Las actuales y futuras generaciones de cubanos pueden con justa satisfacción, mostrar al mundo la riqueza, profundidad e integralidad del pensamiento de Fidel, aún cuando algunos no compartan su visión sobre algún asunto. Según sus ideas, cada persona debe elevar sus conocimientos y nivel cultural para luchar contra la mentira, rendir culto a la verdad y aprender a pensar para llegar a esta por sí mismo. Por eso tenemos que ver su pensamiento como un todo y la interrelación entre sus aspectos.
En relación a las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), no podemos obviar que en el transcurso de la lucha revolucionaria, Fidel siempre le prestó una atención priorizada. En los preparativos del asalto a los cuarteles Guillermón Moncada y Carlos Manuel de Céspedes se previó el uso de una planta de radio. Ya en la Sierra Maestra, por iniciativa del Che y con su apoyo se funda el 24 de febrero de 1958 la emisora Radio Rebelde, que al decir del Comandante en Jefe, “… fue un centro de comunicación militar sumamente importante, además de haber sido un instrumento de divulgación masiva que jugó un papel político de gran trascendencia durante toda la guerra….”1
De manera que ya desde esta época se revela la gran clarividencia de Fidel, cuando en momentos muy difíciles vislumbró la importancia de estas tecnologías para mostrarle al pueblo cubano y al mundo la verdad sobre la lucha revolucionaria en la Sierra maestra, y también como medio de comunicación entre los diferentes frentes guerrilleros.
Desde el mismo triunfo de la Revolución se pone de manifiesto la capacidad de su líder para estar al tanto de los últimos adelantos de las tecnologías relacionadas con la información y la comunicación y las telecomunicaciones, poner esos avances a disposición del desarrollo del país y de los sectores menos favorecidos de Cuba y el mundo, y para enfrentar las adversas condiciones generadas por el férreo bloqueo del gobierno estadounidense y las dificultades que en el orden subjetivo se presentaban. Es así como a mediados de la década de 1960 toma impulso la formación del personal en el campo de la computación en la educación superior, que siguió líneas coincidentes con las mejores prácticas internacionales y demostró su desvelo por poner los recursos de las TIC a disposición de la educación y la cultura de nuestro pueblo.
La enseñanza de la informática en los demás subsistemas de educación también constituyó una estrategia nacional desde la primera mitad de la década de 1970. En visita al Centro de Investigaciones Digitales (CID), adscripto a la Universidad de La Habana en 1972 expresó: “… Compañeros, he venido aquí después de ver aquella computadora, – se refería a la IRIS 50 -adonde casi no se puede entrar, donde el pueblo no tiene acceso, para solicitarles que hagan muchas computadoras para que el pueblo, los estudiantes puedan tener acceso a ellas, estudiarlas, aprender la computación. Somos un país sin recursos naturales; pero tenemos un recurso muy importante, la inteligencia del cubano, que tenemos que desarrollarla, la computación logra eso y estoy convencido de que los cubanos tenemos una inteligencia especial para dominar la computación …”.2
Bajo ese principio se constituye en 1969 un grupo de trabajo formado por especialistas de esta rama encabezado por el ingeniero Luis Carrasco con el propósito de diseñar, desarrollar y construir la primera computadora cubana, denominada CID 201, que se puso en marcha en menos de un año, en abril de 1970 en las operaciones del transporte ferroviario durante la zafra azucarera de ese año, y que marcó el inicio de la producción de medios técnicos de computación. Un papel decisivo en la motivación del colectivo fue la presencia muy frecuente del Comandante en Jefe, su atención personal, su aliento y apoyo constante.
Pero sería oportuno preguntarnos si Fidel es solamente un estratega y un pensador con una proyección propia, descolonizadora y tercermundista, o también como dijera Pedro Álvarez Tabío, un “… perenne creador de innovadoras, fructíferas y nobles ideas que han dado y continúan dando actualidad y vitalidad inagotables a la Revolución Cubana, y razón de ser para todos los hombres y mujeres en este mundo convulso e injusto que están persuadidos de que otro mejor es posible y luchan día a día por hacerlo realidad”.3
Razón tenía el presidente argelino Abdelaziz Bouteflika, al decir de Fidel, que “viaja al futuro, regresa y lo explica”. De otra manera no se entiende cómo divisó las potencialidades de aquel Club de computación que por iniciativa de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) comenzó a dar servicios en el Pabellón Cuba y que devino en el programa de los Joven Club de Computación y Electrónica iniciado el 8 de septiembre de 1987. “A mí me gustó mucho esta idea …”, diría Fidel al conocer a través de un reportaje en la prensa que el Club de Computación del Pabellón Cuba había tenido más de 35 mil visitantes en apenas dos meses, la mayoría niños y jóvenes.
