Visión y fuentes de nuestra Historia. Por Javier Gómez Sánchez

 

javiergosanchez09@gmail.com

Han pasado varias semanas desde la publicación de El nombre de la ideas, texto en el que exponía la intención política detrás de la despersonalización de las ideas, fenómeno que se ha convertido en una de las banderas más enarboladas , y al mismo tiempo escudo, por la neo contrarrevolución.

En ella expongo con ejemplos históricos cómo siempre las ideas y sus intenciones han debido denunciarse y defenderse con los nombres de quienes las sostienen.

Para refrescar la memoria del lector citaré solo un fragmento del texto, y que al mismo tiempo explica la lógica incomodidad con el mismo:

¨Puede haber hombres huérfanos de ideas, pero no hay ideas huérfanas de hombres. Ni de mujeres. Tras las ideas, tras las matrices, se ocultan proyectos, tras los proyectos hay personas, en las personas hay miserias, tras esas miserias está el dinero, y tras el dinero está el peor de los papeles que puede tener un cubano: el de servil y mercenario ante el imperialismo¨

De los diez episodios históricos y sus personajes, solo uno ha concentrado las atenciones: la mención a los actores de los sucesos alrededor de la destitución como Presidente de la República en Armas, y de su posterior muerte, de Carlos Manuel de Céspedes:

¨…en lo interno y más crítico de la lucha, más que las ideas sobre todo las intenciones sediciosas, sí comenzaron a tener nombres: Salvador Cisneros Betancourt, Manuel de Quesada, Miguel Aldama.¨

Las críticas a su uso como ejemplo han estado sustentadas en búsquedas que sus autores han realizado en la enciclopedia digital cubana EcuRed.

A pesar de que he cultivado un vínculo, como muchas otras personas, con Iroel Sánchez, impulsor del proyecto. Debo confesar que no cuento con esa herramienta de información en mi PC o celular. Debo contentarme con consultar sobre el tema el Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba (1510- 1898) en su Tomo 1, Biografías. Editorial Verde Olivo. 2001. Simplemente una de las fuentes que se utilizó inicialmente para la realización de EcuRed.

La mención en mi texto a Manuel de Quesada Loynaz, cuñado de Céspedes, como enemigo de la Revolución, pudiera y sin dudas puede ser, cuestionada. Su participación militar en la Guerra, devino debate en la Cámara, y sus ideas, bien intencionadas al inicio, se convirtieron en un tira y encoje de poderes.

Según el Diccionario:

¨Para el ataque a Las Tunas (16.8.1869), concentró gran número de fuerzas e invitó al Gobierno y a los miembros de la Cámara de Representantes. El fracaso de esta acción hizo decrecer su prestigio como jefe (del Ejercito Libertador), fundamentalmente entre los representantes. Quesada planteó que el desempeño de sus funciones se veía constantemente limitado por la intervención de los poderes civiles, lo que creó un estado de tirantez entre él y los miembros de la Cámara, el cual se agudizó en el segundo semestre de 1869. El 15.12.1869 concentró gran cantidad de jefes en Horcón de Najasa para una reunión a la que también invitó a los representantes. Ese día en acertada arenga, solicitó mayor independencia para los mandos militares. Lo cual recibió el beneplácito de los jefes…¨

Sin dudas puedo admitir que la manera en que mencioné al General Quesada en mi texto fue injusta, dando a interpretar, a pesar de su compañerismo con Céspedes, un mal aporte a la causa de la Independencia. Pero lo hice sin dudar que, de poder Manuel de Quesada llevar adelante sus ideas, la Revolución hubiese tenido que cargar con un peso tremendo que el mismo Céspedes decidió sabiamente evitar. Hay revolucionarios que, creyendo hacerle un favor a la Revolución, hacen lo contrario. La mención a estos, teniendo en cuenta los sucesos que precedieron a su publicación, también era un objetivo de mi texto.

Continúa el Diccionario sobre Quesada:

¨Pero al siguiente día, en una segunda reunión, demandó la centralización del mando militar, lo cual fue considerado por muchos como un intento de implantar una dictadura militar. Un día después, 17 de diciembre, se vio precisado a renunciar, pero ya la Cámara había acordado su destitución¨. (Como General en Jefe del Ejército Libertador)

El 4 de enero de 1870, Céspedes envía a su cuñado a los Estados Unidos, nombrándolo Agente Especial del Gobierno en ese país: ¨y en virtud de amplios poderes que le confiero celebre allí los contratos que juzgue necesarios para la adquisición de armas…¨

Ciro Bianchi en su enriquecido texto Cómo murió Carlos Manuel de Céspedes relata:

¨Se dice que cuando Quesada, ya destituido como jefe del Ejército y en vísperas de su partida, fue a despedirse de Céspedes, lo instó a que asumiera la dictadura. Pero Céspedes, hombre de leyes, se negó a irse por encima de la Constitución vigente entonces en el campo insurrecto, que era la de Guáimaro¨ Prefirió hacerlo a pesar de que como dice Bianchi, Quesada le advirtió: «Tenga entendido, ciudadano Presidente, que desde hoy mismo comenzarán los trabajos para la deposición de usted».

