No tenía previsto comentar nuevamente algún texto del economista cubano Pedro Monreal. La última vez, su natural estilo sabio y reposado perdió el norte de la paciencia y acudió a la última ratio del polemista, es decir, a ofensas personales algo ajenas a la condición de un catedrático. Pero le sigo leyendo, naturalmente, abrigado en aquella máxima quijotesca que protege contra los agravios.
Sin embargo, ahora me sentí obligado a la ingrata tarea ante un texto en que el economista aparenta “agradecerle” a Iroel Sánchez… la oportunidad de enmendarle la plana.
No rompo lanzas por el autor del blog La Pupila Insomne, que ni lo necesita y que en estas lides las emplea muy bien. Lo que me atañe y motiva, como ciudadano común, es lo que me repito a cada rato: los especialistas no deben escribir sólo para ellos. Su interlocutor último, o primero en algunos casos y temas, debe ser el hombre sencillo, ese que, al final, todos dicen que lleva sus hombros la soberanía que decide. Y el imaginario cubano se disputa fieramente desde la tribuna de especialistas, cubanólogos y sabios de toda suerte. Hay, pues, que prestarles suma atención.
En el texto a que nos referimos el recurso del economista es aprovechar que el artículo de Iroel Sánchez apunta y advierte sobre el manejo sesgado de los datos cuando nos proponen estudiar la experiencia vietnamita, para a su vez dejar sibilinamente dicho que el que sesga los datos es el editor comentado, es decir, Sánchez.
En su artículo, el también director del programa televisivo La Pupila Asombrada se refiere a, y reconoce, tanto al impetuoso desarrollo de la economía vietnamita como a sus inocultables falencias, muchas de las cuales, por cierto, tiene Cuba resueltas, pese a los recursos de Vietnam, todas las condiciones que Fidel analizó en su momento, y el trato preferencial que recibe de su antiguo agresor. Y como un botón de muestra de los recursos materiales de ese país indochino, Iroel Sánchez menciona datos de las exportaciones del petróleo anamita del año 2014.
Para desplegar su análisis, Monreal parte de tres premisas o “aspectos” que según él “deben ser tenidos en cuenta al abordar el análisis de una reforma económica como la vietnamita con el objetivo de aprender de ella”. El tercero se refiere a “La comprobación de la veracidad y actualización de los datos.” Más adelante, aplicando ya sus “aspectos” analíticos al tema de los recursos naturales vietnamitas, en particular el petróleo, hete aquí que nuestro economista cree atrapar en falta a nuestro editor. Pues, según asevera Pedro Monreal, Vietnam se habría convertido “en un importador neto de petróleo”. Y esa categórica afirmación la sustenta en unos datos del 30 de enero de 2018 tomado de http://www.xinhuanet.com/english/2018-01/30/c_136935834.htm).
Si mal no conté, Vietnam ocupa el lugar 26, por encima de 76 países, en reservas probadas de petróleo crudo, con 4,400,000,000 barriles (bbl), según dato del 2017 en https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/.
Ante esta realidad, carece de especial relevancia que en determinado período ese país haya importado más petróleo que el que ha exportado. Sobre todo si obedece a condiciones coyunturales, como el hecho de que en el momento en que desplomen los precios del crudo, a un país le pueda resultar más irrentable hacer prospección, extraer, procesar y exportar, que importar. Una cosa que otra, o viceversa.
Ya en el 2015 el presidente general de Vietsovpetro, la corporación del petróleo Vietnam – Rusia, había anunciado que si el precio del petróleo continuaba cayendo, se interrumpiría la planificación, búsqueda y explotación de algunos de los yacimientos de hidrocarburos explotados, así como también se ralentizarían los estudios geológicos de los pozos y yacimientos con reservas pequeñas, además de los planes de desarrollo en el sector. Una decisión coyuntural que si alguna relevancia tiene “para lo que deberíamos aprender de la experiencia vietnamita”, -y en caso de tener Cuba alguna vez tan abundantes reservas sería, ¡hacer lo mismo! ante una situación semejante. Brillante lección. Pero se comprende que la intención del economista es sorprender en falta y agradecerle la oportunidad de señalarle al adversario el sesgo de los datos y demeritar su análisis. Al “oficialista” cubano Iroel Sánchez conviene enmendarle la plana siempre que se presente la ocasión…
En el 2014 Vietnam había exportado 183.600 barriles/día, y había importado en desde el 2012, 2013 y 2014…nada. (Petróleo total importado en barriles por día (bbl/día), incluidos tanto el petróleo crudo como los productos derivados del petróleo.) En: https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/
¿Es un rasgo dominante o definitivo su posterior curva importadora? Y si así fuera, ¿lo importante y significativo no son sus abundantes reservas y que en ese “aspecto”, su específica coyuntura, también geopolítica, ha signado el curso y perfil de sus reformas?
