El corazón gigante de Alejandro Herrera. Por Iroel Sánchez

 

El pasado sábado nos encontramos un grupo de amigos y amigas de Alejandro Herrera Ajete, el compañero que a todos los que compartimos su vida y trabajo se nos hizo inolvidable. Varios de los presentes relataron anécdotas que no conocía y me tuvieron todo el tiempo con un nudo en la garganta. 

El primero en hablar contó cómo desde su religión le habla todos los días al comunista que lo dirigió y el último llamó la atención sobre la metáfora de su autopsia: reveladora de un corazón demasiado grande para una vida más allá de la juventud, y realizada -en iluminadora casualidad- por el mismo médico que encontró los restos del Che en Bolivia. 

De la modestísima exposición de fotos que se exhibieron pedí esta en que estamos juntos para volver a publicar la crónica que hace dos años le dediqué, ahora acompañada de algunos de los comentarios que entonces generó aquí y en Cubadebate, y que testimonian la clase de hombre que fue el ser humano más parecido al Che que he conocido.  

Alejandro, el grande. Por Iroel Sánchez

“Alejandro, el grande”, le decía, entre risas, el mayor de mis hijos que aún no se había enterado de la existencia del conquistador macedonio cuando él lo tomaba con sus manos enormes y lo lanzaba hacia arriba desde su fortaleza de campeón de natación, mientras todos en la casa aguantábamos la respiración hasta que los pies del niño volvían a estar sobre el suelo.

Recuerdo exactamente el día que lo conocí. Cuatro años menor que yo, Alejandro Herrera Ajete era el jefe de la brigada en su aula, donde fui a informar los resultados de un Congreso de la Federación Estudiantil Universitaria y lo escuché hablar con tal asco sobre el fraude académico que pensé fingía. Luego, vi en un mural de la facultad su nombre en los resultados de los Juegos Deportivos “13 de Marzo” y leí varias veces porque no podía creer que una sola persona pudiera ganar tantas medallas de oro -practicamente todas las especialidades en todas las distancias de la natación-, gracias a lo cual los de Industrial ocupábamos el primer lugar. Su relación con el deporte era una obsesión por no someterse a los límites que le costaría absurdamente la vida.

Años más tarde, alguien me contó que entrenaba de madrugada para no perder turnos de clase, junto a la anécdota de cuando se tiró en el Malecón para salvar a una muchacha que se ahogaba y la sacó a tierra casi por Jaimanitas porque el oleaje no le permitió hacerlo más acá. Pudiera parecer exageración pero tratándose de él no lo dudo, subimos juntos el Pico Turquino y allí terminó cargando las mochilas de medio grupo y ayudando a las mujeres más atrasadas; al llegar arriba regañó a los primeros por olvidarse de los demás -“el campeoncito”, bautizó con ironía al que reposaba orgulloso de arribar en el número uno- y viró a buscar a Ulises, el periodista que creo todavía andaba por el  Pico Joaquín. Cuando alcanzó la cima otra vez, con Ulises casi a cuestas, y muchos hablaban pestes del “gordito”, Alejandro se deshizo elogiando la voluntad de su rescatado y comenzó a contar cómo era éste el que lo animaba  a seguir en los momentos más difíciles del escarpado ascenso.

Pero eso fue después. Yo practicamente no coincidí con él en la CUJAE, salí casi de allí para Angola y no volví a ver a Alejandro hasta que comenzó a trabajar como “instructor” de la UJC en Marianao. Pero poco a poco me fue llegando su leyenda. Había terminado su Ingeniería en Sistemas Automatizados de Dirección con Título de oro y a pesar de ser de los primeros en el escalafón, pidió lo ubicaran en Antillana en Acero, donde pasaron buscando gente para la zafra y allá se fue. No sé si estuvo allí uno o dos años, incluyendo las campañas de siembra de caña, hasta que Nieto lo fue a reclutar para el trabajo profesional en la Juventud Comunista. Una vez le pedí que me contara sobre la zafra, pensando que me hablaría de los miles de arrobas que cortaba y cómo sobrecumplía, pero me dijo que pasaba mucho trabajo para hacer la norma y se puso a hablarme de unos que “eran fieras en el corte” y él jamás podía alcanzar. No sé si sería verdad, nunca lo vi cortar pero sí recuerdo una vez que fuimos a limpiar caña en unos surcos larguísimos y cuando yo iba todavía por la mitad, apareció -ya concluido el suyo- por el final del campo dándome contracandela con el pulover amarrado cubriéndole la cabeza y gracias a él pude terminar mi meta a tiempo.