¿Fue ingenuo el hombre de La Demajagua? No lo creo. Su inteligencia y lucidez le valían para verlo. Pero el mismo que en la Asamblea Constituyente se oponía como Quesada a formas de gobierno extremadamente democráticas pues sostenía con firmeza que antes de tener República primero había que hacer la guerra sin poner límites al mando militar, conocía también como abogado el valor de la institucionalidad y el respeto a lo que ahí se había votado, lo que lo llevó entonces, en un acto de enorme disciplina y sentido de la legalidad revolucionaria, más allá de su criterio propio y el de sus seguidores, decir ante los congregados en Guáimaro en su discurso de investidura como presidente:

¨Cuba ha contraído, en el acto de empeñar la lucha contra el opresor, el solemne compromiso de consumar su independencia o perecer en la demanda: en el acto de darse un gobierno democrático, el de ser republicana¨

Entendió entonces que la guerra debería, por necesidad del momento histórico, llevarse a la par de la política. Agregando: ¨Este doble compromiso ante la América independiente, ante el mundo liberal, y lo que es más, ante la propia conciencia, significa la resolución de ser heroicos y virtuosos¨

Así lo vio y lo mantuvo el Padre de la Patria, que no fue tal por como creen algunos, por el episodio de su hijo Oscar, sino porque legó desde entonces el sentido de la institucionalidad nacional-revolucionaria que hoy nos quieren destruir.

Tuvo el acto premonitorio de agregar al nombramiento de Quesada: ¨Sin perjuicio de lo que sobre los mismos particulares hayan emprendido y tengan pendiente los representantes de nuestra República en aquella localidad…¨

Preveía ya los choques que tendría, en Estados Unidos, Quesada con el acaudalado Aldama, notorio defensor de las ventajas de la independencia de la isla de Cuba, al que el propio Céspedes debió escribir:

¨Mi distinguido amigo, si grato me fue saber que usted había hecho un esfuerzo de patriotismo para socorrer con su bolsillo la sacrosanta causa de su país nativo, no menos me ha sorprendido la noticia de que usted retiraba su espléndida oferta; porque el gobierno de la República había tenido a bien variar la forma y personal de su representación en el extranjero (…) Los servicios que usted haya prestado o preste no serán menos efectivos y eficaces porque tal o cual persona, sea o no de su agrado, esté a la cabeza de la administración de los negocios públicos. Usted siempre habrá servido a su Patria y nada más que a su Patria, y agradecida esta, nunca dejará entonces de contarlo en el número de sus hijos beneméritos¨

Así se recoge en el Tomo II de Carlos Manuel de Céspedes. Escritos. Recopilación de Fernando Portuondo y Hortensia Pichardo, Ciencias Sociales, 1974.

Cambio al Diccionario:

¨Su despliegue de actividades (de Quesada) contrastó con la pasividad de Miguel Aldama, agente general de Cuba, cuyos seguidores acusaban a Quesada de llevar un tren de vida fastuoso, lo que originó que gran parte de la migración cubana se dividiera en dos bandos: aldamistas y quesadistas¨

No es de extrañar que Céspedes, por su investidura de Presidente como por la diplomacia requerida en muchos casos, se viera obligado a dirigirse en sus cartas a ciertos personajes, aunque con distante lenguaje en las mismas, llamándoles: ¨Apreciable amigo ciudadano Tomas Estrada Palma¨, o ¨ Mi estimado amigo ciudadano Salvador Cisneros Betancourt¨, o en la que ya vimos ¨Mi distinguido amigo C. Miguel Aldama¨.

