La Alianza Transatlántica y la hegemonía mediática. Por Justo Cruz

 

Hace unos días la prensa cubana estuvo de fiesta. Para mí fue un placer constatar con que orgullo y satisfacción los periodistas cubanos festejaban su día. Digo esto porque si nos guiamos por los escritos y opiniones de algunos por ahí y de otros que han empezado a secundarlos tenemos la impresión de que la prensa cubana “oficialista” (como ellos le llaman) está al borde del abismo y los periodistas cubanos, especialmente los jóvenes, están sufriendo una crisis de identidad profesional.

Crece cada día más el descontento entre los periodistas oficialistas cubanos”, leí hace unos días en uno de esos periódicos de siempre.

Yo, como vivo en un país capitalista, de esos que dicen ser uno de los más democráticos del mundo, y como conozco de qué pata cojean los medios y los periodistas en estos países, compartiré con ustedes algunas apreciaciones que he hecho sobre como funciona la “libertad de prensa” en las potencias occidentales, según mi opinión.

Como todos sabemos, con el desarrollo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), los medios de difusión masiva tienen cada día un mayor alcance; cuestión que debía estar sustentado por una parte, con un actuar que refleje la realidad del entorno sociopolítico y económico en el que vivimos, y por otra, con la necesaria adaptación a los cambios y transformaciones que en el mismo acontecen; sin embargo generalmente los escritores y los periodistas no son los reales dueños del destino de sus obras, por lo que no siempre se puede cumplir con esa máxima.

La función de un profesional de la información además de informar, es la de esclarecer y explicar el acontecer diario, el de hacer reflexionar de manera clara y objetiva a los usuarios de esa información, el de promover y conservar el acervo cultural de los pueblos, entre otras, desenvolviéndose en muchos casos como verdaderos actores políticos e influyendo así en el estado de opinión.

Sobre la prensa libre Fidel comentaba, cito: “Mi concepto de la prensa libre es que los medios de comunicación, la prensa, la radio y la televisión deben ser propiedad del pueblo, y no propiedad de individuos particulares. Ese es nuestro concepto. En nuestro concepto, los periódicos y los medios masivos pertenecen al pueblo. Y debe existir la más amplia libertad para que el pueblo utilice esos medios en favor de los intereses de la causa, en la crítica dura todo lo que esté mal hecho”.

En esto se diferencia la prensa cubana de la prensa en los países capitalistas. La prensa en Cuba no responde a los intereses de ningún Capital, pertenece al pueblo y como propiedad del pueblo debe responder a los intereses del mismo, de no ser así le corresponde a ese pueblo exigir que se cumpla con ésta máxima. Esto no lo digo yo, lo dijo Fidel en reiteradas ocasiones. La tarea de cada profesional cubano de la información debe ser garantizar que se cumpla con este legado.

En el caso de las llamadas sociedades modernas, sobre todo en las potencias occidentales, si un escritor o periodista quiere ser publicado en un periódico, revista o en otro medio de comunicación que no sea su propio medio, debe escribir en correspondencia con los intereses del editor. Éste es el gran desafío que no siempre será fácil resolver, sobre todo, si se tiene en cuenta que el editor representa los intereses de la editorial y ésta a su vez los intereses de quien financia, en la mayoría de los casos se trata de un consorcio o de un grupo mediático.

En estas sociedades tanto la televisión como la prensa se manifiestan como el “Cuarto Poder” dentro de la sociedad, funcionando como un mecanismo de propaganda único, donde prevalecen los intereses de los círculos empresariales que son sus patrocinadores o compradores de sus espacios publicitarios.

A menudo podemos observar cómo consejeros del sector financiero ocupan puestos claves en las directivas de medios de comunicación importantes.

En España por ejemplo editores de medios como “La Vanguardia” ocupan puestos en la vicepresidencia del “CaixaBank”, lo mismo ocurre con el diario “La Razón” y el “Banco Sabadell”.

Aquí podemos observar que el “Cuarto Poder” ya no debe lidiar más con los intereses del sector financiero, ellos son de hecho parte de ese sector.