Lo relevante en este caso, y es lo que sesga analíticamente nuestro economista al hacer énfasis en la coyuntura importadora, es la relativa riqueza petrolera de ese país, que es la intención evidente del dato y los argumentos que maneja Iroel Sánchez.
El dilema que afrontan los economistas de perfil economicista, y que es un grave escollo para los neoclásicos, es hacer corresponder “la lista con el billete” cuando constatan que Cuba “ha tenido un crecimiento económico promedio bajo” y a la vez “tiene indicadores sociales –especialmente en educación y salud- que no solamente son superiores a los de Vietnam sino también a los de varios países desarrollados”. ¿Cómo se explica ese intríngulis? Uno sospecha que como en este caso no valen mucho los fundamentos “económicos”, se evaden las razones “políticas”, culturales y los rasgos cubanos que, pese a todo, apuntan a lo que debe ser y se va imponiendo cada vez más como un necesario cambio civilizatorio. Son economistas que le piden a Cuba pagar el precio del “desarrollo”, estilo Vietnam y China, es decir, las falencias que menciona Iroel y que no puede menos que aceptar su comentarista.
El hombre común no puede evitar una confesión de ignorancia supina y hacerse preguntas: ¿cómo, si el desarrollo económico estilo Vietnam en tan conveniente, tan sinérgicamente poderoso, sin embargo “el 25% de la población no tiene asegurada la atención médica, el 10% es analfabeto, la mortalidad infantil es cuatro veces superior a la de Cuba y más del 50% del empleo urbano es informal, o sea sin contratos ni jubilación garantizada”? Además, y como nos agrega el economista Monreal, en Vietnam “en los diez últimos años, el 40% de la población con menores ingresos ha reducido su participación en el ingreso nacional del 19,33% al 17,28%.” Y el otro dato, “en una hora, la persona más rica de Vietnam pudiera ganar 5000 veces más que lo que gasta diariamente el 10% más pobre de la población en sus necesidades básicas (datos de OXFAM).”
Entonces, correlativamente, ¿cómo, si el estado de la economía cubana es tan deplorable, y su sistema tan poco aconsejable, Cuba “tiene indicadores sociales –especialmente en educación y salud- (pero no sólo en esas áreas, agrego yo) que no solamente son superiores a los de Vietnam sino también a los de varios países desarrollados”? Hay algo que no cuadra bien, correlativa y comparativamente.
Pero el sesgo a que se refiere el economista tiene otro aspecto, por supuesto. Y es que señala implícitamente a Iroel Sánchez de sesgo político en el manejo de los datos.
Insistentemente algunos necesitan “probar” que pese a los indicadores cubanos conocidos y reconocidos, algo debe estar muy mal, de todos modos, en el proyecto cubano, y para constatarlo definitivamente necesitan los datos que reclaman, los indicadores Palma y Gini, y los índices de pobreza, etc. Aunque hasta sin ellos, y con los datos positivos que reconocen, de todas las formas canten a cada rato y de mil modos, el fracaso cubano. Es decir, se le impone a Cuba una guerra multidimensional de largas décadas, organismos internacionales objetivos reconocen logros equiparables a naciones con enormes riquezas y poder, y cuando se manejan datos de pobreza, desigualdad, etc. ¿de quién será la culpa, y quién será el responsable? Se puede hacer una crónica de la respuesta anunciada: del socialismo, y, ergo, es inevitable que asumamos “la economía de mercado con tendencia socialista”, y que comiencen a correr, con toda transparencia, las cifras de la desigualdad más humillante, que es la generada por la explotación y la pérdida de la humana dignidad. Cuba tiene una pobreza irradiante, o como dijo una vez el poeta, “somos materialmente pobres”…
Lo que parece una experiencia que al análisis no le es posible sesgar de ningún modo, de tan evidente que resulta, es que ese tipo de “desarrollo” o prosperidad a que aspiran algunos consejeros de Cuba, se alcanza, en estos tiempos, (no sé qué nos depare una historia que no se puede adivinar), sólo si se marcha hacia una sociedad de “ganadores y perdedores”, si se goza de la “enemistad íntima” de los EEUU, si por alguna razón geoestratégica a la Roma Americana le interesa el comercio y hasta las relaciones militares con un país, y comercia, y le abre sus mercados y capitales, cuando años atrás le cometió el más horrendo y nefando de los genocidios. Ciertamente, para Cuba no deseo, no deseamos millones de cubanos, ese destino.
