Sanciones, trumpismo y neofascismo (III). Por  Ángel Guerra Cabrera

 

La política de sanciones seguida por Estados Unidos contra Venezuela, Cuba y otros países, muy particularmente, durante el gobierno de Donald Trump, tiene un carácter fascista.  Al igual que Hitler, Trump transgrede groseramente las normas del derecho internacional, incluyendo la quiebra de tratados vitales para la supervivencia del género humano como el climático de París y el de misiles de alcance corto y medio.  De la misma manera, las sanciones que aplica en la actualidad contra los países mencionados y contra Irán, persiguen fines de exterminio de grupos humanos, el mismo objetivo del nazismo en los años treinta y cuarenta contra comunistas, eslavos, judíos y gitanos. Para no hablar del cruel trato a los migrantes en Estados Unidos, que mediante el chantaje económico pretende también imponer en México y Centroamérica, en violación de numerosos preceptos legales estadounidenses y del derecho internacional.

Ya vimos la propuesta de William Brownfield, ex embajador estadounidense en Venezuela, para rendir por hambre y desesperación a su pueblo. Qué tal esta perla de un vocero del Departamento de Estado al preguntársele sobre las sanciones al país bolivariano: “La campaña de presión contra Venezuela está funcionando. Las sanciones financieras…  han obligado al gobierno a comenzar a caer en default, tanto en la deuda soberana como en la deuda de PDVSA… estamos viendo … un colapso económico total en Venezuela… nuestra política funciona, nuestra estrategia funciona y la mantendremos”.

Washington presume que son sus sanciones las que están llevando a Venezuela al default y colapso total de su economía. No dice nada el vocero, como machaca el cínico mantra de sus medios, de los supuestos errores, corrupción o incompetencia de Maduro. Aunque no lo mencione, asume con supremo descaro toda la responsabilidad por el drama humano que sus sanciones han ocasionado en Venezuela. Ah, pero el almirante Kurt Tidd en su “Golpe Maestro para acabar la dictadura en Venezuela” de febrero de 2018 sí menciona la otra cara de la moneda: “Especial interés adquiere… posicionar la matriz de que Venezuela entra en una etapa de crisis humanitaria por falta de alimentos, agua y medicamentos… continuar con el manejo del escenario donde Venezuela está ´cerca del colapso y de implosionar´ demandando de la comunidad internacional una intervención humanitaria para mantener la paz y salvar vidas… hay que responsabilizar al Estado y su política controladora como causal del estancamiento económico, la inflación y la escasez”. Es decir, hay que responsabilizar al Ejecutivo venezolano por el drama creado con nuestras sanciones.

Con razón Pasqualina Curcio argumenta: con los 1.200 millones de dólares que Inglaterra nos tiene retenidos en oro se adquieren los alimentos para 6 millones de hogares por 6 meses… con los 11 mil millones que representan las pérdidas… de CITGO importamos todas las medicinas y material médico quirúrgico, incluyendo los insumos para producción interna durante cinco años.

Y resume: “A 114.302 millones de dólares ascienden las pérdidas ocasionadas por las medidas coercitivas unilaterales que, desde el 2013 y hasta la fecha, EEUU ha impuesto al pueblo venezolano, incluyendo el ataque a la moneda nacional… esa cantidad equivale a la importación de medicamentos y alimentos para abastecer a los 30 millones de venezolanos durante 26 años”. Esto nos da una idea del orden de magnitud y la crueldad de la guerra económica, financiera y comercial, que aunque muy dañina, es parte de una guerra híbrida más abarcadora que comprende también guerras mediática, diplomática y cibernética como acaba de denunciar Sergei Narishkin, jefe de la inteligencia rusa.

¿Qué nos dice Pasqualina de la inflación y deterioro del tipo de cambio? “Han atacado nuestra moneda, el bolívar, induciendo una hiperinflación y una desestabilización de todos los sectores de la economía” con el costo que ello significa en el poder adquisitivo del pueblo. Nada, añade, ha ocurrido en la economía venezolana que permita explicar esta supuesta depreciación de la moneda en tales magnitudes. Ha sido una manipulación del tipo de cambio que atiende a un patrón de comportamiento político asociado a momentos de alta conflictividad o de procesos electorales. Nuestra autora demuestra exhaustiva y sencillamente sus planteamientos (https://www.tatuytv.org/informe-impacto-de-la-guerra-economica-contra-el-pueblo-de-venezuela/) en este y muchos otros trabajos que desmontan la guerra económica y el mito de la crisis humanitaria en Venezuela.

