Bolton, la peor pesadilla del mundo. Por Amy Goodman y Denis Moynihan

 

“Queda poquísimo tiempo, pero un ataque todavía podría resultar”, escribió John Bolton en un artículo de opinión del New York Times del 26 de marzo de 2015, titulado “Para detener la bomba de Irán hay que bombardear Irán”.

El presidente Donald Trump adoptó como un pilar de campaña una postura aislacionista y criticó los enredos militares en el extranjero. Ya en 2013, tuiteó: “¿Pueden creer que la guerra de Afganistán sea la ‘guerra más larga’ de nuestra historia? Traigamos a nuestras tropas a casa, vamos a reconstruir Estados Unidos, hagamos que Estados Unidos sea grande de nuevo”. Como presidente, ha repetido esta postura en varias ocasiones. En una conferencia de prensa de abril de 2018 en torno a Siria, Trump declaró: “Quiero salir [de allí]. Quiero traer a nuestras tropas de vuelta a casa. Quiero comenzar a reconstruir nuestra nación. Habremos gastado, sin contar estos últimos tres meses, siete billones de dólares en Medio Oriente en los últimos 17 años. No obtenemos nada de eso, nada en absoluto”.

A pesar de su retórica, todos los movimientos de Trump en Medio Oriente parecen ahora dedicados a avivar el conflicto y, potencialmente, desatar una guerra contra Irán. John Bolton está claramente a la vanguardia, con el respaldo del secretario de Estado Mike Pompeo.

El diplomático iraní Seyed Hossein Mousavian fue uno de los principales miembros del equipo de negociación iraní en torno al problema nuclear y actualmente se desempeña como investigador en la Universidad de Princeton. Mousavian expresó su preocupación esta semana en una entrevista para Democracy Now!:

“Esperaba esta situación después de que el embajador John Bolton fue nombrado asesor de Seguridad Nacional”. Tomando en cuenta además el influyente rol de los principales aliados de Trump en Medio Oriente, Mousavian concluyó: “El equipo de las cuatro B –John Bolton, [el primer ministro israelí] Bibi Netanyahu, [los herederos de Arabia Saudí y Abu Dabi], bin Salman y bin Zayed– ahora tiene un excelente posicionamiento en la Casa Blanca para empujar a Estados Unidos [a]l sueño que han tenido durante largos años: arrastrar a Estados Unidos a una guerra con Irán”.

Citando al menos media docena de funcionarios anónimos del gobierno de Trump, el periódico The New York Times informó esta semana que el Pentágono ha presentado planes para enviar 120.000 soldados estadounidenses a la región en respuesta a las amenazas iraníes. Si bien el presidente negó la veracidad de este informe, declaró: “¿Es algo que yo haría? Por supuesto, pero no lo hemos planeado. Ojalá no tengamos que hacer planes para ello. Y si lo llegáramos a hacer, enviaríamos muchísimas más tropas”. La Casa Blanca ha enviado un portaaviones con su grupo de ataque y una flota de bombarderos a la región, según Bolton, con el fin de “enviar un mensaje claro e inequívoco al régimen iraní de que cualquier ataque a los intereses de Estados Unidos… será respondido con una fuerza implacable”.

El teniente general del Ejército británico Christopher Ghika, uno de los principales comandantes de la fuerza multinacional desplegada en Irak y Siria, refutó las afirmaciones de Estados Unidos: “No ha habido un aumento en la amenaza proveniente de fuerzas respaldadas por Irán en Irak y Siria”. Pero fue refutado velozmente por un portavoz del Comando Central de Estados Unidos, quien afirmó que un ataque de Irán posiblemente fuera “inminente”.

En medio de estas declaraciones contradictorias, Estados Unidos le ordenó al personal diplomático no esencial que evacuara la embajada y el consulado estadounidenses en la “Zona Verde” de Bagdad, a solo 160 kilómetros de la frontera iraní. Mientras los funcionarios estadounidenses han publicado fotos de pequeños barcos iraníes con misiles, varios funcionarios europeos, iraquíes y miembros del Congreso de Estados Unidos sostienen que el despliegue de misiles probablemente sea defensivo.

Mientras tanto, Arabia Saudí, reino aliado de Estados Unidos, ha informado que dos petroleros vacíos fueron saboteados cuando regresaban a cargar petróleo con destino a Estados Unidos. Una vez más, no han dicho quién fue responsable.