Que distintas se sienten las palabras que no brotan ya del deber burocrático sino desde el corazón, al dirigirse a Filomena Loynaz , madre de Ignacio Agramonte, manifestándole su dolor por la muerte de este:

¨Crea Usted, señora, que yo nunca fui enemigo de su hijo; jamás lo ofendí en lo más mínimo, antes bien lo quería, por respeto a las relaciones con su señor padre (Céspedes era 22 años mayor que Ignacio) Personas mal intencionadas se interpusieron entre los dos para desavenirnos, fundando en los méritos del difunto funestos proyectos que no autorizaban los de ellos mismos, y de ahí una división que siempre deploré y traté de hacer menos honda y sensible con mi conducta. Públicas han sido las distinciones de que había colmado al benemérito General, pero dejando a un lado el pasado cuyas pasiones deben encerrarse en la tumba, séame permitido la lisonja de pensar que usted acepta, como sinceras las manifestaciones de mi profundo sentimiento¨

Cuántos mitos se derrumban en un párrafo.

Como los que pueden leerse en el último día del Diario Perdido, escrito en San Lorenzo, cuya edición vio la luz por la mano de Eusebio Leal Spengler. Ciencias Sociales, 1994. Que tomo el trabajo de transcribir, pues el papel no me permite el cómodo ¨copiar y pegar¨:

Viernes 27, 1874.

¨Debo consignar por lo que importar pueda en adelante que Tomas Estrada Palma, antes de la revolución, estaba cargado de deudas y era tan inmoral en sus costumbres privadas como hipócrita en sus manifestaciones públicas. Desde de exigir en las mujeres una pureza ideal, seducía y hacía madres a las hijas de sus mayorales, y por ultimo lo hizo con una joven de buena familia que vivía en casa de el en compañía de su anciana madre. Al estallar la revolución fue tan opuesto a ella que se comisionó para hacer desistir a los jefes principales como creo haberlo dicho en otra parte. Fernando Fornaris y Céspedes (Antúnez , mejor dicho) también fue opuesto al levantamiento. Estaba empeñado y pobre, después de la revolución se ha desacreditado con varios pedidos de dinero y otras cosas. En Bayamo se metió en la cama de una joven el año pasado y trató de abusar de ella contra su voluntad. El Marqués (Cisneros Betancourt) tenía en Camagüey pésima opinión. Ignorante, arruinado, petardista, vicioso, puerco, no gozaba de más consideraciones que las que le daba su título (el heredado de Marqués de Santa Lucía). Aunque mezclado en la conspiración, revolucionaria, no salió al campo insurrecto sino cuando fueron los españoles a prenderlo. Después se ha distinguido por su crasa ignorancia, bajeza de miras y solapada ambición personal, y encenegado en la crápula con mujercillas de baja ralea, no abandonó al parecer sus vicios, hasta que comprendió que no le hacían gracias para sus aspiraciones. Betancourt (Luis V.) no se ocupaba de sus funciones en la cámara desde 1870, nunca ha tenido opinión propia, siempre ha sido eco de otro. Ramón Pérez Trujillo (no se está muy seguro acerca de sus apellidos) fue en La Habana un pillete sin figura ninguna: entró en la revolución, por medrar y nada sacrificó. Ignorante, presuntuoso, cobarde, y sanguinario, se sació en las vidas de porción de infelices en Sibanicú, lo mismo que Betancourt, como miembro de la Corte Marcial de 1869, carnicería a la que yo puse término. De aquí su envidia contra todo lo que sobresale, su odio en mi contra. Inmoral y miserable, se ha echado queridas para que otros se las mantengan. Desafiado a muerte, por su carácter grosero con el Comandante S. Rosado, se ha fingido ciego para aplazar el desafío y pretende embarcarse para Jamaica. No es digno este sujeto de las muchas páginas que me consumiría la relación de sus ruindades. La historia de Marcos García ha ido apareciendo en este libro, a relámpagos. Apellidado Zabulón por sus contemporáneos, estos fueron los más opuestos en la Cámara a que se le confirmara el grado de General de Brigada, que el mismo había asumido y no quería quitarle el Ejecutivo por su influencia en la División de Santo Espíritu (sic) como agitador. Jamás se encontró en una acción, pero se aprovechaba de las hazañas de los otros e intrigaba siempre, para coger el primer puesto. Por fin fue necesario sumariarlo en 1870 y no apareció más hasta que vino a atacarme con desvergüenza para que la cámara le reconociera su grado. Enemigo del General Quesada, porque este le mandó a formar causa, es un hombre cínico, charlatán, descarado e intrigante, que lo mismo se le da de Cuba que de España consiguiendo medrar. Eduardo Machado, que se distingue por su miedo a los españoles, también tiene en este Diario algunos rasgos de su vida que le hacen poco favor. De poco ha servido en la revolución, pues la mayor parte del tiempo lo ha pasado en los ranchos, huyendo y consumiendo los recursos de las familias. Jesús Rodríguez es un hombre de pocas luces, sin opinión propia, que hasta el último momento estuvo sosteniendo mi administración: no se atrevió, sin embargo a aislarse en su parecer. De este no puedo decir con certeza sino que lo creo ambicioso, habiendo oído decir que antes de la revolución se manejaba con escasa probidad. Falta el necio Juan Spotorno, que en teniendo de quién hablar mal está satisfecho. Ligero, imprudente, ignorante de los negocios públicos y poco amigo de hallarse en contacto con el soldado español, no obstante de ser Coronel del Ejército, tiene todas las malas cualidades de los hombres que hablan con dos voces y harán de él los demás todo lo que quieran, siempre que le arrojen alguna presa en que hincar el diente. Abrazando ahora en conjunto a todos estos Legisladores, concluiré asegurando que ninguno sabe lo que es la Ley¨

