El periodista estadounidense Tracey Eaton estuvo recientemente en La Habana y sostuvimos esta conversación sobre las relaciones entre Estados Unidos y Cuba durante la Administración Trump que el ha publicado en el sitio Cuba money project.
Tracey Eaton: ¿Cómo ve la situación actual de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba?
Iroel Sánchez: Ha existido un retroceso evidente, no es algo que no esté a la vista de todos, y una agresividad manifiesta de la actual administración norteamericana, constantemente descalificando al gobierno cubano, acusándolo de ser culpable de todo lo que ellos juzgan mal en América Latina, presionando o concertando estrategias con otros gobiernos del hemisferio, como lo que está sucediendo con el entrante gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil; en un afán por llevar las relaciones diplomáticas al mínimo, a la mínima expresión, con este pretexto de los nunca demostrados “ataques”.
Eso por una parte, por la otra es interesante cómo a pesar de eso se ha mantenido un flujo de visitantes entre los dos países, se acaba de hacer una cosa histórica, que es este acuerdo entre las Grandes Ligas y la Federación Cubana de Beisbol, se está anunciando que la cadena Marriott va a gestionar el hotel Inglaterra, o sea, hay sectores en la sociedad estadounidense, influyentes, porque no se puede decir que las Grandes Ligas no son influyentes, que mantienen una vocación de tener una relación normal con Cuba, incluso, más que normal porque el acuerdo este de las Grandes Ligas no lo tienen con ningún país latinoamericano, solo lo tienen con Japón y otros países asiáticos más, o sea que te da la dimensión de lo que puede significar Cuba en otros sectores también, no por su peso pudiéramos decir solo demográfico o económico, sino por su capital humano que todo el mundo reconoce, por sus potencialidades hacia los propios intereses de sectores importantes de la sociedad norteamericana.
Está el acuerdo que se ha alcanzado también con el Roswell Park Comprehensive Cancer Center para producir vacunas contra el cáncer. O sea, son instituciones de peso en distintos sectores de la sociedad norteamericana que han seguido interesadas en una relación con Cuba y que tienen esos intereses no porque se identifiquen ideológicamente con el gobierno cubano ni con el Partido Comunista de Cuba, sino porque ven en eso una potencialidad para sus propios intereses, para su propio desarrollo. Está esa contradicción ahí.
Hay también, al parecer, una alianza del gobierno norteamericano con personas que están muy… no diría muy a la derecha, sino muy a la ultraderecha en estas zonas del lobby político cubanoamericano y que históricamente han vivido de eso. Es previsible lo que estas personas desean en la relación con Cuba, desean la no relación y si fuera posible involucrar a Estados Unidos en una agresión de todas las dimensiones a Cuba, ahogar a Cuba, eso es lo que se busca con lo que ha pasado con Brasil, que Cuba deje de recibir un ingreso por eso, así, ir asfixiando a Cuba, eso es como un tornillo que tú lo tratas de apretar y apretar, pero ya ha perdido la rosca, no puedes apretar más.
Por el lado del gobierno de los Estados Unidos están en una situación casi extrema, ¿no? peor imposible, pero por el otro lado, te decía esta contradicción de hechos impulsados por sectores de la sociedad norteamericana que han mantenido ese interés y lo han llevado a cabo y han logrado realizar cosas. A la vez, se mantienen los diálogos sobre los aspectos que le interesan a los Estados Unidos y a Cuba comúnmente, los asuntos migratorios, el delito, se mantienen esos diálogos que se habían acordado durante la Administración de Obama, porque convienen a los dos países, pero sobre todo está esa cosa bipolar que muchas veces tiene esta Administración, esa actuación bipolar que parece ser su característica fundamental, o una de la que más la marca. Hay acciones a veces inexplicables, en un sentido que niega su propia retórica, es a veces muy pragmática en algunas cosas.
TE: ¿Ha visto algún cambio en las acciones del Departamento de Estado y otras agencias de los Estados Unidos?
IS: ¿Un cambio para qué, para mal?
TE: Desde que está Trump.
IS: Un cambio para mal, un cambio para peor, un cambio hacia la locura, hacia la irracionalidad, no solo con Cuba, con América Latina. Lo que hizo el gobierno de los Estados Unidos con un mecanismo como las Cumbres de las Américas, creado para renovar su hegemonía en el hemisferio. Desde los años 90 Estados Unidos se ha esmerado en construir un evento para fortalecer su hegemonía en el hemisferio que es la Cumbre de Las Américas y de pronto el Presidente no va, desprecia a las personas que están ahí y le da la espalda a eso… las cosas que ha dicho sobre Centro América, sobre los centroamericanos, absolutamente impresentables, es un comportamiento que no tiene nada que ver con el de un estadista, es una cosa que uno se pregunta realmente si un Jefe de Estado alguna vez en la vida se ha portado de ese modo, y cuando además se retoman, creo que fue Tillerson el que dijo de retomar la Doctrina Monroe, todas esas cosas que son de triste recordación en la región, como amenazar militarmente a Venezuela. Hasta los gobiernos ideológicamente más afines a los Estados Unidos se cuidan de asumir esas cosas, tienen cuidado, porque es muy mal visto en la región.
TE: Trump como empresario parece que tenía intereses de tener proyectos de bienes raíces o campos de golf o algo así aquí, pero como Presidente se ha portado diferente, ¿por qué cree que eso sucede?