Al dejar a las fuerzas estadounidenses e iraníes tan cerca entre sí, el gobierno de Trump está montando un posible detonante. Cualquier accidente o escaramuza podría servir como pretexto para la escalada militar estadounidense.

John Bolton no ha ocultado su deseo de provocar un cambio de régimen en Irán, en Venezuela, en Cuba y más allá. Toca los tambores de la guerra, pero cuando era un joven egresado de la Universidad de Yale en 1970, con un número de reclutamiento que probablemente lo hubiera llevado a Vietnam, rápidamente se unió a la Guardia Nacional de Maryland para evitar ser desplegado. En el anuario del 25º aniversario de su graduación de Yale, escribió: “Confieso que no deseaba morir en un arrozal del sudeste asiático”.

Ahora, mientras le susurra al oído a Trump, quien recibió cinco exenciones del servicio militar durante la guerra en Vietnam, una de ellas en la primavera de 1968 por “espolones óseos”, John Bolton, junto al presidente, está dispuesto a enviar 120.000 soldados estadounidenses o más a la guerra.

Ahora es el momento para que todos –incluyendo el movimiento contra la guerra en Estados Unidos, miembros del Congreso y sí, los disidentes dentro del propio gobierno de Trump– se unan a otros países del mundo, para manifestarles enérgicamente a los que promueven los conflictos bélicos, pero eluden el frente de batalla: no a la guerra con Irán.


© 2019 Amy Goodman

Traducción al español del texto en inglés: Inés Coira. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org

Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 800 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 450 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.

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2 Responses to Bolton, la peor pesadilla del mundo. Por Amy Goodman y Denis Moynihan

  1. Antonio Gonzalez says:

    Al parecer la guerra contra Iran estaria presionada por las elecciones 2020, por una parte enfrentar el riesgo de como se desarrolle, algo que solo le importaria a Trump ( Bush el viejo perdio, aun ganando la guerra de Iraq ) y por otro lado los que estan desesperados por destruir la nacion persa y se apuran por si Trump no tiene un segundo mandato y todo tendrian que comenzarlo de nuevo.
    Lo que piense la otra parte del conflicto, la poblacion irani a nadie le importa.
    Lo de comenzar se decidiria con un nuevo Maine, otro Golfo de Tonking o para variar un ataque con gases certificado por los conocidos Cascos Blancos y quizas hasta se contrate por su letal experiencia a Colin Powell para presentar el caso al Consejo de Seguridad de la ONU.

     
  2. Sin-permiso says:

    John Bolton nunca oyó silbar una bala. Si lo hiciera, se declararía pacifista. Su cobardía la proyecta sobre los demás, haciéndole creer que sucumbirán a cualquier amenaza de los escuadrones de las muerte imperiales, como en el caso de las fuerzas armadas bolivarianas. El día que anotó en lugar visible de su cuaderno el número de marines que estaba dispuesto a enviar a Venezuela, contaba con que al día siguiente se producirían listas de espera kilométricas en el ejército bolivariano para alistarse en la subversión. Por ello recurren tanto al postureo y a los crímenes de lesa humanidad más horribles, desde asesinar a población civil en hospitales y escuelas a lanzar bombas atómicas sobre ciudades densamente pobladas cuando el enemigo ya está capitulando. Tan deplorable actitud tiene un nombre: cobardía infinita.

    Por ello, la desafiante actitud de Kim Jong Un, en clamorosa inferioridad de condiciones pero con un as nuclear debajo de la manga, provocó que escondieran el rabo entre las patas. Irán, China y Rusia deberían tomar buena nota de ello: el tupé de Trump será todo lo ridículo que se nos ocurra (por muchas performances que le dediquen sus admiradores para dar a entender que es un talismán con poderes especiales) pero firmará donde haga falta para evitar que un misil nuclear se lo incinere.

