí ese poema que se llama El Alto; de él es este fragmento:

“…Ajena simetría ponía otros colores
entrando unos en otros y sobre ellos
más color en cajas y etiquetas:
materia que la tierra no puede masticar.
Niños que balbuceaban sujetos a la madre
hubieran podido tragarse con los ojos
a cada transeúnte que se detenía revolviendo el tejido
pidiendo unos refrescos / escupiendo
semillas de manzana.

Aquellos caracoles en la oreja de todos
aislando a la extranjera.
Es lo más que recuerdo de lo alto de El Alto”.

Evo Morales no era aún presidente, aunque entreví su rostro entre otros. Pueblo aymara y sus leyendas, su belleza, su bandera wiphala. Me disgustaban los gestos de superioridad o desprecio de alguna gente al cruzarse con ellos, gente en la que yo veía también rasgos indígenas. Bolivia cambió, y la seguí de cerca, la refundación de la nación, como dijo el propio Evo siendo joven, cuando ya luchaba por reivindicaciones y por ello fue apresado y torturado, golpeado y dejado por muerto en un monte cualquiera.

Sin ingenuidades observo el escenario actual: la mentira continuada taladra hondo; la maquinaria del odio es poderosa. Y se ejerce, mientras callan actores concebidos para hablar, la política de los pistoleros. A ella debemos impresentables e ignorantes fascistas gobernando en América Latina, secuestrando proyectos inclusivos. Nunca perdonarán al indio; nunca lo verán como su igual. Para discriminarlo y aplastarlo tendrán una mano escudada en la palabra de Dios, y la otra sujetando el arma que dispara y hace correr la sangre originaria sobre sus banderas.

Es fácil, muy fácil, lo sé, decirlo desde la protectora pantalla del móvil. Pero también sé que tras ella también se muere de IGNORANCIA e INDIFERENCIA.

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One Response to Bolivia. Por Teresa Melo

  1. Tocororo says:

    La situación puede revertir de manera inesperada para los promotores y organizadores del golpe de estado contra Evo y todo lo que significa para la emancipación del pueblo trabajador en esa Bolivia de los aymaras y quechuas y resto de bolivianos y bolivianas en general, porque Evo va a regresar, convertido en millones, como se ha podido oír, en un clamor total de, “Evo, no está solo carajo!!”, y a la autoproclamada, “ñoña la breve” le van a dar pao pao.

    La lucha acaba de empezar, y los mismos engaños, el mismo guión, los mismos pronunciamientos, el mismo fascismo, los mismos asesinos, los mismos miserables, los mismos adoradores de biblias extrañas van a salir corriendo de la misma forma que salieron los mismos de Miraflores en 2002. Ahora mismo lo único que pueden tratar el aparato golpista es instaurar el terror con listas negras de masistas para darles la muerte camacha, hay que destruir todo el aparato anterior lo más rápidamente posible y sobre todo, sobre todo esa semanita de muerte, al modo que tiene siempre la mafia cubano americana para el escenario de la añorada caída de la revolución cubana (esperen otros 120 años o mejor dicho la apocalipsis del final del planeta).

    Qué pasara si se rodea La Paz por ese pueblo boliviano que camina con el alma del condor ahora mismo hacia ese objetivo? La lucha de los hermanos y hermanas solo ha comenzado.

     

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