Estudiemos un poco más los intereses de los EEUU en el mar meridional de China, la contención que se propone levantarle en esa región al empuje de la influencia del gigante asiático, los roces de intereses vietnamitas con los chinos en la región y tendremos algunos otros elementos para valorar las condiciones que ha tenido Vietnam para tomar su propio camino, desde un país brutalmente masacrado otrora, hasta las alianzas militares que se ve obligado a tejer con su antiguo agresor. El análisis holístico (de la totalidad, de las interrelaciones de factores) es mucho más conveniente para “aprender” de la experiencia ajena que el estrecho marco económico. Cuba tendrá de los EEUU el tratamiento que merezca, que impulsen sus intereses, y que le propicien nuestros errores. Hasta ahora el tratamiento ha sido un breve paréntesis de respeto en medio de un gran compás de agresión.
Aprendamos de la experiencia de Vietnam, de cualquier otro país, y, a la vez, cuidémonos de los análisis sesgados de algunos economistas que creen saber mucho.
Lo que hace nuestro avezado PM es fundir petróleo crudo (crude oil) y sus derivados (petrol= gasolina) en un mismo rubro. Es un disparate/embuste mayor decir que Vietnam es “un importador neto de petróleo” si de petróleo crudo se tratase. Pero no en cuanto a derivados del petróleo. Las estadísticas que tanto le gustan a PM hablan por sí solas. Remito a PM a la tabla que aparece al final del trabajo de Luu Minh Duc en la página 203.
En el 2010 el petróleo crudo constituía el cuarto rubro exportable de Vietnam con un monto ascendente a 4.94 billones de USD ( billón= un millón de millones ) Para ese mismo año las importaciones de derivados de petróleo tenían un valor de 5.94 billones USD. En el 2016 las exportacines del crudo descendieron a 2.34 billones USD- ocupando el treciavo lugar – y las importaciones de los derivados disminuyeron a 4.71 billones USD.
Muchos países exportadores de petróleo importan los derivados del crudo- como la gasolina- de otros paises donde se realizan los procesos de refinación y obtención de derivados.
Una cosa es el crudo y otra son los derivados.
Fé de errata: donde dice ‘treciavo’ debe decir treceavo; donde dice ‘exportacines’ debe decir exportaciones.
El desarrollo que plantea el modelo vietnamita tiene poco o nada que ver con la mejora integral de las condiciones de vida de sus ciudadanos y mucho con la moderna división internacional del trabajo, ligada al modelo neoliberal. Algunos de los rubros que han convertido a la nación asiática en un importante exportador, como el textil, calzado, equipos electrónicos, no son otra cosa que el lógico resultado del proceso de deslocalización industrial del primer mundo, que ha condenado al desempleo y la pobreza a millones de ciudadanos, ha acabado con el pacto social y liquidado la sociedad del bienestar, sin otra justificación que la inquebrantable adicción a una tasa de acumulación creciente por parte de la oligarquía imperialista, que, en otro momento histórico, no dudó en desplegar allí una demoledora e injustificada agresión militar, con el lanzamiento de más bombas y proyectiles por parte de USA que en toda la II Guerra Mundial. Los mismos que entonces convirtieron a los vietnamitas en carne de cañón ahora quieren aprovechar las ventajas que implica producir con salarios del tercer mundo y pésimas condiciones en la protección de los derechos de los trabajadores y del medio ambiente, sin que ello penalice sus expectativas a la hora de concurrir a los mercados de consumo del primer mundo.
Como puede apreciarse fácilmente, no se trata de ningún progreso tecnológico ni científico o social sino el más burdo y criminal propósito de convertir en ciencia económica de última generación las recetas de Al Capone, que, como sabemos, era aficionado a operar en la economía sumergida (ahora deslocalizada al tercer mundo), ocultar beneficios al fisco (desviados a los paraísos fiscales o convertidos en migajas con las que se lubrica el sobreesfuerzo en infraestructuras, explotación de la clase trabajadora y deterioro del medio ambiente en forma de sobornos a la clase política de los países que han optado por la dependencia) y el uso de las crecientes plusvalías como palanca en toda clase de mocroestafas financieras y modelos de crimen organizado.
