Todo parecía indicar que Donald Trump no llegó a la Casa Blanca con América Latina entre sus prioridades.
A diferencia de lo sucedido con el Oriente Medio, donde desde la campaña electoral sus amenazas a Irán han generado respuestas del gobierno de Teherán y aumentado las tensiones en un escenario donde Estados Unidos ha perdido liderazgo a partir del papel de Rusia en la crisis siria, en Latinoamérica había sido diferente.
Con excepción de las deportaciones de inmigrantes, incluyendo la construcción del muro con México, el Tratado de Libre Comercio con ese país, y los irrespetuosos pronunciamientos sobre la muerte de Fidel, hechos desde Miami, el magnate inmobiliario devenido presidente no se había manifestado sobre la región que históricamente Washington ha considerado su patio trasero, ni sobre Venezuela, el país que la administración de Barack Obama calificara de amenaza “inusual y extraordinaria” contra la seguridad de EE.UU. El mismo Presidente venezolano, Nicolás Maduro, llegó a decir que nada sería peor que Obama.
Sin embargo, este 13 de febrero, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó al Vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami, alegando nexos con el narcotráfico y diciendo era resultado de “una larga investigación” pero solo una semana antes el senador Bob Menéndez y la congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen, ambos de la ultraderecha cubanoamericana, enviaron a Trump una carta, con la firma de 32 legisladores, solicitando investigar “de forma exhaustiva” la “conducta y actividades” de El Aissami y adoptar sanciones contra él, donde citaban como prueba publicaciones de la misma prensa que Donald Trump no cesa de calificar como mentirosa.
Casi en paralelo, la televisora CNN en Español, a la que Trump incluye en su lista de prensa mentirosa y desde hace años tiene fuertes vínculos con la ultraderecha cubanoamericana asentada en Miami, saca al aire una trama basada en un ex funcionario de tercera del gobierno venezolano para acusarlo de tráfico de pasaportes y luego pasar a un clima de guerra antichavista en toda su programación.
Entre los suscriptores de la misiva de Ros-Lehtinen y Menéndez a Trump estaba el también senador cubanoamericano Marco Rubio, quien se felicitó por las sanciones contra El Aissami y deseó que estas sean “solo el principio para asegurarnos de que el régimen de Maduro siente presión para poner fin a sus actividades ilícitas, liberar a todos los presos políticos, empiece a tolerar el disenso y respete la voluntad de los venezolanos que votaron para que se abandone el desastroso camino de Chávez y Maduro”. La noche del 15 de febrero Trump cenaba con Rubio luego de que el presidente recibiera a Lilian Tintori, la esposa de Leopoldo López, quien cumple cárcel en Venezuela por incitar a los hechos de violencia que costaron la vida de 43 personas. El diario de Miami El Nuevo Herald, transmite el ambiente del encuentro: “Un sonriente Rubio aparece en la foto con el presidente, el vicepresidente Mike Pence y Tintori”
Con posterioridad a la cena, Trump declaró a la prensa: “Cenamos con el senador Rubio y su esposa, que es adorable y tuvimos una discusión muy buena sobre Cuba, porque tenemos ideas muy similares sobre Cuba”.
Y la semana siguiente la secuencia continuó en La Habana, donde personas pagadas desde Miami invitaron a tres políticos latinoamericanos que ya pasaron sus quince minutos de fama para que encabezados por el Secretario General de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, entidad a la que Cuba no pertenece ni debe respeto alguno por su historial de agresiones y complicidades contra la Isla, les acompañaran en un show propagandístico con el obvio propósito de provocar una reacción en Washington, quebrar el amplio consenso del que goza el gobierno cubano en la región y afectar los procesos de integración que en los últimos años han avanzado a través de foros como la CELAC.
“Un outsider“, se decía de Donald Trump al llegar a la Casa Blanca pero, al menos en América Latina, la maquinaria política de Miami ya lo tiene inside.
Reblogueó esto en Miluramalho’s Blog.
Pingback: Donald Trump: ¿Se terminó el outsider? Por Iroel Sánchez | Golpeando el Yunque
Se trata de “Dime con quien andas y te diré quien eres”, creo que ese intercambio no solo con Marco Rubio, sinó también con Ileana Ross y Bob Menéndez vislumbran la actitud que tomará su administración con respecto a Cuba
en italiano http://www.cubainformazione.it/?p=21492
Para los EEUU el libre mercado, la prensa y la democracia, serán “lo mejor que se ha inventado” siempre y cuando obedezca a sus intereses
Esto va hacer una constante de los miamenses de derecha con algún gen cubano, necesitan crear las condiciones como lo hicieron con las provocaciones de las avionetas, que fueron el preámbulo de la Ley Helms-Burton…Trump parece estar “por ahora” en otra cosa y Cuba no esta en su arco de visión, es por ello que estos tipos hacen lo que hacen, y dale que te dale hasta que logren su cometido que es volver a foja cero lo poco que se logro con Obama (igual el bloqueo, esta igualito igualito en las cosas fundamentales que 1961).
Saludos
Que manera más ridícula de querer garantizar el salario a los mercenarios; son tan cara dura y sinvergüenzas que no tienen idea de lo descabellado de sus planes. La verdad que esa supuesta disidencia es un circo, no les basta con los payasos de plantilla (entiéndase nómina) e invitan a tres más de la fauna derechista latinoamericana. Mira que meterse con mi Isla de la Dignidad, no aprenden las lecciones de la historia, bueno, tampoco a ellos eso les importa
Todos sabemos Trumo es un showman mas que otra cosa.
El caso es que según una vez contrataron a Ronald Reagan para que actuara como un buenazo que solo pensaba matar en otras galaxias y ahora se fueron por Donald Trump para que haga de medio loco o de chico malo y meterle miedo al mundo mientras se roban lo que queda.
La experiencia dice que tantas excentricidades aprobadas como política sin diplomacia deben ser para ocultar muy malos propósitos y el que no este prepararado…entonces que se prepare!
Para Cuba un alerta, el terrorismo migratorio contra Mexico y Centro America, care de sentido, a los mexicanos ya hasta los tienen que subsidiar bajando el valor del peso mexicano o habría que matarlos por miles en la frontera y los del mas al sur ni hablar si como los mexicanos viven son países que viven de sis migración.
Visto así el tan sin sentido show mediatico de terror migratorio quizás seria preparando el terreno para mas adelante y en su momento intentar una medida de presión contra Cuba en ese sentido
para crear un nuevo show humanitario contra la isla para entretener la política de odio.
Al final lo que todos sabiamos, como los perros y gatos, los enemigos de Cuba y Trump y su gente comen en el mismo plato.
Reblogueó esto en La Esquina Roja .
Pingback: Donald Trump: ¿Se terminó el outsider? | Cubanamera