Robert Luis Stevenson
Por los 160 años de Robert Luis Stevenson, este minicuento.
En cierta ocasión, el diablo se detuvo en una posada donde nadie lo conocía, pues se trataba de gente de escasa educación. Abrigaba malas intenciones y todos le prestaron atención durante mucho tiempo. El posadero, sin embargo, lo hizo vigilar y lo sorprendió con las manos en la masa.
Entonces, cogió la soga y le dijo:
— Voy a azotarte.
— No tienes derecho a enfadarte — le dijo el diablo —. Yo soy el diablo y en mi naturaleza está el obrar mal.
— ¿Es cierto eso? — preguntó el posadero.
— Me es completamente imposible — dijo el diablo —. Además de no servir para nada, sería cruel azotar a una cosa tan pobre como yo.
— Es verdad — dijo el posadero.
Hizo un nudo y lo ahorcó.
— Ya está — dijo el posadero.