Al pie de la página puede leerse la nota de edición de Eusebio Leal: ¨(Es particular que el último día de su vida hiciera una reseña biográfica de sus más crueles enemigos, Indudablemente C.M. Céspedes, tuvo una intuición poderosa esos últimos días) ¨

Quisiera como una continuidad completa, ir cerrando este texto con las palabras con que Monseñor Carlos Manuel de Céspedes, patriota revolucionario cubano desde su fe, respondió en el libro-entrevista ¨Moseñor se confiesa¨ de Luis Báez y Pedro de la Hoz. A la pregunta ¿Ha visitado San Lorenzo? , así dijo el descendiente:

¨Dos veces (…) Cuando uno ve el lugar se hace una idea de sus últimas horas, cercado por el ejército colonial. Aquello no pudo haber sido casualidad, tuvo que ser producto de una delación.

(…)Hay un busto y una placa que explica lo que paso allí. Tengo entendido que eso fue obra de Celia Sánchez, que se preocupó siempre por los patriotas, sus familiares y a veces hasta de algunos que no fueron tan patriotas pero que forman parte de nuestra historia.

Es ineludible la comparación con Martí. (…)Ambos perseguían la independencia política de España, pero solo como condición para la revolución, y no como una meta en sí misma. Ni para Carlos Manuel ni para Martí la cuestión se reducía al cambio de gobierno. Una vez lograda la independencia, debería haber empezado la realización de la meta: la transformación socioeconómica y política por las rutas del liberalismo más avanzado, con ribetes del socialismo naciente que tanto Céspedes como Martí conocían.

(…)Martí muere en Dos Ríos, en su primer combate. La Guerra y los movimientos internos que vivieron después hicieron todo lo posible por ignorarlo, Y el que tenga dudas que consulte la Constitución de Jimaguayú, y los diversos manejos del Marqués de Santa Lucía. “

“A Céspedes, a sus ideas y programas, sí se les conocía bien. Los latifundistas y el gran capital oriental y camagüeyano no podían tolerar que se llevaran a vías de hecho. Bijagual fue un deleznable golpe de Estado, en el que me parece indiscutible el tristísimo y vergonzoso papel que jugaron Calixto García, y el Marqués de Santa Lucía, quien tuvo que ver, probablemente, con la delación de la ubicación de Carlos Manuel en San Lorenzo¨

Por la veneración y respeto que se tiene a la figura de Calixto García, pensé en omitirlo, pero no quise limitar las palabras textuales del Monseñor. Por si acaso, quiero traer como exorcismo las líneas de Enrique Ubieta, en su brillante y actualísimo texto Ser revolucionario en Cuba, hoy, atinadamente publicado en Granma en septiembre del 2016, en medio de la intentona de apropiarse del término:

¨Los papeles no están predestinados ni son inmutables: el héroe de 1868 pudo convertirse en traidor 20 años después; el indeciso de entonces, quizá empuñó las armas con dignidad en 1895; el guerrero valiente de la manigua pudo dejarse seducir por la corruptora política neocolonial; el enérgico antimachadista, desilusionarse de sus ideales de juventud o convertirse en un profesional de la violencia; el revolucionario de la Sierra o del Llano, acomodarse o enredarse en las redes del burocratismo; el escéptico de aquellos días, transformarse en un miliciano fervoroso, en un héroe cotidiano e invisible; el dirigente juvenil, acodado en el balcón de la buena conducta y los aplausos, convertirse en un repetidor de consignas vacías y el profesional rebelde, crecer como tal hasta hacerse revolucionario¨

Termino con la relación que hace el propio Eusebio Leal, rescatador del Diario Perdido, del nombre de quién interpretó y evitó en la Sierra Maestra, lo ocurrido en el 68 y en el 95. La lección del Guáimaro de Agramonte, del Horcón de Najasa de Quesada, del San Lorenzo de Céspedes. El que supo comprender las claves de la historia, y salir al paso a las intrigas del Primer Gabinete Revolucionario de 1959, que no era tal, como luego a las intenciones sectarias de la microfacción. Esas claves que venían de 100 años atrás inspiraron una línea en El nombre de las ideas: ¨Cuánto había cambiado la lucha por la Patria para entonces. Cuánta Historia había pasado de la que somos hijos y debemos aprender¨. La que él proclamó que era una sola porque era la misma y contra los mismos.

