Un país bloqueado durante seis décadas, perseguido con saña y alevosía hasta en la gestión de medicamentos infantiles, acribillado por los medios más influyentes del planeta, no se ha conformado con resistir y sobrevivir… Así se expresaba Miguel Díaz-Canel en sus palabras al congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y días después presentaba en la televisión un audaz plan de importantes aumentos de salarios de los servidores públicos, topes de precios y otras medidas de reactivación económica para enfrentar el acoso trumpista.
El hoy presidente nació en Placetas, Villa Clara, en 1960. Al igual que el vicepresidente que fuera electo junto a él, Salvador Valdés Mesa, son los primeros dirigentes cubanos en alcanzar las máximas responsabilidades del gobierno sin haber participado en la guerra de liberación. Ello no significa que no sean personas probadas y muy experimentadas como líderes revolucionarios. Constituyen el núcleo de la renovación generacional que se produce en la isla y debe culminar en 2021 cuando Raúl Castro deje el cargo de primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba(PCC).
Díaz-Canel egresó como ingeniero eléctrico de la Universidad Central de las Villas. Pasó el servicio militar en unidades coheteriles antiaéreas y al concluirlo en 1985 regresó como profesor durante dos años a su alma máter, en donde también fue dirigente de la Unión de Jóvenes Comunistas(UJC). Posteriormente cumplió misión internacionalista en la Nicaragua agredida por el gobierno de Ronald Reagan. A su regreso, fue líder de la UJC en la provincia de Villa Clara y segundo secretario de su Comité Nacional. En 1994, recién iniciada la crisis originada por el desplome soviético y el redoblamiento del bloqueo, fue electo primer secretario del Partido Comunista en Villa Clara y más tarde con igual responsabilidad en la extensa y poblada provincia de Holguín. Es generalizada la apreciación de su exitosa labor de como jefe partidista en ambas provincias, caracterizada por una relación muy estrecha con la población y diversas iniciativas para hacer la vida menos dura y más rica culturalmente en tiempos muy difíciles, así como una política muy inclusiva de la diversidad, incluida la sexual. En mayo de 2009, el villaclareño fue designado ministro de educación superior, cargo desde el que emprendió varias reformas de importancia hasta que en 2012 fue designado vicepresidente del consejo de ministros encargado de la educación, la ciencia, la cultura y el deporte. El 24 de febrero de 2013 fue elegido primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de ministros, cargo en que permaneció hasta abril de 2018 cuando fue electo presidente. De él Raúl ha dicho: El compañero Díaz-Canel no es un improvisado. A lo largo de los años ha demostrado madurez, capacidad de trabajo, solidez ideológica, sensibilidad política, compromiso y fidelidad a la Revolución.
Díaz-Canel no sólo goza de simpatía en el pueblo en general. Es apreciado y respetado entre los intelectuales, artistas, científicos y deportistas. Me consta el dialogo que mantiene con la comunidad científica y lo encontré como un hijo de vecino y compartiendo con los asistentes en uno de los conciertos de Silvio Rodríguez por los barrios. Ávido lector y asiduo asistente a conciertos, obras de teatro y justas deportivas, ha dicho: Por las profesiones de mis tres hijos y de mi esposa, la cultura está de manera casi permanente en nuestras vidas. Por imperiosa necesidad del espíritu, no sabríamos vivir sin acceso a las artes.
Tuitero frecuente, el presidente ha enfatizado en el talante de continuidad revolucionaria y socialista de su gestión, lo que explica la etiqueta #SomosContinuidad, que siempre estampa en sus trinos. Pese a su constante contacto con el pueblo, Díaz-Canel ha hecho tiempo para viajes internacionales muy importantes para el país. Su primera visita oficial como presidente fue a Venezuela por invitación del presidente Nicolás Maduro, congruente con la solidaridad y alianza estratégica entre los dos países. Tuvo también una presencia muy activa en la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2018, donde su discurso fue bien recibido, sobre todo por las delegaciones de los países miembros del Movimiento de los No Alineados. También realizo entonces una intensa visita a Nueva York. Con posterioridad, llevó a cabo una gira euroasiática de vértigo que lo condujo a fructíferas estancias de trabajo en Francia e Inglaterra. También a muy exitosas visitas oficiales a Rusia, China, Lao, Vietnam y República Popular Democrática de Corea. Los resultados de los acuerdos económicos con las cuatro primeras se están palpando ya en Cuba.
A propósito de las medidas de asfixia contra la isla del gobierno de Trump, el mandatario planteó recientemente: “nadie ha perdido el sueño por esta subida de la retórica de la administración de Estados Unidos” ni “hemos renunciado a que nuestra economía, pequeña y asediada en estos 60 años, sea prospera y sostenible”.
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