A Washington le molesta que Venezuela resista resueltamente, que la oposición sea un nido de ladrones encabezados por Leopoldo López y el autoproclamado, que le roban los fondos destinados al golpismo. Por eso, junto a Bogotá trata de impedir por todos los medios las compras de Caracas para los Consejos Locales de Abastecimiento y Producción(CLAP). Buscan palear su frustración hambreando al pueblo venezolano.

Twitter: @aguerraguerra

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3 Responses to Sanciones, trumpismo y neofascismo (III). Por  Ángel Guerra Cabrera

  1. Sin-permiso says:

    Ni que decir tiene que USA está actuando como autoridad suprema de un orden neocolonial surgido tras la II Guerra Mundial y que Venezuela (al igual que Cuba) forma parte de su tradicional patio trasero y del “América primero”. En la bandera de las barras y las estrellas, faltan muchos trofeos de guerra, que exhiben falsa bandera y cuentan con tropas enemigas de ocupación acuerteladas en bases militares. Así es muy difícil que un proceso de profundos cambios democráticos en una nación pueda lograr su objetivo en un contexto nacional en que no existe una verdadera soberanía institucional y económica, convirtiéndose en una necesidad previa la lucha por la emancipación del modelo neocolonial, que es en lo que está inmersa Venezuela. Sin embargo, una plena soberanía frente al poder económico, mediático, cultural y político tampoco es suficiente, como demuestra el caso cubano, ya que el marco internacional sigue siendo neocolonial y en él USA y aliados ejercen su supremacía, de ahí que el bloqueo sea tan devastador en un mundo que empieza a ser multilareral pero donde las potencias emergentes se cuidan mucho de no sufrir represalias económicas y de otro tipo a la hora de tender la mano a los gobiernos disidentes.

    La misma nación que tras la II Guerra Mundial utilizó su superavit para construir un nuevo orden neocolonial, con ella como superpotencia, ahora pretende hacer uso de su poder estratégico para incumplir la reglas que ella misma impuso, empezando por la supresión del patrón oro, a lo que habría que añadir la creación de un poder supranacional guerrerista alternativo al de la ONU (la OTAN) y la violación y suplantación de la OMC como institución reguladora del comercio mundial. Así no es difícil de entender que la nación menos competitiva del mundo en costes de producción siga siendo la que más riqueza acapara y que el mafioso de Trump pueda presumir de una buena gestión económica. Muy distinta sería la situación si el dólar no fuera la divisa hegemónica, si dejara de invadir y saquear naciones sola o con la ayuda de la OTAN y si cumpliera los acuerdos de la OMC. No creo equivocarme si digo que la unilateral politica arancelaria de Trump es lo único novedoso de su gobierno que podría explicar el crecimiento económico yanqui en la misma medida que sus chantajes y extorsiones han perjudicado al resto de naciones, que se han visto en la necesidad de hacer concesiones sin las correspondientes contraprestaciones.

    Por suerte, algunas naciones (como China y Rusia) ya no aceptan las leyes de vasallaje. USA asegura que con sus medidas arancelarias China tendrá que ceder a sus exigencias o correrá el riesgo de que sus transnacionales acaben instalándose en otras naciones con gobiernos más sumisos pero, en la situación económica actual de USA, podría convertirse en un arma de doble filo y ser antes las transnacionales con domicilio en esta nación las que cambien su residencia a otras naciones más tolerantes y respetuosas con la poderosa economía china. Por otra parte, la naturaleza se está mostrando como un poderoso aliado en la lucha contra los negacionistas del cambio climático y sus intereses. Los cientos de tornados ocurridos recientemente en USA deben estar produciendo elevada disonancia cognitiva en la conciencia del pueblo yanqui y en el más poderoso aliado contra la barbarie capitalista.

     

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