Un caballero, jamás lo vi utilizar su evidente superioridad física para imponer nada pero sí interpelar con educada indignación a alguien que no cedía el asiento a una mujer o se expresaba de manera soez. Lo resolvía todo con el ejemplo, siendo ya Secretario de la UJC en San Miguel del Padrón, le pedí me ayudara a organizar una actividad en la Casa de Hemingway en Finca Vigía y el modo que encontró de acercarse a la directora del museo fue hacer un trabajo voluntario para chapear la hierba de gran parte  de la instalación. Lo material para él como que no existía, en el fondo del Período Especial -cuando en Cuba por un dólar daban 150 pesos y su salario era de alrededor de trescientos-  la Juventud Comunista lo envió a un viaje a Nueva Zelanda y Australia y supe por David -su jefe y el mío entonces- que devolvió al regreso 100 dólares, practicamente el total de los viáticos que le habían entregado para sus gastos.

Era el primero en todo; como la vez que pidieron buscar jóvenes para integrar la Policía y se apareció con su nombre encabezando la lista, y disgustó a Monsi – entonces Secretario de la UJC en La Habana- que le dijo que eso era lo más fácil para él, que el problema estaba en convencer a otros. Por cierto, a los policías no les gustaba mucho, casi siempre en pulover blanco mil veces lavado, botas, jean y un viejo maletín colgando sobre el pecho, el mulato de cabeza rapada parece se les hacía sospechoso y aún siendo ya Secretario del Partido en San Miguel -con poco más de 30 años- los infantes que hacían ronda en el Municipio lo seguían parando para pedirle el carnet de identidad y solicitarle les mostrara el interior de su humilde equipaje donde lo único que había eran papeles y algún libro.

Huía de los privilegios, por mínimos que fueran. En una etapa en que algunos en la UJC competían banalmente por portar el último pulover proveniente de alguna campaña nacional, jamás se  puso uno de aquellos coloridos atuendos. “Se los regalan a mi cargo, no a mi”, solía decir quien prefería llevar las imagenes de Mella, Camilo o el Che bien adentro.

Cuando Fidel lanzó la idea de reparar y construir escuelas en La Habana se dio gusto. Con las habilidades que adquirió cuando era jefe del contigente estudiantil “Che Guevara” en la construcción de la CUJAE, en el que él era quien más horas de trabajo voluntario acumulaba, llegaba de primero los domingos, a tirar mezcla, cargar vagones  y levantar bloques.

En San Miguel -exactamente en el barrio de La Corea- hay una escuela que lleva su nombre y que él ayudó a construir, estuve allí hace como cinco años con Nieto, Monsi y David. Hubo un acto al que asistieron los padres de Alejandro y llevé unos libros para la biblioteca pero casi no pude hablar por la emoción, creo recordar que sólo atiné a decir que era un buen lector. El día de su entierro me pareció que no fue suficiente lo que se dijo y siempre he querido escribir sobre él, pero nunca me había atrevido.

El primero en llegar y el último en irse, sensible con los problemas de los demás, valiente para poner la verdad por delante; sumamente cortés con las mujeres, colaborador indoblegable con el más débil, implacable con lo injusto. Polemista infatigable, jamás lo vi practicar la adulación; su crítica era demoledora con las malas conductas de cualquier persona, no importa cuál fuera su cargo. Siempre se despedía con dos palabras: “Viva Fidel”.

Desde que escuché a Díaz Canel hablar en el Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba sobre las características que debe tener quien dirija a cualquier nivel en la Cuba actual me ha vuelto la necesidad insoslayable de escribir sobre Alejandro. Creo que no son pocos los cubanos como él y muchos más los que sin alcanzarlos los admiran pero es necesario que aparezcan más en nuestros medios de comunicación, arrojando luz con su opinión, y con su ejemplo, acerca de los problemas que hoy enfrentamos. Buscar el nombre de Alejandro en la web es una amarga lección, sólo dos despachos de la Agencia de Información Nacional lo mencionan, uno que reporta la Asamblea Municipal del Partido donde fue electo y el otro acerca de su sepelio. Fotos -siempre de grupo- sólo en un artículo de Granma sobre el reconocimiento en un barrio de San Miguel a dos compañeros que se infiltraron en la quinta columna organizada por Estados Unidos en Cuba, una de ellas es la que ilustra este artículo. Creo recordar una entrevista que le hizo la periodista Fabiola López para el entonces Canal CHTV en ocasión de los 35 años del asesinato del Ché, como parte de una serie que realizó de conjunto con el Comité Provincial de la UJC en La Habana.