Yo creo que es el momento de profundizar en el análisis integral de la existencia humana y planetaria, desde un punto de vista crítico y alternativo. Señala Serge Latouche, precursor del decrecimiento, que hay multitud de culturas que ni siquiera disponen de un vocablo para el concepto crecimiento, sin que ello les haya condenado a la pobreza, la conflictividad social o la infelicidad, sino, más bien, todo lo contrario. Los bosquimanos, habitantes del desierto del Kalahari, no se caracterizan por su deslumbrante desarrollo económico o tecnológico, tal y como lo plantean los neoliberales, o incluso las sociedades modernas. Sencillamente: nunca lo necesitaron. Aprendieron a ajustar su demografía regulando los nacimientos a un uso sostenible de los recursos. De este modo, pusieron en práctica las más eficientes técnicas en el reparto de la riqueza, la evitación de los conflictos sociales, la ociosidad y el respeto al medio ambiente. De haber optado por el crecimiento demográfico y económico, hoy seguramente sería una sociedad dividida en clases sociales antagónicas amante de la guerra, con un deplorable historial de hambrunas y epidemias, de la que sólo se conservarían algunos restos de siglos pasados, por la destrucción total de su hábitat, como en la isla de Pascual y tantos otros lugares que rindieron culto al crecimiento.
No hace falta ser muy inteligente para darse cuenta de que los desencuentros entre Estados Unidos, Rusia y China, independientemente de quienes sean sus gobernantes (que no pueden ser otra cosa que un producto o subproducto del modelo económico imperante: el neoliberalismo) son el preludio de un nuevo conflicto bélico mundial, resultado de sistemas económicos que no podrían renunciar al crecimiento (los modelos ruso y chino desde que abrazaron el capitalismo) sin desnaturalizarse, sin perder sus esencias. Si al empresario capitalista le refutamos o inhabilitamos la fórmula: D-M-D’, donde D es la inversión de dinero en medios de producción (M) para obtener un resultado económico siempre superior a D (D’) ya no estamos hablando de capitalismo sino de otra cosa muy distinta, de ahí que esté en el ADN del sistema el crecimiento (económico, y demográfico, este como palanca esencial para su consumación inexorable), con todas sus fatales consecuencias: hambrunas, pandemias, conflictos sociales, deshumanización y guerras.
Durante mi reciente visita a Cuba, he podido apreciar que hay inercias en las dos direcciones que se plantean en el artículo, una de ella, la única digna y sensata, defendida por Iroel y los pupilenses. Me agradó mucho escuchar testimonios como el de Agustín Lage el día de las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional y asambleas provinciales, por deferencia de la televisión oficial cubana (todo hay que decirlo), en que advirtió de las graves consecuencias que acarrearía el enfrentamiento entre ciudadanos en una república de trabajadores de clase única, que sigue siendo Cuba, si se permitiera a la oligarquía transnacional la instalación del típico circo burgués, en que sus clásicos peones (conservadores, liberales y socialdemócratas) se reparten las instituciones, aparentando representar a toda la ciudadanía, pero cumpliendo fielmente el guión establecido, aunque para ello se tenga que prometer lo que demandan las mayorías, para, una vez instaladas en el poder, traicionarlas y complacer a sus amos. Convendría que llamáramos a las cosas por su nombre: gobernar al servicio de una minoría es contranatura de una democracia y típico de otros sistemas, a los que habría que agrupar bajo el concepto oligocracia y, en cualquier caso, allí donde se puede prometer una cosa y hacer la contraria el sistema no merece otro calificativo que dictadura o tiranía. También me agradó de Agustín Lage su afirmación de que no hay futuro sin soberanía, máxime conociendo los criminales y deshumanizados intereses de las grandes potencias. En naciones como Vietnam podrá haber crecimiento y desarrollo en la vigente división internacional del trabajo, pero lo que nunca habrá es bienestar y felicidad para un pueblo que ha decidido, como Johnny, coger su fusil al servicio de un sistema que nos acerca cada día más al precipicio.
