Omar Pérez Salomón
En Cuba la frase “está detrás del palo”, significa no estar al tanto de algún asunto, o no entender nada cuando ya todos entendieron. Es el caso de la mal llamada Radio Martí, que se empecina en echarle aire a los grupúsculos contrarrevolucionarios radicados en la isla, cuando ya todo el mundo conoce lo que piensan sus amos sobre ellos.
Si lo dudan que pregunten al actual jefe de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, Jonathan Farrar, que en cable fechado el 15 abril de 2009, filtrado por Wikileaks, describe de la siguiente manera a los miembros de estos grupitos:
“pese a que no lo admitirían, los disidentes son poco conocidos en Cuba fuera del círculo de los diplomáticos extranjeros y la prensa”; “Si bien la búsqueda de recursos es su principal preocupación, la segunda más importante parece ser limitar o marginar las actividades de sus antiguos aliados de manera de reservarse el poder y el acceso a los escasos recursos” ; “vemos poca evidencia de que las organizaciones disidentes principales tengan mucho impacto en los cubanos de a pie”; “tengan o no las organizaciones de oposición agendas capaces de atraer la atención de una amplia gama de intereses en la isla, es preciso que empiecen por lograr cierto grado de unidad de objetivos como oposición o al menos que dejen de gastar tanta energía en serrucharse el piso los unos a los otros”.
Los directivos y editores de la emisora anticubana no se dieron por enterados de los informes de Wikileaks y se hacen eco del seminario sobre Cuba de la Fundación Hispanocubana, celebrado en Valencia, España, los días 17 y 18 del presente mes, con el lema “Cuba: vísperas de la libertad”, durante el cual se analizaron temas como el periodismo independiente, el papel que podría desempeñar la emergente sociedad civil cubana, los ajustes económicos y sociales del “régimen comunista del general Raúl Castro” y ”la solidaridad internacional con quienes luchan pacíficamente por la democracia en Cuba”. Más de lo mismo, que hasta los patrones del norte reconocen como argumentos desgastados y corroídos.
¿Será que los titulares de la emisora quieren seguir lucrando con el dinero de los contribuyentes norteamericanos, más de 600 millones de dólares desde su creación, porque en realidad en Cuba no se escucha la bazofia que despachan al éter?
Por lo pronto, en Cuba continúa el proceso de discusión con todo el pueblo del proyecto de lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución. Opiniones se han dado de todo tipo; esa es la verdadera democracia, la que nunca reconocerán los directivos de la emisora yanqui y sus “periodistas” asalariados.
No dudo que aparezca algún cable de Wikileaks enviado desde la oficina de intereses de Estados Unidos en La Habana, donde reconozcan que Radio y TV Martí es un embarque y que como se dice en buen cubano está detrás del palo.
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