Pienso que esfuerzos como aquel de Fabiola los deberíamos estimular más.  Hasta en el bodrio de CNN en Español existe o existía un programa llamado “Héroes”. Una tribuna pública -como lo es, por ejemplo, una entrevista de televisión- no debería ser jamás, al menos aquí, -si aspiramos a un futuro diferente de un Miami con más calor y mucha más pobreza- ni un aeropuerto a donde constantemente se llega de viaje, ni una vidriera en la que alguien -generalmente con más fama que talento y más tienda que alma- nos exhiba cualquier cantidad de lugares comunes junto a todo el oro que es capaz de echarse encima. Combatir las carencias cívicas que nos corroen implica movilizar, y también visibilizar, de modo atractivo y creador, lo mejor de nosotros, incluso para criticarnos, más allá de lo artístico literario y deportivo.

Alejandro era grande, con una grandeza que sólo puede nacer de la bondad y la decencia. Aprendió, a decir de Martí, “el gusto de la verdad, y el desdén de la riqueza y la soberbia a que se sacrifica, y lo sacrifica todo, la gente inferior e inútil”. Tal vez hubo quien lo llamó extremista, pero sería el lamento del mediocre ante la virtud que sabe jamás llegará a poseer. Hace poco vi a alguien de aquellos tiempos duramente humanos atorarse con la palabra Revolución, no sé si dudando si le convenía utilizarla, o debido a que le pareció no está muy de moda; a Alejandro nunca le hubiera sucedido, porque más que hablar sobre ella, él la hacía.

Comentarios: 

pochi 30 julio, 2013 en 18:41
Iroel: Yo me impacté cuando conocí que Alejandro murió. Hacía años que no lo veía. No fue un cercano amigo mío, pero sí una referencia para muchos. Hay una etapa de su vida que no conociste o evitaste reflejar: cuando fue nadador de alto rendimiento (en malas palabras se diría que nadador “profesional”). Por su modestia, no cambiaba de ropas en la Escuela Nacional de Natación Marcelo Salado donde gozaba de la misma reputación que ahora recuerdas. Era el mejor de su categoría en los eventos de libres. Sólo emulaba con mi primo, Guillermito Martínez, en compentencias que había que seguir porque nadaban todo el evento juntos y sólo en el toque, en el último metro, se definía el ganador que era uno de ellos dos. Nadie pudo vencerlos durante su tiempo. Yo era una par de años más joven que él. Nunca tuve la calidad deportiva que Alejandro mostraba, por lo que mi reto en esa área, se lo debo; pero pude enfrentarlo intelectualmente varias veces y disfruté ser su contraparte. Cuando estudiaba en la Universidad al igual que yo, me presenté a competencias de natación en 100 metros libres por el equipo de mi facultad que era el Instituto Superior de Relaciones Internacionales. Nadé a su lado. Increiblemente pasé los primeros 50 metros delante de Alejandro. Pensé que lo derrotaba. Y su estrategia fue desbaratarnos en los últimos 50 y lo logró. Quedamos humillados, pero con una lección. Agradezco que lo recuerdes.
Gonzalo Parra Enríquez 31 julio, 2013 en 9:33 
Iroel, por medio de tu artículo recibimos la triste noticia del fallecimiento de nuestro querido amigo. Alejandro Herrera Ajete, quien tuvimos la honra de acoger durante su gira como joven dirigente cubano por Australia, Nueva Zelandia y Filipinas en 1995.
Después de leer el artículo e indagar más detalles, nos enteramos que había fallecido repentinamente hace 10 años atrás, el 18 Abril 2003. En Cuba una escuela secundaria básica lleva su nombre. Al morir tenía 35 años y era primer secretario del partido en el municipio de San Miguel del Padrón. Entre las decenas de ofrendas florales en su honor estaba la del Comandante en Jefe Fidel Castro.
Alejandro había dejado en nuestra impresión una altísima congruencia de acción, pensamiento, capacidad y entrega por la revolución, cualidades pocas veces observadas e insólitas para nosotros. Haberlo conocido nos inspiró a todos a creer más en la causa y en las nuevas generaciones de líderes cubanos.
Abrazos
Gonzalo y Darío