Me desagradó observar que las farmacias están bastante desabastecidas, faltando medicamentos de producción nacional que antes el pueblo podía adquirir sin gran dificultad, que hay tiendas más desabastecidas que otros años y trabajadores indisciplinados que se ausentan de su trabajo bajo el pretexto de que no hay menudo, que miran como otros despachan, formándose grandes colas, que no prestan el apoyo adecuado a los clientes o que se buscan buscan ingresos extra cometiendo pequeños abusos con el turismo en el vuelto o en la facturación. Todo ello tiene que recordarnos a la fuerza lo ocurrido en la Unión Soviética cuando se estaba gestando el cambio de régimen y había que generar desafección en la población. Desgraciadamente, el destino del socialismo cubano no puede depender sólo de la voluntad de una pequeña nación del tercer mundo, que se quedó practicamente sóla en el modelo económico y político tras la caída del campo socialista soviético y la reconversión del comunismo chino al neoliberalismo en materia económica, pero una cosa está fuera de toda duda, lo único que hoy puede ofrecer el mundo capitalista a la isla es, en el corto plazo, un sistema caótico, que sólo va a mejorar las condiciones materiales de unos pocos y, en el largo plazo, la peor de las medicinas que uno puede desear a su peor enemigo, la autoinmolación en el más deplorable ejemplo de solidaridad internacional que protagonizaría la revolución socialista. En cualquier caso, antes nos autoinculpamos quienes vivimos en las naciones del primer mundo y sostenemos con nuestro voto y nuestra complicidad a tan criminales políticos y políticas. No sólo somos responsables de que una minoría haya impuesto una trágica tiranía en su zona de influencia sino, además, de que naciones soberanas y diferentes como Cuba no hayan tenido un mayor y más digno margen de elección en libertad. Saludos a todos los pupilenses.
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Bien Carlos bien, excelente muy fino diría más bien, porque el Pedro Monreal, PM, se ha quedado gripado por todos los lados.
Quiero decir que utilizas muy bien esos vocablos de, ciudadano común, hombre sencillo, en lugar de eso de cubano a pie, es que andas fino Carlos, donde pones el ojo pones la bala, hablando de cazador cazado, en cambio al sabio Pedro Monreal le ha salido el tiro por la culata en su fracasado “meritorio” esfuerzo por pillar a Iroel en aquello que son maestros consumados ellos precisamente: manipular, sesgar y en definitiva, mentir, o no decir la verdad, pero cuando de sabios economistas se trata, entonces todo el campo es orégano y todos los índices negativos y bajos corresponden a la economía cubana. Pero cómo desaprovechar la visita a Cuba de un pueblo hermano como el vietnamita que tiene más que probado el sufrimiento y heroísmo frente al coloso yanqui y romper alguna lanza por la economía de mercado y que la fracasada economía cubana se mire en el espejo de alguien nada sospechoso como es el pueblo de Vietnam? Pero hay índices que no cuadran con estos mercaderes economistas, ya lo analizaba Iroel y lo matiza Carlos Luque, si en Cuba toda la población tienen asegurada la asistencia médica, si Cuba hace décadas es tierra libre de de analfabetismo, si el índice de mortalidad en Cuba es comparable a los países más desarrollados de Europa, si la jubilación en Cuba está asegurada y un etc… más largo, si en Cuba también existen otros problemas como en todos los demás países del mundo, entonces cuando hacemos un análisis económico en que debemos basarnos? Dígannos oh!! Sabios de la balanza….
Personalmente hay una cosa que me impactó al margen de cualquier otra cosa, fue cuando se supo de la visita de un portaaviones estadounidense a un puerto vietnamita, un portaviones lleva aviones, aviones que tiran bombas, y en Vietnam se tiraron más bombas que en toda la II guerra mundial, esto es una operación de endulzamiento? A rio revuelto ganancia de los de siempre? Y es que cuando leo a Carlos Luque: “sólo si se marcha hacia una sociedad de “ganadores y perdedores”, si se goza de la “enemistad íntima” de los EEUU, si por alguna razón geoestratégica a la Roma Americana le interesa el comercio y hasta las relaciones militares con un país, y comercia, y le abre sus mercados y capitales, cuando años atrás le cometió el más horrendo y nefando de los genocidios. Ciertamente, para Cuba no deseo, no deseamos millones de cubanos, ese destino.” Me pongo a reflexionar, me pongo a reflexionar….
Igualmente reflexiono y leo:
Portaviones estadounidense en costas de Vietnam después de 40 años: ¿Un simple gesto o estrategia encubierta? Dr. Ruvislei González Saez
http://www.cipi.cu/node/169
Dr. Ruvislei González Saez
Recientemente se produjo un suceso que había sido anunciado desde el pasado 2017, la llegada del portaviones estadounidense Carl Vinson a las costas de Da Nang, Vietnam el 5 de marzo de 2018. Es la primera vez desde el final de la guerra en 1975, que un portaviones estadounidense llega a puerto de esta nación asiática, hecho que muchos medios de comunicación han magnificado y con un doble objetivo a favor de Estados Unidos y en contra de China. Sin embargo, la visita fue resultado de las conversaciones entre los presidentes de ambos países tras la gira efectuada por el mandatario Donad Trump a Hanoi a finales de 2017.