    Lo de un posible ataque inminente de Irán ya sabemos lo que significa en la trastienda de conflictos bélicos yanquis, que, como afirmó Trump, lleva gastados ya más de 7 billones de dólares en Medio Oriente durante los últimos 17 años. Toda una bacanal sin limite de fondos por parte del Pentágono para la economía de guerra yanqui, que también necesita su espacio vital (como diría Hitler) para que su narrativa sobre la guerra fría (antes) o la lucha contra el terrorismo (ahora) vaya más allá de los discursos y amenazas, que no llevan a ninguna parte o, mejor dicho, a ninguna parte que pueda convertirse en factura con todas las formalidades establecidas por el Pentágono para su ingreso en cuenta.

    Las guerras de Afganistán, Iraq, Libia y Siria no sólo han servido para limpiar y renovar el stock de mercancías de la industria bélica y darle trabajo a las cada día más poderosas empresas de servicios privados asociados a la guerra (incluida la reconstrucción) sino que siempre tienen una sinergia especial con la extracción sin competencia (y con frecuencia a coste cero) de toda clase de minerales y materias primas, desde el opio de Afganistán a las reservas de oro de Gadafi, pasando por el petróleo.

    Como decía, el inminente ataque de Irán, significa que los yanquis ya están preparando un autogolpe como el del Maine en Cuba o el del golfo de Tonkim, en que destruyeron dos fragatas, para acusar al Vietcong de su autoría. También los atentados del 11S fueron otro autogolpe monumental (aunque la muerte de 2000 o 3000 trabajadores de las torres no judíos, ya que estos fueron avisados, no es nada si lo comparamos con los cientos de miles de muertos tan sólo en la guerra Iraq) con el que Bush hijo se sintió con derecho a poder intervenir contra el terrorismo en el lugar y día que se le antojara, ya fuera pertinente (con la ayuda de su ejército mercenario yihadista: no hay nada como un enemigo servicial solicitando que desenfundes, como las provocaciones de Bin Laden que “justificaron” la agresión a Afganistán) o aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid (como en el caso de Iraq y Libia, en que tu enemigo comodín, el ejército mercenario yihadista, puede actuar de colaborador en lugar de enemigo, que lo mismo da, lo mismo tiene, unas veces a favor y otras en contra, la CIA nunca pierde).

    Ya no puede sorprender a nadie con qué facilidad el verdugo crea una coartada para agredir a sus víctimas. En el caso de Irán es simplemente que pretende evitar un genocidio sobre su pueblo y el saqueo de sus recursos por parte de USA fabricando armas suficientemente disuasorias, como ha hecho Corea del Norte. La nación que más contribuyó económicamente a sustituir el colonialismo clásico por un neocolonialismo con gobiernos títeres y bases militares pretende regresar a Irán a cobrarse lo que tenía a buen recaudo con el Sha de Persia en el poder, del mismo modo que pretenden cobrarse las riquezas de Venezuela, que también estaban a buen recaudo con el sistema de partidos puntofijista anterior a Chávez. Este es el verdadero orden mundial que surgió de las cenizas de la II Guerra Mundial. Si aceptas el vasallaje, te reconoceré como “nación soberana”, con enmienda plattista explícita o implícita en tu constitución, que me permitirá intervenir si está en riesgo la “independencia” (dependencia de la metrópoli); en tus instituciones se podrán turnar los partidos que no cuestionen el liberalismo económico y sean generosos con nuestras transnacionales y hasta te consideraremos un miembro de pleno derecho de la “comunidad internacional”, con derecho a recibir los “favores” de nuestras instituciones internacionales, desde el ministerio de colonias de la OEA al FMI y el BM.

    Con un orden mundial de estas características, liderado por la mayor potencia militar, económica, diplomática y cultural del planeta, que ya hace tiempo que tomó toda clase de medidas económicas para asfixiar al país y que no ha dudado recientemente en amenazar con graves represalias a sus más importantes clientes, ¿qué margen de actuación le queda a Irán para evitar la guerra? ¿El cambio de régimen para seguir los pasos de su enemigo en la región Arabia Saudita, cuyos tiranos pagan religiosamente a USA por protegerlos de ellos mismos, siendo el quinto o sexto mayor comprador de armamentos, que prefieren que se convierta en chatarra en el desierto antes que ser ellos los que se conviertan en polvo cósmico? Está claro que este indigno y servil papel no le interesa al pueblo iraní como tampoco le interesa a Rusia y China que un socio y cliente de las dimensiones de la nación persa se convierta en una ficha bajo dominio de su poderoso competidor en un mundo multipolar.

     

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