Ese día en reunión con el Buró Nacional de la UJC dijo, “… la sociedad que no se prepara para el uso de la computación está liquidada…”, y esa premonición ha permitido que más de 4,5 millones de cubanos se hayan graduado en diferentes cursos en las 600 instalaciones de los Joven Club en estos 29 años, y que más de 21 mil estudiantes se hayan titulado en carreras afines a la informática en los últimos 10 años en nuestras universidades.
En los momentos críticos del período especial el líder histórico de la Revolución apoyó e impulsó la creación de las redes informáticas de la Salud (Infomed) y de las universidades (Reduniv) entre 1992 y 1993; la constitución de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (ETECSA) en 1994, para detener el deterioro en la red de telecomunicaciones del país y emprender el desarrollo en este importante sector. En 1996 se logra el acceso de Cuba a Internet a través de conexiones satelitales, al no poder enlazarnos a los cables de fibra óptica que estaban a pocas decenas de kilómetros de nuestras costas y a sus nodos de interconexión con el resto del mundo, por las leyes del bloqueo.
Si nos adentramos más en su visión del papel de estas tecnologías y servicios en el mundo actual, encontraríamos testimonios muy elocuentes que desmienten las campañas generadas por los medios de comunicación al servicio del capital, que intentan presentarlo como enemigo de Internet y del uso de estas tecnologías por el pueblo cubano: en 1999 señaló, “… Conectarnos al conocimiento y participar en una verdadera globalización de la información que signifique compartir y no excluir, que acabe con la extendida práctica del robo de cerebros, es un imperativo estratégico para la supervivencia de nuestras identidades culturales de cara al próximo siglo”.4
Es Fidel un conductor capaz de trasfundir su energía y su optimismo a los que le rodean, de lo cual ofrece pruebas los múltiples programas de la Batalla de Ideas que con la llegada del siglo XXI producen un impulso en el uso de las TIC en nuestro país. Se incrementa el acceso a Internet de periodistas, personal de la salud, la ciencia, las universidades; la Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) es inaugurada en el 2002; se amplían los Joven Club de computación y surge el programa de las Salas de Televisión que permitió que más de medio millón de cubanos residentes en zonas montañosas accedieran a la señal televisiva.
Mención aparte a la puesta en funcionamiento de los dos canales educativos en los años 2003 y 2004, sueño hecho realidad, si tenemos en cuenta que desde 1961 el Comandante previó utilizar la televisión con fines educativos y de divulgación de la cultura.5
Solo a través de los programas destinados a la educación se instalaron 110 251 computadoras. El esfuerzo de la Revolución en la utilización de estos medios llegó hasta los centros educacionales ubicados en los lugares más intrincados de la geografía nacional.
El 1ero. de mayo de 2005 el líder histórico de la Revolución denunciaba una vez más las innumerables agresiones contra Cuba utilizando la radio y la televisión que se iniciaron desde 1959 : “Fracasó su renovada guerra ideológica con la radio y la televisión anticubanas a la cabeza de un enjambre de emisoras subversivas con las que invadieron o trataron de invadir nuestro espacio radioelectrónico”6. Hoy utilizan además, nuevas tecnologías y medios de comunicación para ejecutar planes y acciones injerencistas contra nuestro país.
Las revelaciones en el año 2013 de Edward Snowden sobre los programas de espionaje masivo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) estadounidense, generó un escándalo a nivel mundial. Lo que pareció una sorpresa para muchos, ya había sido alertado y denunciado hacía más de 20 años por Fidel Castro. No se puede desconocer que a mediados de la década de l980 los servicios de inteligencia de EE.UU., de varios países europeos y Japón mantenían estrechos vínculos en la guerra que sostenía el imperialismo contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). De esa época es el conocido dossier Farewell, descifrado de manera magistral por Fidel en su reflexión, Mentiras deliberadas, muertes extrañas y agresión a la economía mundial7, que provocó el primer caso conocido de ciberguerra, ejecutado contra la URSS. El hombre más espiado por la comunidad de inteligencia de EE.UU. desde mediados de los años 90 denunció el andamiaje de vigilancia montado por el imperialismo yanqui y sus aliados, que permite según su opinión, “… descubrir un gato en una azotea de cualquier casa …”.8
En el año que celebramos el 90 cumpleaños de Fidel, es válida la ocasión para ofrecer una mirada a su extraordinaria personalidad, acercándonos a su perspectiva humanista de las tecnologías.
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