Margarita Elorza, Consejo Nacional de Patrimonio 9 agosto, 2013 en 16:30
Estimado Iroel,
Me emocionó tu valoración sobre Alejandro, realmente fue así.
Nos relacionamos con él y su familia desde que era niño, pues éramos veciinos; sentimos mucho su pérdida, todos en mi casa y en el edificio.
Su madre fue ejemplar, como persona y revolucionaria íntegra, falleció hace poco tiempo.
Felicidades por tan justo escrito.
Saludos afectuosos.
Alejando 20 agosto, 2013 en 10:55 
Tuve el privilegio de conocer a Alejandro Herrera y trabajar cerca de él, cuando era el primer secretario de la juventud comunista en San Miguel del Padrón y posteriormente, cuando se desempeñó como primer secretario del PCC en ese mismo municipio de La Habana. Era, como se escribe, una persona ejemplar que a mí me hacía pensar -por su forma de ser- que su paradigam había sido Mella. Como humano podría haberse equivocado, peros sus virtudes sobreparon con creces sus defectos.
Una de las enseñanzas del blog de Iroel: En Cuba hay muchos Camilos, hay muchos Chés y tambiién muchos Alejandros. Son los héroes anónimos de este pueblo que lo han sacrificado todo: sus sueños personales y muchos hasta su salud y su vida, por esta Revolución que muchos no saben cómo ha resistido y que al leer esta historia lo tienen un poco más claro. Y ni siquiera encuentras una referencia a ellos en la Internet. Ni falta que hace, porque el mejor homenaje es presisamente nuestra resistencia.
Manuel David Orrio 14 enero, 2014 en 12:55
Mundo chiquito;Habana,cáscara de nuez.Le conocí personalmente.Y fue exactamente como cuentas

Pedro Pablo 30 abril, 2015 en 7:17 
La genética de los buenos se multiplica. Nivaldo era de esos que sudaban esfuerzo y consagración, pese a cualquier opinión oportiunista que intentará nublar lo bueno del Negro, los hijos superan a los padres y Alejandro superó su molde, pero inspirado en su progénitor, lástima que no abunden esos protagonistas. Gracias Iroel

Norberto dijo:
muy bien por ti iroel, merecido homenaje y todavia es poco lo que podriamos hablar de este magnifico camarada de lucha nuestro,
Este articulo me pone los pelos de punta, conoci a alejandro en mi funcion como cuadro profesional de la UJC de guanabacoa en ese periodo, es verdad que su entrega era infinita, no habia una tarea del programa alimentario en pleno periodo especial donde teniamos campamentos en guines y nueva paz que alejandro no movilizara a su gente, igual a el cuadro integral de la UJC perdimos a otro compañero valioso que no se habla mucho de el y que tambien una escuela del cotorro lleva su nombre roberto labrada, muy querido y ademas compañero de batalla de todos nosotros, de david lahera de monci, hector,zuleika y otros queridos compañeros.

Alex Leyet dijo:
Hermosa crónica de un joven cubano que nació en estos tiempos y supo vivir como predicaba: siempre con el ejemplo. Estuve un año trabajando en esa escuela que hoy lleva su nombre en el barrio la Corea (el más marginado y violento de San Miguel del Padrón) y de haber sabido o leido algo como esto creo que hubiera permanecido más tiempo, solo para honrar a alguien como él.

Raul Sabadí dijo:
Conocí personalmente a Alejandro… de verdad que era grande y la vida le jugó la mala pasada de morir en una piscina, algo que era casi su medio natural. Nunca he conocido a alguien más sencillo y desinteresado que él. Soñaba con tener 7 hijos, así me dijo un día… algo que no logró. Creo que merecía esta crónica y agradezco a Iroel por hacerla. La voy a publicar en la intranet de mi centro, el ICIDCA, donde muchos lo van a recordar.

Rita dijo:
Gracias Iroel, tuve la dicha de trabajar con Alejandro, en la UJC Provincial de la Capital , creo que es válido y merecido el reconocimiento, la muerte le llego a muy temprana edad, pero creo que su alma tan GRANDE ya no cabía en su cuerpo. Te repito GRACIAS, él se lo merece.