En Europa se pudiera decir que la Banca es la propietaria de los grupos mediáticos más importantes que existen en el viejo continente. Los medios de mediano y largo alcance informativo o son adsorbidos por los grandes consorcios de la información o desaparecen. Muy pocos sobreviven, los de izquierdas o los alternativos se encuentran en una lucha constante de sobrevivencia.

El control que este poder financiero ejerce sobre los medios no sólo se reduce al campo de la publicidad y de los créditos, sino también a la propiedad física sobre esos medios.

En el caso de las relaciones transatlánticas entre Europa y EEUU, estos medios tienen la función no solo de velar para que ninguna nación se desvíe del camino marcado por las grandes transnacionales y la OTAN, sino también la de difundir la propaganda occidental según los intereses del momento. Los estrechos lazos que unen a los periodistas con los llamados “centros de poder,” juegan en este proceso un papel determinante.

Un ejemplo de cómo funciona la alianza transatlántica cuando de velar por los intereses de EEUU se trata es el caso del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP).

El hecho de que casi el 70 % de los españoles no conoce ni haya escuchado hablar sobre este tratado que Europa y Estados Unidos están negociando desde hace años obedece al hecho de que los medios europeos no han informado adecuadamente a la ciudadanía sobre los aspectos más importante relacionados con el mismo, ocultándoles todo tipo de información que pueda comprometer los intereses de sus pagadores.

Las filtraciones del TTIP que han llegado a la opinión pública muestran las presiones de Estados Unidos, las multinacionales y los capitalistas europeos por desregularizar aún más los mercados europeos. Un tratado que “implica grandes riesgos para el clima, el medio ambiente y la protección del consumidor”, según Geenpeace.

Esta es la verdadera razón por la cual los medios occidentales son tan “reservados” cuando de publicar informaciones relacionadas con este tratado se trata. España no es la excepción, lo mismo ocurre con Alemania y otras naciones europeas.

En el caso específico de Alemania no se puede olvidar la relación de dependencia entre los medios alemanes y la administración de las fuerzas de ocupación occidentales después de la II Guerra Mundial. En aquellos años se formó y forjó una verdadera cruzada de Occidente contra la URSS y el resto de los países del desaparecido campo socialista. Hasta el día de hoy Europa no ha podido deshacerse de ese legado.

Actualmente, las campañas mediáticas contra Rusia desde los medios occidentales de comunicación, además de transmitir una imagen negativa del mismo, ejercen también presión sobre los políticos y los círculos empresariales para aislarlo económicamente y así debilitar su economía.

El poder de los grandes consorcios mediáticos que forman parte de esta alianza transatlántica es ilimitado. Se puede afirmar que tienen un control casi total de todo lo que se mueve en la sociedad.

No sólo definen agendas políticas, sino que también influyen en el mundo social y cultural. En el mundo cultural para lograr sus objetivos geopolíticos promocionan artistas, intelectuales, periodistas y a llamados activistas de “derechos humanos” para que actúen en correspondencia con sus intereses.

Para esto organizan y reparten premios artísticos o literarios, financian becas y viajes, organizan conferencias, financian publicaciones, documentales, etc. Esta estrategia se ha convertido en instrumentos de captación de élites intelectuales especialmente en los países del mal llamado “tercer mundo” y aquellos que componen su “eje del mal”para así legitimar sus maniobras.

Los usuarios de la información ignoran muchas veces la existencia de estas relaciones. Consorcios empresariales como la “Springer Verlag” en Alemania y el grupo “Prisa” en España tienen no sólo monopolizada gran parte de la información en esos países, sino que actúan muy entrelazados entre sí. El capital del cual dispone viene en su gran mayoría del extranjero. Esto también se ignora.

El grupo Prisa, editor del periódico “El País” juega un papel clave en este proceso por la hegemonía cultural. Esta empresa de comunicación posee más de 250 emisoras de radio en toda España y más de 1200 en todo el mundo. En España tiene derechos o participaciones en seis editoras de libros, entre ellas la editora Santillana, una de las más poderosa del país.