El acuerdo se concretó durante el viaje que realizó en enero del presente año a la nación del Sudeste Asiático el secretario de Defensa, James Mattis, en reunión con el ministro de Defensa vietnamita, Ngo Xuan Lich. No obstante, ya desde varios años atrás la nación americana estaba intentando lograr este propósito, mientras la posición vietnamita fue de rechazo. Desde de 2010, las autoridades estadounidense han estado gestionando la entrada de las embarcaciones, pero ahora es cuando se ha hecho realidad, después de un fortalecimiento de Vietnam y de obtener un prestigio en la región por su política independiente y responsable.
El portaviones arribó a las costas de Da Nang acompañado de dos buques escoltas, el crucero USS Lake Champlain (CG 57) y el destructor USS Wayne E. Meyer (DDG 108). El Carl Vinson Strike Group se programa regularmente para su despliegue en la región del Indo-Pacífico según información del Comando del Pacífico. Es cierto, que la visita marca un hito en las relaciones bilaterales, normalizadas en el 2016[1] y conducirá a ampliar las relaciones de Asociación Integral entre ambas partes, pero aún sin llegar a niveles de Asociación Estratégica, ni mucho menos de Asociación Estratégica Integral logradas solo con China, Rusia y la India, los dos primeros fuertes rivales de Washington en su actual política.
Con la llegada del portaviones estadounidense, a los tripulantes se les planificó intercambios culturales y profesionales durante proyectos de servicio a la comunidad, competencias deportivas y recepciones. Además, los músicos de la Marina de la Séptima Flota de Estados Unidos realizaron conciertos gratuitos para el público[2]. Pero lo más interesante, es la visita a un orfanato y a un centro de víctimas del Agente Naranja[3], que tantas secuelas ha dejado a la población vietnamita. El Carl Vinson es el tercer portaaviones de la clase Nimitz estadounidense con un equipo de aproximadamente 5 000 marineros que apoyan y llevan a cabo operaciones aéreas en el mar.
Por un lado, la llegada de la nave marcó un novedoso movimiento militar estadounidense en Vietnam y un fortalecimiento de las relaciones entre ambos países; pero por el otro hay quienes indican que es un solapado comunicado en esta región por la creciente presencia de Beijing en el disputado Mar del Sur de China. La posición del actual gobierno de Estados Unidos ha sido de interferir en el conflicto en su propio beneficio, últimamente la Marina ha realizado despliegues de seguridad marítima en esas aguas que han sido interpretadas como un desafío a China.
La visita del portaaviones estadounidense aunque de manera planificada se produce en momentos en que China anunció su mayor aumento del presupuesto en defensa en tres años. El gobierno chino expresó que el gasto aumentaría un 8,1%[4] en 2018 número que, según estimaciones, llevaría el gasto militar a unos 173 mil millones de dólares, pero aún ni se acerca a los 600 mil millones de dólares destinados para el presupuesto militar estadounidense.
La noticia ha tenido un impacto internacional, la cual ha sido difundida por medios de comunicación del mundo entero y con diversas explicaciones. Interesante es como el medio mexicano Televisa expuso las palabras del Embajador estadounidense en Vietnam, Daniel Kritenbrink, cuando plantea: “Yo creo que la visita del portaaviones estadounidense Carl Vinson demuestra nuestro compromiso en la alianza entre Vietnam y Estados Unidos” (Televisa News, 2018). Tal afirmación puede conducir a interpretaciones erróneas, especialmente porque entre ambas naciones no existe una alianza, independientemente de que el acercamiento pueda ser favorable en relación al conflicto del Mar del Sur de China. Las relaciones militares manifestadas tanto en documentos oficiales estadounidenses como vietnamitas no son consideradas a tal nivel, además la política exterior vietnamita se fundamenta en las no alianzas y ser amigo de todos.
Mientras el sitio (20 minutos, 2018) expone información emitida por la Agencia Vietnamita de Noticias al plantear “que la visita contribuirá a continuar fortaleciendo las relaciones entre Vietnam y Estados Unidos para que coincida con su Asociación Integral y, al mismo tiempo, se mantenga la paz, estabilidad, seguridad, cooperación y el desarrollo en la región”. El diario argentino (El Clarín, 2018) expuso “Le Hong Hiep, investigador del Instituto Yusof Ishak (ISEAS) de Singapur, recalca que “la visita del Carl Vinson a Da Nang puede verse como un movimiento significativo que literalmente acerca a dos antiguos enemigos y marca un mayor nivel de confianza entre ellos”. Más adelante añade “En referencia a China, Le Hong Hiep subraya que Estados Unidos y Vietnam deberían considerar este tipo de cooperación militar como “prácticas normales” sin preocuparse de que “ofendan a un tercer país mientras no constituyan una amenaza directa”.