Fernando dijo:
Conoci a este joven revolucionario en Australia an 1995. Fuimos juntos por una gira de 3 paises que incluyeron Australia, Nueva Zelanda y Filipinas. Yo fui su interprete. Conversabamos de Fidel (El Caballo) y asi nombre a Alejandro para mis adentros. Las experiencias fueron muchas y las llevo grabadas como su nombre. Recuerdo en una oportunidad cuando un personero mal informado de la Amnesty International que llego a una reunion de prensa en la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda. Este personero ademas de haber llegado tarde, traia muchos papeles bajo la manga que los tiro con fuerza en el medio de la mesa para asi hacerse notar.
Alejandro lo miro y no dijo nada. Espero con su intuicion dialectica que hablara el susodicho y cuando comenzo a hablar de los crimenes en las carceles Cubanas, Alejandro, El Caballo, lo cuestiono de tal manera que primero le dio una leccion historica y acabada del sistema penal Cubano para despues seguir con los abusos de las carceles de Estados Unidos y otros paises donde se violan los derechos humanos. Despues de la arremetida del Caballo, el pobre idiota se sumergio el la silla y no se escucho mas hasta su partida algunos minutos despues de haber cogiodo los papeles de la mesa que habia tirado y muy lentamente se movio y dejo la sala. El Caballo era alto y de una presencia mayor pero despues de esa experiencia yo pense que era mas alto que el sol. Las anecdotas son muchas para poder contar. Me duele su partida pero doy gracias por la oportunidad de haber compartido con un ser comprometido y que lucho arduamente por los derechos del pueblo Cubano y por la union de los jovenes socialistas del mundo. Alejandro El Caballo vivira en mi memoria por siempre.

José Antonio dijo:
Iroel y Randy:
Merecido homenaje a Alejandro.
!Que justo recordatorio a un joven de nuestra generación!.
Coincido con Iroel en: (…) Creo que no son pocos los cubanos como él y muchos más los que sin alcanzarlos los admiran (…)
Para homenajear a Alejandro no hay mejor frase que la que solemos utilizar muchos: !!!Viva Fidel!!!

Susana dijo:
Yo lo conoci coincidimos en la CUJAE el estudiaba SAD y yo Industrial incluso en aquel timpo era novio de una compañera de estudio Enith que años despues fue la Presidenta de la Organizacion de Pioneros, y realmente la semblanza que se da en el escrito coincide con el ALEJANDRO que conoci, despues deje de verlo y en un reportaje que salio de San Miguel del Padron me entere de las funciones que cumplia, y bueno penosamente despues me entere de su prematura muerte.

YANET dijo:
DESPUES DE LO PUBLICADO, Y ANTE ESTA BURLA DE LA VIDA; BIEN POCO PUEDO ESCRIBIR, ES MUY DIFÍCIL RECOGER EN PALABRAS LO QUE NO TIENE DIMENSIÓN.
CONOCÍ A ALEJANDRO DURANTE MI TRABAJO EN EL CONSEJO MUNICIPAL DE SAN MIGUEL DEL PADRÓN. AQUEL DÍA FATAL ESTABA EN CASA CUMPLIENDO CON MIS LABORES DOMÉSTICAS CUANDO LLEGÓ UN COMPAÑERO CON LA MALA NOTICIA, NO PODÍA CREERLO. NO PUDE MENOS QUE DEJARLO TODO COMO ESTABA Y TRASLADARME AL GOBIERNO, ALLÍ NOS FUIMOS REUNIENDO Y ORGANIZANDO; RECIBIMOS A LA POBLACIÓN QUE SE IBA SUMANDO; FUE IMPACTANTE Y TERRIBLEMENTE DOLOROSO.
ANTE SU EJEMPLO QUE SIEMPRE SERÁ SILUETA ILUMINADA, SENCILLAMENTE: ME QUITO EL SOMBRERO.
GRACIAS IROEL

Gabriel dijo:
Qué pena tan grande. Hoy me entero de su muerte. Tuve el honor de conocerlo y trabajar junto a él muchas horas voluntarias doblando cabillas para la construcción de la CUJAE. Tenía una fuerza de voluntad inigualable. Era bromista y tenía una sonrisa contagiosa. En la piscina daba gusto verlo competir en los juegos 13 de Marzo.
Anécdota: un día en un trabajo voluntario en la construcción de la Villa Panamericana teníamos que pasar bloques de un lugar a otro e hicimos una cadena y pasábamos los bloques de uno a otro. Alejandro era el primero en la cadena y por este motivo los bloques viajaban a una velocidad que era difícil de mantener y muchos se cansaban y Alejandro siempre atento y de buen humor gritaba: aquí va un descanso! Y con la misma pasaba un bloque partido. Ese era el descanso. Y enseguida seguía con los bloques enteros.
Qué descance en paz!