Así asoció la pluma de Leal los nombres de Céspedes y de Fidel en su texto La virtud revolucionaria:

¨El presidente Céspedes fue depuesto de su magistratura en un campamento que llevaba el paradójico nombre de Bi­jagual de Jiguaní. Otra cosa no fue aquel sitio, un bibijagüero donde los hé­roes de patria chica quiebran el orden moral tratando de defender el constitucional.

La Revolución victoriosa del primero de Enero de 1959, en su profundo accionar determinó que aquel sitio doloroso fuera cubierto por una presa inmensa, un lago purificador que lleva el nombre de Carlos Manuel de Céspedes. ¡Esa fue la determinación de Fidel!

¡Qué poder grande tienen los símbolos y qué papel redentor tiene la poesía para ayudarnos, sin perder un instante de objetividad, a comprender los hechos históricos! Ante la Historia solo se puede entrar con la cabeza descubierta¨

Solo me quedaría agregar que la ignorancia es la incapacidad de convertir la información en comprensión.

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10 Responses to Visión y fuentes de nuestra Historia. Por Javier Gómez Sánchez

  1. Alejandro says:

    Corregir fecha relacionada con salida de Manuel de Quesada que aparece en la cita del Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba: 4 de enero de 1870. Saludos.

     
  2. Alejandro says:

    Corregir: último día del Diario de Céspedes es viernes 27, 1874.

     
  3. ELP says:

    Javier, como ud mismo refiere en su texto, hay personas que en su momento tienen actitudes deleznables y en otras destacan por su actitud casi épica, como le dije en un comentario anterior, Salvador Cisneros Betancourt desde su posición en el senado mantuvo una firme oposición a la enmienda Platt y una calle en Camaguey lleva su nombre: Calixto García no solo intervino en la deposición de Céspedes, también como integrante de la asamblea del Cerro intervino en la destitución de Máximo Gómez: y vea ud la clase de patriota que fue: Vicente García, el iniciador de la sedición de Lagunas de Varona que fue lo que definitivamente acabó con la Revolución del 68 fue de los que se negó a firmar el pacto del Zanjón, junto a Antonio Maceo, este último era partidario de un gobierno militar, lo que lo llevó a agudas diferencias en La Mejorana con Martí, defensor de un gobierno civil. Como se ve a los personajes históricos no se les puede medir por determinada posición que asumieron en un momento, sinó por la motivación de sus acciones, fueron personas que siguieron sus convicciones de manera sincera, que se equivocaron o acertaron eso lo demostró la Historia, fueron productos de su tiempo y como tal actuaron, se cumple la sentencia de Fidel “Nosotros entonces hubieramos sido como elllos, ellos hoy hubieran sido como nosotros”

     
  4. Miguel Orozco says:

    Javier, todos los niños en cuba aprenden desde la primaria que, aun cuando todos esos próceres tenían el mismo objetivo, la desunión por la diversidad de criterios fue la principal causa de la derrota en las primeras gestas independentistas. ¿Cuál es su tesis? ¿El sectarismo? Llegue al capítulo donde Martí y Fidel los unen. No azuce más las diferencias que por ahí ya está escrito en los libros donde termina la historia.

     
  5. Elio Antonio says:

    Hola:-)

    Como preocupado por la gestión de informacion y conocimientos que debe desarrollarse en la web cubana, distingo el carácter sistémico que se logra desde este blog. Aquí podemos encontrar continuidad a un pensamiento en cada artículo, tomando como referencia los comentarios y el discurso en el resto de la blogosfera.

    Siento que el debate solo se dé del lado de Internet, donde persiste una limitada postura prorevolucionaria. Por eso en Guantánamo llevamos estos post al lado de intranet. Y pienso en este momento, que también debemos redifindir los comentarios.

    Saludos;-)

     
  6. Grisel Reyes Leon says:

    Es la historia la q nos fortalece.

     

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