En el análisis de la noticia, se dividen dos grupos de información de los medios occidentales, aquellos que se encargan de aprovechar la situación para avivar tensiones en relación a las disputas con China y resaltar las relaciones con Estados Unidos y los que se encargan de repetir la noticia, sin elevar los tonos. Casi todos los enunciados comenzaban con el mismo titular “después de 40 años portaviones estadounidense visita Vietnam”. Se hicieron eco de la noticia medios de comunicación especialmente de Estados Unidos (The new York Times, CNN, Univisión, The Hill, NPR, New 3tv, UPI), Reino Unido (The Telegraph, BBC Mundo, Express), México (Notimex, 20 minutos, Televisa, Azteca tv, Milenio), Argentina (El Clarín), España (ABC), Perú (RPP), multinacional (Telesur), Vietnam (VNA, VOVWorld,). También lo hicieron otros países como Japón, Francia, Venezuela, etc.
En tanto el sitio chino Xinhua en español e inglés no se hizo eco de la noticia. Sin embargo, el Global Times, el seis de marzo anunció: “Hanoi ha estado tratando de evitar que el público interprete que la visita envía señales a China, y espera que Beijing pueda verlo como un intercambio normal entre los dos países (…) La visita del USS Carl Vinson no cambiará la visión estratégica de Hanoi de desarrollar simultáneamente lazos con Beijing y Washington. Por mucho que se mejore la cooperación militar entre Estados Unidos Vietnam, no animará a Hanoi a actuar como un puesto avanzado de los Estados Unidos” (Global Times, 2018).
Aunque los medios de información intenten avivar las tensiones, lo cierto es que las relaciones entre Hanoi y Beijing están en un momento positivo, pese a la existencia de las disputas y ambos Partidos y gobiernos trabajan en por avanzar positivamente los vínculos. Ello se muestra desde la visita del presidente Xi Jinping y líder del Partido Comunista de China, cuando realizó a Vietnam su primera gira como jefe de Estado tras su relección y las visitas en el propio año de los principales líderes vietnamitas del Partido y Estado. A su vez, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Vietnam, Le Thi Thu Hang, subrayó que la visita “seguirá fomentando las relaciones bilaterales dentro del marco de la colaboración global entre ambos países, y contribuye a mantener la paz, la estabilidad, la seguridad, la cooperación y el desarrollo en la región”, según señaló South China Morning Post.
El gesto representa más un impulso estadounidense, a partir de la clara intención reflejada en la reciente emitida Estrategia de Seguridad Nacional de a finales de 2017. Por otro lado, Vietnam, si bien percibe de manera positiva el acercamiento con Washington para equilibrar las tensiones con Beijing, también evita dar pasos acelerados para no generar fricciones con este último. Además, existe una política de Beijing de aligerar tensiones y aumentar los niveles de cooperación, al menos al corto plazo. No es casual que tres días antes del arribo del portaviones, los ministros de Defensa de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y China acordaron realizar un ejercicio marítimo conjunto este año. El acuerdo se alcanzó durante una reunión no oficial de los líderes de defensa de la agrupación sudesteasiática, celebrada en Singapur. Los países vinculantes acordaron llevar a cabo el Ejercicio Marítimo ASEAN-China en dos oportunidades este año. Se espera que el primero se realice en China en octubre, mientras que el segundo tenga lugar en un país miembro de la ASEAN, posiblemente en Filipinas, a fines de noviembre o diciembre[5].
La estancia de cinco días del portaviones estadounidense en la ciudad centrovietnamita, representa un acercamiento bilateral entre Washington y Hanoi, pero también es cierto, que en el actual período han aumentado las diferencias producto de las demandas vietnamitas ante la Organización Mundial del Comercio por causa de las políticas estadounidenses antidumping a los filetes de pescado vietnamita[6], al pescado pangasius[7] y más aún, al aluminio y acero. Por otro lado, el Departamento de Estado emitió una declaración en febrero pidiendo a “Vietnam que libere a todos los presos de conciencia inmediatamente y permita que todos los individuos expresen sus puntos de vista libremente y se reúnan pacíficamente sin temor a represalias” (Beech, 2018).