ramsay dijo:
Busqué y encontré este cable de la AIN: Está en http://londres2012.ain.cu/historico/2003/2003Apr/diario/26/ain86.txt
Sepultado dirigente del Partido de San Miguel del Padrón
Por Fidel Rendón Matienzo
La Habana, 26 abr (AIN) Una sentida manifestación de duelo
devino hoy, en la capital el sepelio de Alejandro Herrera
Ajete, primer secretario del Partido en el municipio de San
Miguel del Padrón, quien falleciera repentinamente este
viernes.
Junto a familiares, amigos y compañeros de trabajo, en
la necrópolis de Colón se encontraban los miembros del Buró
Político José Ramón Machado Ventura, Esteban Lazo, primer
secretario del Partido en Ciudad de La Habana, y Pedro Ross
Leal, máximo dirigente de la CTC en el país.
Cientos de personas también acompañaron el féretro hasta
su última morada y allí Miguel Sánchez Padilla, miembro del
Buró Provincial del Partido, señaló que inesperadamente
“hemos perdido un soldado incondicional al socialismo, al
que siempre recordaremos haciendo Revolución”.
“Su ejemplo como dirigente y trabajador, – dijo el orador- su
intransigencia ante lo mal hecho, su modestia y sencillez,
junto a otras muchas buenas cualidades y valores ético-morales,
le hicieron acreedor del respeto y admiración de todos”.
Herrera Ajete se había graduado en la CUJAE como ingeniero
en Sistemas Automatizados de Dirección (SAD), fue deportista y
cuadro de la UJC, además de ocupar en San Miguel del Padrón
diferentes responsabilidades desde la base hasta Presidente del
Consejo de Defensa Municipal, y al morir tenía 35 años.
Entre las decenas de ofrendas florales en su honor estaba la
del Comandante en Jefe Fidel Castro.

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6 Responses to El corazón gigante de Alejandro Herrera. Por Iroel Sánchez

  1. Alejandro says:

    Gracias Iroel por traernos nuevamente esta semblanza de un hombre y amigo excepcional cuyo “cañon de futuro” son la bondad, la decencia, la abnegación, el desinterés, “el gusto de la verdad, y el desdén de la riqueza y la soberbia.”

    Cuando pensamos en dirigentes y trabajadores como Alejandro Herrera Ajete es oportuno recordar las conclusiones del Ché en su carta/ensayo “El Socialismo y el Hombre en Cuba”:

    “Nosotros, socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres.

    El esqueleto de nuestra libertad completa está formado, falta la sustancia proteica y el ropaje; los crearemos.

    Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio.

    Nuestro sacrificio es consciente; cuota para pagar la libertad que construimos.

    El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos.

    Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica.

    La personalidad juega el papel de movilización y dirección en cuanto que encarna las más altas virtudes y aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta.

    Quien abre el camino es el grupo de vanguardia, los mejores entre los buenos, el Partido.

    La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera.”

     
  2. Tocororo says:

    Me ha impactado este articulo Iroel, siempre me impresiona cualquier referencia y aprendizaje de “gente grande” como es el caso de Alejandro Herrera Ajete, a veces me pregunto cuantos y cuantos héroes y heroínas se cruzarán en mi camino sin percibirlo por su humildad más allá de lo humano, Cuba está llena de “gente grande”, la tierra de Marti, Maceo, Fidel y tantos y tantos y como Alejandro Herrera cada uno de ellos son una enseñanza. Hablar así me recuerda que cuando tengas que elegir algo entre dos caminos pregúntate cuál de ellos tienen corazón, nunca te equivocarás.. Yo elijo a Alejandro….

     
  3. Tocororo says:

    Compañero Alejandro Sijú cotunto , gracias por tu tremendo comentario. Saludos.

     
  4. Ricardo Montero says:

    Qué clase de tipo!!!! Ojalá yo hubiese sido así. Gracias Iroel por honrar a Alejandro, me uno a esa honra, fueron 35 años de pura entrega a nuestro pueblo.

     
  5. Eduardo Rodríguez Rodríguez says:

    Alejandro en la mente de todos los que lo conocimos es un caballero, hombre y amigo. Un gigante inalcansable…pido perdón por opinar pero no podía permanecer callado ante su recuerdo.

     

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