IS: A ver, sí, circularon… trataron de restarle votos publicando algunas de esas cosas. A finales de los 90 creo que fue cuando él se interesó en explorar eso. Pareciera que Trump piensa como un empresario, pero le es más rentable pactar con la mafia cubanoamericana del Sur de la Florida que su interés por este tipo de negocios, parece que el sacó cuentas, puso en una balanza una cosa o la otra y al final le dio más rédito sus pactos mafiosos con gente como Marco Rubio, gente como… todo este entramado de pactos políticos: “tú me das esto, yo te apoyo en tal cosa”, por el papel que podía jugar Marco Rubio en el Senado en apoyarlo frente a que se le acusaba de las supuestas relaciones con Rusia y todo eso. Ël hizo ese pacto y ha sido consecuente con ello.
TE: Yo escribí algo el otro día sobre la cantidad de dinero que Estados Unidos ha gastado solo para el periodismo independiente y eran 19 millones…
IS: Dependiente de ellos.
TE: Exacto y eran 19 millones de dólares si no me acuerdo mal, no incluyendo…
IS: ¿En qué período?
TE: No me acuerdo, no eran tantos años, pero yo lo sumé y eran 19 millones de dólares.
IS: Público y oficial.
TE: ¡Público! y entonces, la pregunta que yo hacía en los medios sociales era: ¿Cómo reaccionaría Estados Unidos si un poder extranjero gasta X millones, cantidades de dinero, para promover una imagen negativa de Estados Unidos y luego proyectarlo al mundo y añadir actividades cívicas y políticas. ¿Cómo reaccionarían?
IS: ¡Ni yo!, a ver, Estados Unidos tiene una regla para el mundo y otra para ellos, eso es así hace rato, eso se llama doble rasero, es muy viejo eso. De alguna manera Cuba ha desafiado esa regla.
Cuando empezaron todos estos acuerdos en la época de Obama, ahora esto del beisbol, o antes, toda la historia de la relaciones de los Estados Unidos durante la Revolución, es la primera vez que un país, un país y no estoy hablando de un país pequeño, un país, obliga a Estados Unidos a tratarlo como igual. ¿Hay otro país que haya obligado a Estados Unidos a tratarlo como un igual? y ponme tú un país europeo incluso. Yo creo que ese es el problema que a las élites en Estados Unidos les duele con respecto a Cuba, porque Cuba no tiene grandes recursos naturales, es el desafío que significa que un país pequeño en tu frontera te obligue a tratarlo como un igual, algo que las élites en Estados Unidos no conciben ni han concebido nunca, que tú y yo somos iguales y tenemos que hablar en esa condición y yo acepto que tú me trates de igual a igual, no de otra manera.
Esa regla Estados Unidos no la ha aceptado ni en América Latina ni con sus aliados europeos ni con nadie y eso significa un desafío a esa hegemonía desde una reafirmación soberana, … esas preguntas todas hay que responderlas desde el conocimiento de esa historia, es como yo lo veo, ¿no?
TE: Tengo una última pregunta, ¿cómo ve el futuro de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba?
IS: No tengo bola de cristal, a corto plazo lo veo muy complicado, muy complicado, muy complicado. Tendría que cambiar Estados Unidos, que por lo menos poner un freno a esta locura que se ha asumido en la dirección del gobierno estadounidense para que pudiera haber un acercamiento mínimamente racional. Si todo se resume en inventar ataques, en decir que Cuba es junto con Venezuela y Nicaragua la troika que promueve la tiranía en el continente y cosas como esas, no se puede llegar a otra lógica que no sea la del empeoramiento.
Para un gobierno que ha decidido que el multilateralismo no existe… así es muy difícil, pero a pesar de eso en el mediano plazo eso no es sostenible, Cuba ha mantenido una postura que terminó siendo aceptada por Estados Unidos durante el gobierno de Obama, una postura soberana, no quiere decir que se aceptó la existencia de un régimen socialista en Cuba ni de un país que tiene un comportamiento soberano en la arena internacional que desafía las reglas que Estados Unidos impone en cualquier Administración, porque no se trata de una persona ni de un gobierno, se trata de un sistema que concibe, incluyendo a Obama, las relaciones internacionales como un escenario de imposición de una hegemonía, lo único que cambia es el método del soft power, el smart power, una política que busca por medios diferentes lo que la política de Bush desgastó, para mantener esa hegemonía, eso no va a cambiar, pero dentro de eso hay posibilidades de una relación respetuosa, de buscar soluciones a problemas que afecten a los dos países y que representen también beneficio para la mayoría de la sociedad norteamericana, para la inmensa mayoría, no un pequeño sector que pacta y negocia con el presidente de turno en función de intereses en los que pueden beneficiarse solo ellos, eso es lo más antidemocrático del mundo, eso es lo más antidemocrático, eso no tiene que ver con la democracia. Si Estados Unidos quiere darnos lecciones de democracia a los cubanos, debería empezar por ser democrático hacia su interior con los intereses de la sociedad norteamericana y no dejarse llevar por un pequeño grupo, para decirnos que ahí la política actúa de modo democrático y las cosas se deciden de manera democrática y no en función de un pequeño grupo a base de dinero y pactos mafiosos.
Reblogueó esto en La Covacha Roja.
Pingback: “Estados Unidos tiene una regla para ellos y otra para el mundo, Cuba ha desafiado eso”. Tracey Eaton entrevista a Iroel Sánchez | cubanaycatracha
Reblogueó esto en Golpeando el Yunque.