Consideraciones finales:
La visita del portaviones estadounidense a Vietnam tiene un sentido simbólico, a la vez que afianza las relaciones ya normalizadas desde el 2016 entre Hanoi y Washington. Aunque este suceso fue coordinado con tiempo por ambas partes, también debe tenerse en cuenta que para Estados Unidos es más que un simple gesto, es parte de la estrategia de fortalecer los lazos con Vietnam como parte de la activación del proyecto del Indo-pacífico en el que China constituye el objetivo.
La prensa extranjera, especialmente la occidental se ha dedicado a sobredimensionar el evento. Por otro lado, Vietnam actúa mesuradamente, como parte de un acuerdo y del proceso de normalización de los vínculos. A su vez, de esta visita sacan ventajas ambas partes.
En los tiempos recientes se visibilizan forcejeos entre Estados Unidos y China, especialmente en el terreno militar. El espacio geopolítico en el que está enclavado Vietnam, le configura retos ante la rivalidad de dos grandes potencias. Beijing avanza con el desarrollo de su portaviones que hará que la Armada china pueda mantener una presencia importante en toda la zona del Indopacífico, sin dejar de tener en cuenta los otros proyectos de portaviones chinos en curso. Para el gigante asiático, la presencia estadounidense es un desafío, a la vez para Estados Unidos, el avance militar chino amenaza su concepto de seguridad nacional, especialmente cuando se considera el policía global.
La visita es realmente parte de la estrategia estadounidense de acercarse a Vietnam teniendo en cuenta los conflictos con China, así como de utilizar al primero contra el segundo. Esta visita no causará efectos negativos en las relaciones China-Vietnam como parte de la política prudente de acercamiento impulsada por los actuales líderes de ambas naciones.
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Honestamente no sé de qué forma pueda ser beneficiosa,la visita de unos de las máquinas de la muerte de USA, a un país que guarda viva la masacre de su pueblo,a no ser que unos de estos“Maine”sea hundido en puerto Vietnamita y sea la justificación para una nueva guerra,nada y disculpen mi ignorancia,parece que no alcanzo a ver donde ustedes miran.
Sin Permiso, yo apoyo este muy lúcido criterio tuyo: ” Yo creo que es el momento de profundizar en el análisis integral de la existencia humana y planetaria, desde un punto de vista crítico y alternativo…”. Es, en cierto modo, el tipo de sociedad que Cuba ha deseado desarrollar, y el que debiera ser su camino en estos momentos…Tenemos dificultades, muy propias, y otras comunes al mundo de hoy, pero las nuestras específicas vamos a tratar de resolverlas sin alejarnos de la ruta que hemos trazado. Nuestro peor peligro es confundir la prosperidad deseada con la “prosperidad” impuesta por la cultura capitalista, por esa senda nos daríamos de bruces con lo que desean, es decir, con la creación de condiciones de posibilidad para que nos convirtamos nuevamente en una factoría del Capital y perdamos el perfil cultural que tanto nos ha costado. Cuba es un importante enemigo de la cultura capitalista porque en muchos momentos de su historia revolucionario ha sido un destello de ese cambio civilizatorio necesario, pero como no podía dejar de suceder, las expectativas de vida de la cultura capitalista nos inficiona, estimulada por las carencias que provoca estar expulsados o impedidos de relaciones normales con la economía mundial. Todo ello combinado con la tremenda tarea que es crear una sociedad de hombres y mujeres que piensen la vida de un modo diametralmente opuesto a las aspiraciones capitalistas en medio de un océano total de ese modo de vida en el planeta, que, pese a todo lo que conspira contra ello, en muchos aspectos y comportamientos se ha logrado. Eso es lo que se quieres arrancar de raíz en Cuba. Gracias por tus comentarios, los sigo con el máximo interés…
No soy economista y mucho menos Comunista pero creo que un acercamiento a los modelos económicos Chinos y vietnamitas darían un mejoramiento inmediato a la calidad de vida de los cubanos, a largo plazo no veo mejoramiento alguno, tal vez con el fin del bloqueo norteamericano se logren avances pero esos avances seria ”catastróficos” al estilo periodo especial si las cosas cambian desde EEUU, o con el descubrimiento de un gran yacimiento de petroleo (Noruega hoy es un modelo pero cuando se le acabe el crudo ni Bacalao van a comer) a larguísimo plazo seria que el comunismo domine planetariamente pero creo que el Sol se extingue antes. El Socialismo Asiático es la solución, muchos pro y ningún contra.