A partir de una serie de acontecimientos, penosos y recientes, de la adopción de posiciones y definiciones, he visto aparecer mi nombre en la red como objeto de ridículas iniciativas.
Incluso mi imagen fotográfica ha sido tomada por algunos para eso. No he sido el único ni el primero.
En el orden de la ética pública, de la decencia que no se aprende en ninguna escuela de periodismo, cometer esos actos los sitúa en su nivel. El efecto se invierte y mancilla es los que los cometen. Sin los cuales, el periodismo en Cuba también sería precisamente mejor periodismo.
Los cubanos no estamos acostumbrados a ese tipo de ¨periodismo¨. Esos actos que no merecen ese nombre, se realizan a diario en periódicos de tercera categoría del extranjero pero no se ven en Cuba desde hace unos 55 años, cuando desaparecieron las empresas que lo mismo vendían periódicos ¨serios¨ qué libelos y periodicuchos dedicados a los chismes de la farándula, la crónica roja o social y el sensacionalismo.
Los escribían un grupo de ¨vendeplumas¨ en la nómina mensual o eventual de políticos y empresarios. No hay tampoco que culparlos, así era entonces y lo hacían para mantener a sus familias. Grandes talentos de la literatura cubana, de la novela, del cuento y la poesía, no pudieron crear más, porque debían estar cada día ante una máquina de escribir para teclear: ¨Apuñaló a su marido mientras dormía¨ o ¨Resaltaba entre las damas de la fiesta, el bello vestido de fino tul y exquisito encaje, de la Sra esposa de…¨
Ese tipo de periodismo se sigue haciendo hoy en Latinoamérica y el mundo. En la República de Cuba, de nuestro periodismo lleno de defectos, se puede decir mucho pero no algo como eso.
A la patria de Juan Gualberto Gómez y Pablo de la Torriente, de Raúl Roa, de Prensa Latina y del Noticiero ICAIC Latinoamericano, no es el precisamente el periodismo de Oriana Fallaci o Washington Beltrán el que nos quieren traer.
Algunos pudieran preguntarse entonces si la persona objeto de los mismos, siente algún desasosiego ante ellos, alguna falta de sueño, algún encogimiento en su interior.
Si me lo preguntaran, respondería que uno no es huérfano de ideas, ni de quienes se las legaron.
Diré entonces por qué me parecen tan ridículas y nimias.
Era 1963 en Cuba y en el centro del país se peleaba la Guerra del Escambray. En las montañas, en ese monte que bestializa, donde en medio del verdor la sed y el hambre pueden hacer desmayar bajo el peso de la mochila y el fusil, donde el frío conserva los cadáveres de noche y el calor los descompone de día. En un frente indefinido, de ráfagas y gritos de espanto en la oscuridad, donde una vida termina en un segundo o en una hora de agonía, donde no había un médico ni anestesia. Donde no salía ni se ponía el sol sin que en cada bando muriera al menos un hombre.
Una señal de radio recorría las montañas. Radio Swan, la emisora de CIA desde una isla cercana, emitía mensajes en clave, hacia propaganda, trasmitía órdenes.
Una noche cuando la emisora se sentía más fuerte, en el descanso de las tropas un grupo de oficiales y milicianos jóvenes, algunos casi niños, escuchaban la voz del enemigo. La voz rajada del locutor comenzó a leer la información que le llegaba, a veces real a veces falsa, de las tropas revolucionarias en el campo de batalla. A ratos daban la lista de oficiales al mando de ellas, llamando a quien los conociera que los matara. Para acabar con el castrismo, con el comunismo, con esas ratas.
Un hombre escuchó así decir su nombre completo y su grado de entonces:
… Teniente Francisco Antonio Gómez Balboa….
Mientras lo repetían, el joven oficial pasó a un compañero, tranquilamente, el cigarrillo que fumaba por encima de su fusil.
Ese hombre era mi padre.
No puedo entonces, al ver mi foto y mi nombre así, hacer otra cosa que reír.
Hacerlo, con la risa clara con que ríe el desprecio.
Te felicito, sin ofender, sin decir una mala palabra, has dicho mucho y se ha entendido el mensaje, hombres como tú son los que necesita Cuba para la lucha.
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¡Todo esoadquirió en la infanciaâ¦!
 Se tuerce elcomportamiento,
por falta decromosomas,
y huele a quemadasgomas
todo el perfil almomento.
Nervioso, bruto,violento,
abusador, torpe,orate,
precursor deldisparate,
artÃfice de ignoranciaâ¦
¡Todo eso adquirióen la infancia
elnauseabundo magnate!
 Ramón Espino Valdés
El Leoncitode Las Tunas
Cuba/México.
10/02/2017
Pingback: ¡Tírenle al de rojo! Por Javier Gómez Sánchez | Golpeando el Yunque
Javier ellos estan rabiosos porque desemascarastes la falacia de Harold, ahora van por el camino de ofenderte, atacarte y desviar la atención hacia las cosas de menor importancia como el tema de las salchichas. No esperaban esa respuesta y estan mordiendose la cola
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Javier, íntegro, digno, valiente y veraz; quizás ahora algunos logren entender lo que has expuesto con meridiana claridad.
pero una observacion, el granma no es un periodico porque se aurodefine como organo de propaganda de un partido, ya con ese titulo es muy dudoso que lo que escribe sea balanceado porque desde el nacim iento responde a los intereses del partido que lo paga, ome equivoco y ahora me van a decir que responde a los intereses del pueblo
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Hola:-)
Para el periodismo oficial y el alternativo —revolucionario— este tipo de artículo reivindicador y que llega de inmediato, es muy útil. Este tipo de periodismo hace la función de césped: que da belleza literaria e ideológica a la web y a la vez, evita que el jardín se llene de malas hierbas, siempre inevitables, por fortuna.
Saludos;-)
En estos post no vale la pena comentar, Sr Javier, mejor leo y comento en el que hizo sobre el transporte privado
Acabo de empaparme de este diferendo con LJC…Javier con todo respeto, no se desgaste mas con Ravsberg y co. ..al final “Harold esta mas cerca ya de Washington que de Matanzas”….
debemos concentrarnos en la critica constructiva y oportuna….por el pueblo y para el pueblo…desde la izquierda y para la izquierda..
allá los que se venden por una salchilla uruguaya y una visa de la Brooking institutions..
sigamos nuestro camino…con iroel y Ubieta y muchos otros pensadores e intelectuales…con cervezas baratas pero con el deber de los agradecidos…
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.
…UN CUBANO ANONIMO…