Pago con premios

 
Pedro Pablo Gómez

Madeleine Albright  y Thorbjorn Jagland, durante una reunion en la sede de la OTAN

Madeleine Albright y Thorbjorn Jagland, durante una reunion en la sede de la OTAN

El actual presidente del Comité Nobel, el noruego Thorbjon Jagland, está unido desde hace años a actividades desarrolladas por los Estados Unidos y en específico por Barack Obama.

A todas las personas les gusta el ser estimuladas, sobre todo si es merecido; pero en este mundo en cual habitamos, hay también muchos casos donde la manipulación y los intereses políticos y económicos son puestos al servicio del dictado de quienes mantienen el dominio del sistema capitalista en el planeta tierra y contra cualquier detalle discordante de países con el sistema socialista o que simplemente  tratan de crear su verdadera independencia, sin amos o censores.

En los últimos años han ocurrido varias designaciones dignas de un destaque negativo; prestigiosos comités internacionales han sido cuestionados por las elecciones realizadas; uno de ellos, el Comité de los Premios Nobel, ha sido de los más vapuleados. En el año 1900 el rey de Suecia-Noruega, Oscar II, instituyó dicho premio, dando cumplimiento al deseo testamentario de Alfred Nobel que dejara su fortuna para premiar a las personas destacadas en beneficio de la humanidad en las ciencias y las letras. Nobel estaba muy lejos de prever  las actuaciones de personas apartadas de la tradición de limpieza y objetividad para hacer la selección de los candidatos a los premios  más allá de dictados políticos y económicos en su propio beneficio.

Así el mundo vio cómo el actual presidente estadounidense, Barack Obama, a los pocos días de tomar posesión de la presidencia de su país, era electo como Premio Nobel de la Paz. El propio Nobel en su testamento hizo la definición de quiénes eran los posibles merecedores de este premio específico cuando indicó; “… a la personalidad que el año anterior haya realizado la mayor contribución al acercamiento de los pueblos y a la supresión o reducción de los ejércitos permanentes, a la reunión y la propagación de los progresos por la Paz”. Qué hubo detrás de esto para que el Comité Nobel no tuviera en cuenta la observación de quien creó el premio y designó e impuso a Barack Obama como merecedor del galardón.

Como diría cualquier persona con sentido común; atar cabos sueltos puede dar la respuesta adecuada a una incógnita. El actual presidente del Comité Nobel, el noruego Thorbjon Jagland, está unido desde años anteriores a actividades desarrolladas por los Estados Unidos y en específico con Barack Obama. A través de la red informativa Voltaire, que dirige el político francés Thierry Meysan, se develó que en el año 2006 el entonces senador Obama participó en un trabajo de desestabilización del gobierno de Kenya contra el entonces presidente Mwai Kibaki, quien iba desarrollando una política más independiente para su país al incrementar sus negocios e inversiones con la República Popular China.

La comitiva norteamericana, junto a Obama, fueron el actual portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, Mark Lippert y paralelamente aterrizaba en Nairobi el general retirado J. Scott Gration, experto en operaciones de guerra sicológica, también acompañado de varios especialistas y técnicos. Al final lograron, a través de varias operaciones, imponer en la presidencia a Raila Odinga, cuyo primer decreto fue anular el comercio con China. Es en esta etapa que los norteamericanos introducen como “ayuda” al desarrollo del proceso al señor Jagland como presidente del Oslo Center for Peace and Human Rights (Centro de Oslo para la Paz y los Derechos Humanos).

Thorbjon Jagland para su eficiente trabajo coordinado con la National Endowment for Democracy (N.E.D.) dependencia que es parte de la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos estableció la coordinación con las conocidas figuras del establishment, Madeleine Albright, ex secretaria de estado y con John Mac Cain, ex candidato presidencial republicano en las pasadas elecciones. De esta relación, Jagland consiguió el financiamiento para el establecimiento del Oslo Center en Minneapolis, Estados Unidos, y la colaboración económica de los fondos de la CIA.

Quedaba claro la deuda de “honor” contraída por Jagland con sus amigos y de ahí su presión para imponer la candidatura de Obama para el Nobel de la Paz; nada más lejano de la realidad demostrada durante su mandato. Ni ha reducido ejércitos, más bien los ha ampliado, ni logrado unidad entre pueblos, ni soluciones a los problemas de la crisis moral y económica de Norteamérica.

Pero eso no es poco, hace unos días se conoció la designación de un nuevo Nobel de la Paz; no por pura coincidencia esta selección, cayó sobre el ciudadano chino Liu Xiaobo, preso en la República Popular China por violar las leyes de ese estado soberano. De esa manera, Jagland apoya la campaña contra este país socialista, ahora en fuerte litigio con los intereses económicos estadounidenses, por querer imponerle el cambio de valor del yuan, en equiparación al dólar. Por otro lado se otorgó el Nobel de Literatura al intelectual Mario Vargas Llosa, reconocido por su obra literaria pero desprestigiado por sus posiciones de entrega a los gobiernos radicados en Washington y contra la Revolución Cubana y otros países progresistas.

Tampoco la Unión Europea escapa a los intereses de los gobiernos norteamericanos en sus campañas contra Cuba; el actual presidente del Parlamento Europeo, Jersy Buzek, de origen polaco, dirigió el proceso para designar como premio Sajarov; al personaje creado en las campañas mediáticas contra Cuba, Guillermo Fariñas, de dudosa moralidad y ninguna obra intelectual. Este premio manipulado dentro de la Unión Europea en su compromiso con el líder del mundo capitalista, Estados Unidos, fue anteriormente otorgado a otros llamados “disidentes” cubanos.

El “poderoso” dólar otorga sus premios en distintos ámbitos, para detritus de Alfred Nobel y no es de extrañar nuevas designaciones de ejemplares nada edificantes, sólo para complacer al amo del mundo, pero sin valores reales que mostrar; mientras dure la presidencia en manos de Mister Jagland, cualquier cosa puede suceder.

Esperemos…

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