Corchos. Por Miguel Cruz Suárez

 

Cuando era niño, mi padre solía llevarme los domingos a pescar, armábamos unas cañitas con gajos flexibles de los guayabos del patio, les atábamos cordeles finos, anzuelos pequeños y flotadores fabricados con corchos de botellas. En esa época aún corrían los pequeños arroyos que luego el cambio climático se ha encargado de eliminar y abundaban las Biajacas criollas que después las Clarias se ocuparon de extinguir.

En una ocasión, mirando la quieta superficie del agua y el rítmico vaivén del corchito, mi papá me dijo algo reflexivo: TU VES ESE CORCHO CóMO SE LAS ARREGLA PARA ESTAR CASI SIEMPRE ENTRE EL AIRE Y EL AGUA, PUES EN LA VIDA ENCONTRARÁS A PERSONAS MUY HÁBILES EN ESO DE FLOTAR AUNQUE LOS HALEN DESDE ABAJO O LOS EMPUJEN DESDE ARRIBA.

Los años pasaron y efectivamente aparecieron los flotadores (no los de colocar en los bracitos a los niños para las piscinas, esos aparecieron también pero son bastante caros) personajes expertos en el balanceo; en te digo y no te digo; en soy de acá y soy de allá; en irse arrimando y dando su poquito de guataqueo al que pinta como ganador en cualquier tipo de juego sin irse muy lejos del que parece perdedor, por si las moscas. Gente como Eladio Cuerdafloja, como le decíamos por allá, que en cuanto creía adivinar el éxito de alguien, ya comenzaba a elucubrar sus planes para pasarse de bando, no era muy ducho en política y bajo el pretexto de que nuestra prensa no era útil, escondía su pésimo hábito de lectura que lo hacía presa de una incultura evidente.

El Cuerda le dijo una vez a mi tío, en medio de los acontecimientos en la URSS a finales de los 80: OYE MANOLO, A NOSOTROS LO QUE NOS HACE FALTA POR ACÁ ES UN PÉREZ COMO ESE QUE ESTÁ METIENDO EN CINTURA A LOS SOVIÉTICOS, por unos minutos mi tío se quedó sin encontrar lógica a ese disparate, hasta que se percató que el hombre no hablaba de una persona sino de la PERESTROIKA. Ya después cuando se desmerengó el campo socialista, Eladio hasta quemó una foto de Gorbachov y todo, con evidente intención de mantener el “equilibrio” que casi pierde.

Otros corchos aparecieron luego, flotando en el Estrecho de la Florida a inicio de los 90, esperando a mitad de camino para ver qué rumbo tomar, casi seguros de que el barco de la Revolución se iría a pique. Después y últimamente con bastante frecuencia, por aquí y por allá saltan algunos ejemplares, que desde sus charcos, pretenden confundirnos con su maestría para eso de flotar y no definirse entre el lado del pez que hala o de la caña que resiste. (La bicicleta

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4 Responses to Corchos. Por Miguel Cruz Suárez

  1. No voy a publicar descalificaciones contra este autor que tiene el valor de firmar con nombre y apellidos mientras el descalicador lo hace desde la comodidad del anonimato.

     
  2. Pingback: Corchos. Por Miguel Cruz Suárez | argencuba

  3. Liborio Criollo says:

    Iroel, saludos, parece alguien realmente lo ofendiò para q escribas eso.
    Estoy muy de acuerdo con todo lo que dice, solo quiero añadir que esos corchos a cada rato toman medidas contradictorias precisamente para tener un huevo en cada cesta. Ahora mismo, luego de entender el pluriempleo y la contrata, dice Murillo que un cuentapropista puede tener una sola licencia. O Cubavisiòn editò mal el fragmento, o hay bastante corcho en su entorno. Como èsa, uno ve medidas contradictorias, que pensando ingenuamente se atribuyen a diferencias de criterios, caos, desorganizaciòn, pero entre la incapacidad y la mala intenciòn hay una lìnea muy fina, màs o menos a veces de 0.1 micròn. Hay canciones, afirmaciones, tèrminos, pelìculas, libros, decisiones, gestos, que esperan con su ambigûedad, y si mañana se termina de virar la tortilla, pues diràn “yo querìa decir esto” “yo hice aquello porque secretamente yo pensaba…” y seguiràn lamiendo la chambelona, mientras las masas son empujadas por los acontecimientos.

    Para quemar los corchos, lo principal es debate vinculante y transparencia. Hay un principio legal que me gusta mucho y que a veces no aplicamos en Cuba:
    Nihil de novis sine novis. Nada sobre nosotros sin nosotros. En ocasiones se observan diversas medidas de impacto generalizado, que se discuten con todos, menos con los principales afectados o responsables de llevarlas a cabo. Y luego los resultados son contraproducentes (o eran precisamente los que querìan los corchos que las propusieron) Saludos de nuevo, que este 2018 nos traiga a todos èxitos y que la pupila y la mente sigan abiertas, pero lùcidas.

     

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