Medios de prensa internacional festejaban la noticia: el número de turistas a Cuba en el primer semestre de 2018 disminuyó un 5,6 % (1), tras seis años de crecimiento a un ritmo del 13 % anual (2). “Duro golpe”, semestre “traumático y demoledor” para Cuba, leíamos en diarios que ya auguran el incumplimiento de las previsiones económicas del Gobierno cubano (3).
Teniendo en cuenta el descenso de un 23,6 % en las visitas de estadounidenses, parece evidente que la política de la Casa Blanca para dañar el turismo a Cuba ha tenido efecto (4).
Recordemos: hace meses, el Departamento de Estado emitió una alerta y recomendación de no viajar a Cuba por el peligro a supuestos “ataques acústicos” a visitantes de EEUU (5). Y redujo aún más las limitadas posibilidades de visitar Cuba mediante viajes culturales y de intercambio, autorizados en su día por Obama (6). Ahora las personas deberán viajar en grupo –nunca de forma individual- y –según palabras textuales de la normativa- “acompañados de un empleado, consultor o agente de la organización patrocinadora, que se asegurará de que (…) mantienen un horario completo de actividades de intercambio” (7). El objetivo del viaje, además, deberá ser político: el de “promover la independencia del pueblo cubano de (sus) (…) autoridades”.
Curiosamente, los medios que dibujan Cuba como una suerte de estado policial (8), callan sobre semejante utilización y control ideológico de la ciudadanía de EEUU. También silencian la violación de su derecho al libre movimiento (9), ya que –recordemos- el turismo normal a Cuba sigue estando prohibido por el bloqueo.
No leemos artículos de opinión o editoriales que denuncien el impacto de las restricciones sobre las condiciones de vida de la población cubana (10). Centrados solo en culpabilizar al Gobierno cubano, noticias y reportajes jamás explican cómo menores ingresos por turismo significan menos recursos para los servicios públicos, para mejorar los salarios, incluso para hacer crecer el sector privado de Cuba.
Algunos medios, en el colmo del cinismo, culpan al Estado cubano de esta caída del turismo. El medio argentino Infobae (11) y el ecuatoriano El Comercio (12), entre otros, reproducían un trabajo de Martí Noticias, el canal de propaganda de la Casa Blanca para Cuba, titulado “Sin transporte, higiene, electricidad ni agua caliente se desploma el turismo a Cuba” (13).
Por cierto, tampoco leemos en estos medios que la caída de visitantes, en junio de este año, paró en seco, y ya presenta cifras similares a las del pasado año (14).
Mentiras, exageraciones y ocultamiento de datos: así es cómo actúa el frente mediático de la administración Trump en la guerra contra el turismo a Cuba.
(1) https://www.hosteltur.com/108181_cuba-inquietante-descenso-en-la-llegada-de-turistas.html
(3) https://www.elnuevoherald.com/noticias/mundo/america-latina/cuba-es/article215764155.html
(4) https://elpais.com/internacional/2017/11/08/estados_unidos/1510168287_159927.html
(9) https://onlinetours.es/blog/post/921/cambios-en-los-viajes-de-ciudadanos-de-estados-unidos-a-cuba
(12) https://www.elcomercio.com/actualidad/transporte-higiene-electricidad-agua-caliente.html
José Manzaneda es coordinador de Cubainformación
Efectivamente, los “fake news” estan vivitos y coleando, sobre todo cuando se trata de tergiversar, exagerar y dar una imagen negativa sobre Cuba. Yo he conversado con ciudadanos de otros paises y es increible el grado de desinformacion sobre Cuba. Tambien es justo decir que es cierto que la infraestructura y el nivel de calidad que ofrecen algunos de nuestros servicios al turista tienen un largo camino por recorrer y no todo es atribuible a carencias materiales. O en todo caso, a veces son problemas que pueden ser resueltos con minimos recursos (un aire que no enfria, una llave que gotea, etc). En este punto es dificil no entrar en comparaciones y pongo como contendientes mis experiencias en hoteles en Varadero, Cayo Santa Maria y Cancun. En terminos de playa e instalaciones ambos ofrecen un esperado nivel de confort con algunas diferencias minimas pero no muy significativas. Pero donde yo percibi la diferencia es en el nivel y la calidad del servicio, empezando por el restaurante y terminando por el servicio de habitaciones. En este sentido hay trabajo por hacer.
¿Que ocurriría si el gobierno cubano (o el venezolano) enviara a los EEUU ciudadanos para promover la libertad de los afroamericanos?
Saludos,
Miguel A.