Periódicos, revistas, libros, canales de radio y de televisión se encuentran en sus nóminas.

Fuera de España es propietaria de una cantidad incontable de diarios, estaciones de radio y revistas. En América Latina es propietaria del 87 por ciento de Grupo Latino de Radio. De esta forma controla más de 300 emisoras radiales en Panamá, Colombia, Chile, Costa Rica. En este continente cuenta con lucrativos contratos de distribución de libros y todo tipo de material escolar incluso con el beneplácito de varios gobiernos latinoamericanos, usurpando así la soberanía cultural de estas naciones.

La Editorial Axel Springer Verlag por su parte es la mayor en Alemania y una de las más grandes en Europa. La misma tiene el control sobre casi todo lo que se publica en Alemania. A esta editorial pertenecen medios alemanes de gran tirada como Bild, Die Welt y Fakt.

Para trabajar en algunos de los medios que pertenecen a esta editorial hay que aceptar los 6 lineamientos que rigen el trabajo en la misma.

Me gustaría hacer alusión a algunos de ellos porque creo que ilustra como funciona la “libertad de prensa” en estos países, cito: “contribuir en el mejoramiento de las relaciones entre judíos y alemanes, lo que implica apoyar el derecho de existencia del Estado de Israel, “El apoyo a la Alianza Transatlántica, la solidaridad con los valores liberales de Estados Unidos de América” y la “Defensa de la Economía de Mercado.

No se debe tener inconveniente en que mejoren las relaciones entre el pueblo judío y el pueblo alemán, lo que me llama la atención es el apoyo incondicional a Israel, esto es a lo que se refieren cuando hablan de “reconocimiento del estado israelí”. Esta es la razón por la cual se hace tan difícil encontrar en algunos de sus diarios alguna crítica a la violencia sistemática que ejercen los sionistas israelíes contra el pueblo palestino en los territorios ocupados ilegalmente.

Hace unos días, según un comunicado emitido por la agencia siria SANA, cazabombarderos israelíes violaron el espacio aéreo sirio en un intento por elevar la moral combativa de los desmoralizados “rebeldes”. Aunque uno de los aviones fue derribado, en Europa casi nadie se ha enterado de este hecho que constituye una grave violación de la soberanía de un país. Esto también se lo debemos a la política de “selección de información” cuando del conflicto siri se trata.

Desde el inicio de este conflicto en el 2011, estos países están violando sistemáticamente la soberanía de Siria, sin que los medios “mainstream” se hagan eco de este tipo de noticias. El pueblo sirio se encuentra envuelto no solo en una guerra civil, sino también en una guerra mediática, donde la principal víctima es la verdad.

En este conflicto se suele culpar a Vladimir Putin y al presidente sirio Bashar Al Assad de bombardear objetivos civiles y de ser los culpables del caos y la violencia en ese país. Para esto algunos medios manipulan las informaciones que les llegan.

Por ejemplo, cuando la nadadora siria Mirelle Hindoyan y su hermano de 12 años perecieron como consecuencia de un bombardeo, algunos medios occidentales publicaron la noticia insinuando que habían sido víctimas de bombas rusas. El diario británico “The Independent” hablaba de un supuesto baño de sangre en Alepo producto de ataques de las fuerzas partidarias de Assad apoyadas por aviones rusos y citaban a “Médicos Sin Fronteras”.

Después que el periodista Ben Norton descubrió que la autora del artículo Katie Forster había citado al diario Kantsasar pero que la misma había ocultado que éste mismo medio había culpado a los “grupos armados terroristas” por el ataque, estalló una fuerte polémica. Fue entonces que al diario británico no le quedó otra alternativa que añadir al artículo el siguiente pasaje: “varios comentaristas afirmaron que las muertes fueron resultado de un ataque de los rebeldes, aunque estas afirmaciones no pudieron ser verificadas”.

El medio ‘New York Daily News’, fue más allá ocultando o tergiversando la verdad. El periodista Harout Ekmanian, quien había vivido en Alepo, y que ahora radica en Nueva York había afirmado en un artículo escrito para ese diario que la muerte de la nadadora siria había sido consecuencia de un ataque realizado por los “rebeldes” al servicio de occidente. Sin embargo el autor tuvo que reconocer más tarde que habían retirado ese párrafo de su artículo. “No creo que sea una decisión editorial, aun espero una explicación”. Hasta el día de hoy no ha recibido respuesta alguna.

El mismo autor reconocía en otra ocasión, cito: “Algunos hechos de la guerra en Siria (y otros conflictos, como el de los kurdos en Turquía) están distorsionados. La narración de los hechos queda restringida según ciertas tendencias en las noticias”.

Así es como funcionan los medios en estos países capitalistas, pero con toda seguridad los hay peores y más primitivos, basta solo con echarle una ojeada a los programas de televisión y de radio o a algún que otro diario de Miami. Allí sí que habría tela por donde cortar, si queremos hablar de libertad de expresión y de prensa. Pero desgraciadamente para eso no hay tiempo y para algunos, los msimos de siempre, la tarea es otra.

Los tiempos han cambiado, y como decía un amigo, ahora cada deportista cubano, cada músico, cada actor, debe tener mucho cuidado con lo que dice y hace, si tiene pensado algún día ir a Miami, dar un concierto en el “Flamingo Theater Bar” o congraciarse con Carlos Otero en “América Tevé”.

Esto se lo debemos en gran medida a las descabelladas campañas difamatorias a las que nos tienen acostumbrados estos leguleyos de la noticia.

Ya sabemos, cuando se trata de esta parte del mundo, se acabó la libertad de expresión y de prensa. Allí mandan ellos, gústele a quién le guste y pésele a quién le pese.

Pero bueno, ya eso es otra historia.

Yo por mi parte no me cansaré de repetir esta máxima de Malcom X cuando decía: “Si no estás prevenido ante los medios de comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido”.

 

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7 Responses to La Alianza Transatlántica y la hegemonía mediática. Por Justo Cruz

  1. efrl63 says:

    Amigo Iroel dedica hoy un artículo especial por el aniversario 58 de la seguridad del Estado,  un abrazo amigo .Ernesto Ramos 

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  2. Simpermiso says:

    Recientemente presencié en La Habana una obra de teatro titulada “Departure”. Se representaba en El Ciervo Encantado, en la calle 18 de El vedado, una clara demostración de que en Cuba se tolera la crítica a la política oficial, en un local reformado, con custodio permanente y cuya financiación difícilmente se puede sufragar con entradas de 10 pesos y un aforo inferior a 150 localidades. Es posible que todavía se esté representando. En ella se pasaba revista a todas las crisis migratorias acontecidas en Cuba desde los años 60 bajo el hilo conductor de la protagonista, que iba leyendo el testimonio de los desventurados emigrantes, acompañado de una fotografía, entre las que pude identificar a Guillermo Cabrera Infante. También ella había formado parte del contingente migratorio, cuando a lo único que aspiraba es a ser una “persona normal”.

    Sin embargo, las personas normales en Cuba, desde los años 60, eran fieles a la revolución y comulgaban con las expresiones de repudio hacia quienes traicionaban al socialismo del peor modo posible: pasándose a las filas del enemigo, aumentando su poder y la vulnerabilidad de quienes mantuvieron el juramento de fidelidad a la revolución y a sus líderes. Entonces, ¿acaso habrá mutado el concepto normalidad en Cuba, de ahí el atrevimiento de la protagonista, que juega con la complicidad del espectador en una Cuba possocialista, profundamente influenciada por las modas y los convencionalismos capitalistas? Si hasta la ropa rota y desgastada ha sido aceptada como canon de la moda por un parte significativa del pueblo cubano, siendo lo más cutre del proceso de obsolescencia programada de la sociedad consumista capitalista, debemos preguntarnos: ¿hasta qué punto el cubano habrá sido captado por el paradigma oligopólico mediático occidental, lo que explicaría ese novedoso (y en gran medida contrarrevolucionario) concepto de normalidad, que ya parece haber adquirido legitimidad en la isla, a juzgar por la complicidad de los espectadores?

    Pero la guinda del pastel, como de costumbre, estaba reservada para el final, cuando la protagonista, al hilo de su último relato biográfico, contó que, en la lucha contra Batista y la instauración de un nuevo régimen, hubo líderes que no estaban de acuerdo con esos cambios tan radicales, a los que no se tuvo en cuenta, a pesar de ser muy carismáticos y queridos por el pueblo. Citó algún nombre y, sobre todo, su condición de socialdemócratas. Esto era lo que yo esperaba oír. La verdad es que si hay un lugar en el mundo donde hoy se puede escuchar la palabra socialdemocracia sin una pinza en la nariz y deseos de salir huyendo es Cuba, gracias a que la revolución no les ha brindado la oportunidad de poner en práctica las mismas políticas neoliberales engendradas en la dictadura de Pinochet y que vienen aplicando desde hace décadas en todo el mundo. A Fidel no le faltaron reflejos cuando rechazó el ofrecimiento de las recetas neolibrales de Felipe González, por mediación de su ministro de economía, el ultraneoliberal Carlos Solchaga, a quien las puertas giratorias le han premiado con un destino dorado en consejos de administración de grandes corporaciones.

    Si algo hay que decir de la socialdemocracia a estas alturas es que ha sido tabla de salvación para la burguesía, al permitirle montar este belén de la democracia liberal, cuando el sufragio universal agotó las opciones de los partidos conservadores y liberales, que representaban únicamente a la burguesía y a la aristocracia. La jugada maestra de la clase dominante no ha sido otra que la adquisición de la marca socialdemocracia para su ala izquierda del tablero electoral, auxiliada por una parte de su poderoso arsenal de guerra mediática, haciendo de la política un espectáculo de masas perfectamente controlado y con un pequeño margen de maniobra. Desde que el grupo Prisa surgió en España bajo el ropaje de prensa independiente y progresista, a pesar de tener entre sus principales accionistas a ultraconservadores como Fraga Iribarne, para convertirse en el principal grupo mediático de la “izquierda”, quedó más que patente que iba a ser una recreación del viejo turnismo entre conservadores liberales, al servicio igualmente de la minoría privilegiada.

    Es este maridaje entre medios de comunicación burgueses y partidos que rompieron hace ya muchos años o décadas sus vínculos con los orígenes (para hacer del trasfugismo su sello de identidad) lo más nauseabundo de la política bajo el capitalismo y lo que está postergando en exceso la agonía de un sistema tan injusto con los intereses y derechos de las mayorías, al servicio únicamente de la acumulación de riqueza de una minoría privilegiada, que ha convertido la economía en un juego perverso y criminal.

     
  3. Alejandro says:

    Silvio en Concierto en San Juan de Puerto Rico, 25 de marzo 2017
    Ojalá: Silvio y la Camerata Coral de Pto. Rico
    https://youtu.be/JlcQ8Qn-B30

     
  4. william gaviria says:

    ……asi que la prensa en cuba responde a los intereses del pueblo, segun el articulista, dios nos coja confesados

     
  5. Precisamente, William Gaviria, a los intereses del pueblo; no a los intereses de quienes se pasan la vida divulgando sus defectos. Nuestra prensa tiene sus defectos, pero son desechables frente a los defectos de la prensa occidental. El articulista solo compartió “algunas apreciaciones que he hecho sobre como funciona la “libertad de prensa” en las potencias occidentales”. ¡Cómo faltan cosas por decir de la tremenda Mafia que es la prensa occidental! Pregúntele a Ramonet cómo paga las consecuencias de escribir sobre Fidel; pregúntele a Assange o Snowden cómo pagan la hombría de decir la verdad. Y si quiere más, pregúntele a los familiares de los periodistas asesinados en el planeta, cuáles son las consecuencias de la labor honesta del periodismo en occidente. Son demasiado fuertes los ejemplos (¡y tan numerosos!) como para prestar demasiada atención a su chovinista ironía, Mister William Gaviria.

     

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